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viernes, 23 de enero de 2015

Salvando a Arlenne…





Se me olvido comentarles en algunos relatos pasados. Mi primer nombre de chica con el que me “autobautice” fue Andrea, de ahí cambie mi nombre a Amarantha, posteriormente me hice llamar “Karla Ivonne” por largo tiempo, en Blidoo me hice llamar “Angie”, hasta que llegó “Cinthia Vanessa”, involuntariamente me tuve que quitar ese nombre por problemas en facebook, pues no quise que nadie me encontrara por ese nombre. Pasaron algunos años, y hoy me mantengo con el nombre de “Samara Arlenne” nombre con el que pienso transcender hasta la transexualidad.  Continuemos con el relato:
Con mucho esfuerzo termine la preparatoria, y meses después conseguí trabajo, que si bien no es la gran cosa, me llena y me siento muy a gusto con lo que hago además de que me da para comer, también me alcanza para complacer a mi “nena interna”.  

Parecía que todo era miel sobre hojuelas pero nunca falta esa persona que termina complicándolo todo, ¿por qué razón?...quizás porque ellos no son felices, quieren que los demás estemos igual.  Para ese entonces (les estoy hablando del año 2012) estaba pasando por una mala racha, llego una maldita vieja a ocupar el puesto de "jefa", y traía una serie de ideas que incluían cambios y rotación de personal en las oficinas, dicha decisión terminó por complicar en demasía mi situación laboral afectando de manera ineludible también, mi “segunda vida”.

Mi vida diaria transcurre en lo que se le conoce como la “zona metropolitana” (límites del Distrito Federal, con el Estado de México), para que ubiquen mejor quienes no vivan por este lado. El pasaje tan oneroso del Estado de México, terminaba mermando esos pequeños ahorros, que me sirven para comprar esos caprichitos que “mi nena interna” me pide. La lejanía aunado a ese gasto, estaban haciendo verdaderamente imposible continuar con esto… el 2012 en definitiva, fue un año decisivo.

Parecía que todo estaba en mi contra, ya no tenía el tiempo, dinero y mucho menos las ganas para seguir con esta bellísima aventura llamada travestismo.
Era como querer remar a contra corriente, y tal era mi estado de ánimo, que decidí retirarme de todo esto. Pensé en regalar mis cosas a alguna chica que estuviera iniciando, tal vez a una amiga o a alguien que las fuera a utilizar pero sobre todo a valorar, aunque la verdad como he invertido un poco (por no decir un mucho) de dinero me paso por la mente venderlas, pues tengo muchas cositas que son algo difíciles de conseguir, no solo por ser piezas únicas, y así recuperar algo de la inversión, no por el hecho de vender, pues mi situación económica como lo dije, estaba en banca rota.

Aunque les diré que “Samara” se aferra a este mundo como un desahuciado a la vida, se resistía a naufragar, y no estaba tomando la decisión de manera precipitada, llevaba semanas, casi meses meditándolo, aunque si…influida por todo el entorno y mala suerte por la que atravesaba en esos momentos.

Una de aquellas tardes melancólicas, aburrida me metí a la internet a perder el tiempo. Ya tenía bastante tiempo sin nada de acción (sexo), aunque digan que no es cierto, el cuerpo necesita del sexo, pues a través de este se libera mucho estrés y otras presiones, y pretexto o no, pero ¡me hacía falta! Así que pensaba en hacerle una despedida inolvidable a esta muñeca de closet, una despedida que término atrapándome cada vez más… ¡en lugar de abandonar todo!. Visite un sin fin de páginas que te ayuda a encontrar “a tu media naranja”, muchas otras de amistad y sexo. Encontré mucha gente inexistente y falsa, anuncios totalmente fuera de la realidad, no hace falta ser un adivino, ni ser muy diestra en esto de las búsquedas para darte cuenta que hay anuncios que mejor ni contactar; mi sexto sentido descarto el 97% de esos anuncios (que son la mayoría), y los que tenía como opción a contactar, había pequeñas inconsistencias que no me animaban a apostar por el acostón tan deseado.

Así que un poco decepcionada, deje de lado mi búsqueda esa tarde y me recosté en mi cama. No podía conciliar el sueño, pues el pensar en mi retiro lo admito, me producía insomnio, era como querer matar la mitad de mi vida.
A la tarde siguiente seguí con mi inexorable búsqueda, pero no había nada que llenara por completo mis expectativas. Estuve analizando todos y cada uno de esos anuncios, y dije ¿por qué no anunciarme para buscar lo que YO necesito? (pensé); no tengo porque adherirme a las condiciones de otra persona (la mayoría buscaba una chica travesti con lugar) háganme el chingado favor, que encima de nalga, quieren lugar y todo, ¡malditos patanes!.

No quise cometer los errores que muchos anuncios presentaban, así que dije, yo si voy a ser sincera, coloque fotos REALES (mías), y mi descripción no fue la típica de “hola busco coger y lo que se dé”, que hueva me dan esos tipos o tipas, digo cada quien se describe cómo puede y ofrece lo que tiene, pero hay que ser un poco más creativo. Regularmente cuando uno de esos tipos me aborda para una cita ni siquiera les contesto, si así son de insípidos y no tienen ni tantita imaginación para algo que buscan (y según necesitan), no me los imagino a la hora del sexo.

Así que ingrese mis datos a la página y espere algunas horas a que “se aprobaran mi perfil” y dije, ojalá que alguien se interese por esta chica atrevida que busca su “despedida”. En esa página me autonombre “Angie”.
En breves horas estaba aprobado mi anuncio, y siendo sincera, no tenía la esperanza de que alguien escribiera, existiendo tanto anuncio en este universo cibernético denominado internet, el mío sería uno más (pensé). Así que después de lograr mi cometido, me dispuse a dormir. Al siguiente día mi jornada laboral era rutinaria, nada nuevo… no me acordaba del anuncio que hace algunas horas había publicado.

Se me fue el día volando, después de comer fui a ver un poco de televisión y aburrida me fui a mi computadora a checar que había de nuevo en mi bandeja de entrada, como no tenía facebook, solo frecuentaba you-tube y mi correo.
Y para mi sorpresa: 
¡Un avasallante número de mensajes solicitando cita con esta servidora!… (sin palabras) ¡wow!... 
Me quede sorprendidísima, taciturna, pensativa, como niño en dulcería, ¡ahora si tenía para elegir!

Fui leyendo todos y cada uno de los mensajes, depurando propuestas, y obviamente me quede con las que se aproximaban a lo que YO buscaba y necesitaba. Regularmente no soy de esas chicas de carteo interminable, (a quién ya me ha llevado a la cama sabe que esto es verídico) así que mi anuncio era claro, “si llegamos a un acuerdo máximo al segundo o tercer mensaje ya me estás encamando ( jaja)”.

Había varias propuestas en puerta, pero me decidí por cuatro citas. Una de ellas (la primera por cierto) fue con un chico de 41 años de nombre “Rodolfo” (no sé si era su nombre real o no), que aunque no tenía las palabras adecuadas, y mucho menos una foto en sus mensajes, algo me dijo que esa cita prosperaría. 
Me gusto la forma en que me abordo, conversamos vía mail, para posteriormente agendar una cita y como lo prometí al tercer mensaje ya estaba todo listo y consensuado. 
¡Parecía colegiala!, pues el saber que tendría una cita después de algunos años de inactividad sexual, y al filo de “mi retiro”, me hacían sentir maripositas en el estómago, a decir verdad jamás había concretado una cita por internet ¡y menos con un desconocido!, lo sé… hay mucha inseguridad a la fecha pero como lo dije, a pesar de que no seas adivina, te puedes dar cuenta en los mensajes quien te escribe, usando claro, el sentido común.

Regularmente mis citas las concreto con chicos mayores y no solo por su madurez emocional, también por el magnífico sexo que saben brindar, muchas veces me dicen oye tengo 45, tengo 50, temo me rechaces por mi edad, y cuando saben que me gustan “maduritos” y que no tengo problema con la edad y mucho menos con el físico, se vuelve más estrecha la relación.

Regresando a la cita con “Rodolfo”, y una vez empatando tiempos y espacio, quedamos de acuerdo que sería un jueves por la tarde. No les platicaré mucho acerca de la mecánica de cómo concreto mis citas, por seguridad mía y de quien me contacta, solo les diré que gracias a ese filtro y sexto sentido, he concretado un 100% de citas placenteras y confiables (tanto para mí como para mis amantes en turno), así que solo les daré detalles de lo que paso dentro de la habitación.


¡Sí!...¡estaba nerviosísima!, lo sé no me iba a pasar nada que no me hubiese pasado antes y que no me gustara (jaja), pero se los confieso…¡ estaba muy intranquila!, algunas horas antes me quise arrepentir, pero dije: ¡no!, si nunca me atrevo ahora ¿cuándo?... y no me di oportunidad de dudar, cuando vi ya estaba sentada con él en esa cama de hotel.

Entre mis nervios y calentura ¡se me habían olvidado los condones! (la falta de práctica)...chin. Y ni modo le dije a mi nene, sin globitos no hay fiesta y pues tuvo que ir por ellos. Estuvimos charlando antes de entrar al platillo fuerte: el sexo.
Él no era un tipo muy guapo, tampoco estaba horrible, aunque me lo imaginaba de manera diferente de cuando converse por teléfono. Era un tipo pelón, de complexión media, alto, tipo guardia de seguridad o policía (pero no lo era). Como buen anfitrión (ojo chicos y tomen nota) me llevo un pequeño presente, refresco, cigarros y por supuesto los condones. Estaba muy excitado, creo que platicamos menos de 15 minutos, me decía “cuéntame de ti, dime ¿estás nerviosa?” le digo la verdad si, ¡y mucho! me dice: “relájate hay que disfrutarlo”.

Me cuestiono el porque me gustaba que me dieran por el chiquito (ser pasiva), pensó que me habían violado de niña, y le dije no, yo no estoy detrás de pretextos, a mí me gusta esto porque lo disfruto, por convicción, no por obligación, está es la manera en la que disfruto del sexo. Créanme que jamás me escudaría con algo tan fuerte como eso para ejercer mi sexualidad, yo soy así porque quiero, nada más.

Entramos en calor con una película pornográfica, que el atinadamente puso en la televisión del hotel, por lo que se veía, ya tenía bien sabido los canales porno, pues luego luego lo encontró, casi no se notaba que frecuentaba los hoteles del Distrito Federal.
Estábamos viendo la película y me incorporé para tirar mi envase del refresco en el cesto de basura, me agache de manera provocativa (lo admito) y ese pretexto, termino por romper completamente el hielo, que se levanta también y me toma de la cintura arrimándome todo su paquetote, ¡uff que rico!, de acordarme ¡se me hacen agua las pompis!.

Sentí todo su miembro inyectado de sangre, duro y erecto frotándose contra mis pompas. Sentí su respiración en mi oído y su corazón latiendo fuertemente, se quería salir al igual que su delicioso pene que ya ansiaba entrar en mis cálidas entrañas.

Iba vestida de minifalda azul de licra (súper entallada para que resaltaran más mis pompas), top azul, zapatos negros de tacón medio, y de ropa interior: corsette negro con la tanguita azul (de mis favoritas por cierto) y medias negras. Lo único que no me gusto de ese chico fue que no me dilato el ano, mucho menos besos ¡ni nada!, hasta ahora sé que es de esos chicos que les gusta penetrar chicos vestidos de mujer, pero nada de besos ni caricias, ya ni esperanzas de que me dilatara el ano con su lengua, snif snif.

Así que solo acariciaba mis nalgas con sus manos inquietas, y me rosaba con su pene por detrás, sentía su aliento en mi nuca, se quitó la playera y pantalón, y en un descuido que se quita su trusa color gris, para dejar al aire aquel miembro erecto... todo rasurado y encima circuncidado, ¡wow que rico!, ya no hallaba el momento para llevármelo a la boca, se recostó boca arriba en la cama, y me dice ven para acá putita, chupa…como se los dije, tenía rato de no practicar el sexo, aunque lo que bien se aprende, ¡jamás se olvida!, y recordé como se la succionaba a mi nene, y aplique la misma técnica, solo que ahora mi lengua hacía jugueteos más ricos con su glande y huevos, a decir verdad creo que estuvo excelente, pues sus gestos y gemidos me indicaban que le estaba dando una felación riquísima, y sin temor a equivocarme, es de las mejores que he hecho. 

Inclusive no me importo que de repente sacara un cigarrillo y empezara a fumar mientras se la succionaba, en minutos lo tenía sude y sude, solo escuchaba sus gemidos, “¡ahh, si uff que rico puta que rico!”; "así mi putita, así, lame la cabecita" me dice: “cuéntame puta, ¿cuántas vergas te has clavado en ese delicioso culo?”, …no sé; pero le excitaba que le platicara de mis aventuras y experiencias anteriores mientras se la succionaba.

“Lo haces muy rico puta” (me dijo) sigue, sigue ¡no pares!; y una vez más que me toma de la cabeza e introduce su pene en mi boca, está vez un poco más brusco, casi llega hasta mi campanilla ¡que rico!
Y no es por exagerar, pero ese ha sido el pene más grande que he disfrutado en mi ano y boca, no traía regla o metro, pero por experiencia (que no es mucha pero tampoco poca jaja), cálculo que unos 18, 19 centímetros si se cargaba aquel tipo, lo sé: un grueso y delicioso “calibre”…¡que delicia!.

Ya muy prendido, que me dice “como quieres empezar putita” (siempre que me dejan a mí la elección, opto por la posición de perrito) me encantan que me tomen de las caderas y choquen sus huevos con mis nalgas, así que le dije “papacito, ponme de perrito y déjamela ir muy rico”. Si no es por un lubricante anal que suelo usar en mis relaciones sexuales, siento que me hubiese dolido más de lo que me dolió, sonará exagerado, pero casi como la primera vez. Una vez que entro “la puntita”, que me deja ir todo su armamento sin compasión, estiro sus dos brazos hasta alcanzar mis hombros, se acomodó, y empezó a penetrarme sin piedad. Solo escuchaba sus huevos chocar una y otra vez con mi culo, lo escuchaba gemir placenteramente, yo para serles sincera no estaba gozando del todo, lo brusco aunado a la falta de lubricación, me estaba lastimando.

Posteriormente pasamos hacer la posición de “perro planchado” (yo acostada boca abajo y el arriba de mi), está vez fue más rudo pues entro como caballo que monta a la yegua; y está bien que a uno le guste la rica, deliciosa, dura y llena de leche, pero están de acuerdo que cuando pides una comida no te la sirven fría, hay que saberla comer, disfrutar y que te haga una buena digestión, es una analogía pero el sexo es lo mismo, saber calentarlo para disfrutarlo al máximo.

Él esperaba que fuera más creativa, más manipulable, pero les confieso que estaba todavía con los nervios a mil y eso me impedía ser la sexy lobita que en la actualidad soy, era mi primera vez con un tipo totalmente desconocido, y a pesar de que me estaba cogiendo ya, mi cerebro aún no terminaba de procesar esa escena de sexo, creí que era uno de esos sueños húmedos recurrentes.

Esas embestidas en ocasiones me provocaban un leve dolor, pujaba de lo fuerte que me penetro, no tanto de placer; y solo porque no pudo meterme sus huevos si no lo hubiera hecho, no hubo un centímetro de pene que no apretaran mis paredes anales. “Muévete Angie, muévete”, me pedía que me moviera para placer de él , pero era muy difícil pues en esa posición su peso no me dejaba maniobrar como hubiese querido, aunado a los nervios que no me dejaban del todo, ¿cómo me iba a mover si prácticamente me tenía “planchada”?

Creo que la relación hubiese sido un poco más placentera para ambos, sí tan solo me hubiera dilatado un poco, sonará insistente, pero cuando me dilatan el ano como debe ser, no solo yo disfruto, mi culo es muy agradecido y sabe dar unos ricos apretones y da un “acceso” MUCHO más rico. 
Nuevamente me puso de perrito y me la dejo ir con todo (auch, todavía me duele jaja), me tomo de las caderas, y me dejaba ir unas embestidas deliciosas, solo escuchaba ese sonido que me encanta: el choque de sus huevos con mis nalgas, el oírlo gemir me excitaba, ¡me prendía más!… estaba extasiada, era una sensación de dolor con placer, pues aunque era un poco aguda la penetración ¡yo no quería que eso NO terminara!, que delicioso pene estaba ahorcando con mis paredes anales.

Ya estaba sudando y a punto de venirse, cuando se sale de mí, posteriormente se quitó el condón y me dice “ven para acá puta”, que se recuesta nuevamente y me dice ven “chúpala, chúpala” y ahí me tienen atendiendo esa invitación tan sabrosa y procedí a succionársela de nuevo.

No se quiso venir en mi boca, así que tomo nuevamente otro condón y se lo puso, esta vez me recostó boca arriba, me tomo de las piernas, las abrió, para ese momento mis zapatillas ya las tenía de "aretes", ya estaban mis pies en sus hombros, coloco un poco de lubricante (al fin) y empezó a penetrarme muy rico, me tomo de la cintura y está vez si quería meterse hasta el fondo, así que doblo mis rodillas, y su pene entro hasta el último rincón de mis entrañas, está vez la sensación ya era más placentera, me sentía más tranquila y se puede decir que empecé a disfrutar a la par de mi pareja, desafortunadamente en esa pose no soporto mucho mi amante de turno, mis paredes anales hicieron de las suyas y empezó a venirse tan rico, que aunque no me vine con él, los gestos de su cara y los gemidos que salían de su boca me prendían demasiado, “ahh que rico, mmm, ahh, rico”;… solo gemía (no voy a olvidar esa cara de placer), y sumía su pene dentro de mi ano cuando lo saco, pude ver el condón reventando de leche, que venida tan rica le provoque a ese chico, que aunque no nos conocíamos, una cama fue suficiente para saber lo que necesitábamos al momento: SEXO.

Quedamos de vernos para una segunda entrega, sin embargo en mensajes siguientes y llamadas, me evadía con pretextos, y me canse de “rogarle”.
Tengo un cuerpo muy bonito como para andar rogando, así que entre eso y otras cosas que me han sucedido en mis últimas citas, ahora solo busco sexo casual y sin compromisos, y si se da una bonita amistad que mejor, pero si no, ya no me aflijo de que me llamen o no, solo disfruto el momento y si hay una segunda vez, que padre, si no, como dicen… “el que sigue”.