Vistas a la página totales

viernes, 31 de julio de 2015

“DON B” Chapter 2 (Parte 2)



Esa primera cita con “Don B” fue una verdadera prueba de fuego y un indicativo de que estoy haciendo las cosas mejor de lo que pienso. ¿Por qué?...les parece poco que un hombre de esa edad y a quién “solo le gustan las mujeres” me observara, tratara y deseara como a una de ellas. No soy una experta si de maquillaje hablamos, lo que me ayuda es que tengo un cuerpo y un rostro muy similar al de una chica biológica, quizás eso es lo que me da la sustentabilidad para llevar acabo está deliberada aventura; además, mi voz termina de complementar mi feminidad. Les confieso que sigo desconcertada… pues por una parte me dice que soy muy parecida a “mi primo”, ve “coincidencias” y “detallitos” que lo delatan y me hacen suponer que está consciente de que Samara y yo, ¡somos la misma persona!, aunque por otra parte me trata como toda una dama, con mucha delicadeza y caballerosidad, aunque también con mucha liviandad. Como si ignorara completamente la situación!, precisamente por eso me tiene muy confundida. Creo que este doble juego lo está disfrutando mucho “Don B”, pues Arlenne es una chica muy accesible, buena onda además de cariñosa, ella nunca le dice que no a sus mimos, besos, cariñitos, y esos ricos manoseos que de repente la dejan muy caliente, pues a pesar de su edad y como dice el dicho “lo que bien se aprende, nunca se olvida” sabe cómo excitar delicadamente y sin prisas a su chica

Cuando me está manoseando  mi cuerpo no se puede resistir, me derrito como mantequilla entre sus dedos, delicadamente me acaricia las piernas, percibo su lujuria, me mira con deseo…suspira, baja mis medias y besa mis piernas como si las quisiera devorar de un bocado. Me da la impresión de que le gustaría ser pulpo para estar agarrando mis nalgas, piernas, rostro y pechos al mismo tiempo…pero como solo tiene un par de manos, se tiene que conformar con acariciarme una pierna y una nalga a la vez. Saben…ese viejito tiene una lengua ¡deliciosa!, unas manos muy gruesas y traviesas que saben adular, y ni qué decir de su manera de estimular mis pequeños pechos. Nunca me ha penetrado (no obstante lo hemos intentado), aunque no hemos perdido del todo el tiempo esas tardes juntos.

De principio le comente que Samara no tenía trabajo, pues recién llegaba a la Ciudad, muy amablemente “Don B” se ofreció a ayudarme a conseguir un buen empleo, por mi apariencia física me dijo que sería una buena secretaría, que me conectaría con uno de sus amigos, me aclaro que era “un poco mano larga”, lo más seguro es que mi futuro “jefe” al verme, me pidiera las pompas a cambio del trabajo. Le dije que estaba más que dispuesta a cooperar en TODO por quedarme con “la chamba”. Si se lo dije, no fue por considerar el trabajo como una opción para Samara, más bien para excitarlo, para que no se le olvidara que soy una chica muy caliente y que yo estaba a la orden de sus caprichos.

¿Qué te parece si en lo que mi amigo nos resuelve te vienes a vender discos conmigo al mercado?...la verdad es que no esperaba una propuesta de esa magnitud,  me tomo por sorpresa; ya era muy arriesgado salir a la calle con mi viejito; y no es que me negara, al contrario, yo encantada de salir y enfrentar al mundo de su mano, sin embargo estoy consciente de que no puedo convencer a toda la gente tal y como lo hice con él (o por lo menos eso es lo que me hace creer). No me dejó otra opción más que ponerle límite a sus emociones y tuve que restringirle parcialmente el acceso a Samara Arlenne, pues ya no era él quien decidía, si no el momento. Una tarde paso a visitarme (no a Samara si no a su “primo”), y me dice: “necesito hablar con tu prima, mi amigo quiere verla parece ser que la va a contratar en una de sus farmacias, pero necesito que vaya vestida como ella sabe, así de minifalda y medias, ¡muy chula!...vas a ver que en cuanto la vea mi cuate ¡hoy mismo empieza a trabajar!, de hecho le estuve marcando pero no sé porque no contesta el celular”. Tuve que interrumpir sus palabras abruptamente para no hacerlo sentir mal, y no me dejo otra alternativa. Le hice creer que “mi prima” ya había encontrado trabajo. Híjole “Don B” que cree…está mañana mi prima salió muy temprano de la casa precisamente para buscar trabajo, al parecer se quedó de mesera en un restaurante, y si no le contestaba es porque se encontraba en la entrevista de trabajo, usted le marco justo en ese instante,  por eso no le pudo contestar, igual en la mañana mis intentos tampoco tuvieron éxito, no me contesto, ya en la tarde hubo oportunidad de que me contestara y me explicó que la estaban entrevistando.
¡Qué mala suerte!...me hubiera gustado que se quedará en la farmacia con mi amigo, así la podía ver más seguido –me dijo ”Don B”- algo afligido. ¡No se preocupe! ya le dije que cuando usted la quiera ver yo le aviso y ¡aquí la tiene!, por eso no hay problema. Esa tarde se despido algo triste (lo note en su rostro), pues de alguna manera quería apoyar con su granito de arena a Samara, y sé que no fue su intención pero me hizo sentir mal, quería arrepentirme de lo dicho, pero no había marcha atrás, si permitía que sus emociones se mezclaran en esta aventura, las siguientes propuestas podrían ser más arriesgadas para ambos.


“DON B” LO CONFIESA…¡ESTÁ ENAMORADO DE ARLENNE!


Pasaron algunas semanas y el cumpleaños de “Don B” se acercaba, la mayoría de sus hijos ya son casados y con el pretexto de que “están demasiado ocupados”, ni un detalle por más sencillo que sea, le obsequian ese día, y de sus nietos jamás ha recibido un presente, ahora que conocía a Arlenne ella si estaba dispuesta a celebrarle su día ¡cómo se merece!. Bien sabía que faltaban unos cuantos días para su “diablo” (como él le dice). Estaba preparando todo con mucho ahínco, lo cite el día de su cumpleaños, traía mi ropa (la más sexy por cierto), su regalo, y solo era cuestión de que las horas transcurrieran para que Samara le festejará ese día tan especial. Le comente que Arlenne llegaría a las cuatro de la tarde si no había inconvenientes. “Don B” estaba emocionado, como niño que espera el seis de enero. Sus manos delataban su ansiedad, y para aminorar un poco su inquietud le di algunas revistas para entretenerlo. El sueño hacía de las suyas y de repente lo vencía pero cuando escuchaba un ruido se despertaba inmediatamente pensando que Samara había llegado. Todo iba saliendo bien, hasta que a las dos de la tarde recibo una llamada inesperada de mi jefa de área.

Para mi desgracia y mala suerte de “Don B” mi superior venía a revisar unos expedientes que estaban pendientes… ¡tenía que elegir justo ese día!, ¡no puede ser! –pensé-. Se lo comente inmediatamente para no seguir ilusionando a mi viejito. Malas noticias “Don B”, mi jefa viene para acá y no va a ser posible que “mi prima” lo visite el día de hoy; no sé si me escucho pero viene a revisar unos expedientes y regularmente cuando pasa eso, nos llevamos cerca de dos horas. Pero no sé preocupe, ya sabe cómo es “mi prima” de precavida, me dejo en la mañana antes de irse, su regalo y una carta para usted, ahorita se los entrego.

Fui al cajón de mi escritorio, saque el obsequio y se lo entregue. Le regale un llavero muy bonito con una insignia grabada, además de una carta con un beso impreso por mis labios. A grandes rasgos Samara le decía en su misiva, que estaba muy agradecida con la vida por haberlo conocido, que siempre estaría para él, “disfruto mucho de su compañía, y cuando no está a mi lado la soledad parece interminable”. Espero que este pequeño pero sincero presente sea de su total agrado. Siempre suya…Samara Arlenne. El mensaje finalizaba con un beso color rojo pasión, la misma que despierta cuando me toca…puse un poco de mi perfume en su carta para que al olfatearla, me recuerde. No quiso leer lo que le escribí en esos momentos, sentí que eso no lo quería compartir con nadie, tomo la misiva y la guardo entre sus ropas como algo muy valioso. Sé que en la intimidad de su habitación lo hizo, y el mensaje lo dejo muy emocionado. Para compensar un poco el inesperado inconveniente, le dije que le comunicaría a “mi prima” para que le saludara y le deseara un feliz cumpleaños. Conmovido “Don B” me dijo que sí, sus ojos brillaban, sus manos inquietas esperaban para tomar el teléfono y escuchar la voz “de mi prima”. ¡Gracias, ahorita con escucharla me conformo! –me dijo “Don B”-, voy a comunicarle a Samara, en lo que voy al baño, sirve de que no le interrumpo –le dije-, ¡no digas eso, tu no me interrumpes, al contrario, muchas gracias por presentarme a tu prima, y dejarme estar un ratito haciéndote compañía, ¿sabes?...desde que la conozco mi vida es otra, no sé pero la veo y me siento mejor, la escucho y es como una medicina –expresó con emoción “Don B”-.

Salí apresurada de la oficina para contestar la llamada de mi viejito. Apenas distinguía su voz por la bocina, “bueno, bueno” lo note algo desesperado e impaciente, tuve que subir un poco el volumen de mi voz para que me lograra escuchar y una vez establecida la comunicación, conversamos  sin problemas. ¿Cómo está “Don B”, que bueno que me marco, aprovecho para enviarle una emotiva felicitación y un cálido abrazo, espero que el presente que le deje con “mi primo” le haya gustado, es algo muy sencillo, pero con todo mi amor…le deje una cartita que espero tenga la oportunidad de leerla, guárdela muy bien pues ¡son palabras que usted me inspira cuando estoy a su lado!, disfrutando de sus besos, abrazos y caricias. Es una lástima no poder estar ahí para estrujarlo entre mis brazos y decirle cuanto lo quiero. “Mami linda, aparte de ser una niña muy guapa eres una excelente persona, agradezco ese tiempo que pasas a mi lado, con nada te puedo pagar ese amor incondicional”-me dijo “Don B”-. No me dé las gracias por cierto…¡ya le recompensaré este día con creces!…¡con muchos abrazos, besos y cariñitos!, me despido, tengo que regresar a mis labores, cuídese mucho, le dejo un beso de lengua, de esos tan ricos como los que usted me da… me saluda a “mi primo” –le dije-. Cuídate también mami linda, regresa con cuidado, ¡te extraño!... ¿cuándo te veo? –pregunto- ¿le parece bien el próximo viernes?, si no hay problemas estaré esa tarde para usted, márquele a “mi primo” para que le confirme, ¡nos vemos! Finalice mi llamada y regrese a la oficina como si nada.

¿Qué pasó “Don B” logro comunicarse con “mi prima”?...emocionado y con una sonrisa de oreja a oreja me contestó: ¡sí!, esa mami hermosa… de escucharla me siento mejor. No sé pero creo que es la única medicina que mi cuerpo necesita, con escucharla mi salud mejora, y ni que decir cuando la tengo entre mis brazos; un suspiro de amor emano desde el alma de “Don B”, al mismo tiempo que me confesaba…no me lo vas a creer pero… ¡estoy enamorado de “tu prima”!.

Un largo pensamiento me invade, me hace pensar que su dulzura y ternura son mi sueño hecho realidad, que la pasión de su cuerpo es una llama que revive mi alma...¡lástima que ya estoy viejo!, tu prima se merece un hombre que pueda hacerla feliz, ¡no alguien como yo! Interrumpí deliberadamente sus palabras para decirle…¡disfrute el momento!, no piense en el pasado que no tiene remedio, ni en el futuro que es incierto, viva el momento, si la vida le puso en su camino a “mi prima” fue por algo, usted todavía tiene amor para dar y recibir, déjese consentir, usted mismo dice que mi prima es como una medicina ¡así que no se le olvide tomársela para sentirse mejor!; sinceramente ¡me da gusto verlo feliz!

Pese a que yo no quería que se fuera, tuve que despedirlo, pues mi jefa estaba por llegar, pensé que se marcharía triste pero por el contrario, iba feliz con sus regalos y esa llamada compensaba de momento, la tarde que no pude estar a su lado. Cite a “Don B” el viernes para agasajarlo como se lo merece, se la debía pues en su cumple no nos fue posible celebrar a lo grande. Me llamo en la mañana para confirmar nuestra cita, le comente que está vez no habría inconvenientes; “tal vez vaya a visitarte, tengo planeado ir a ver a mi hija para desayunar con ella, y cuando termine paso a verte” –me comento “Don B”. Por supuesto que sí ya sabe que las puertas de esta oficina siempre están abiertas para usted (no solo las puertas también mis piernas; ¿lo dije o lo pensé?, creo que lo pensé). Regularmente cuando “Don B” tiene una cita “con mi prima” llega alrededor de las doce del día, o a más tardar a la una de la tarde, pues es lapso en el que sus hijos no están en casa y se les puede “escapar” un ratito para visitarme.

LES PRESENTO “A DON B”

Eran las dos de la tarde y de “Don B” no llegaba, se me hizo raro que me llamara en la mañana para confirmar la cita y que aparentemente no fuera a venir, pues en una ocasión, se le subió la presión y tuvo que cancelar la cita, pero esa vez me aviso con antelación para que la “prima” no estuviera esperando. Todavía faltaban dos horas para la cita, estaba optimista. Me fui a comer y regrese a las tres con treinta. Cuando volví pensé que encontraría a “Don B” sentado en ese sillón grande que está justo al fondo, a un costado de la puerta de mi oficina, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí el siento vacío. Quizás no va a venir, ¡ya es muy tarde!…ingrese a mi oficina resignada de que “Don B” no me acompañaría esa tarde. ¿Para qué me arreglo si no va a venir’;  paso por mi mente aprovechar la tarde, arreglarme, maquillarme y tomarme unas fotos y vídeos, pero mi estado de ánimo no era el óptimo, estaba tan acongojada por la ausencia de mi viejito, casi al borde de la depresión, que no me dieron ganas de sacar a Arlenne del closet. Eran las cuatro con diez minutos, y para ese momento ya daba por un hecho que “Don B” no llegaría a la cita. Resignada estaba acomodando mis cosas en la mochila donde traslado las pertenecías de Samara.

Mis pensamientos y el silencio de la oficina fueron interrumpidos por unos fuertes golpes en la puerta. ¿Quién será? –pensé-; oculte mi mochila de inmediato y fui a la puerta para ver quién tocaba con tanta desesperación…una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando abrí y observe a “Don B”… ¡justo frente a mí!.

¡Qué sorpresa tan agradable “Don B”!, ¿cómo está?, pensé que ya no iba a venir, de hecho “mi prima” se acaba de ir, como no llegaba se desesperó y se fue a comer, si gusta le marcó a su celular para que se regrese. “Don B” venía un poco agitado y desesperado por encontrarse con Arlenne, “no pensé encontrarte aquí” –me respondió  “Don B”-; de hecho ya estoy por irme, tengo que ir a dejar estos documentos a la sucursal de Polanco, pero no se preocupe lo dejo en su casa, tome asiento, ahorita le marco a mi prima para que regrese, si gusta échese un sueñito en lo que regresa –le dije-. Gracias eres muy amable, pero prefiero esperarla despierto. Lo conduje hasta ese sillón que está a un costado de mi oficina, pretendía esperar de pie, pero lo convencí para que tomara asiento. Más a fuerzas que por voluntad lo hizo, y una vez que me dio la espalda aproveche para “despedirme” e ingresar a mi oficina sigilosamente, cerré sin que se diera cuenta y empecé esa metamorfosis que da paso y vida a Samara Arlenne.

Cuando me maquillo ocupo  alrededor de treinta minutos para estar completamente lista, está vez no disponía de tanto tiempo pues “Don “B estaba un poco impaciente, podía escuchar sus pasos y esa tos que le da cuando está desesperado. Me di prisa y en quince minutos ya estaba lista, faltaba afinar algunos detallitos pero en concreto estaba preparada para recibir a mi viejito. Intranquilo “Don B” se acercó a la puerta y toco en repetidas ocasiones, desesperado porque le abriera, insistió una y otra vez…así que para no llamar la atención le permití el acceso a mi oficina. Lo hice poquito a poco, pero su emoción era más, empujo la puerta y me dice ¿por dónde entraste mami linda que no te vi?; lo interrumpí tratando de confundirlo, y le dije: tiene como cinco minutos que llegue, lo vi tan concentrado leyendo esa revista que no lo quise interrumpir.

No digas eso mamita, sabes que para mí lo más importantes eres tú ¡qué bueno que ya llegaste!...¡ya te extrañaba!. No sabes está mañana ¡hasta te soñé!, largas se me hacen las horas para verte mamita, ¿nos quedamos aquí en la sala de espera? –me dijo “Don B”-. ¡No!...(era muy riesgoso quedarme  afuera a expensas de que alguien me descubriera), así que le dije:  mi primo me dejo las llaves de su oficina, ¿le parece si mejor pasamos y allá platicamos a gusto?; como tu prefieras mami linda –contestó Don B”-.

Antes de ingresar a la oficina, le dije a “Don B” que me complaciera con un caprichito, le dije que deseaba tener una foto de él para llevarlo no solo en mis pensamientos ¡también en mi celular!, y muy emocionado ¡accedió!. Señoras y señores, niñas y niños, y todo público que me hace favor de leerme, les presento a “Don B” está es la foto que le tome ese día:




(Por razones de discreción la foto está despixelada). Pasamos a la oficina “de mi primo”, nos acomodamos…estaba ansioso por abrazarme y toquetearme, sus manos inquietas no se coordinaban, no sabía si besarme, acariciarme o darme un buen arrimón. Para tranquilizarlo le di un abrazo muy cachondo, de esos que te invitan a pecar…buscaba atraparlo con mi sensualidad, y presto… ¡lo logré!

Ahora lo invite a tomarse una foto a mi lado, se las comparto:




Estaba tan concentrada en “tomar mis fotos” que ignoré la desesperación que estaba sintiendo de “Don B” por darme una rica manoseada. “Ya deja esa cámara y acércate a mi mami linda, espere tanto tiempo para tenerte entre mis brazos, anda… ¡no seas así!”. Como les dije Samara es una chica muy accesible (por no decir facilona jaja), y terminó por sucumbí a los bajos instintos de “Don B”. Me deje sabrosear por ese viejito, les confieso que me excita su mirada libidinosa…sus manos escurridizas que se meten por todo mi cuerpo. Cuando me estaba besando y sin avisarle le tome una foto más:



Me besa con mucha pasión, su lengua es muy juguetona…muy rica e insaciable, me resulta imposible resistirme. La plática es solo es solo un pretexto para juntar nuestros labios. La conversación termina pronto, preferimos aprovechar el momento para intercambiar caricias. Suspira…percibo su respiración agitada, sus latidos me dicen que está excitado, sus manos buscan mis piernas, su lengua mi boca…como niño pequeño busca mis pechos para saciar su sed. Complaciente y cediendo a sus caprichos, dejo al descubierto uno de mis pechos, me doy prisa, “Don B” no puede esperar, con su mano baja el tirante de mi brassiere y dirige su boca a mi pezón. Con movimientos circulares “Don B” empieza a estimular mi pezón, chupa mi pecho, lo aprieta, lo muerde delicadamente…¡me excita!; por supuesto ¡me encanta!, mis quejidos lo alientan a seguir adelante.

Una fuerte succión me arrebata un gemido involuntario y prolongado, ¡ah!... ¡qué rico lo haces papacito!, me encanta, no pares ¡sigue papi sigue!...me interrumpe y me dice: que pechitos tan ricos tienes mamita linda, y continúa extendiendo el placer por mi cuello y oídos. Esos minutos se consumen muy rápido, casi parecen segundos; precisamente por eso no desperdiciamos tanto en charlas. Con gusto accedía a su petición de dormir junto a él toda la noche, pero desgraciadamente no es posible. El guardia siempre baja a las seis de la tarde a revisar que todo esté bien en las instalaciones, por eso no me puedo arriesgar a que me descubran vestido de chica y menos en una escena romántico-erótica con “Don “B.   

                       

Ciertamente estas citas con “Don B” me brindan el afecto, erotismo, adrenalina y pasión que han estado ausentes por más de tres meses en citas fallidas a través de facebook y mi perfil en internet





¡ESTOY SEGUR@!... “DON B” QUIERE MÁS A SAMARA.

Mi cumpleaños real se acercaba, y quise poner a prueba su afecto. Me deje llevar por mi curiosidad, y pretendí saber a quién de los dos aprecia más si a mí o… ¿a mí?, si… ¡no se confundan!, si a su “amigo” de años o a “la prima” para ser más exacta. Le comente que  justo en el mismo mes, pero en distintos días yo y Samara cumplíamos años.

Antes de que conociera “a la prima” “Don B” me regalaba pequeños presentes, por la amistad que tenemos, pero está vez todo cambio. Sé que no tiene mucho dinero, porque las ventas últimamente han ido de mal en peor, así que no le exigí regalo, solo un abrazo. ¡Discúlpame que no te pueda regalar nada, ya sabes cómo está la situación de canija!, me da mucha pena no tener un obsequio para ti este día tan importante –me explicaba apenado “Don B”-. ¡No se preocupe!, su amistad es más que suficiente para mí…lo que si le aviso que “la prima” va a cumplir años este mes.

Le comente el día y se quedó pensativo…voy a ver si mis hijos me prestan algo de dinero para comprarle algo a esta señorita, es que es muy buena gente, amable, me trata muy bien, ¡por eso quiero regalarle algo padre!.-decía “Don B” preocupado-. Ahí me di cuenta que un par de nalgas convence más que un par de años de amistad jaja, me había dejado sin regalo para dárselo a “mi prima”…y no estaba molesta por el contrario…me dio gusto que en solo unos meses, Samara se haya ganado un espacio muy importante en su vida.

“Don B” pensaba regalarle unos zapatos muy bonitos a Samara, pero sus hijos no le prestaron el dinero, y un negocio que estaba haciendo se fue para abajo, por lo que opto por regalarme uno de los relojes que vende; aclaro que no era mi intención someterlo a este dilema, pero he de confesarles que estoy muy contenta con este regalito, pues cada que veo la hora también recuerdo los momentos que paso junto a él

Nuestras vidas se ha visto complementadas estos últimos días…él, necesitado de afecto, de mimos, caricias…de sentirse querido, y yo…que les digo, como en estos momentos no tengo una pareja, amante, amigovio, o como gusten llamarle, me siento muy feliz de saber que no solo lo hago feliz, también de poder compartir mi dualidad en todo su esplendor, y porque no decirlo…¡de sentirme deseada!, querida…es por eso que aprecio mucho a ese viejo, que ha llegado a mi vida….¡para dejar huella!.  Que tengas ricos orgasmos, les dejo besos húmedos, hasta el siguiente relato.

miércoles, 15 de julio de 2015

“DON B” Chapter 1 (Parte 1)



Les voy a platicar de un señor de casi ocho décadas, al que conocí por azares del destino. Llego como un completo desconocido, y poco a poco se fue metiendo no solo en mi vida, también en mi corazón. A la fecha lo aprecio igual o más que él a mí, forma parte de esa dualidad en mi vida. Sé podría decir que ES EL ÚNICO QUE tiene el privilegio (no se crean jaja) de CONOCERME COMO NIÑO Y NIÑA, o por lo menos…¡eso es lo que me imagino!; ya les diré por qué.

Por cuestiones de discreción lo he nombrado “Don B”, de hecho su nombre empieza con esa letra. Conocí a “Don B” hace más de 10 años, allá por el año dos mil cuatro, todavía estaba muy chavita. Recién  había entrado a una empresa (hoy extinta), como auxiliar de almacén, no tenía los dieciocho años cumplidos, ni concluía la preparatoria y precisamente por ese motivo no tuve la oportunidad de aspirar a algo mejor, me mandaron al “archivo” y ni modo, aunque la idea no me gusto en un inicio, necesitaba el dinero. Dicen que a todo te acostumbras menos a no comer, y así me sucedió… el trabajo era sencillo, pero el sueldo demasiado bajo. Entre que me acostumbraba y no, pasaban los días volando y sin darme cuenta estaba cumpliendo  mis primeros dos meses en la empresa. El área donde desempañaba mis actividades era una oficina cerrada y pequeña, prácticamente aislada. Mi compañera de trabajo era una señora de cuarenta y tantos años, algo seria y de repente gruñona, y no era para menos, la vida no la ha tratado adecuadamente. Tengo la suerte de llevarme bien con gente más grande, quizás porque como me dicen “madure muy rápido”, y con ella no fue la excepción. De principio no le caí muy bien pues estaba muy acostumbrada a su “encierro”, a su soledad, pero en cuanto me trato y vio que no era la típica chavita boba, nos llevamos  excelentemente, tanto que hoy en día es una de mis grandes amigas. Me gustaban mucho sus charlas pues siempre tenía un consejo para mí, consejos que hasta el día de hoy atesoro, ya que me han ayudado en este andar por la vida. Rara vez me tocaba subir para llevar papeles al administrativo, regularmente quién se encargaba de eso, era precisamente esa señora.

Termine acostumbrándome  y me llegue a “conformar” a mi pequeño sueldo, ¡tengo vida, salud y trabajo! –pensé-.  Lo sé, la vida a veces es difícil pero no hay pesimismo más complejo a enfrentar que el que uno se autoimpone. Con lo poco que tenía me propuse salir adelante. Mis funciones eran muy sencillas, los trámites verdaderamente complicados y las responsabilidades mayores recaían en mi compañera y amiga, así que mis preocupaciones eran prácticamente nulas.

Empezábamos una nueva semana, paso el Lunes, Martes…como un destello ¡llegamos al Viernes!. Es día, antes de despedirse mi amiga me dice: se me olvidaba avisarte, el lunes próximo, le pedí permiso al jefe para auséntame y lo más probable es que sea todo el día; me van a hacer unos análisis… ¿crees que te puedas hacer cargo de todo tu sola? –me pregunto-. La verdad no me sentía lo suficientemente competente, tenía dos meses en la empresa, prácticamente me acababan de “capacitar” y aunque no desconocía del todo de los trámites, tampoco era una experta. No pretendí que me creyera una completa inútil, y menos que no quería hacerle el favor, así que osadamente y con toda seguridad le dije “vete tranquila, yo me hago cargo”. Me dio las gracias y se despidió. Minutos más tarde el jefe me confirmo, “el día lunes vas a laborar sola, para no retrasarnos vas a hacer tus labores y las de tu compañera ¿crees que puedas quedarte a cargo, o te mando a alguien para que te auxilie?... Estuve a punto de decirle ¡sí!... ¡por favor mande alguien para que me ayude!, pero…¡no!, desistí y por el contrario ¡muy segura! le dije, me siento capaz de hacerme responsable de la oficina, le prometo que no habrá inconvenientes. ¡Perfecto, muchas gracias por tu apoyo!, esto lo tomaré en cuenta –me dijo-.

Ese fin de semana no pude conciliar el sueño por la responsabilidad que me había echado encima, aunque fuera solo por un día, ¿hice bien o hice mal?, dude de mi decisión, pero ya estaba hecho, no había marcha atrás. Dubitativa llegue a la oficina el lunes como cada mañana, solo que con el conocimiento de que mi compañera no estaría conmigo. Nerviosa di comienzo a las labores cotidianas, hasta que…suena el teléfono, era el jefe y me dice: “necesito que subas a la recepción, hay varios trámites a lo que necesitamos dar respuesta a la brevedad posible y dales el seguimiento correspondiente, enviar al área oportuna y archivar según corresponda”. No estaba acostumbrada a salir de la pequeña oficina, mucho menos a  llevar por mi cuenta dichas diligencias; ¡que sea lo que Dios quiera! –pensé-. Se van a reír de lo que les voy a decir, inclusive a mí me da risa hoy en día, pero me resultaba tan, pero tan complicado usar el elevador que para “no tener problemas” con este, me la chutaba por las escaleras. Para arriba y para abajo, todo por no saber utilizar el elevador, ¡me reconfortaba saber que mi ignorancia daba como resultado un ejercicio obligado jaja!.

Había que estar subiendo y bajando, prácticamente ¡todo el día!, y en una de esas ocasiones observe que ingresaba un viejito a las instalaciones con una maleta desgastada, se me hizo poco usual. Y digo poco usual porque hoy en día las mochilas, back packs o “mariconeras” son las más usadas para vender o andar en la ciudad, por lo menos más que una maleta. Exactamente, esa fue la primera vez que lo observe, se trataba nada más y nada menos que de “Don B”, y sin que lo notará lo seguí con la vista; ingreso a la oficina del jefe, cerraron la puerta, y me retire a continuar con mis actividades. Afortunadamente el día salió mejor de lo que pensaba, con pequeños detalles que no tuvieron relevancia.

Ver a “Don B” dentro de las instalaciones se hizo cada vez más frecuente, y llamo la atención de esta servidora (aclaro que no sexual), fue más por curiosidad que por otra cosa. Posteriormente supe que uno de los superiores le daba acceso a la empresa para vender. Ya me imaginaba que vendía, pues siempre llevaba su misteriosa e inseparable “maleta” en el brazo derecho, entraba y se quedaba por lago rato dentro de las instalaciones.

Un día, platicando con la persona que le permitía el acceso, me comento que le daba chance de vender al viejito, porque sus hijos no le daban dinero, y para cubrir los gastos de su manutención se dedicaba a vender CD’s y algunas chacharitas. Cuando viene le compro algo, pasa con los demás y de a poquito si se junta una lana –me dijo-. ¿Qué vende? –le pregunte-  Vende discos de música, películas…es un viejito curioso porque además vende pulseras, ropa, corbatas, varias chucherías, si quieres un día de estos te lo presento ¡igual y te animas por algo de lo que trae! -me contesto-.

Me quede pensativa, pues no ganaba mucho, apenas me alcanzaba para los pasajes y la comida, obviamente los gastos extras no estaban contemplados dentro de mi presupuesto. Parece que me leyó la mente, pues me saco de mis pensamientos para decirme: ¡descuida, si no te alcanza te da chance de pagarle en quincenas!, te lo comento porque hay veces que me quedo con varias cosas… el viejo es a toda madre y me da crédito, ya verás… ¡le voy a decir que yo te recomiendo! ¡Pues muchas gracias!, me acabas de convencer…está bien, cuando venga le puedes decir que quiero verlo por favor; ¡por supuesto! –me contesto-. Tenía mucha curiosidad por saber que de cosas traía en su maleta.

Paso una semana aproximadamente después de esa charla, cuando por fin conocí de manera personal y directa a “Don B”. Tocaron a mi puerta y era mi compañero de trabajo, para decirme “te busca el jefe quiere que subas”. Le avise a mi amiga que subiría a ver al jefe, ella asintió con la cabeza. Justo estaba por subir cuando mi compañero me toma del hombro y me dice, no… no te busca el jefe, es “Don B” está aquí, ya le dije que quieres verlo… ¡excelente dónde está! –pregunte-. Está en mi oficina, si quieres sube, ahorita te alcanzo. Subí por las escaleras, llegue hasta la oficina y toque la puerta. ¡Adelante pase!, -me respondieron- entre y ahí estaba sentado un hombre como de sesenta y cinco años aproximadamente, de complexión delgada, cabello canoso, con la huella del tiempo en su piel, se trataba de “Don B”; ¡mucho gusto en conocerlo! –le dije-…no al contrario ¡el gusto es mío! –contesto “Don B”-. Me dijo mi compañero que usted vende películas y varias cosas… ¡sí!, si le gusta algo adelante, si no le alcanza por eso no hay problema me lo puede pagar la siguiente quincena. Empezó a sacar las cosas y ahí descubrí parte de lo que traía en su misteriosa maleta.

Me mostro varias películas, discos de música, corbatas, en fin…era como los gorros de los magos, salían un montón de cosas de la maleta, solo falto un conejo jaja, no me imagine  todo lo que traía a cuestas. Le compre varios CD’s de música y dos corbatas. Antes de retirarme le pague parte de la deuda  y le dije que en la quincena liquidaba lo demás. Está bien ¡no se preocupe!... (estaba por abandonar la oficina cuando me dice), ¡también traigo películas para adultos!, ¿perdón?...-le dije-, ¡Sí! –me contesto- traigo películas para adultos, ¡pornográficas vaya!, se me estaba olvidando… ¡hay con esta memoria! ¿quiere verlas?. Sospeche que traía de ese tipo de películas pues en una ocasión en el baño, escuche una plática entre compañeros que decían, “el viejito me vendió unas películas, huy… bien chidas, es de una güera y un negro, están”….no siguieron conversando pues al bajar su vista por el espejo vieron mis pies y continuaron con la plática afuera.

¡Con razón se le acercan varios compañeros a comprarle!, ya decía yo. Y pues sí, creo que como la mayoría disfruto mucho de ese placer que es ver pornografía. No tardo tanto en convencerme, solo estaba cuidando de que no fuera a entrar mi compañero, pero estaba tan entretenida con las portadas de las películas, para ver cuál compraba que, sin darme cuenta entro y me vio seleccionando películas pornográficas.

Me dio muchísima pena y me sonroje, apenas estaba por disculparme cuando me dice ¿qué… cuál vas a comprar?, tomo varias películas en sus manos, y me dice una vez más, te recomiendo esta, y esta…ahh y esta otra, así con total naturalidad;  ¿o a poco no te gustan? -me inquirió- ¡claro que me gustan –le respondí segura- solo que ya no tengo dinero, como compre varios discos. No te preocupes ya te dije que acá el Don nos hace la valona, ¿verdad  Don?...claro quédense con las que gusten después me pagan por eso no hay bronca. Ya como niña en dulcería y con más confianza, escogí cerca de cinco películas. Aquí se va a ir buena parte de mi sueldo –pensé- pero bueno ya disfrutaré de este “placer”. Mi compañero por la jerarquía que tenía, ganaba un buen sueldo, y creo que “Don B” pensó que todos ganábamos igual, pues me dejaba las películas igual que a los demás, en veinticinco pesos cuando en el metro estaban hasta en diez.

Más tardaba en pagarle la primera deuda, que en adquirir una nueva; les confieso algo…¡si hubo una etapa de mi vida en la que la pornografía se volvió una adicción!, entre más veía, ¡más y más quería!. En la empresa solo teníamos “intranet”, y precisamente por eso no tuve acceso al mundo virtual del internet para saciar mi vicio, es por ello que mi deuda se agudizaba cada vez más. De esto se aprovechó “Don B”, me llego a conseguir pornografía de todo tipo, tres equis, cuatro equis, cinco equis, desde lo más “normal” hasta lo más extremo ¡lo inimaginable!, algo que mis ojos jamás habían visto. Eso sí y quiero aclarar, la pornografía infantil NUNCA estuvo, ni estará en mis gustos, creo que eso si ¡ya es mucho deprave!, digo… cada quien sus gustos pero para mí, ya está fuera de contexto.

Llego a conseguirme películas de zoofilia, hermafroditas, enanos, freaks, transexuales y travestis (estos dos últimos por accidente, en donde se surtía de repente le daban películas de esa temática y por más de que trate de convencerlo de que “estaban buenas”, me rendí pues los “jotos” como él nos llama, no son compatibles con su personalidad), y justo como la droga el precio cada vez era más oneroso. Dicen que todo tiene un límite y aunque tarde para darme cuenta que esto ya no era un pasatiempo, sino una adicción, un día finiquite mi relación vendedor-comprador con “Don B”. Argumentando que ya tenía demasiadas películas y poco dinero, le sacaba la vuelta al viejo con ese pretexto para no comprarle más. Después de finiquitar mi deuda, deje de ver al viejo por largo tiempo, primero cerraron la sucursal, después la empresa se fusiono y así fue como desapareció del mapa.



No tarde tiempo en colocarme pues mi práctica y experiencia está vez se impusieron. Por  supuesto “Don B” había seguido mis pasos. Para ese momento el viejo ya no me veía como un signo de pesos, creo que él no verme durante meses le produjo un innegable remordimiento. Cierto día se apareció por las oficinas y me saludo gratamente, me dio un abrazo y me dijo que le daba mucho gusto volver a verme, ¡me extrañaba!, lo interrumpí súbitamente diciéndole ¡extrañaba mis compra que!...se quedó callado, tal vez me pase de la raya. No, de verdad te extrañaba, pensé que no te volvería a ver. Para atenuar mi comentario fuera de lugar, lo invite a comer pues la hora de almorzar se acercaba, degustamos una torta del puesto de enfrente y estuvimos platicando largo y tendido. Regularmente y para que no me molesten tanto compañeras como compañeros, invento que “tengo novia” y es que no falta el chinga quedito que te cuestiona ¿por qué no te has casado, porque no tienes novia?...gente que su pasatiempo es vivir de la zozobra de los demás… ¡que hueva!, pero en fin, para que no me estén fregando ahora todos saben que sí, “tengo novia”. Irremediablemente la interrogante  llego hasta la conversación entre una servidora y “Don B” me pregunta ¿oye tienes novia?, le respondí segur@ y sin titubear ¡Sí, Si tengo!... ¿por qué?; no es para que te molestes -me comento “Don B”-, lo que pasa es que mi hija tiene más o menos tu edad, y estaba pensando en que eres muy trabajador, responsable, maduro;…si gustas ¡te la presento!...nada me daría más gusto que emparentar contigo, ¡dejar a mi hija en buenas manos!. Abstraída no sabía que responder, el viejo impaciente esperaba ¡que le dijera que sí!. Para animarme, saco una foto de su cartera y me la mostro, ¡esta es mi hija chula!, se llama Silvia y está por terminar su carrera técnica de enfermería, ¡te conviene!. Como si me estuviese vendiendo uno de los artículos de su maleta, no paraba de echarle flores a su heredera con el fin de persuadirme.

¡Lo lamento “Don B”!, mi novia es muy celosa, además ya llevo varios años con ella, y sabe…¡la quiero mucho!, tal vez y si más adelante termino mi relación con Nancy (hasta la “bautice” con el nombre de una chica que fue mi mejor amiga en la prepa, ojo MEJOR AMIGA, por razones del destino nunca paso NADA entre nosotros), le prometo que si eso pasa, trataré de establecer una relación con su hija ¡muchas gracias!. Convencido de que “adoraba” a mí “novia” no me insistió más… “ni hablar, se ve que quieres mucho a tu nena”, y en algo tiene razón; QUIERO MUCHO A MI NENA INTERNA, ustedes la conocen, se llama: ¡SAMARA ARLENE!. A partir de ahí la relación se volvió diferente, porque ya no éramos simples conocidos, la estimación era mutua y una bonita amistad estaba floreciendo entre ese señor y yo.

Ya con más convivencia y tiempo de conocernos, me confeso que cuando fue joven, le “llovían” las mujeres, no se cansa de presumirme que no hubo “nalga que se le resistiera”; y es que viendo sus fotos, la verdad me hubiera gustado estar en su cama, disfrutando de un macho en toda la extensión de la palabra. Lamentablemente “Don B” es muy prejuicioso, y cuando trato de hablarle de travestis, rechaza la conversación, nos llama “jotos” y algunos otros adjetivos que no quiero escribir, no sabe que me lastiman sus comentarios, y para no incitarlo dejo la conversación por la paz. Solo cuando le muestro fotos de travestis y transexuales, y no le digo lo que son en realidad, las chulea llamándolas “mamis ricas”, si lo hubiese conocido de joven me hubiera quedado con las ganas al final de cuentas, pues les comento, para él lo peor es la homosexualidad, los travestis y todo este mundo que para nosotras las de closet, ES TODO.




“DON B” Contribuye con algo de ropa y detallitos para Samara.

Ante mi negativa de seguir comprando porno, “Don B” se las ingenió para seguir manteniéndome como su clienta número uno. Y es que el viejito conocía para esos momentos mis gustos y los de mi “novia”. Aparte de vender discos, les comente que también vendía “chacharitas”, entre ellas pulseras, collares, medias, y ropa interior de dama. No se le hizo extraño que cierto día, cambiara la pornografía por cosas para mujer. Argumentando que a “mi novia” le gustaban muchos esos detallitos, me traía varios collares y pulseras preciosos…en ocasiones medias, e inclusive ¡zapatos!. No me pude resistir y cada que venía a platicar con esta servidora, terminaba comprándole esos “caprichitos” que seducen a Samara, en una ocasión me trajo varios pares de zapatos que sus hijas ya no quieren. Están en excelente estado, son de medio uso, recuerdo que en aquella ocasión, le compré un par de zapatos de la marca “Andrea”, muy bien cuidados, me los dejo en cien pesos, solo tenían el detalle de las tapas, los lleve con el zapatero y me cobro treinta pesos más. Me gustaron porque su tacón es muy resistente y a decir verdad se me ven ¡padrísimos!.

Poco a poco y sin saberlo, “Don B” ha contribuido y ha sido cómplice para que mi niña interna, complemente su feminidad y se vea muy guapa, luciendo esa preciosa joyería de fantasía que con ahínco selecciona para mí. Lo que nunca le he comprado son aretes, pues no tengo los hoyitos en las orejas, y es que eso si me evidenciaría en demasía, y quedaría bajo sospecha. Por el contrario cuando llegaba a comprar un conjuntito de aretes y collar, le regalaba los aretes para que los vendiera, argumentando que “a mi novia” no le gustaron. Ha sido recíproco, pues las cosas que no utilizo en vez de tirarlas, he preferido regalárselas (le he obsequiado solo cosas en perfecto estado), para que las venda y pueda seguir manteniéndose. Le regale mis primeros zapatos, pues la vez que me vendió los de su hija, los cambie por esos. Le he donado varios vestidos y ropa en general, que al verlos me enamoran… pero cuando me los pongo ¡ya no me gustan! y como no los puedo devolver, se los doy a que los venda y la ganancia es netamente para él. Igual como la gente le regala cosas en buen estado, de repente me obsequia una que otra falda o minifalda para “mi novia”.

Cada que me visita siempre tengo un presente para él, ya sea ropa para que venda, algo de enseres de limpieza para su cuarto, un dinerito,  o bien lo invito a comer. Es muy amable pues para corresponderme de repente me trae fruta, un refresco, galletas, ¡siempre se acuerda de esta servidora!


“DON B” Conoce  y…¡Se Enamora de Arlenne!

Fue difícil, pero “Don B”… ¡está enamorado de Arlenne!... ¿increíble? tal vez… (por sus prejuicios), ¡PERO NO IMPOSIBLE!...¿un truco de magia?...¡tampoco!; les platico. Pasaron varios años más, los atardeceres se le sumaban cada vez más, inevitablemente  y para menoscabo de “Don B”. No era lo mismo invitar al “macho garañón” a coger hace ya algunos ayeres, a invitar al viejito a “intentar” la relación, y tal vez lo entiendo, no es fácil “tratar” y mucho menos tenerle paciencia a un hombre ya agotado por el paso del tiempo, pero no justifico la actitud de tipas que le prometían a mi viejito “la luna y las estrellas”, en concreto una cita a la que NUNCA llegaban. Cada vez era más frecuente ver a ”Don B” con su cara de impotencia, coraje y depresión,  precisamente ahí es cuando Samara ¡decide actuar! y rescatarlo de su declive emocional. En la empresa en la que actualmente estoy, me encuentro en lo que es el archivo por las tardes, regularmente y cuando “Don B” podía caminar  más rápido, me visitaba de dos a tres veces por semana. Hoy su condición lamentablemente se ha visto mermada por el peso y el paso de los años, y me visita de dos a tres veces por mes.

Cada que me platicaba de una cita “fallida” no podía evitar enojarme. Me decía: “quede de verme con (y el nombre de su amiga en turno), y le dije que nos viéramos aquí en tu oficina, ¿tienes algún problema?” –me decía-, ¡no! –conteste- siéntase como en su casa "Don B”, ya sabe que cuando se le ofrezca aquí están estas sus instalaciones, solo avíseme con un día de antelación cuando quiera traerse a una nena y ¡con gusto le doy un par de horas para que se divierta!, ya sabe que no hay bronca.

Como niño desesperado, se asomaba por la ventana,  se salía, volteaba para ver si “su cita” llegaba, pero por enésima vez, le habían visto la cara, su “chamaca” en turno, NUNCA llegaría. Como niño regañado se metía a mi oficina, abrumado, y molesto. No había palabras que mitigaran su frustración, y ni mencionarle el tema pues bastante tenía con su disgusto.

“No sé porque Don B pero me huele a que esas viejas nomás le ven la cara, cuántas veces me dice que vienen a buscarlo, y siempre se me queda aquí triste, ¡no se vale!, mándelas a la chingada, eso no se hace” –le dije-…abruptamente me interrumpe para decirme “tal vez se les olvido o se les hizo tarde”…¡no!, ya ve esa tal güera, ya van dos veces… ¡no “Don B” usted debería de buscar una persona que de veras lo aprecie, no que ande jugando con su persona y su tiempo, total si no quieren verlo, para que prometer que vienen y a la mera hora dejarlo con las ganas, no se vale ¡que coraje!.

Por más de medio año, así me trajeron a “Don B” entre promesas y citas que nunca se consumaban, al final el mismo resultado: su cara triste, su depresión constante, tanto que hasta llego a conformarse, y eso ya no me gusto; de por si cargar con el lastre de sus hijos y encima sufrir porque estas viejas lo dejaban plantado ¡ya era demasiado!. Antes de intentar lo que a continuación les relatare lo pensé mucho…¡muchísimo!, y es que como les platico “Don B” es un señor chapado a la antigua, macho…ni mencionarle el tema de los travestis o transexuales, pero estaba decidida, me cansé de verlo rogar cariño, y de suplicar compañía.

Cierta tarde cuando me visitaba, le dije: que cree “Don B” mi prima acaba de llegar a la ciudad, y le platique que muchas viejas le prometen una cita y nada, y me comentó “pobrecito” yo si lo quiero conocer, además le mencione que es usted muy buena onda además de pícaro; y ¿qué cree?...¡está interesada en conocerlo!, ¿qué dice se anima?, ¿le digo que sí?....pensativo “Don B” mostro una cara de pesimismo, de melancolía, quizás pensaba que sería otra cita fallida y ¿para que arriesgarse a otro descalabro emocional?, sin meditarlo más me dice…”muchas gracias, pero la verdad ya me canse de todo esto, además que tal que es payasa y encima me trata mal o me hace una grosería…¡no! muchas gracias te lo agradezco, pero no me interesa”. Tanto habían lastimado a mi viejito que ya ni ganas tenía de conocer a una chica joven, extrovertida, amable, buena onda…ósea ¡yo! pero en mi dualidad: SAMARA.
Trate de convencerlo de que le diera una sola oportunidad a “Arlenne”, para curarle sus heridas y sanar su corazón, más sin embargo por más de dos meses sus palabras eran las mismas: ¡NO GRACIAS!

Finalmente y después de insistir tanto con el tema, un día logre convencer a “Don B” de que conociera “a mi prima”, que en realidad no era mi prima sino, mi niña interna SAMARA ARLENNE, nuevamente sus ojos brillaban, ¡estaba emocionado! y una pequeña esperanza nació para él ese día. Justo unos días antes de “presentársela” me eche para atrás, no tuve el suficiente valor de afrontarlo en esta faceta, pensé: si me descubre no solo término con la amistad, también se terminan sus sueños, lo voy a lastimar más de lo que ya está; quizás las condiciones no eran las adecuadas, además la situación se veía muy arriesgada, y decidí no llevar a cabo tan temeraria travesía.

No tuve más remedio que guardar a Samara en el closet y explicarle: ¿qué cree “Don B”?, mi prima se acaba de regresar a Querétaro a ver a su mamá, ¡ya ve, por no decidirse rápido!, está mañana salió muy temprano y la verdad no sé si vaya a volver. ¡Híjole!, ahora que si estaba decidido  a conocerla…¡qué mala suerte! pero eso me pasa por indeciso. Yo le comente en varias oportunidades que mi prima lo quería conocer, y que de hecho es muy buena onda, no lo iba a arriesgar a presentarle a una niña que le fuera a hacer una grosería…¡eso nunca!.

Mi cobardía fue más grande en esos momentos, pero tuve que difuminarla para darle un matiz a la vida de “Don B”. Ahora, ¡ya ni citas, ni chicas ni nada!. Precisamente por su condición, ya no puede trasladarse hasta el centro de la Ciudad  de México como hace algunos ayeres para comprar cosas y vender, mucho menos para ver a las “chamacas” como él les dice. Preparando el terreno, en esa ocasión que me visitaba, le mostré varias de mis fotos en la computadora, no como niño, sino como Arlenne, y le pregunte ¿qué le parece?, ¿está guapa la chica no?, está piernuda y nalgona ¡justo como a usted le gustan!...”Don B” apenas me escuchaba, estaba tan concentrado viendo mis fotos que solo atinó a decir “mamacita que buena está” ¿quién es?, -me pregunto-…es una nena que quiere conocerlo, ¡quizás sea su próxima novia!. ¿Enserio? –me dice emocionado- ¡qué chamaca tan preciosa!, lo interrumpí y le dije: es MI PRIMA, ¡sí!... mi prima, ¿cómo la ve?.

Si ya de por si tenía ganas de conocerla, ¡ahora más!... esas fotos lo habían dejado sumamente inquieto. Para tener más a mi favor le platique que mi prima se parecía mucho a mí, que en la colonia decían que era mi hermana; obviamente y para que no se le hiciera raro que “la prima” tuviera mis rasgos físicos.
Después de prepararlo mentalmente y está vez decidida, le dije una vez más: ¡qué cree “Don B” le tengo una excelente noticia!...¡acaba de llegar mi prima y viene a quedarse una temporada!, ¿qué dice, se la presento o va a dejar que se vaya de nuevo?. Está vez y sin titubear me dice ¡claro, la quiero conocer, no dejaré pasar esta oportunidad!. Estuvimos charlando esa tarde para afinar los detalles de la cita entre “mi prima” y “Don B”. ¡Estaba muy emocionado cual colegial enamorado!, inclusive lo incite: “métale una buena manoseada a esa nena que buena falta le hace, agasájese”.

Ante esta situación aproveche para comprobar tres teorías:

En una ocasión me dijo que era un “encantador de mujeres”, en otra oportunidad que “todavía tenía relaciones sexuales”, y la tercera “si pasaba la prueba ante sus ojos, ¡quiere decir que estaba haciendo las cosas mejor de lo que pienso”.

Así que iniciemos por la primera. Estaba muy nerviosa, pero ya era un hecho, le prometí a “Don B” que esa tarde conocería a mi prima. Lo cite en mi oficina por la tarde, sin embargo él llego al medio día. Aproveche que ese día fumigarían y los que estábamos en la planta baja y sótano saldríamos temprano, solo se quedaría la parte administrativa que está en el primer y segundo piso del corporativo. Estuve charlando y  mencionándole una vez más y para seguir abonando a mi favor, que mi prima se parecía bastante a mí. Esto de crear una sugestión es para prevenir la “sorpresa” cuando me viera y comprobara que era idéntica al “primo”. ¿Vas a estar cuando llegue tu prima? –me pregunto- ¡no! “Don B”, me va a disculpar pero tengo que salir en la tarde, quede de llevarle unas cosas a “mi novia”, pero no se preocupe ya le di copia de las llaves para que una vez que llegue pasen a la oficina y nadie los moleste, vaya a la sala, ella lo va a buscar.

Me “despedí” (como niño) y lo encamine hasta la sala de espera…y sin que se diera cuenta, me encerré en la oficina. Previamente me había llevado mi mochila con todas las cosas necesarias para vestir, maquillar y presentar a “SAMARA ARLENE” ante los ojos de “Don B”. No tardo mucho tiempo en maquillarme, sin embargo esa tarde tome más tiempo del que acostumbro y “Don B” se estaba desesperado. Escuchaba sus pasos, entraba y salía del baño…hasta que ya no pudo más y toco la puerta algo desesperado. Ya estaba lista desde hace más de quince minutos, pero los nervios no me dejaban salir. No tuve más remedio que abrirle la puerta pues si “Don B” seguía haciendo ruido me exponía a que bajaran y me descubrieran  

Me puse un traje sastre que trae una minifalda ¡muy padre!, pretendí dejarlo con la boca abierta. Me puse unos lentes con el fin de que no pudiera apreciar mi cara completamente. ¡Estaba lista!…entre abrí la puerta con temor, no me sentí completamente segura, me observo, como llevaba minifalda inmediatamente sus ojos se postraron sobre mis piernas, le di la espalda, con fuerza empujo la puerta, ¡ya tenía ganas de conocerme!. Me abordo: ¡hola señorita!, ¿cómo está?...voltee con recelo y poco a poco, le di la mano y le contesté… ¡hola, mucho gusto, soy la prima de….(le dije el nombre de “mi primo”), me llamo Samara, tenía muchas ganas de conocerlo.

Se me acerco y me dio un beso en la mejilla, le correspondí con un beso también. Me puse muy nerviosa cuando me dijo ¡quítate los lentes, no seas mala quiero ver tu cara!...tuve que acceder para no causar cierta sospecha, lentamente me desprendí de lo que me daba seguridad, ya no pude ocultarme más tras esos lentes obscuros. Quería cerrar los ojos para evitar la realidad, sin embargo su asombro no me lo permitió. ¡De verdad, eres muy parecida a tu primo!, que cara tan bonita, ¡eres muy preciosa nena! Tomo mi rostro entre sus manos y me dio otro beso. Di por un hecho que había pasado la prueba de fuego. No sé si fue el maquillaje, o mi voz que confundieron (eso quiero creer) a “Don B”. En realidad no sé si “Don B” sabe que estoy yo debajo de todo ese maquillaje, minifaldas, y vestidos, un detalle que percibí; al estar conversando con él, hubo algo que me hizo reír, inmediatamente noto que mi risa y gestos “eran IGUALES a los de mi primo”, eso fue lo que me tiene confundida, se da cuenta de mis rasgos, de mis gestos, pero ¡no se da cuenta de que soy yo quién está detrás de Samara!, o…no quiere darse cuenta tal vez.

Mañosamente coloque mi asiento frente al de él, mi silla era más alta, esto con el fin de que cuando me sentara y él me observara estuviera justo en el angulo perfecto para que me viera “los calzones”. Me puse mis lentes, y conversando pude ver que sus ojos se postraban en ese espacio que yo quería que observara, así con esa mirada de deseo y lujuria, no disimulaba, le encanto ver mi tanga de color rosa, ¡sus ojos libidinosos me fascinaban!, por más que quería no lo podía disimular, sabía que me quería observar toda, detalladamente y para darle gusto  me levante de mi asiento con el pretexto de servirle un refresco, lo tenía como yo quería, con la boca abierta. Sus ojos como cámaras de seguridad en banco, me seguían a donde caminaba y no me quitaba la mirada de mis piernas y nalgas.

Ya entrado en confianza, se incorporó, y llego hasta a mí, pego su pene contra mis rodillas, poquito a poco fue bajando sus manos hasta tocarme las piernas. Como yo no objete nada, lentamente estaba ascendiendo hasta llegar a mis nalgas, es un viejito muy abusado. No recuerdo como, pero llegamos hasta los besos, la situación se fue calentando conforme pasaban los minutos. No tuvo una erección como tal, pero el estimularlo con mis besos y caricias, hacían que su “amigo” tuviera una leve reacción. Ahí pude comprobar mis tres teorías:

¡Si era un encantador de mujeres!
¡Si había posibilidad de tener un encuentro íntimo! y la más importante
¡Pase la prueba!....a sus ojos yo era una mujer joven, ¡preciosa! según sus palabras.

Tuve que márcale un alto cuando quiso meter su mano en “mi cosita”, no iba a permitir que por un detallito así todo se fuera por la borda…argumente que “andaba en mis días” para que “Don B” no insistiera, conociéndolo sabía que desistiría. A decir verdad termine muy caliente, el viejo me daba unos besos tan ricos, tan exquisitos  que me excitaban. No consumamos la relación sexual primeramente porque no tuvo una erección firme y segundo porque “andaba en mis días”, le ofrecí mi “chiquito” pero él quería “por adelante”. Pasamos una tarde muy agradable, el salió muy contento, parece como si le hubieran inyectado energía y ganas de vivir. Ese era mi propósito, nuestro propósito, tanto el mío como el de Arlenne, aclaro que mi intención no era engañarlo o confundirlo, si no que se diera cuenta que había alguien a quién si le importaba.

Solo hay algo que no termina de convencerme, ¿sabrá “Don B” que soy yo quién está detrás de Samara Arlenne? su comportamiento me dice que sí, pero sus actitudes que no…¿qué piensan ustedes? Ya les contaré en el siguiente relato las “Aventuras de “Don B” y Samara Arlenne, ¡Hasta la próxima… besos húmedos!