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viernes, 29 de enero de 2016

Vestida de amor.



Como les comentaba en el relato anterior; mi nene Fernando, tuvo que salir al extranjero por razones de trabajo (de hecho en esto momentos se encuentra por tierras Sudamericanas ganándose el pan de cada día), pero eso no fue impedimento para seguir en comunicación constante, y aunque breve, nuestros mensajes denotaban ese destilar de pasión que consolidaba nuestra relación…¡Sí! y perdón si suena a presunción, pero me siento muy… MUY feliz. Fue en ese momento cuando decidí gritarlo a los cuatro vientos, ¡ya no podía más!; y… decidí compartirlo con mis amigos de Facebook. Envié la solicitud a Fer, para que también apareciera en su perfil. Fueron algunos días antes de que mi nene lo confirmará, y no porque no quisiera, si no por falta de tiempo. Les confieso que estaba dubitativa al hacer esto, pensé que lo incomodaría pero lejos de eso, reacciono de una manera fabulosa, con mucho ánimo y alegría, ese pequeño gran detalle le encanto más de lo que yo pensaba, ¡demasiado!.
Su reacción término de confirmar lo que el destino trajo hasta mi puerta, Fer es la persona que por mucho tiempo estuve buscando, esa alma gemela que no solo entiende las necesidades de mi cuerpo, sino también los anhelos de mi alma. Quizás les sonará un poco cursi, pero si lo reconozco…¡soy una chica melosa , cursi y romántica!. Me quedaron en la piel sus besos y caricias marcados como tatuajes, y ese recuerdo de su sexo tan rico me hace suspirar cada vez que viene a mi mente. Lo que siento por mi nene definitivamente trastorna y enloquece mis sentidos. 


Habían pasado algunas semanas y en uno de esos cotidianos mensajitos que solemos intercambiar, me aviso que arribaría en unos días a la Ciudad de México;… ¡qué alegría no lo podía creer!, Fer…¡mi corazón! estaba por regresar; era una noticia que me tenía intranquila, ¡ansiosa! pero indudablemente ¡feliz!. Contaba las horas para tenerlo otra vez entre mis brazos, fundiéndome en su pasión, siendo presa de nuestro deseo… en pocas palabras siendo uno mismo. Cuando no lo tengo conmigo, siento que han pasado meses de no tocarlo, besarlo, abrazarlo, acariciarlo…como si el aire y el pasar de los días lastimarán mi piel; pero cuando esta frente a mí deseándome cuál cazador a su presa, esa desesperación se esfuma  y comienza el ritual del amor. Estábamos a pocos días de gozar de ese sexo tan frenético que nuestros cuerpos nos brindan, alistábamos detalles, trazábamos la ruta del amor; solo había un pequeño inconveniente Fer venía por un par de días. Estuvimos viendo  la forma de adecuar sus tiempos con los míos, se nos estaba complicando, ya que el horario en el que pretendía verme, dificultaba el regresar de Samara a la “maleta”. Quizás no les he comentado pero cuando les hablo de la “maleta” me refiero a la  mochila en la que traslado las pertenencias de ese chica linda llamada Samara para que luzca radiante, femenina y encamable. Ese era el gran dilema…la hora en la que me citaba sugería una salida muy tarde del hotel, y pues no tenía donde “guardar a Samara” después de pecar.


La propuesta me revolvió las ideas, no sabía qué hacer, por su parte  mi nene como buen caballero que es, nunca me dejo sola y entre los dos lo platicamos, pero por más que  buscábamos alternativas, no se nos ocurría una solución concreta y precisa, la intranquilidad era justamente esa, donde dejar mis pertenencias después de hacer el amor. Y es que como bien saben, soy una travesti de closet, y una de las cosas que cuido demasiado es la DISCRECIÓN, pues en mi casa nadie sabe de esta misteriosa mochila y mucho menos de que contiene a Samara; llegar con ella a mi casa sería una indiscreción que terminaría por afectar no solo mi dualidad, también mi vida cotidiana. Las ideas se nos estaban agotando igual que el tiempo, la cita peligraba y decidí poner fin a tanta incertidumbre. Cierta tarde meditando diversas situaciones, recordé que la abuela se queda sola en casa en los meses de Diciembre y Enero….(mi hermana la ve para hacerle la comida pero se retira antes de las cinco de la tarde para regresar a su trabajo) así que era una opción muy viable para llevar a cabo nuestros planes. 


Después de armar el complejo rompecabezas que nos tenía vueltos locos, decidí comentárselo a mi nene. “Que crees que ya tengo el plan para que nos podamos ver hasta tarde, le llamé a la abuela y está sola, mi tío sigue de viaje (por su trabajo) y es una opción que no tenía contemplada, sin embargo ya es un hecho, le marque para decirle que, debido a una fiesta de trabajo estaría saliendo tarde, (que sería por el rumbo donde vive) y que me daba temor no encontrar transporte para llegar hasta mi casa, a lo que la abuela me comento: hij@ sabes que está es tu casa, y puedes venir cuando quieras, sabes que eres bienvenid@”. La abuela nada sabe de Arlenne, pero como se duerme desde las siete, ocho de la noche aproximadamente, me puedo dar el lujo de llegar vestida a su casa, cambiarme, tomar una ducha, dormir y estar lista para mí día a día a la mañana siguiente. Ya no había impedimento para ser suya una vez más, y cuando fue un hecho se lo comente inmediatamente: “corazón ya no hay nada que se interponga entre tú y yo, la cita es una realidad” estábamos tan emocionados como la primera vez. Solo hay una cosa (le comente) mi abuela vive al poniente de la Ciudad, y por la hora en que saldremos del hotel, ya no habrá transporte para llegar hasta su casa…¿¡crees que me puedas dar un ray!?... (un silencio involuntario se hizo presente); mi nene contesto: ¡QUE SI!. No cabe duda….Fernando es todo un caballero, (caballero con letras de oro) pues me dijo que si era por eso, que no me preocupara más… terminando de nuestra actividad vigorosa, me daría un ray hasta casa de la abuela. ¡Woww!... estaba maravillada, me hacía las cosas más fáciles; “solo que no sé el camino nena” –me dijo- “no te preocupes corazón, yo te voy guiando y te digo como regresar, no está difícil pues una vez que tomemos la avenida principal, es todo derecho” –le dije-.
De pronto, el destino se volvía nuevamente cómplice de nuestros planes, todo se estaba adecuando de una manera formidable para llevar a cabo nuestro tan anhelado encuentro, como cuando el agua vuelve a su cauce. Por su forma de ser conmigo, de tratarme y sobre todo por ser una persona madura me atreví a confiarle el camino a casa de mi abuela, él sabe dónde encontrarme de ahora en adelante, cosa que no he hecho con NINGÚN chico, quizás porque Fer me inspira muchas cosas, pasión, lujuria, sexo…pero lo más importante: CONFIANZA. ¡Nadie como él, bella madurez, con mucha experiencia no solo en el amor, también en la vida.


Solo faltaba adecuar mi horario de trabajo, pero eso ya sería un problema menor. Por verlo soy capaz de inventar hasta las más inverosímiles excusas, así que me las ingenie con una mentirilla para escaparme un poquito antes de mi jornada laboral, posteriormente pagaría las horas con tiempo extra el sábado, cosa que no me importaba, así hubiera sido un día entero, mi nene vale eso ¡y más!. Ya con todo listo, estaba más que preparada para entregarle mi cuerpo, alma y pensamientos. Los días se me hicieron más largos de lo de costumbre, había noches en que me despertaba a mitad de sueño, sudorosa, pensativa, me quemaban esos sueños eróticos que me exigían verlo ¡ya!. Me costaba trabajo conciliar el sueño pensando en ese lobo en celo que es mi nene, devorándome hasta el último rincón de mi cuerpo. Para saciar esa ansiedad momentánea, me masturbaba pensando en él, en su cuerpo, en sus caricias…e idealizando el momento preciso de nuestro siguiente encuentro.


Por fin el tiempo hizo lo propio y el día deseado llegaba; preparo mi “maleta” con antelación para que no me ganen las prisas, ya solo reviso que no me falte lo que debe haber en cada cita: condones, lubricante y esa lencería que despierta inmediatamente la pasión de mi nene. ¡Listo! esa mañana pase por mi maleta con mi amiga que me hace favor de guardar mis cosas y me la lleve al trabajo, estuvo acompañándome todo el día, la guarde muy bien en uno de los cajones del que dispongo para guardar mis pertenencias personales, más sin embargo cada que iba al baño, regresaba inmediatamente, nunca quise que mi “maleta” se quedará sola por mucho tiempo; ya saben que como en toda oficina nunca falta la gente metiche que tiene bastante tiempo de sobra y se pone a hurgar en las cosas que no le corresponden.
Solo algunas horas separaban a nuestros cuerpos, aunque a decir verdad me inquiete tanto que sentí que faltaban meses. Soy muy paciente pero de repente me gana la ansiedad, sobre todo cuando se trata de sexo, se me sale de las manos y no logro controlarlo. Me tranquilice, respire profundo y me dije: “tranquila, ya solo faltan algunas horas para estar nuevamente en el palacio del placer. Ya no tuve hora de comida por el permiso extraordinario que solicite, me lleve unos sándwiches para tener algo en el estómago, pero igualmente para no comer algo tan pesado, ustedes saben por qué se los digo.


Cerré mi sesión en el sistema, guarde mis cosas y salí con rumbo fijo a nuestra cita. Para variar había un poco de tráfico en la carretera México –Toluca, pero como siempre salgo con suficiente tiempo, aproveche para tomar una siesta. Desperté y aún seguía en el tráfico aunque ya faltaba menos para llegar al hotel. La cita era a las siete de la noche y yo estaba ¡lista para dar rienda suelta a nuestras fantasías!. Llegue antes que él, tome el teléfono y le marque a mi nene…”corazón ya estoy en el punto acordado, te espero”, colgué y espere un par de minutos a que Fernando llegará. 


Entramos a la habitación, y como en cada cita mi nene me pidió la clásica vueltecita que ya es toda una tradición en nuestros encuentros, y así lo hice le modelé el atuendo que esa noche sería el anfitrión;  comencé a mostrarle “el menú” de lo que sería una comida deliciosa. Esa noche llevaba un precioso vestido de “vini-piel” que marcaba mis pronunciadas curvas, y delineaba perfectamente mi figura, su reacción no se hizo esperar, de sus ojos salía fuego que tenía como objetivo mis pompas y piernas, me encanta esa lujuria que se refleja en sus pupilas, quizás no lo sabe pero eso ¡me calienta, me excita!. 




Continúe con esa pasarela que estaba haciendo sudar a mi nene, me encantaba ver esos gestos de placer, su sonrisa, su mirada libidinosa recorriéndome como agua por todo mi cuerpo. De reojo comencé a notar que su pantalón se abultaba ¡deliciosamente! con cada movimiento cadencioso de mi cuerpo, ahora impregnaba más ahínco y pasión, quería excitarlo totalmente. Yo fui quién no pudo resistir más las ganas y con la palma de mi mano llegue hasta ese pedazo de carne que acechaba mi culito, lo tome con la palma de mi mano y lo apreté, lo acaricie y con movimientos ricos hice que se tornara más rígida. ¡Que rica está corazón! me encanta –le dije- “es toda tuya nena” –me respondió- con una mirada lasciva.



Sonriente me veía acercarme e inmediatamente después de mirar mi rostro, bajaba sus ojos hacia mi colita. Transformando su semblante con esa seriedad que delata la lujuria. Fernando era el primero que admiraba mi cuerpo ataviado en ese vestido de vini-piel, nunca me lo había puesto, estaba esperando una ocasión sumamente especial, pues cumplíamos tres meses de conocernos y el momento lo ameritaba. Además para complementar dicha indumentaria, compré un baby doll negro que luciría hasta el final de nuestro encuentro, algo muy satisfactorio para una chica que quiere sacarle más provecho a la vestimenta que elige de forma especial para tal ocasión. 

Una vez terminada la sesión de fotográfica, mi retratista oficial comenzó a acariciar mi cuerpo lentamente, y por supuesto sucumbí antes sus encantos; los besos se hicieron presentes y subían de intensidad al igual que nuestra excitación, es maravillosa esa sensación de placer que parece interminable, sus besos logran llegar hasta cada poro de mi ser y sus caricias terminan trasladándome hasta el infinito. Fernando, mira lo que has hecho de mí, que he caído presa de ti; te he buscado en un millón de auroras y ninguna me enamora como tú sabes y me he dado cuenta de que ahora ¡eres mi necesidad!



Besar esa boca es toda una aventura, donde hago piruetas y empiezo a caer, besar esa boca no tiene clemencia, besar esa boca es jugar y saber que voy a ceder, besarte es morir y volver a nacer, caer derrotada a tus pies me gusta, besarte es andar por los cielos, es no hacer preguntas ni saber porque, es simplemente dejar que nuestros cuerpos sean consumidos por el deseo que me fulmina la razón…

Fernando sabe recorrer mis caminos con asiduidad, baja sus manos por mi vientre excitándome como no tienen idea, toma mis pompas y las besa con pasión, me despoja lentamente de mi vestido, dejando a su vista una lencería negra preciosa, percibo su respiración agitada que va al ritmo de mi loco corazón, el paisaje que veo en el espejo me gusta, ¡es un himno al placer!

Continuamos intercambiando caricias y besos, el tiempo se detiene y contempla aquella escena pasional digna de una película erótica…si Fernando pretende dejarme sin voluntad…¡vaya que lo está logrando!. Me entrego completamente a sus brazos y dejo que haga de mi lo que quiera, me agacha y se inca para comerme el culo. Nuevamente su lengua rica y escurridiza se hace presente y empieza a lubricar mis paredes anales, como si buscara un tesoro escondido, su lengua se mete sin piedad, haciéndome gemir de placer, me hace sentir la chica más afortunada del mundo….



Fernando comienza a ¡vestirme de amor! con sus besos, ese vestido que es el que mejor me queda, el que más disfrutamos como no tienen idea. El pincel de sus labios continúa pintando cada uno de mis rincones, la acuarela de la pasión se derrama y cual gorrión sigue bebiendo de mis entrañas, Fernando me conoce y sabe complacerme hasta el final. Mi colita eleva su temperatura y su delirio, jadeante y restregando su lengua contra mi culo; mientras tanto yo lubricada y ganosa de revolcarnos una vez más como fieras encelo, espero pacientemente a que se decida embestirme sutil pero ferozmente. El placer hace que mis ojos se cierren al mismo tiempo que mis pompas se mueven de adelante hacia atrás, como un compás de música. Empiezo a notar que su pene está inquieto por taladrarme, como roble está muy firme,  erecto, ¡ya quiero ordeñarlo! Nunca antes había estado tan conectada (enculada) como con él mediante esa fascinación llamada placer. 


El hecho de que me tome y me empiece a acariciar tiene un efecto que hace que pierda por completo mi tesón. Estoy a punto de rogarle que me penetre pero Fer es muy intuitivo y sabe lo que mi cuerpo necesita. Tomo un condón y se lo paso para que lo ponga en su delicioso falo, coloco un poco de lubricante en mi ano, empiezo a notar que mi colita ya está preparada para recibir la primera embestida. Su mano dirige firmemente a su pene hasta la entrada de mi cavidad anal, poco a poco y centímetro a centímetro comienzo a disfrutar esa primera estocada, así…suavemente, correspondí recibiéndolo con ricos apretones que hicieron que mi nene gimiera de placer. 

Poco a poco y al paso de algunos minutos, la cabalgata fue subiendo de intensidad, está vez  me tomo de los hombros y me penetro sin piedad, de pronto ese “chac, chac, chac” se hizo presente, ¡sí! me refiero a ese sonido que es como música para mis oídos, ese sonido de sus huevos chocando con mis nalgas, una y otra vez; mi cuerpo no soporta más y gime de placer, con la voz entrecortada le dije: “así corazón, dame rico dámelo todo, por favor que no quede nada afuera”; “claro que si mami, es todo tuyo, no sabes cómo me encanta estar dentro de ti, siempre quisiera estar así” -me confesaba al oído mi nene-. Qué bien se enmarca su cara agresiva cuando me penetraba sin piedad, sudorosa y jadeante. Cambiamos de postura para seguir intercambiando placer, ahora me montaba sobre su cuerpo y me sumía en su falo bien erguido, con estocadas profundas le hacía saber a Fernando cuanto lo deseaba, mis paredes anales, seguían apretando ese delicioso miembro que estaba a punto de estallar, cada postura, cada embestida, mi nene la sabe aprovechar para sumergirse muy dentro de mí. De pronto empezó a montarme con desesperación impregnando cada vez más fuerza y pasión, mi colita estaba logrando su cometido una vez más, lista para que me llenará el culo de leche, hasta el último rincón de mi ser, no sé cuánto tiempo había pasado pero hasta la noción del tiempo perdí. Empecé a escuchar un gemido profundo, agudo que indicaba que mi nene se estaba viniendo deliciosamente, voltee a ver su cara y esos gestos inolvidables que los tengo como escenas de película grabadas en mi mente. Fue tanto nuestro placer que cuando se salió de mí, no habíamos notado que, de tanto apretarlo el condón se había quedado dentro de mí…si lo sé ¡soy una golosa pero la verdad es que me encanta la verga! y más la de mi nene adorado.



Con mi manos retire el condón de mis entrañas, que para esos momentos escurría de leche, metí los dedos en mi ano y pude notar que un poco de su miel, se había colado hasta mi interior, estaba encantada de tener su semen en mi ser.
Acostados en la cama después del sexo y en plática amena, cruzaba las piernas, aún con mis zapatos puestos, perdón pero por narrarles tan furtivo encuentro, se me olvido decirles que esa noche lleve unos zapatos de ensueño, contrastaban perfectamente con el vestido que apenas hace unos momentos traía puesto y que mi nene despojara completamente de mi cuerpo. Eran unos zapatos que marcaban mi trasero y me hacían lucir ¡perfecta!, no pasaron desapercibidos ante su mirada y me dijo ¡que bonitos se te ven!, ¡que rica te ves mami!. Para acompañar tan emotivo encuentro bebimos un poco de vodka y brindamos por un mes más. Sigo pensando en que nada es casualidad en la vida, pues esa noche nos dieron la habitación 411…un número enigmático, pues después de varias conjeturas llegue a la conclusión de ese número tiene que ver con nosotros pues si suman cuatro, más uno, más uno el resultado es seis…no, no crean que me estoy volviendo loca, seis es el resultado de esa suma, y eran justamente el número de veces que Fernando y yo hacíamos el amor justamente ese día. Un número que me confirma que lo bueno o lo malo que haces en la vida, está misma se encarga de multiplicártelo con creces, y no es que sea yo sea una blanca palomita  (como todo ser humano tengo mis errores, pero nunca busco perjudicar ni hacer mal) luego entonces, mi estandarte es y será “no hagas a otros lo que no quisieras para ti”, las semillas de la buena voluntad que sembré hoy ¡rinden su frutos!

Después de aquella charla cordial, descansamos nuestros cuerpos sudados (más no cansados) que para ese momento empezaban a hervir. Con sutiles y provocativas caricias las cenizas empezaban a reavivar aquel fuego en donde los besos arden como pólvora. Sus caricias combinados con aquellos halagos terminaban de excitar toda mi humanidad, mi cuerpo suspiraba y mi ser se cimbraba, es difícil describirles ese cúmulo de sensaciones en una sola palabra. Cerré los ojos y deje que mi maestro en el amor me llevara por los senderos del placer, tomados de la mano recorrimos las calles del erotismo; mi nene hizo una parada en las curvas de mi cuerpo, nuevamente su lengua se hacía presente obligándome a ceder. Mi cuerpo es barro entre sus manos al que le da forma  a placer, sus manos son un pasaje garantizado a las estrellas.

Ya no pude soportar más y me incline para que Fernando, me poseyera por sexta ocasión, no saben, disfruto con todos mis sentidos cada vez que esa suave cadencia del entra y sale empieza suavemente y después fuerte, muy fuerte…¡rico mi amor, que rico así métemelo todo” –le dije con un hilo de voz-, mientras tanto en el rostro de Fernando se dibujaba un rictus de placer, sudoroso y con gran ímpetu cabalgaba deliciosamente mi culo, una a una las membranas de mi ano perecían ante su delicioso falo. Yo hice lo propio y empecé a contraer mis paredes anales para disfrute de ambos, el me lleva a las estrellas y yo a la luna.
Aquella deliciosa velada transcurría y el tiempo dejaba su huella imborrable, ¡no cabe duda! su piel y mi piel se reconocen, las caricias eran la brisa que avivaba el fuego de nuestro amor, aquella sensación placentera me hizo percibir que el mundo se frenaba por unos segundos. Fernando continuaba insertándome su deliciosa verga desesperadamente y yo, disfrutando de semejante pedazo de carne, Es difícil resistir más…estamos a punto de estallar, el sudor que emana de su cuerpo se combina con el mío, ya no sé dónde termina mi cuerpo y empieza el de mi nene; la habitación se vuelve un horno, poco falta para provocar un incendio. Un gemido prolongado delataba el máximo placer de nuestros cuerpos, con un enérgico “ahhh que rico” mi colita ordeñaba deliciosamente el falo de mi nene. Me gusta que Fernando se quede un rato dentro de mí, es como prolongar ese delicioso placer por unos minutos más. Contrayendo mis paredes exprimo hasta la última gota de leche, no le dejo nada, nuevamente mi nene me viste de amor. Nuestros cuerpos cansados de tanto amar desfallecen en la cama, nos abrazamos y un tierno beso sella nuestra pasión. Fernando se dirige al sanitario a asearse, se quita el condón y como lo deduje, revienta de leche. Yo me siento feliz, satisfecha, completa y realizada. Que rico encuentro corazón, aún no termina y ya estoy ansiosa por saber la fecha de nuestra próxima cita.

Fernando es el hombre de mi vida, me llena en todos los aspectos y creo que yo a él, no he tenido la necesidad de buscar algo más pues en él lo encuentro TODO. Terminamos cerca de la media noche, en lo que Fer concluía con su aseo, yo me maquillaba, no sé qué piensen ustedes pero por lo menos para mí se pierde la magia el hecho de que veas a una chica travesti de niña, y después lo veas de niño, ¿les pasa lo mismo a ustedes?; por lo menos a mí ¡SI!, así que tome la decisión de salir vestida de esa habitación, dejando atrás la pena, el qué dirán…por el soy capaz de caminar mil desiertos. Me cambie las medias para no veme muy zorra (SI...¡sí! soy una zorra pero cuando salgo a la calle me gusta disimular jaja), me quite mi baby doll y me puse un brassiere negro, y mi vestido del mismo color, mi suéter pues ya estaba haciendo frío.

Cada quien guardo sus pertenencias en su respectiva mochila y salimos de aquella habitación, mi nene como todo un caballero cumplía su palabra de llevarme hasta “casa de la abuela”. ¿Qué sucedió en el viaje? ¿Cómo llegue a casa de la abuela?, no dejen de leer el siguiente relato pues se divertirán con las aventuras de esta chica preciosa llamada “Samara Arlenne” les dejo un besito rico y húmedo, ¡que tengan ricos orgasmos!

Por cierto....así me dejo mi colita....ansiosa!