Para
que les miento…la verdad es que me había hecho a la idea de que mi nene
Fernando, ya no tenía interés en está servidora. Habían pasado ya bastantes
meses después de aquel encuentro tan candente y frenético, para ser exactos
cuatro largos y pesados meses Me había
acostumbrado a sus manos, a sus caricias, a esos mensajitos que aunque breves
realmente me hacían el día. No había dejado de extrañarlo porque mi cariño es
como un volcán, y ese fuego ya me estaba quemando el alma, sentirlo lejos me
hacía mucho mal, quizás les suene extraño, pero la dependencia que mi cuerpo
sentía por su presencia, era algo similar a respirar, sin él la vida ¡me sabía
a sal! Desde que se fue se apagó mi sol, de un momento a otro mi mundo se
estaba desquebrajando, primero fue la enfermedad de mi madre, posteriormente la
ausencia involuntaria de mi nene y por último la amenaza de despido en la
empresa donde todavía presto mis servicios.
Enero
fue un mes muy pesado y no solo hablando de trabajo, a Dios gracias para esos
momentos mi madre se recuperaba de su enfermedad, pero las tensiones cada vez
eran mayores en la empresa; perdimos un contrato que, dio como resultado el
despido de varios de mis hoy ex-compañeros. Esta nerviosa, triste…como barco a
la deriva sin saber qué hacer. Me preocupaba mi status laboral, ya que aunque
somos varias hermanas, yo soy la única que se hace cargo de la manutención y
medicinas de mi señora madre. Todavía no tenía la certeza de mi permanencia en
la empresa, y para colmo no tenía con quién compartir eso momentos, pues mi
nene se encontraba en Sudamérica trabajando arduamente.
Por
esa razón es que también me llegue a ausentar de mis redes sociales, este
ajetreo momentáneo me traía vuelta loca. Precisamente por esa razón es que me
quede sin propuestas, había semanas completas en las que no me conectaba, mis
jornadas llegaron a ser de más de doce horas, prácticamente solo llegaba a
bañarme, comer, dormir y al día siguiente repetir la misma rutina No suelo ausentarme
más de dos días de mis redes sociales, cuando eso sucede regularmente les aviso
para que no crean que los estoy ignorando.
No
sé si para bien o para mal, pero el tiempo seguía avanzando, parecía imposible por
todas las cosas que estaban sucediendo; por una parte quería que se detuviera
el tiempo, pero por otra que avanzará, esa contrariedad de emociones me tenía
harta. Regrese a principio de Febrero para reanudar contacto con ustedes a
través de mis redes sociales, a mi regreso encontré muchos mensajes,
comentarios, propuestas, lamentablemente el tiempo era muy poco para
aventurarme a conocer a alguien, suelo ser muy cautelosa, pues lo que menos
busco al relacionarme con alguien son problemas. Aún sin noticias de Fernando,
me atreví a festejar el catorce de febrero ¡como nunca antes lo había
celebrado!. No ahondaré en detalles pues este tema ya fue motivo de un relato,
por lo que continuaré con lo que le atañe a esta aventura.
Concluyó
el mes de Febrero favorablemente, aún con la esperanza de volver a ver a Fer,
le escribí en Marzo. Quizás no lo noto pero era como un mensaje de “auxilio”,
el embrujo de su mirada, y la dependencia de mi cuerpo a su presencia cada vez
era más grande. Yo sabía que las condiciones para comunicarse conmigo eran
diferentes y adversas a las que tenía en la oficina de México, sin embargo y
por más que traté de justificar su ausencia, no me podía engañar a mí misma. Me
gusta ser una chica diferente, para quién tiene el placer de conocerme, sabe
que no soy nada complicada, que suelo ser extremadamente comprensiva, y que
entiendo a la perfección que hay prioridades en esta vida, lógicamente y entre
las más importantes está el trabajo. Sin embargo su abandono repentino me estaba
causando un cierto malestar. Y es que siempre he dicho que por más ocupado que
uno esté, siempre hay un pequeño receso en el que podemos escribir unas cuantas
líneas, comprendo que hay periodos de trabajo extenuante, pues yo lo experimente
a principios de año. No hacía falta que él me escribiera para justificarse
pues, yo lo hacía antes que él.
Esto
se estaba convirtiendo ya en un círculo, escribir a la nada sin obtener una
respuesta; y aun así me empecinaba a continuar con el ritual. No pude cambiar a
Fernando por nadie más pues, no es tan simple como “un clavo saca a otro
clavo”, además estoy consciente de que no hay personas que piensen igual, que
quieran igual, que hagan el amor igual…no cabe duda que es verdad que la
costumbre, es más fuerte que el amor (como dice la canción). Había ocasiones en
las que ya no quería ni conectarme, pues su ausencia era un roble que seguía
cargando a cuestas, sin embargo en esos meses hice una bonita amistad con
algunos chicos que aunque todavía no tengo el gusto de conocerlos
personalmente, me ayudaron a superar estas vicisitudes.
Un
día común como cualquier otro, me conecte para interactuar con mis seguidores a
través de Facebook, había varios mensajes como siempre, pero hubo uno que capto
mi atención por varios minutos. Si, ¡se trataba de Fernando!…este mensaje me
tomo por sorpresa, por un momento creí ver la luz, pensé que sería el mensaje
definitivo que marcara el fin a mi soledad. Esperaba que se mensaje finiquitara
la búsqueda del amante que tanta falta me hacía. Sin embargo se comunicaba para
decirme que el proyecto todavía se llevaría unas semanas más, que sería muy
probable que ese tarde tomara el teléfono para hablarme y explicarme algunas
cosas que no me podía decir por Facebook.
Si
bien no era un mensaje para una cita, renovaba los bríos de la esperanza que
aún seguían vivos en mi piel, en mi cuerpo…y en mis pensamientos. Ya no pude
conversar con mis seguidores como habitualmente lo acostumbro, pues empecé a
divagar con esa plática cordial que tendría en la tarde. Según el mensaje de
Fernando, me estaría llamando a las seis de la tarde. Salí un poco más temprano
de lo habitual en el trabajo, para pasar por algunos enseres de limpieza, y me
dirigí a casa de la abuela.
¡Como
siempre!... la abuela me recibió con esa tierna mirada y un cálido beso de bienvenida. Después de la
comida, espere pacientemente en la habitación su llamada; eran ya las seis con
treinta y no había noticias de mi nene. Estuve tentada a conectarme a internet,
pero me propuse fijar la atención y pensamientos de esa tarde para él ¡exclusivamente!
El reloj marcaba las seis con cincuenta y cinco minutos, para ese momento
estaba perdiendo la esperanza de que me marcara. Tome los enseres que había
comprado y me dirigí al cuarto de lavado. Aproveche la ida a la casa de la
abuela para lavar la ropita que usa Samara. Acomode mis cosas, y subí algo
desilusionada, tanto que olvide mi celular en la cama de la habitación.
Termine
de lavar mi ropa, la metí a la secadora, y estaba lista para empacarla y
llevarla al lugar de resguardo. Me olvide completamente de mi celular….y justamente
cuando entre a la habitación me percaté de que estaba sonando, quizás ya
llevaba varios minutos, avente mi mochila en la cama y corrí hacia él. ¡Era
demasiado tarde!...cuando tome la llamada había colgado…¡era él…era mi nene!.
Le regresé la llamada pero quizás pensó que por capricho no le pude contestar,
lo que no sabe es que estaba lavando mi ropa, y como no llevaba mi celular
conmigo, me fue imposible escucharlo. Le marque una vez más pero no tuve éxito.
Me marché de casa de la abuela con una profunda tristeza, me sentí culpable, y
me remordió la conciencia.
Me
pase dando muchas vueltas en la cama antes de conciliar el sueño; mi lecho se
convertía en una prisión y mi conciencia en el juez de hierro que sin piedad
arremetía en mi contra. Me venció el cansancio y al final puede conciliar el
sueño. Me dormí tan entrada la madrugada, que poco falto para que se me hiciera
tarde Llegue a mi trabajo y lo primero que hice fue enviarle un mensaje
disculpándome y explicándole el motivo, esperando encontrar una respuesta que
mitigara un poco mi culpabilidad. Ya para la una de la tarde confiaba en que mi
nene me escribiría para manifestarme su comprensión pero, no era así. Un frío
silencio se hizo presente, y no solo esa tarde, por varios días, semanas…hasta
que poco a poco me fui aburriendo de la rutina.
Fue
una tarde de ese mismo mes de Marzo cuando cansada de auto justificarlo, de su
ausencia, de esperar una cita que simplemente ¡no llegaba! me dispuse a
escribirle una especie de “despedida” por Facebook. No era precisamente un
“ultimátum” creo que ya le había escrito bastante como para dejar en claro mi
postura, está vez era diferente, estaba decidida a ponerle fin a esta
incertidumbre que no me conducía a ningún lado, me daba mucha pena y tristeza,
más que escribirle una despedida, parecía una esquela de amor.
Sin
embargo, la situación había llegado a un límite al que no estoy acostumbrada a
rebasar, y aunque me dolía más a mí, no me quedo otro remedio. Tuve un
arrepentimiento momentáneo pero… ¡ya no había marcha atrás!, el mensaje había
sido enviado y al parecer las cosas terminarían definitivamente. No fue un
mensaje arremetiendo en su contra, tampoco fui grosera, simplemente le hice
saber que la situación era muy compleja y que no era justo para mí.
Días
después me di cuenta que lo había leído, lo confirme al observar la típica “palomita” que aparece en los mensajes
cuando ya fueron revisados, sin embargo no me contesto, no sé cómo lo tomo pero
creo que se dio unos días para asimilar la situación. Jamás imagine que
llegaríamos a tal extremo, sobre todo por esa velada tan deliciosa de Diciembre
en las que nos “juramos” escribir mil relatos. Estaba triste, pero resignada.
No es que no tenga sentimientos, ni que no me duela pero, la madurez y
circunstancias de la vida me han hecho ser una mujer fuerte. Poco a poco fui
retomando mi vida habitual, y estaba lista para cambiar de página, sin embargo
un mensaje más de Fernando daría un cambio radical a nuestros destinos.
Sereno
y comprendiendo mi postura, me escribió manifestándome su apoyo y comprensión,
una vez más me hizo saber que su abandono era involuntario y fue directo,
“quiero estar contigo, y espero que me des otra oportunidad, dame tiempo de que
termine el mes de abril y te prometo que nos volveremos a ver”. No me quise
hacer ilusiones del todo pues, sé que su trabajo en estos momentos es
demandante, pero tampoco descartaba la idea. Le respondí diciéndole que estaba
dispuesta a rescatar nuestra relación, que esperaría a que terminara Abril y
ambos pactamos el acuerdo. No nos habíamos dado cuenta pero nos estaba haciendo
falta COMUNICACIÓN, que a principio de nuestra relación era todo.
Fue
como si el tiempo hubiese sido cómplice para que esta relación no terminara, ya
que no tenía citas en puerta, las propuestas eran solo eso, propuestas que no
terminaban de convencerme, y sin que me diera cuenta, estaban transcurriendo
los últimos días de Abril. Aún no tenía la certeza de saber si esto iba a
continuar, si funcionaría, pero el destino ya conspiraba una vez más ¡a mi
favor!. Fernando regresaba momentáneamente a tierra azteca, en una especie de
“receso” laboral, y de las primeras cosas que hizo fue avisarme de su llegada.
No pude evitar esbozar una sonrisa…¡casi de oreja a oreja! al leer ese mensaje
que ilumino mi rostro. Inmediatamente me puse a su disposición, no sabía
cuántos días estaría en México, y no iba
a desaprovechar semejante oportunidad. Intercambiamos mensajes, y fue
así como acordamos una cita para el jueves cinco de Mayo.
Es
muy difícil para esta servidora, concretar una cita los días que se les
denomina “feriados u oficiales” precisamente por eso que no me comprometo en
esas fechas, pues hay muchas desventajas para mí, es difícil de explicarlo,
habrá gente que me entienda, habrá quién no, me resulta difícil abordar este
tema. En un día normal, es decir NO feriado sobretodo lunes o martes, me puedo
escapar unas horas antes del trabajo, (no siempre) pero funciona. Puedo ir por
mi ropa sin problemas, sin preocupaciones de horario, dispongo de mi tiempo, pues
en casa piensan que sigo en el trabajo. Si bien no tengo a quién rendirle
cuentas de mis actos, mi madre se preocupa (creo que como todas) por su hija. Y
es que la encargada de hacerle saber a qué hora llego, si ya comí, si estoy
enferma, etcétera, es mi tía con quién tiene una comunicación constante.
No
me molesta que se preocupen por mí, al contrario, pero precisamente por esos
detallitos es que se me llega a complicar una salida en días “festivos”. Rento
una pequeña habitación en casa de mi tía, vivo con ella más no dependo de ella,
es un cuarto autónomo, sin embargo no me da la suficiente confianza como tener
las pertenencias de Samara, mi tía sabe a qué hora llego, a qué hora me voy,
prácticamente todo porque no tengo una
salida independiente. Entonces si ella llegará a detectar algún inconveniente
sé que no se va a quedar callada, y eso indudablemente se lo haría saber a mi
madre. No sé qué tipo de consecuencias traería, ¡no me las quiero ni
imaginar!...no le tengo miedo a la verdad, le tengo miedo a la reacción que
tendría mi madre, pues está enferma de la presión y sé que una noticia de esa
magnitud no sería buena para su salud.
Algunos
me van a decir…salte de su casa y vete a rentar a otro lado…créame que lo eh
pensado muchas veces, inclusive lo he intentado, pero uno propone y el destino
dispone, hasta este momento esa es mi realidad. Aunado a eso, los días feriados
los aprovecha mi tía para salir a pasear con mis primos y primas, hay veces que
salimos todos juntos, otra veces más me encargan la casa, en fin…como se los
digo son cositas sencillas pero que me complican mi salida.
Era
como una especie de carrera con “obstáculos” que empezaba justamente en el
momento en que mi nene me citaba en “día festivo”. Eso sí, a pesar de toda las
dificultades, nunca me pasó por la cabeza la idea de renunciar o cambiar la
fecha de la cita. Para no estar con las prisas, ese mismo día, me anticipe y
acomode mis cosas para estar lista. No sé ni cómo le hice, pero logré salir de
esa casa sin que me preguntaran a donde iba, con quién cuándo, dónde…uff!!.
Argumente el primer pretexto que se me vino a la mente, y que justamente por
eso llegaría tarde, así sin más explicaciones y de manera tajante me fui a
encontrar con mi destino.
Mi
cuerpo estaba en la tierra pero mis pensamientos en las nubes, tanto así que
estuve a punto de olvidar mis cosas, unos segundos más y abordo el transporte
sin lo más elemental ¡Samara!... ¡qué tonta! me dije a mi misma. Me apure y
enseguida fui por el ajuar de Arlenne. Cuando llegue por mis cosas, mi amiga
estaba por cerrar, la verdad me dio mucha pena que por mi culpa no se pudiera
marchar a su casa a cuidar a su esposo….esa es otra de las cosas por las que no
me preocupo en un día común. A pesar de todo y contra todo pronóstico, ya
estaba en camino para encontrarme con Fernando, este chico que me ha enculado
como no tienen idea.
El
camino fue más rápido de lo de costumbre, quizás porque se trataba de un día
festivo, relativamente llegue en minutos. Dispuse de un rico vestido gris con
rayas ¡entalladísimo!, y de ropa interior un delicioso corsette tipo “leopardo”
de lentejuelas, combinado con un liguero blanco, medias blancas y tanga del
mismo color. Un atuendo verdaderamente exquisito, quería que cuando Fernando me
observará, despertara el instinto de ese lobo en celo, y me devorara de un solo
bocado.
Ya
estaba en el punto acordado y más que lista para recibir a Fernando con las
piernas abiertas, perdón quise decir con los brazos abiertos….bueno para que me
hago de la boca chiquita…no lo niego lo estaba esperando con las piernas
abiertas, sumamente excitada e impaciente porque llegará. Tome mi celular y le
marque para avisarle que ya lo estaba esperando, sin embargo mi rostro que hace
apenas unos minutos tenía una sonrisa prominente, cambió por una cara larga y
de preocupación. No lo pude evitar, e inclusive no lo creí. Volví a marcar
pensando que estaba llamando a un número diferente pero efectivamente me decía
el mismo mensaje “el número que usted marco ha cambiado, o se encuentra fuera
del área de servicio”. Sentí una angustia y un vació en el estómago, ¡Fernando
no me podía hacer algo así! pensé, es todo un caballero, sé que hay una
confusión, y todo tiene una explicación.
Afortunadamente
pude conectarme a una red cercana para enviarle un mensaje a través de
Facebook, a grandes rasgos le dije que no podía comunicarme con él y le envié
mi número telefónico, ¡que por favor me marcará!. Fue como una especie de
“S.O.S”, quise tranquilizarme pero los nervios se estaban empezando a apoderar
de mí ser, sobretodo porque la pila del celular se estaba terminando. Quería
hacer muchas cosas, pero los nervios no me dejaban, hasta que por fin….mi
celular estaba sonando, sin embargo era un número distinto, pero como autómata,
tome la llamada.
Quizás
en esos meses cambio su número, perdió su celular o sucedió algo
indudablemente, pero el alma me regresaba al cuerpo cuando dije “bueno” y del
otro lado del teléfono me contestaba mi nene…¡si era él!, para decirme que
estaba a unas cuadras de mí, que no me impacientara. Esas palabras me hicieron
muy feliz, la mujer más feliz del universo. Nunca dude de la llegada de mi
nene, pues al igual que esta servidora, estaba ansioso de verme, sin embargo me causo cierta incertidumbre que
su número cambiara. En fin, ya no tenía importancia ese detalle, pues la larga
y tediosa espera llegaba a su fin… ¡ahí estaba Fernando!, no lo podía creer,
parece que apenas ayer lo deje de ver, sentí mucha emoción, euforia,
excitación, y todos esos placeres que
solo experimento a su lado.
Le
di un delicioso beso en la boca, y él me correspondió como la primera
vez…parecía la escena de un cuento de hadas… el, era él rey y yo su reyna en el castillo del amor.
Nos dimos un tierno abrazo, y nos volvimos a besar. Las caricias expresaron lo
que con palabras no podíamos decir, y no por falta de ganas…era la emoción de
ese delicioso encuentro. Sus inquietas manos no se hicieron esperar, y
empezaron a recorrer mi humanidad, empezó por mi rostro, hombros, bajo por mi
espalda hasta llegar a mis nalgas. ¡Dios! qué sensación tan exquisita…no cabe
dudad que soy mantequilla entre sus manos.
Adoptando
el mejor ángulo y de manera desafiante, me coloque de espaldas para que me
abrazara al ritmo de un rico arrimón. Es verdaderamente delicioso, excitante,
mis nalgas notan de manera inmediata esa exquisita protuberancia que me hará
gozar en unos momentos. No lo puedo resistir, mi mirada se desvía a su
entrepierna, acerco mi mano para apretar semejante dotación, que para esos
momentos se encuentra muy dura. Fernando tallaba su pantalón abultado contra
mis nalgas, haciéndome caer presa del deseo inmediatamente. Mi colita caliente
que para esos momentos ya lubricaba, estaba más que lista para recibirlo.
Envuelta en tan incitante ambiente y luego de los besos y abrazos candentes,
Fernando me despojaba de mi ropa con gran asiduidad; está vez no tuvimos la
oportunidad de tomar esas fotos que se han vuelto ya una tradición en nuestras
citas, el deseo que nuestros cuerpos sentían era más fuerte.
Estas son las úncias fotos que pude tomar:
Después
de quitarme mi suéter, sus deliciosas manos subieron hasta mi vestido que con
su ayuda, resbalaba por mi humanidad hasta caer impetuosamente en el piso de la
habitación. Nuevamente se colocó de tras de mí y empezó a besarme el cuello, su
lengua traviesa sabe bien que me derrito con esos besos, recorre mi espalda y
eso me pone muy caliente, sus manos llegan hasta mis pequeños pechos, y con
gran destreza los empieza a amasar. No lo puedo evitar…un gemido involuntario
sale de mi ser, lo que provoca aún más el deseo de mi lobo feroz. Extasiada por
aquellas caricias de fuego, me dirijo al espejo del cuarto y me apoyo contra la
superficie, provocativamente me inclino, ofreciéndole mis nalgas. Como les
comento, no hubo tiempo de tomar fotos, pero les describo que ropa interior
llevaba: opte por un delicioso baby doll tipo “leopardo” de lentejuelas,
combinado con un liguero blanco, medias y tanga del mismo color. No es por
presumirles pero esa diminuta tanga blanca, era como el perfecto marco de un
lienzo, de una obra de arte…hablara mi ego, pero la parte de mi cuerpo que más
me gusta (y creo que a ustedes también) son mis nalgas.
De
prisa, mi nene se bajó el bóxer con fuerza dejando libre ese pedazo de carne
del cual lo confieso, ¡me he vuelto adicta!. Es como si su pene fuera la
perfecta medida para mi culo insaciable, sabe cómo recorrerme, saben de mis
puntos sensible, si…¡estoy enculada!. Estaba por pedirle a gritos que me
metiera su deliciosa verga de un empujón, pero me encanta la manera en que me
lleva, eleva mi calentura hasta su punto máximo. Mi nene me toma por la cintura
y me dirige hacia la cama, nuevamente me empina y me despoja de mi tanga
cachetera, dejando solo esa diminuta y deliciosa tanguita blanca. Sus manos
inquietas, hacen a un lado la tanga y su lengua se sumerge en mis entrañas, una
corriente eléctrica paso por mi cuerpo cuando siento su lengua en mi colita
dilatada, comencé a gemir, es
verdaderamente placentero y delicioso sentir su lengua hurgar en mi intimidad. Mi
cuerpo comenzó a sentir esos espasmos involuntarios que me provoca su lengua,
me sentí elevar al cielo, comencé a mover mis caderas a rotar mi colita contra
su deliciosa lengua, entre gemidos y jadeos me sentí estallar.
Detuvo
los embates de su lengua para colocarse cerca de mi cara, ofreciéndome su verga
erguida, no espere más y la tome con mis dos manos y como una bebe que toma su
mamila comencé a mamar ese delicioso pedazo de carne, mientras él me decía –
así mami, así ¡que rico!, mis manos tomaban ese rico falo y mi lengua
jugueteaba con su pene, pude sentir ese sabor salado del líquido pre seminal
saliendo de su glande lo que me indicaba que estaba tan excitado como yo. Se lo
mame durante unos minutos y después se situó entre mis piernas, coloco el condón
en su pene, tome el lubricante y se lo di para que pusiera un poco, yo hice lo
mismo con mi colita, puse un poco en la entrada de mi cavidad, y un poco más
dentro de la misma. Comenzó a frotarlo contra mis paredes anales de arriba
abajo. Esa forma de frotar su pene contra mi culo es una sensación
electrizante, me encontraba al borde de la locura, y moví mis caderas buscando
su verga.
Algo
pasa conmigo cuando estoy con él, pues la dama de sencillos modales se
convierte en la puta de esquina deseosa de sexo y caliente por que le llenen el
culo de leche. Bien se lo dije antes de la cita, ¡te voy a dejar sin una gota
de leche por estos meses en que no te he visto, prepárate porque mi colita
viene por un litro…o más! Me encontraba en un momento de excitación que no me
importaba nada, tomo uno de sus dedos y lo metió en mi culo, sentí su dedo
hurgar en mi culo, al mismo tiempo que me decía ¡tienes un culo delicioso mami!
Después
de sentir esa estrechez y humedad de mi colita, ya no se detuvo… era una bestia
excitada al máximo. Sentí claramente como coloco su verga en la entrada de mi culo
y comenzó a empujar penetrándome suavemente, pero con firmeza, sentí como su
verga siguió avanzando dentro de mi cuerpo hasta que llego a lo más profundo de
mí ser… ¿la sensación?: EXQUISITA. Su verga entro en mí con fuerza, me sentí en el paraíso al ser
poseída nuevamente por mi nene, nada me hace más feliz ¡que ser su mujer! La
cabalgata se volvió más intensa comenzó a sacar y a meter su verga un par de
ocasiones más y en un movimiento rápido, me ensarto toda su verga hasta que
sentí sus huevos chocar con mis nalgas. No hay un sonido que disfrute más que ese “Chac, chac, chac” definitivamente me
enloquece, y ni que decir de la sensación, infinitamente placentera.
Me
estaba dando una cogida de antología, esos meses que estuvimos sin probar esas
miles del placer, y las ganas fueron la dinamita pura para explotar en esos
instantes….esos deliciosos instantes, no se los niego, al estar escribiendo
esas líneas no puedo evitar mojarme, mi colita lo siente…lo disfruta. Empiezo a
gemir, tan profundamente que mi nene arrecia la cabalgata, me toma de las
caderas y se inserta hasta el fondo de mi ser sin piedad, yo por mi parte me
empino lo más que puedo con el fin de que no quede nada afuera, si fuera
posible me gustaría que se metiera con todo y huevos, lo sé… ¡soy una golosa,
pero me declaro adicta al sexo anal!
Mi
cuerpo era un volcán ardiente, disfrutaba tanto de ese martilleo, el sexo con
Fernando definitivamente es un manjar de Dioses. ¡Que rico culo tienes mami! –me dijo Fernando con una
voz cachonda pero entre cortada de tanto cogerme- yo le respondí “tienes un pitote muy rico,
vamos sigue cogiéndome, si, ahh que rico sigue… sigue no pares de hacerlo! papi”,
apenas logre decir eso porque los jadeos y gemidos no me dejaban articular palabra.
Mis caderas comenzaron rotar en un vaivén loco sobre ese delicioso falo además
mis paredes anales se empezaron a contraer. Esto lo noto mi nene, me dijo “ah
con que si eh”…y sin piedad arremetió contra mi culo con más fuerza y rapidez.
Me estuvo cogiendo sin descanso, sin prisas, yo me empine lo más que pude para
que entrara con todo, no quería que se desperdiciara ningún centímetro de ese
rico pene, me lo estaba comiendo todo, ¡absolutamente todo!, no iba a perder la
oportunidad de tener a mi nene y no aprovecharlo. De pronto empecé a notar los jadeos de mi nene
con más fervor, sus gemidos me indicaron
que estaba a punto de darme su leche.
Contraje
mis paredes anales lo más que pude, esto con el fin de sacarle hasta la última gota
de leche, me tomo de la cintura y me jalo hacia él. Comencé a gemir al sentir ese taladro llegando a mis
entrañas, ¡si papito así, dámelo rico…ahh! no pares ¡sí!, creo que mis gemidos
y apretones lograron su objetivo pues inmediatamente termino la cabalgata, y me
apretó contra él, como si quisiera meterse en mi ser, como si quisiera fundirse
en mí. Con mis manos le tome su cabeza mientras le acariciaba el cabello, mi culo
explotaba en un orgasmo colosal producto de esa deliciosa embestida.
Quede
desfallecida, agitada, sudorosa, pero muy feliz, de haber sido su mujer una vez
más. Al momento de incorporarse pude notar un condón que estaba a punto de
reventar, poco le falto para estallar de lo lleno que estaba. No sé cuántos
días tenía mi nene de no coger, pero la verdad es que si llego con mucha energía
me lo demostró con esa deliciosa cabalgata. Se fue al baño a limpiarse y yo
hice lo propio también. Con un pequeño brindis (el con cerveza y yo con agua)
platicamos un rato sobre lo que nos aconteció estos meses que estuvimos lejos
uno del otro. Me la paso tan a gusto, tan bien a su lado que quisiera que las
horas se fueran más lento cuando estoy con él. No solo es el magnífico sexo que
tengo con Fernando (por algo me tiene enculada, ¡SI ENCULADA!) es esa convivencia,
esos pequeños momentos en que me comparte un poco de su vida, y yo de la mía, es
ese tiempo tan preciado que atesoro con mucho cariño en una parte especial de
mi ser.
La
charla se prolongó por varios minutos…me encanta ver su rostro, acariciar sus
manos varoniles, mirar su cuerpo…no sé qué tiene pero me embruja. El solo
sentir su mirada me hace sentir deseada, la chica travesti más feliz. Ya un
poco repuestos, las cenizas se empezaron a avivar, entre besos, caricias e
insinuaciones pícaras, nuestros cuerpos empiezan a sentir esa necesidad que
solo el sexo puede calmar. Su rica lengua empieza a recorrer mi cuelo, me besa
la boca; estoy impaciente por sentirlo de nuevo, pero dejo que me lleve por los
senderos del amor, así despacio, rico…muy rico. Me toma de los hombros y me
coloca frente al espejo. Pone otro condón en su delicioso pene, yo tomo un poco
de lubricante y lo coloco en la entrada de mi ano, esto con el fin de que
resbale sin problemas y se vaya hasta el fondo de mí ser. Sin dudarlo, se
coloca detrás de mí, y tomándome de los hombros me ensarta deliciosamente. Es difícil
describir con palabras esa sensación tan agradable, es como si una fuerte droga
recorriera mis venas; al instante mi ano
empiezan a sentir el rigor de su pene
Mientras,
el me seguía acariciando y diciendo al oído cositas ricas, palabras soeces que
me excitaban todavía más. “Me encanta como me aprietas mamita, estás tan
estrecha que es imposible no darte toda mi leche” –me decía mi nene mientras me
montaba con asiduidad-. Me encanta ver esa escena en el espejo, no hace falta
ver una película tres equis, ni estar esperando a que la calentura llegue por sí
sola, nuestro fuego es único y se aviva al estar uno frente al otro. Puedo
sentir esa verga engordecer cuando está en mis entrañas, es como si tuviera una
especie de imán porque mi colita no se quiere separar de él. Al contraer mis
paredes anales, logro aumentar su placer, y por su puesto el mío, me encanta
sentir sus huevos chocando y rebotando contra mis redondas nalgas, cada
embestida empujaba con más fuerza, ensartando su verga sin el menor problema. Mis
caderas se acostumbraron rápidamente a ese delicioso vaivén, estire mi mano y
tome la suya, la apreté fuertemente y lo mire libidinosamente; “me encanta tu
camote papito, dame más…mucho más” le dije con la voz entre cortada. El sudor
resbalaba por nuestros cuerpos, escurría, mis gemidos alentaban a mi nene para
darme su verga con mayor rapidez. Como poseídos por el sexo, estábamos cogiendo
sin parar, solo de vez en vez volteábamos al espejo para mirar esa deliciosa escena
tan pasional, digna de una película pornográfica. Sentí que su verga se hinchaba
una vez más, quizás mi nene se quería venir deliciosamente, pero no, comenzó a
empujar con más fuerza, sus gemidos me derretían, sus caricias me hacían perder
la razón, y su pene…¡oh Dios su delicioso pene me estimula….mmm magnifico.
¿Quieren
saber que pasó después?...¿cómo terminamos esa noche el reencuentro?, pues no
dejen de leer la segunda parte de este delicioso relato que de solo describirlo,
hizo que se me mojara mi colita, que tengan deliciosos orgasmos.