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viernes, 26 de mayo de 2017

Tacones!



Que tal chicos, es un placer saludarlos nuevamente. Me da mucho gusto poder estar en contacto con todos ustedes, que son el aliciente para seguir adelante, sin ustedes… ¡nada de esto sería posible!, definitivamente. Estoy festejando quince años en este bellísimo pero difícil e incomprendido camino del travestismo. Ya les mostraré en la siguiente entrada, un comparativo y mi evolución. En aquellos años no sabía si esto tendría sentido, si sería posible quedarme en este mundo del travestismo y luchar contra corriente, y más aún si aquellas pruebas difíciles que vendrían años más tarde, y que serían un parte aguas para decir si quedarme o abandonar definitivamente y para siempre a Samara.
Aun sin tener nada asegurado, nunca denigré (ni denigraré) la figura del travestismo, en todas mis fotos me he presentado con este estilo femenino, que me ha caracterizado estos años. Nunca compartí fotos grotescas, cosa que me enorgullece, sé que nadie nace sabiendo pero, cuando uno es autocritico de su persona, los resultados son cien por ciento mejores. Nadie como tú para saber de qué careces, que es lo que quieres proyectar, como lo quieres hacer y saber que, si lo que haces te gusta y apasiona, ¡obviamente les va a gustar a los demás! 


Desde que me puse mis primeras medias, quede enamorada de todo esto. Tenía ganas de probarme mucho más cosas, pero ciertamente y al final del día la culpa no me dejaba tranquila por haber utilizado ropa de mi madre, y como ya lo comenté en un relato anterior, decidí dejar esa peligrosa práctica que ya me estaba delatando. Pero un día (por eso no dejo de pensar en que el destino también es cómplice fiel de nosotros) le regalaron unos zapatos blancos de tacón bajo a mi madre, sin embargo eran unos zapatos de número grande, mi madre tiene el pie pequeño, y era obvio que no los utilizaría. Los guardo en una bolsa y prácticamente quedaron abandonados. 


La tentación se hizo presente, y un buen día me decidí a tomar esos zapatos, como yo tengo el pie un poco más grande (calzo del número seis pero en ocasiones me llega a quedar un número cinco) me los puse y para mi sorpresa me quedaban muy bien. Eran del número cinco, aunque les confieso que esas primeras veces como todo en esta vida, fue difícil. Fueron varios meses en los que me quede sola en casa y aproveche ese momento para andar en los tacones, caminando despacio, y con mucha calma, sin desesperarme, y fue así como en  pocos días fui aprendí a andar en tacones. 


Esa sensación de andar en tacones es …¡exquisita!, y si los combinas con unas medias el resultado es excelente. En ese entonces no había en internet video tutoriales, tampoco casas de transformación, y mucho menos alguien en línea para que te asesorara paso a paso, tuve que aprender con los recursos que tenía a la mano, nadie me enseño. Posteriormente y cuando entre a trabajar, me fui al centro, decidida a comprarme unos zapatos de ensueño. La verdad es que la suerte estaba de mi lado pues, jamás imagine que el mismo número de niño, sería el mismo número de niña. 


Me dirigí al centro de la Ciudad de México, para ser más específica al mercado que le denominan “La Merced”, pues cuando surtíamos cosas para el puesto sobre ruedas que tenía mi padre, de ese mercado nos proveíamos para vender, por lo que ya tenía práctica y sabía andar de aquí para allá en ese mercado. Con algo de pena y de manera cohibida, me acerque a un puesto solitario una tarde de Mayo y para festejar el cumpleaños de Samara, para quién no sepa mi fecha de nacimiento REAL fue en este hermoso mes de Mayo. Es un detalle que casi nadie conoce, de hecho ni la mayoría de mis amigos, sabe que en este mes cumplo años. Solo hay un amigo que me felicita cada año, claro y mi madre que por obvias razones sabe que nací en este mes. No había mejor regalo de cumpleaños que nacer en este mes pues, en la escuela y el trabajo me tocaba descansar el primero de Mayo como festivo por el día del trabajo, posteriormente el cinco de Mayo festivo por la batalla de Puebla, después el día diez día de la madre, y por último el quince el día del maestro. Siempre me toco descansar el día de mi cumpleaños por ser festivo, cosa que no todos pueden presumir.


Volviendo al tema, me acerque a un puesto solitario y observé esos bonitos zapatos de color negro, con una piedra al frente y un tacón más alto que el de los zapatos blancos. Me quede mirando otros modelos pero como dicen “fue amor a primera vista”. Se acercó el vendedor, y me dice “te puedo mostrar los que gustes”… ¡ah sí! –respondí sorprendida pues me saco de mis pensamientos, justo estaba pensando cómo decirle que me mostrara ese modelo, cuando él ya estaba justo a mi lado. Con algo de pena, le dije -¿me puede mostrar esos?- ¡claro!, respondió con una sonrisa.


Me sudaban las manos y el corazón me palpitaba a mil, tenía yo apenas diecinueve, veinte años aproximadamente; tomó uno de los zapatos y me lo puso en la mano. - ¿De qué número buscas? me inquirió – ¡no supe que decir! …un silencio involuntario se hizo presente, fueron unos segundos que para mí parecían horas. Sinceramente le conteste –no sé- …se los voy a regalar a una amiga y la verdad no sé qué número, pero creo que esos le van a quedar. Creo que este señor no había vendido nada, y para convencerme de llevar el calzado, me dice –no te preocupes, te dejo mi tarjeta y si no le quedan, vienes y te los cambió, no te preocupes-. 


Bien sabía que lo que comprabas en la “Merced” no tenía devoluciones ni cambios, y me arriesgue y adquirí el producto. Llegando a la oficina lo primero que hice fue encerrarme para probarme esos zapatitos que me habían gustado tanto. Nada puedo haber salido mejor pues, los zapatos me quedaron a la perfección. Como el tacón era más alto de lo que acostumbraba a usar, me tomo varias semanas para acoplarme a los nuevos zapatos. El tacón era muy delgado, obviamente está diseñado para el pie de la mujer, que es de una complexión menos pesada que la de un varón, por lo que yo les recomiendo que si van a adquirir sus zapatos por primera vez, elijan un modelo con tacón grueso y suela que no derrape, para evitar accidentes, les aseguro que les va a ser más fácil aprender a manejar sus tacones.  


Mi madre me dijo que donará los zapatos blancos, y obedecí, se los done a ¡Samara!. Cerca de tres, cuatro años, aproximadamente duré esos zapatos, las aventuras que viví con ellos. Como nos los usaba diario, me aguantaron varias puestas y varias citas, esos zapatos fueron fieles testigos de mis inicios. Posteriormente Don “B” me vendió otros zapatos, mucho más cómodos y solo tuve que cambiarle las tapas, estaban en condiciones óptimas. De hecho el día que me vendió esos zapatos le regalé mis primeros zapatos, me daba mucho remordimiento tirarlos, no sé pero guardaban cierto sentimentalismo. No sé qué hizo con ellos si los vendió, si los tiró….en ese momento él se dedicaba a comprar y vender cosas usadas además de los discos de música y películas pornográficas. Ojalá que hayan caído en buenas manos. Esos zapatos que me vendió de hecho los conservo hasta la fecha.


Fue cuando más adelante y ya con estabilidad laboral, tuve para adquirir zapatos de marca. Comencé comprando unos zapatos por mercado libre, para evitar las caras raras de los vendedores, cosas que me molesta porque, te ven como bicho raro, como si les pidieras fiado o regalado. Esos zapatos los estrené con mi ex nene Fernando, siempre en cada cita estreno algo, ya sea vestido, ropa interior o zapatos, y esa cita no fue la excepción. Una vez que compras unos zapatos ¡quieres más!...es como la nicotina o el sexo, tarde o temprano se terminan volviendo adicción. Y fue así como adquirí mis primeras plataformas tipo “teibolera”, transparentes de un tacón de dieciocho centímetros. Pensando que ya me las sabía de todas todas, me las probé en la oficina, camine unos pasos...sino me detengo con el filo del escritorio me hubiera puesto un tranzaco marca diablo. Esas plataformas me hacían tambalear, definitivamente iba a ser un reto “domarlas” y aprender a caminar con ellas. Como todo, tuve algunos accidentes con mis zapatos, nada de gravedad afortunadamente.


Aunque tenían un tacón grueso y una plataforma anti derrapé, me costó algunos días para poder disfrutar de ellas plenamente, es normal que sientan frustración al principio, pues a mí me paso, yo quería caminar en cuanto las tuviera en mis manos, pero tuve que aprender a tener calma para andar en esos taconzotes. Después adquirí unos zapatos negros magníficos, con hebilla y suela dorada, les confieso que estoy enamorada de esos hermosísimos zapatos. Ese calzado tonifica y le da volumen a mis piernas, mis tobillos y también a mis caderas. Confieso que terminó MUUUY cansada de las piernas pero, el resultado es magnífico. Y con mi amiga “Sibelle” he adquirido también calzado, que es justamente lo que una chica travesti busca, de tacón grueso, de estilo moderno, precios accesibles, quizás no son de marca pero, si vas empezando es una excelente opción. 


Así que ya con VARIOS AÑOS DE EXPERIENCIA, me atreví a grabar este vídeo utilizando mis tacones de una forma nada ortodoxa, así que lo que verán a continuación no lo intenten en casa amigas, pues puede resultar un tanto cuanto riesgoso. 
Y bueno chicos me despido por este mes, seguiremos festejando mis quince años en el travestismo y mis treinta años de edad, espero que les haya gustado este relato, que aunque breve muy preciso; y este vídeo que es algo completamente diferente, cuídense mucho chicos y que tengan…¡ricos orgasmos!, saludos!!




jueves, 25 de mayo de 2017

Mis inicios (Retro blog)

 Que tal chicos ¿cómo han estado?...espero que excelentemente bien. Seguimos con la sección “retro blog” que, para quién no lo haya leído, les comento: Se trata de revivir esas primeras anécdotas en mi paso por este bello y controvertido camino del travestismo, y para que sepan cómo llegue hasta aquí, que no es por casualidad, tampoco por que me hayan obligado (violado) o por que fracase en mi faceta masculina, mucho menos porque esté de moda esto de salir y pretender ser una "mujercita" por ponerte unos girones de ropa, ¡ninguna de las anteriores! Es una decisión que se basa en convicciones y que hoy por hoy CUMPLE YA QUINCE AÑOS... y se mantiene ¡como la primera vez! Obviamente ya tengo más experiencia, momentos buenos, momentos malos como todo en la vida, pero sigo convencida como cuando recién cumplía mis quince años de que esto es lo mío, es lo que me gusta, me llena de vida y al estar vestida de Samara Arlenne, me siento completamente realizada, no me hace falta nada y tiempo y espacio es lo que a veces me hace falta. Este es mi primer relato que compartí con ustedes en mi blog, disculpen que los hechos no vayan en forma concatenada, pero en aquel entonces todavía no tenía una visión de cómo ordenar mis ideas, y empecé a escribir con los recursos que tenía a la mano. Espero que les guste y que si quieren saber que paso, ¡no se queden con las ganas! la continuación la encontrarán en:


No me despido del todo pues todavía les debo la segunda entrada del mes, hasta el siguiente post, espero que disfruten de este relato y que tengan…¡ricos orgasmos!, bye chicos.

 
Hola de nuevo chicos. En está ocasión les comentaré como llegue a este fascinante y controvertido mundo del travestismo, mis "pininos". 
En ese entonces ni siquiera contaba con lo más básico que es maquillaje y peluca, solo tenía algunos "trapitos" que poco a poco fueron conformando lo que hoy es mi mini-guardarropa completo el cual contiene (les presumo), Ropa interior: medias, pantimedias, calsetas, ligueros, brassieres, tangas, pantaletas, baby dolls, corsetes; Ropa casual: minifaldas, mallones, shorts,  tops, blusas, un traje sastre y varios vestidos; Maquillaje: sombras, rubor, maquillaje en polvo, base de maquillaje, corrector, lápiz labial, delineador de labios y parpados, rímel (máscara para pestañas), enchinador de pestañas, kit o set de brochas; pinzas para depilar y sacapuntas; Calzado: zapatos, zapatillas de tacón alto (tipo teibolera) y botas; Disfraces: colegiala (escuela privada y pública), secretaria, sirvienta, bruja, y enfermera; Accesorios: pelucas, antifaces, pulseras, collares, aretes, diademas, bolsas de mano, uñas postizas, y explantes de silicón; Otros: cremas depiladoras, perfumes, barnices, lubricante normal y anal, condones, ¡hormonas!  y claro mi dildo que me consuela cuando no tengo amante al momento. 
Parecen muchas cosas, pero fue con el tiempo, paciencia y un poquíto de dinero (bueno un mucho) que logre juntar todo esto.
Fue a los 15 años, cuando empecé a sentirme "distinta", esa metamorfosis interna, apenas comenzaba. La sexualidad iba despertando, y con ella... mi deseo que me llevo a ser la travesti FEMENINA que soy, aunque de closet, pero feliz. Aún no he llegado a donde quiero, pero poco a poco, no me desespero.
Fue una mezcla de vivencias, sensaciones e inquietudes que fueron acercándome a mi verdadero yo, esa chica que "habita" dentro de mí, su nombre: SAMARA ARLENNE, su lucha es intensa y a diario me dice que quiere salir a la "realidad" ufana, sin tapujos, sin volver al closet,  se desespera, pero como mi cobardía es más grande, permanece encerrada y solo ve la luz cuando tiene una cita con un chico, o de vez en cuando y si se dan las condiciones de grabar un vídeo y compartirlo con mis seguidores y admiradores en you-tube. La manutención y caprichos de Samara Arlenne en ocasiones me salen muy caros, pero las satisfacciones que me ha dejado, ¡recompensan esos sacrificios!.
Uno de los primeros detonantes de mi decisión de ser chica travesti, fue ver cómo le hacían sexo anal a una chica. En ese entonces yo cursaba la secundaria (no recuerdo que año si era primero o segundo), y me habían pedido algunas cosas para un experimento escolar (de esos que casi no dejan en la escuela), en fin, la cuestión es que me dirigía a casa de mi tío, a pedirle algunas cosas prestadas, pues la papelería ya había cerrado.
Justo estaba por tocar la puerta cuando escuché algunos gemidos (pujidos), la puerta a pesar de que estaba cerrada y con una cortina, tenía una pequeña apertura que me permitió ver algo que me dejo sin palabras ni imaginación;…¡ni siquiera había visto mi primera película porno! (solo revistas), y ver sexo prácticamente ¡en vivo!, wooww era una especie de shock, mi mente de puberto no la pudo procesar de inmediato. Nada puede ser más descriptivo que ver como las dos manos de mi tío tenían agarradas la cintura y caderas de su esposa, solo veía como se le movían las nalgas a esta chica mientras él la embestía con pasión, observaba sus gestos y escuchaba sus gemidos apenas perceptibles para mi oído ...¿cómo supe que era anal?. Mi tío le dice ya no te duele, su chica le contesta no mi amor, sigue metiéndolo en mi colita, así rico, me gusta que me la metas por detrás, (susurraba) apenas se escuchaba pues hablaba en voz baja.
Me retire de ahí, pero fue más mi curiosidad, y regrese a ver la escena ¡completa!, por esa rendija observaba como tenía de "perrito" mi tío a su esposa, le daba durísimo, ella llevaba unas hermosas medias de liguero, solo gemía, pujaba, mi tío no hacía mucho ruido, ella se quejaba a cuenta gotas, para que no la escucharan, esos gemidos alentaban a mi tío a seguirle dando ¡duro! no estaban desnudos, él le levanto la falda y él tenía los pantalones abajo, después supe que ese era un "rapidín". 
Quizás hice algún sonido o ruido involuntario, y ella dijo: espera, alguien nos oye, mi tío se subió los pantalones y salió a ver, entonces me apresure a esconderme. No viendo a nadie afuera procedió a terminar de coger esa colita que lo tenía sudando. Por temor a ser descubierto ya no regrese, preferí quedarme con lo que vi e imaginarme el resto.
Más tarde regrese a casa de mi tío a pedirle las cosas que necesitaba para la escuela, su esposa me pregunto: ¿sabes si alguien vino hace rato?, le dije -sí-, mi hermana paso a buscar a mi prima pero me dijo que la puerta estaba cerrada. Se lo dije para qué pensará que fue mi hermana quién hizo el ruido que ella escucho mientras mi tío la montaba, pero algo raro noto en mi cara -(la verdad si me veía sacada de onda, pienso que si intuyo que los vi tener sexo ¡en vivo y a todo color!, creo que a tus quince años es algo que no se puede disimular y mucho menos procesar rápido)-, me preguntaba la esposa de mi tío: ¿te pasa algo?, le dije no...estoy preocupado por unos exámenes de la escuela. Pero mi mente recreaba lo que apenas hace unos minutos mis ojos precenciaron, mi tío dándole a su chica de a "perrito", y no solo esa noche, todo el mes estuve en shock y no me pude quitar esa "película" de mi mente. Pensaba tanto en esa situación que me imaginaba que ¡era yo!...me masturbe infinidad de veces pensando en aquella escena, pero no como chico ahí fue la primera vez que me imagine ¡que era yo la esposa de mi tío!, y que ¡era yo esa nena a la que ponía de "perrito"!, y me daba durísimo, es que de oír sus ricos gemidos, y esos gestos inolvidables y provocativos, su rostro reflejaba que de verdad lo disfrutaba bastante, me hizo suponer que lo que ella sentía era algo parecido a estar en el "paraíso", como mi tío solo sudaba y no hacia muchos gestos, y por el contrario su chica era muy "expresiva", deduje que el sexo anal era riquísimo (disfrutarlo como chica) y hoy que ya lo probé infinidad de veces... ¡les puedo decir que no me equivoque!. Les confieso que aún, esas imágenes siguen presentes, imposible olvidarlas.
A eso le siguió la inquietud de ponerme unas medias. Mi madre siempre tuvo el gusto de vestir de medias (tuvo el gusto porque hoy por su salud ya no las usa), pero en aquella época, le gustaba usar mucho medias y pantimedias, aclaro que nunca tuve el complejo de Edipo rey, pero admiraba las piernas de mi madre en medias azules o negras, sus colores favoritos, aclaro que siempre la mire sin morbo. A ellos se sumaba unas hermosas zapatillas que terminaban por darle la "cerecita al pastel", que bonita se veía, de ahí me nació la inquietud, ¿cómo se me vería a mí? empezaba a fantasear y ya me veía con mis primeras medias.
Cierto día hicieron una fiesta en casa de mis abuelos, la casa no queda muy lejos de donde vivimos, la inquietud de ponerme unas medias me desesperaba, me las quería poner a la de ¡ya!, era como una necesidad, como aquellas veces que tienes sed y sientes que si no bebes un delicioso vaso de agua fría vas a desfallecer. Exagerado, pero así me sentía, ya ansiaba por ponerme unas medias, más sin embargo cuando vas a la secundaria (por lo menos a mí) me fue muy difícil traer dinero en el bolsillo (a menos claro que trabajes) entonces dije ¿cómo estrenare mis primeras medias?.
Estaban muy entretenidos en la fiesta (incluyendo mis hermanas) y como a mí nadie me pelaba, todos bailaban, reían y cantaban, cada quien en su rollo, se me ocurrió una idea fabulosa, le comente a mi mamá -qué crees que no tendí mi cama, si la fiesta acaba tarde me va a dar flojera después- mi mamá asintió con la cabeza- me dijo si mejor vete a tender tu cama, y me regaño, me dijo: ¿qué no la habías tendido ya?, le dije no se me olvidó y justo ahorita me acordé, pues vete a tenderla, me dijo.

Me fui corriendo lo más rápido que pude, ¡ya quería llegar a la casa! con la idea de ponerme unas medias. Me metí al cuarto de mi madre, hurgue entre su ropa interior, y por más que trate de evitar la tentación ¡no pude!, termine por ponerme varias de sus medias y pantimedias que tenía en su cajón, inclusive hasta una de sus pantaletas; era como una pasarela frente al espejo, la sensación fue inexplicable, era agradable pero raro a la vez,  agridulce... quién haya pasado por algo así me entenderá; justo estaba en eso y la conciencia me remordió, ¿cómo le podía haber hecho eso a mi madre?, no sé pero sentí como si hubiese hecho en realidad algo muy muy malo, en ese momento me sentí muy mal moralmente hablando. A pesar de todo eso me volvió a ganar el deseo y seguí, me puse una de sus pantaletas negras y unas pantimedias, destendi mi cama y me puse a tenderla así: en pantaletas negras y pantimedias, sin pantalón, me sentía excitado tocar con mis manos mis piernas ataviadas en negro, me mire en el espejo, me gustaba lo que veía. 
En la mesita de su cuarto, había una bolsa de globos que habían sobrado de la fiesta, y eche rienda suelta a mi imaginación. Es algo inverosímil pero así paso, no pude resistir las ganas y coloque un globo (a manera de condón) en el palo de la escoba, lo ensalive, no pude más y me masturbe, me puse de "perrito" y me imaginaba que ese palo, era el miembro de mi tío que me penetraba, me gustaba y me dolía, solo metí si acaso unos cinco centimetros, como lo dije era como probar algo "agridulce" me excitaba demasiado ver mis piernas con medias; de hecho no lo quiero reconocer pero tengo el fetichismo de las medias.
Les confieso que me dolió MUCHÍSIMO y que inclusive (no quiero ser demasiado explicativa porque llegaría a lo escatológico y no es mi idea), pero el globo salió algo "sucio" era la primera vez que metía algo "duro" por mi ano. Me quede taciturno, pues pude ver en aquellos restos un poco de sangre, dije ¡oh no, ya me jodí!, me limpie y efectivamente el papel higiénico tenía un poco de sangre de mi recién desquintado ano, pero como gracias a Dios no era una hemorragia si no "restos" de sangre ya no le di más importancia, afortunadamente no paso del susto.
No sé cuánto habré tardado, que mi mamá fue a casa a buscarme; precavidamente cerré la puerta con seguro, trato de abrir y como no pudo, empezó a llamarme por mi nombre, espantado no sabía qué hacer, ¡estaba nervioso, sudando!, lo único que se me ocurrió fue quitarme las medias devolada, junto con las panties, y las avente debajo de la cama, junto con el papel higiénico y el globo-condón, y ya vestido le abrí la puerta.
-¿Qué estabas haciendo?, nada (le dije) que crees que me agarro el sueño cuando estaba tendiendo la cama, como me dio miedo que alguien entrara entonces cerré con llave y seguro.
-Pues hay que regresar a la fiesta, me espante, (me dijo mi mamá) pensé que te había pasado algo, le dije no... Nada solo me agarro el sueño.
Después de esa fiesta nada fue igual, en cada oportunidad (cuando mi madre salía por varias horas), o bien cuando me quedaba sola en casa, disfrutaba mucho de ponerme todas sus medias, y esa pantaleta que me causaba una sensación muy rara, fue adictivo masturbarme con ese palo de escoba y con las medias puestas. Ya no tenía que buscar nada, tenía todo en casa: mi consolador (palo de escoba) con su condón (el globo), lubricante (mi saliva) y encima ¡ropa interior!.
Desafortunadamente no todo fue miel sobre hojuelas, por mi edad, aunado a mi inmadurez, no fui lo suficientemente cuidadosa en colocar las prendas como estaban acomodadas y creo (aunque mi madre nunca me lo dijo) empezó a sospechar que yo, utilizaba parte de su ropa interior. Me empezaba a ver "raro", cuidaba mis movimientos, sobre todo cuando pasaba cerca de su cuarto, entonces para no despertar más sospechas decidí ya no usar más su ropa, estuvo tan a punto de cacharme junto con mi hermana las más chica, que prometí que si en esa ocasión no lo hacía, jure que jamás volvería a ponerme nada de su ropa, y así lo hice no volví a ponerme ¡nada! de su ropa. Es de lo único que me arrepiento de mi transición, haberme puesto la ropa de mi madre y hasta haberle robado un par de vestidos, perdóname madre sé que no lo vas a leer pero a quién lo lea sepa que me arrepiento de corazón. Hoy en día le he dado y comprado muchísimas cosas más, ropa, zapatos, muebles, además de algo de dinero para que ya no trabaje, con eso no justifico nada, ni mucho menos lo minimiza, pero creo que es lo menos que puedo hacer, y lo reitero es de lo único que me ARREPIENTO, creo que si el tiempo regresará DEFINITIVAMENTE no lo volvería a hacer.
Por meses evite volverme a poner unas medias, más por las sospechas que traía a cuestas, los ojos de mi hermana y mi madre no me los quite de encima por un buen tiempo, por momentos sentí que me espiaban, como si me vigilaran, y creo que no era para menos era como estar en un "big brother".

Pero mi necesidad era más, mi yo interior no se daba por vencida fue como una adicción incontrolable, creo que estuvo a punto de salirse de mis manos. Un día a la hora de la comida me toco ir por el refresco y otras cosas que había olvidado mi madre llevar, recuerdo que existía una tienda cercana a mi casa, y justo cuando compraba refresco y las cosas para la comida que volteo a mi costado derecho y ¡sorpresa!, observe que esa tienda ¡vendía medias!, si ¡medias! ¡qué alegría!, era raro, nunca había visto que una tienda (menos en aquel entonces) las vendiera, pero dije hoy es mi día de suerte.
Con sacrificios, junte un poco de dinero, y una noche me salí a comprar ¡MIS PRIMERAS MEDIAS!, (ahora si las podía usar sin remordimientos pues ERAN MÍAS) como ya tenía la "experiencia" con las medias de mi madre, ya sabía qué modelo comprar, de qué medida, y el color: naturales.
Le pedí al tendero las medias, ¡venía feliz! para no levantar sospechas me lleve una chamarra para esconderlas ahí. 
Jamás me pude vestir con comodidad pues mi cuarto siempre estuvo compartido con la de mis hermanas, nos dividía una cortina que dejaba tu privacidad en el sesto de basura, nunca me gusto la idea, pero la situación no daba para más.
Me las ponía cuando estaba bañandome, o cuando se quedaba sola la casa. Hay veces que (con excepción de mi madre que sospecho) las usaba debajo de mi pantalón de niño y nadie percibió nada raro. Me volví tan adicta a las medias que cuando ya no tuve dinero para comprarlas ¡opte por robarlas!. Compraba cosas más baratas en la tienda que les platique, y que no estaban en el mostrador de tal manera que el tendero tuviera que ir hasta la bodega por ellas, y justo en ese lapso aprovechaba para robarle dos o tres pares de medias (aún conservo unas de ala de mosca de ese entonces), nunca me descubrió siempre fui muy rápida y discreta, además era el típico niñ@ "inocente" que no rompía ni un plato, ¡mucho menos robar!.
EL TERCER PARTE AGUAS DE MI TRAVESTISMO.
Estando en la secundaria (todavía) en una ocasión no llego el maestro de la clase de español, era típico en mi escuela que te mandaran al patio a perder el tiempo cuando no llegaba un maestro a que te hicieran "bulling" los alumnos y hasta los putos "maestros"; o bien, mandarte a la "sala de proyecciones" a ver por enésima vez la película que ya habías visto la semana pasada en otra materia, que tedio.
 
En fin, bajo el orientador a informarnos que no tendríamos clase de español, pero que a cambio había que estar en sala de proyecciones para ver la película, con eso pasaría lista de asistencia, pero como era de esos maestros bien barcos y que nadie pelaba, solo los más mensos nos metimos a ver la chingada película, todos los desmadrosos se fueron a jugar fut, y las viejas a echar cotorreo, el chiste es que entramos como seis, o siete alumnos a ver la mentada "película". 
En ese entonces había hecho amistad con un chico tranquilo (creo que igual que yo), buena onda, me gustaba su compañía porque me comprendía, éramos afines en gustos y de vez en cuando me compraba algo de la cafetería, era muy noble. No sé qué mosco le habrá picado ese día que a mitad de película me dice "se me paro", le digo: ¿¡qué!? (todavía ingenua ¡al fin quince años!), ¡que se me paro!, no quieres verlo, voltee y supe de que hablaba.
En cierta parte se me hizo normal porque en sexto de primaria y parte de la secundaria nos da por enseñar "esas partes" para ver a quien ya le salió vello o "quién lo tiene más grande", justo estaba procesado su mensaje cuando ¡zas!, se desabrocho la bragueta y sin preguntarme que saca su pene erecto y me dice mira ¡mira!, ¡no sabía qué hacer!, me saque mucho de onda, jamás había visto un pene que no fuera el mío o el de mí tío cuando estaba cogiendo con su chica, pero verlo así tan de cerca y a detalle...me quede sorprendida, me tomo la mano y me dice, tócalo está duro,.. Deje que llevara mi mano (pues por una extraña razón si sentía curiosidad y ¡sí! quería tocarlo), pero no aguante mucho tiempo y quite mi mano, le dije en voz baja ¡qué te pasa!, el solo sonrió. Tuvimos suerte de que nadie nos observara pues como el salón estaba semi-vacio y nosostros nos sentamos hasta atrás, nadie se dio cuenta.
Me paso como aquella vez, que vi a mi tío darse a su esposa de perrito, esta imagen no me la podía quitar de la mente, lo más raro es que empecé a fantasear con eso, me imagine acariciarlo, apretarlo (no succionarlo, deslecharlo y montarlo, no, todavía no había visto tanta película porno, ni tenía experiencias, ni el deprave que ya tengo el día de hoy), solo acariciarlo y a lo mejor hasta besarlo.
Cada que veía su pantalón me lo imaginaba, que rico era, todo rosita, y duro ¡muy muy duro!...auch!. Hubo una tarde en que estábamos a punto de salir de la secu, (cada quien para su casa) y me dijo quiero que me acompañes a comprar unas cosas en "Aurerra" (todavía existía, por lo menos acá en el DF) me lo decía muy INSISTENTEMENTE, le dije sabes que no puedo, si no llego a la media hora de la salida mi mamá me va a regañar (pues era muy estricta en cuestión de la hora); me dice no, nos apuramos, es más... ¡te pago el pasaje!; el chiste es que por miedo a llegar tarde y al posible regaño, no lo acompañe a esa compra "misteriosa".
En otra ocasión un profesor nos dejó un trabajo en equipo; ¡qué fastidio era trabajar en equipo!, siempre terminabas por hacer el trabajo de los más huevones, en fin dije ni modo, solo que aquí había una variante, no era trabajo para hacer en la escuela, era para hacer en casa, dije ¡no puede ser!. 
Lo único bueno fue que podíamos escoger con quien hacer el trabajo, y obviamente ambos coincidimos en hacerlo juntos, solo nosotros dos, ya que el equipo era mínimo de dos máximo de seis.
Así llegó el Jueves por la tarde, pedí permiso para ir a hacer la tarea y fue como llegue a la casa de mi amigo. Estuvimos platicando, haciendo conjeturas, conclusiones  y bueno terminamos antes de lo previsto. Le digo ya me voy, -no espérate- (me dijo), recuerdas aquella vez te pedí que me acompañaras al Aurerra, si (le dije), pues fíjate que te compré algunas cosas, que la verdad no me animaba a darte, y quiero aprovechar que estás en mi casa para que te las pruebes, solo hay una condición: quiero vértelas puestas, puedes cambiarte ahí en mi cuarto ¿estás de acuerdo? -Si- está bien (hasta ese momento nada se me hizo raro) dije a lo mejor me compro un pantalón o un suéter pues por la situación humilde en la que me encontraba, desafortunadamente nunca tuve para estrenar pantalón o suéter nuevo.
Lo que si termino por sacarme de onda fueron las cosas que me compró, todavía lo recuerdo como si fuera ayer. Abrí la bolsa y ahí estaba ¡una minifalda azul de estrellitas en la parte de adelante (como de licra)!, una blusita blanca con un corazón en medio y un lápiz labial...
Salí de su cuarto y con la bolsa en la mano le dije -¿es enserio?- (inclusive me dio risa) quieres regalarme esto y que me lo ponga, le dije no… ¡no puede ser que también seas como los demás, eres un ogete! (me enoje pensando que me estaba haciendo una broma de mal gusto)...le avente la bolsa al piso y estaba por salirme cuando me tomo por el brazo y me dijo: ¡No… es enserio!, no quiero ofenderte, pero la verdad es que me gustaría mucho que te pusieras lo que hay en la bolsa, ¡por favor! por lo menos pruébatelos, levanto la bolsa y me la dio de nuevo.
Me quede pensativa... ¡no sabía que hacer!, entonces en mi mente dije ¡sí!, no sé quién estaba más loco de los dos, si él en ofrecerme "algo así" o yo en ¡aceptar!., la amistad estaba por convertirse en algo más.
Está bien me lo voy a poner (me quise hacer la ofendida), lo hice más como autómata que por voluntad, (confieso que tenía muchísimos nervios, pero mi deseo por ponerme la ropa era más, como ¡un sueño hecho realidad!, inclusive, sonara infantil pero pensé que estaba ¡soñando!). 
Para darle un toque extra, me trajo unas pantaletas de su hermana, (que casí era de nuestra edad), las medias y perfume de su mamá. No lo podía creer ¡por fin! estaba vestida como yo deseaba, con una minifalda muy sexy, blusa (que me quedo algo grande porque ni yo recordaba mi talla), y medias…fue de mis primeras y mejores experiencias esa "tarea en equipo", LA PRIMERA VEZ... que "oficialmente" me vestía para otro chico.
 
Para no aburrirlos mucho, y también dejarlos con la intriga en el siguiente relato les diré que sucedió esa tarde con la dichosa "tareita", ya les contaré A DETALLE, espero que les hayan gustado mis primeras anécdotas de como llegue a este bello pero difícil camino del travestismo, besos.