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lunes, 6 de octubre de 2014

Camino a Casa...


Se preguntaran ¿qué paso después de la secundaría? ¿existió otro compañero sexual después de mi nene?...lamentablemente: NO.
En la prepa todo fue distinto, aunque fue de mis mejores etapas en mi vida estudiantil, nunca hubo “nada” de nada con mis compañeros; y por el contrario, lo que si fue creciendo fue mi gusto por las medias, las tangas, en fin… toda la ropa de mujer.

Tuve que disimular muy bien y a detalle mi “chica interna” para no ser descubierta, sobretodo porque las amistades que hice no tenían afinidad con las chicas travestis o similares, y ni hablarles del tema. Ya saben, de repente ese tipo de personas que alguien les cae “mal”…¿porque?, ni ellas mismas saben, pero ni les menciones el tema porque se encabronan,  y así les pasaba a mis amigos de ese entonces, mi madurez y edad me hicieron más perspicaz para disimular también mis “gustos”.

El segundo año de la preparatoria fue mi primera prueba de fuego. Como en todo, las tentaciones estaban presentes y yo no iba a ser la excepción, pero como lo he dicho (y aunque suene repetitivo), el destino ya tiene trazado algo para todos nosotros. En diversas ocasiones tuve la oportunidad de tener una novia, y hasta llegar más allá (tener relaciones sexuales con una chica), pero por una cosa u otra, no paso ninguna de las dos, y vaya que estuvo muy cerca

Hay un dicho que dice que “el que busca encuentra”, solo que en ocasiones no es así. Recuerdo que tenía que presentar un examen extraordinario de cálculo diferencial, y desde que tengo uso de razón, nunca he sido diestra para las matemáticas, mucho menos para algo más complejo como el álgebra, o el cálculo diferencial ¿para qué diablos te van a servir en tu vida?...¡para nada!, pero son de esas malditas materias que únicamente sirven para fastidiar y rellenar en “plan de estudios”, salvo los que estén estudiando alguna ingeniería, chicos pónganse abusados porque a ustedes si les va a servir, los demás ni se preocupen, llévensela como yo, puro seis, jaja, el chiste era acreditar la materia para no reprobarla.


Irremediablemente paso lo que no quería que pasara, termine reprobando la materia y sé que fue mi culpa por falta de interés (aunque no del todo), se le sumo un pseudo maestro, que créanme que cuando se decide a ser un hijo de la chingada, se te mete como piedrita en el zapato, y para que te la saques, más fácil  tirar el maldito zapato, pero yo no estaba dispuesta a renunciar, y dije voy a hacer todo lo posible para que mi estancia en la preparatoria tenga el final deseado, y me propuse no darle el gusto a un güey que como no pudo realizarse en el campo de su elección, y por lo mismo, ahora desquita sus traumas con los demás, pobre infeliz que no le quedo de otra más que ser maestro, y ese trauma le pesa como no tienen idea, ¿conocen el castigo de “Sísifo”?, bueno pues más o menos así le pasa a este tipo inepto. No quisiera hablar mal de los maestros pero hay unos que como son el desperdicio de la vida, que no tuvieron  de otra más que estar en una aula, y vienen a salpicar de su miseria a los demás, no sé vale; me decían por ahí, si no te gusta tu trabajo…¡renuncia!, y así es (o debería de ser)  la gente no tiene la culpa de lo que a uno le pase en la vida, no hay que ser ogete y desquitar lo que otros nos hicieron con personas que ni al caso, ¡sí! lo digo por maestros mierdas y autoritarios que creen que su supremacía va más allá de las aulas, y ya que les llegan a partir su madre ahora pasan a ser “victimas”, no me chinguen.


Bueno el punto es que un amigo se ofreció para explicarnos las fórmulas y términos del cálculo diferencial, en conclusión, perdió su tiempo pues a pesar de que estuvimos cerca de cuatro horas repasando y haciendo ejercicios, (y de verdad que si estábamos poniendo atención), no comprendimos nada, y terminamos igual que al principio, ¡sin nada!. Este amigo vivía muy lejos, pero ni modo, todo por pasar la maldita materia tuvimos que ir hasta allá.

Salí algo tarde de su domicilio, me acompañaron hasta la base del transporte y me señalo cual pesero me dejaría cerca de mi casa. Aborde un autobús, y el viaje parecía monótono, igual que cualquier trayecto, perene tal vez, porque no estaba acostumbrada a salir tan lejos de mi casa, pero rutinario como cualquiera. Llevaba mi mochila en las piernas, a mi lado (de la ventanilla), venía un chico, más o menos de mi edad (si acaso dos o tres años más grande), la verdad es que mi suspicacia esa tarde me había abandonado, pues estaba hasta la madre de tanta algebra y cálculo diferencial, por lo que solo atine a pensar que “venía borracho” y no ¡cachondo! .

Llevaba cerca de 15 minutos que aborde el transporte, y mi compañero de asiento, empieza a deslizar su mano por su pierna izquierda, no se me hizo raro, pensé que iba a sacar algunas monedas, o su celular, creí que estaba por descender del camión.

Y pues nada…dejo su mano en su pierna izquierda; ya para ese momento algunos de sus dedos estaban sobre mi pierna derecha. Voltee a verlo, y eso hizo que volviera su mano completamente a su pierna, (como diciendo no pasa nada), puse mi vista hacia el frente, y metros más adelante… ¡otra vez!, que desliza su mano a su pierna, pero ahora sí quedó la mitad de su mano en su pierna, y la otra mitad en la mía. La verdad es que la adrenalina y excitación que estaba sintiendo en ese momento, evitaron que está vez lo volteara a ver, o que le dijera “oye quita tu mano”, para serles sincera, ¡me estaba gustando!, (no sé porque me prenden mucho estos juegos), suavemente deslizaba su dedo meñique en mi pierna, lo que si es que me daba un poco de pena, no con él, por la gente metiche que nunca falta y que venía en los asientos contiguos, el camión llevaba unas luces lúgubres, apenas se alcanzaba a ver, pero cuando alguien subía o descendía, las luces centrales iluminaban todo el pasillo.

Entonces para que los vecinos metiches de los asientos cercanos no vieran, se me ocurrió subir mi mochila que traía en las piernas, de tal manera que cubrieran su mano y él pudiera seguir con sus caricias, que después se convirtieron en “manoseada”. Como este chavo vio que lo tape con mi mochila para que siguiera “toqueteándome”,  ahora le siguió con más ahínco.

En otras ocasiones ya me habían acosado sexualmente (una mujer y un chico), la primera vez que me acoso un chico, posteriormente descubrí que era un “chico gay” (no confundir gay con travesti, transexual o bisexual por favor), igual empezó con su mano, tal cual me la estaba aplicando este chavo, solo que su mano quería tocar mi pene, y ahí fue cuando ya no me gusto, si terminé diciéndole ¡qué onda que te pasa!, me moleste, porque además de que no me gusta que me toquen “aquellito” porque siento que le resto feminidad a mi persona, no me agrada, en conclusión ¡no lo tolero!. Y con la chica igual (bueno no estaba tan chica, era una mujer madura de cuarenta, cuarenta y cinco  años aprox, y yo apenas un adolescente de dieciséis o diecisiete  años; empezó haciéndome plática, y después la misma técnica, poner su mano en su pierna para después pasarla discretamente a la mía, solo que ahí para serles sincera, me dio miedo, la chica ya me venía diciendo cositas más fuertes, y por lo mismo me baje antes, igual fui tonta, pero así sucedió, pensar en ¿qué hubiera pasado?, no lo sé…¡pues él hubiera no existe!.

Recapitulando, les platique de mis acosos, para que me comprendieran lo siguiente, este chavo que ya me venía toqueteando, por mi experiencia anterior, pensé que también me quería agarrar mi pene, dije no, falta que le di entrada y ahorita se lance, sobre “mi amigo”.

Y no, por el contrario ¡vaya sorpresa!, su mano ya estaba a media nalga (y conste que no iba vestida de chica les aclaro), iba de nene, inclusive traía mi uniforme de la escuela, ya me imagino si hubiera ido vestida de nena, me coge en el asiento del autobús valiendo madre lo demás jaja.

Y así estaba duro y dale, duro y dale, manoseándome como si yo fuera una nena, hasta que ya metió su mano completamente (por fuera, no dentro de mi pantalón), y hagan de cuenta que quede sentada prácticamente en su mano, sus dedos traviesos me hacían cosquillas en mi colita, ¡que rico!…el chico iba bien rojo de la cara, volteaba hacia la ventana como si el pillo, no me fuera “dedeando”.

Cuando se llegaban a prender las luces del pasillo, de repente la gente volteaba a “vernos” (malditos chismosos), terminó valiéndome madre, estaba sintiendo tan delicioso, que la verdad la calentura me cedo el pudor, y termine por “dejarme” manosear, y hasta dedear. Noté que el chico como que quería masturbarse, le gustaba lo que estaba agarrando, pero el camión iba lleno, no iba gente viajando de pie, el pasillo estaba libre, pero los asientos iban completos, entonces se conformó con agasajarme de esa manera. La verdad es que mi inexperiencia aunado al pudor del momento, no me dejó agarrarle la verga, apretársela, o sobársela para que sintiera también rico; el por su parte  me iba metiendo los dedos, casi quería romper mi pantalón para "introducirse" en mi ano, ya habían pasado cuarenta minutos más.

Me puse roja (de lo excitada que ya estaba), pero el chico se desesperó porque yo no tenía reacción, aunque era difícil,  les digo, camión lleno aunado a mi torpeza de adolescente para reaccionar, estaba perdida en mis pensamientos cachondos, que de repente quita su mano y me dice: “me das permiso” (que me quitara para que pudiera descender del autobús), ya no le contesté, solo me quite para que pudiera bajar.

Toco el timbre para descender, y no sé qué paso por mi cabeza, me puse de pie, y antes de que el autobús diera marcha de nuevo, le digo ¡bajan, bajan!, de prisa baje del autobús, vi que el chico se metió en una de las calles aledañas a la parada, y ahí iba yo…¡corriendo tras de él!.

La noche ya había caído, para esto serían como las diez con treinta, casi las once de la noche, por lo que la calle ya estaba obscura, y prácticamente semi-desierta. Solo se me ocurrió gritarle amigo, oye, oye…que voltea y me dice ¿qué onda?, ya sin pudor que le digo: oye que rica manoseada me diste…se me queda viendo con cara de asombro, le digo soy el chico que venía contigo en el autobús, ahh, (y se sonríe), ¿qué paso me dice?, le dije no te pude corresponder como yo quería, porque iba muy lleno el camión, pero aquí estoy para lo que gustes;… ¿enserio?, le digo…¡sí!.

Que me toma muy fuerte del brazo (después me dio miedo, pensé que me iba a asaltar, pero la calentura me gano, ni modo), porque me agarro con todas sus fuerzas y me llevo detrás de una camioneta grande que decía “fletes”, frente a nosotros estaba una casa de color café sin ventanas para mi fortuna, me aventó contra la camioneta, y me dice: se ve que traes un ollito bien rico, (seguía percibiendo que de algún momento a otro me quitaría mis cosas, pues fue muy brusco con ese “aventón”), dije tonta todo por bajarme a corretear a un tipo ¡que ni conozco!.

Días atrás un amigo de la prepa me “presumía” que ya había tenido sexo con su chica, y me dice ¿tú para cuándo?, le digo es que la verdad (como poniéndole de pretexto, que era por falta de condones), le dije la neta tengo miedo de que ella quede embarazada (que pues era falso, porque ni novia tenía, solo quise que me dejara de molestar, y que no pensara que era el único en el mundo que “ya había hecho el amor”), y como me da pena ir a la farmacia a comprarlos, me dice ¿es por eso?, ¡pendejo!, (me contestó), te ahogas en un vaso de agua, te voy a regalar el primero (les digo me lo regalo más manera de presunción que por  “ayudarme”).Para que ya no pongas eso de pretexto, me dice –después de que lo pruebes, hasta tu solito vas a ir por ellos-, le dije “gracias” (más a fuerzas  que de ganas), y puse el condón en mi cartera, paso por mis pensamientos: huy de aquí a que lo utilice, ¡más fácil que se me caduque!.

Y quién lo diría, la verdad es que si termino haciéndome un favor este menso al regalarme el condón. Retomando la anécdota, ya que estuve  muy cerca de ese chico, si note que tenía aliento alcohólico, quizás por eso se dejó llevar, y yo con mi calentura a mil, combinación explosiva.

Aunque para serles sincera, si estaba nerviosísima de que alguien pasara y nos viera, o la de malas, los pinches policías que no serán buenos para agarrar a los rateros, pero que tal para venadear a un par de calientes, ahí si hasta diez putas patrullas mandan a traer los muy “machitos”, pinches cobardes, cuando pasa algo verdaderamente grave, ellos son los primeros que salen corriendo, bola de putos ignorantes, y digo ignorantes, porque enseguida  te dicen “estás cometiendo un delito, como le vamos a hacer”, con ese lenguaje y forma de hablar que parece que les insertan un chip en el cerebro de chimpancé que hace que todos hablen y piensen “igualito”, cuando eso no es un delito, es una falta cívica, pónganse abusados para que no se dejen sorprender por estos ignorantes, que no son más que ampones con uniforme.

Y bueno afortunadamente no paso un “chupasangre de estos”, ni gente. Me sorprendí cuando vi al chico bajarse los pantalones y la trusa, y me dice de manera recia, “órale a mamar”…y que pone su pene en su mano, “abre la boca putita” –me dice- ya ni tiempo tuve de reaccionar, que me agacha, toma mi cabeza, y cuando vi, ya le estaba mamando su “cosa” a este chico.

Quité su miembro de mi boca, y le digo oye despacio, me está dando asco (como cuando te metes el dedo para vomitar), sentía más o menos esa repulsión, y me la metió otra vez en la boca pero esta vez dejo que yo hiciera el trabajo, le mamaba su miembro como se lo hacía a mi nene, le chupaba la cabecita, y con mis manos acariciaba sus peludos huevos, solo me decía “que bien se siente puta, que rico, síguele, síguele”, y volvía a subir su vista al cielo. Por mi parte de repente volteaba a ver a mis costados, según yo no había nadie, aunque de ratitos me sentía observada.

Le digo espera, creo que viene alguien, (me sentía incomoda por las circunstancias) y me dice yo vivo aquí a una cuadra, ¿qué onda putita, le entras o te vas a echar para atrás?, le dije no… vamos, pero un rato eh, que ese sea el trato;… “órales” me dice, camínale, y que me pone una nalgada.

Espérate, aquí es… nada más no hagas ruido que mi jefa está durmiendo (me dice), no te preocupes (le digo) no haré ruido.

Y así como delincuentes nocturnos, ingresamos a su casa sin hacer ruido, ya llegamos a su cuarto y me dice ahora si putita, vas a ver lo que es bueno, empínate que te quiero meter mi chorizo. Sonaba algo vulgar, pero dije ahora te friegas, tu querías venir y ni modo a afrontar las consecuencias. Me bajo el pantalón y me dio otra toqueteada, parecía que llevaba rato sin coger, me tocaba las nalgas, y sus dedos querían introducirse en mi ano, me quiso penetrar así y le dije espérame, traigo un condón, me dice no a mí no me gusta con condón…fue cuando ahora si ya saque el carácter y le dije ¡no!, entonces ¡ya no quiero nada!, ¡me largo!, que subo mis pantalones y lo empujo, quítate….como él estaba bien caliente me dice no…perdón, está bien ya dame el pinche condón…prendí la luz para ver que efectivamente se ponía el condón, dije no me la vaya a aplicar, y sí, lo saco de su bolsita y se lo puso, me dice ¿contenta putita?, le digo si ahora sí…me dice ven para acá, me bajo mi trusa y escupió saliva en mi ano, (por lo menos dentro de su borrachera si se acordó que debía de lubricarme) o igual a de ver pensado a la tercera ahora si me manda a la goma, y empezó a hacer las cosas “bien”.

Roso su pene contra mi ano, lo remojaba antes de meterlo y eso me prendió muchísimo, ya me lo iba a meter cuando le dije, espérame, yo lo meto y te voy diciendo si más fuerte o despacio, el solo me decía su típica frasecita “órales”. Y así puse la punta en la entrada y le digo despacito, despacito, pero como estaba briago, que me deja ir la embestida con todo, di un pequeño grito, y me dice cállate, que no ves que puedes despertar a mi jefa, le dije entonces, métemela despacio tonto, y ya empezó despacio, hasta que poco a poco mi “chiquito” fue lubricando y aceptado su miembro hasta el fondo.

Me puso las piernas hacia arriba y metió su pene en mi colita, quede con las piernas en sus hombros, y uff me la metió sin piedad, duro una y otra vez, entraba y salía entraba y salía, era muy rico escuchar como sus huevos chocaban con mis nalgas, lo único malo fue que no duro mucho, (se vino devolada y me quede con ganas), de repente se le sale un ¡que ricooo puta, que ricooo!, pero muy fuerte, y sin querer creo que despertó a su mamá.

Se escucharon ruidos en la recamara contigua, y me dice ¡ya valió madres!, no seas gacha putita, salte por la ventana ¿no?,... si me cachan me la van a hacer de jamón (no sé si era la primera vez que llevaba a un chico a coger a su casa, pero bien angustiado que estaba, y yo con tal de no ser descubierta y meterme en un auténtico desmadre, dije si, ya me voy, pásame mi mochila), y que me brinco, no estaba muy alto pero como el terreno estaba a desnivel, de afuera se veía como si tuviera dos pisos.

Me dice, después te marco “órales”, le dije si está bien (que ni yo le di mi número ni él el suyo solo cogimos rico y hasta ahí), me urgía salir para que no me cacharan, además de que ya era tarde, me fui corriendo sin voltear para atrás, hasta que llegue a la avenida a abordar el transporte para regresar a casa. 

Me subí a la combi, llegue a mi casa (algo roja de la cara), les digo que me delata mi carita roja cuando hago travesuras, y me dice mi madre: ¿y ahora que paso?, nada (le respondí), que había un buen de tráfico, y me quede dormid@, ya el camión me estaba llevando de regreso, me dice vete a lavar las manos para que vengas a cenar. Le digo prefiero darme un baño y después cenar… ¿sí?, y me dice está bien no te tardes porque se enfría.

Me fui directo al baño a masturbarme, la verdad que ese chico me dejo muy caliente, y fui a “desahogarme”,  me masturbaba y pensaba en cómo me puso boca arriba y arremetió contra mi culo riquísimo, si hubiera durado unos minutos más, todo hubiera sido ¡perfecto!.

Salí para cenar con ese pensamiento, sin buscar encontré, y que cogida tan rica, tenía cerca de un año, año y medio aproximadamente, sin hacer el amor, fue simplemente atípico, pero fantástico y rico... ¡muy rico!

miércoles, 1 de octubre de 2014

Mi voz "femenina", y la última vez...



No sé qué paso conmigo. Me he vestido de mujer...¡y me gusto! (me gusta), tuve mi primera vez y me fascino, la sensación de vestirme de mujer me hace experimentar diversas sensaciones y satisfacciones, entre ellas la más exquisita: el sexo, aunado a sentirme plena, satisfecha y en paz conmigo misma, como toda una chica muy sexy. 

Aunque no lo crean, esa “transición” me causo diversas confusiones, mi inconsciente se “aferraba” al cuerpo de niño en el que yo nací, pero el deseo era más fuerte, (fue más fuerte de hecho) y gano la niña que vive dentro de mí. Muchas veces me creí “anormal”, pues el hecho de no ser un chico “común” o “normal” por decirlo así, con novia y amigos vagos que no te sirven más que para meterte en problemas, derivaba en inquietudes, malestar, no sabía si esto era como la lotería o la suerte que te tocaba así nada más, o si al final de cuentas era el resultado de mis acciones, confieso que esa confusión me causaba aversión conmigo misma. En conclusión pienso que es un poco de todo, tus acciones aunadas a la complicidad del destino, creo que en esta vida nada es casualidad, y todo pasa por algo. Se puede engañar al mundo entero, pero nunca te podrás esconder de ti misma, de tus pensamientos, de tus sensaciones, así que decidí ya no luchar más contra corriente y aceptar mi destino tal cuál; como todo claro tuve mis momentos de duda, de desesperación y hasta pensé en retirarme en definitiva de esto (que ya les contaré en futuros relatos), pero en ese momento todo parecía tan claro como el agua.

Recuerdo que en aquella época, (olvide el año preciso), si era el segundo o tercer año de la secundaria, ya para ese momento un 95% de mis compañeros varones, les había cambiado la voz. Se preguntarán ¿porque traigo esto a colación?, porque al día de hoy les puedo presumir que tengo un timbre de voz muy similar al de una chica biológica, una voz casi “femenina”, y no…no es por hormonas o algo similar, paso algo muy raro y chistoso a la vez, y como vuelvo a enfatizar, el destino se encarga de ser tu fiel cómplice y aliado.

Fue algo muy raro pues mis compañeros pensaban que mi voz estaba tan débil como mi apariencia, lo que no sabían es que mi voz ya  había cambiado desde principios de primero de secundaria, pero “sin querer” mi madre me la “inhibió”, si… así como lo leen ME LA INHIBIÓ. Sonará algo increíble y hasta inverosímil, porque muchos van a decir, pues si no eres un títere para que a placer te hagan hacer o no hacer cosas; ¡sí! efectivamente, pero la naturaleza me regalo este “don” (que no cualquiera lo tiene), y que le agradezco infinitamente pues en mi faceta de chica me ha ayudado a complementarla como no tienen idea.

Resulta que mi padre tenía un pequeño puesto en el mercado sobre ruedas, y regularmente nos llevaba a mis hermanas y a mí para ayudarle, más a fuerzas que de ganas íbamos, nos causaba cierto malestar que mientras chicos y chicas de nuestra edad disfrutaban de sus fines de semana o vacaciones, nosotros teníamos que trabajar, y para colmo había veces que compañeros de la escuela pasaban por ahí (nos escondíamos para que no nos vieran), ni modo nos había tocado vivir la vida así; y no me quejo pues mi infancia a pesar de que me la pase trabajando para apoyar a mi padre y familia, fue una convivencia tan cercana y cálida como pocas, ese ejemplo de salir adelante, y luchar contra la adversidad me inculco valores que no compra el dinero, que me forjaron como la mujer cabal que soy, honesta y que hoy por hoy hacen de mi un mejor ser humano.

Era una tarde como muchas, estaba por atender a una clienta que venía a comprar mercancía, como les había comentado mi voz ya había cambiado y solo me gustaba “presumirla” cuando alguien acudía al negocio de mi padre a comprar. Ese día se me hizo fácil atender a la "seño" con mi recién “estrenada voz”, como no estaba nadie, mi madre había ido a comprar la comida junto con una de mis hermanas, mi padre estaba en el centro de la ciudad con otra de mis hermanas comprando las cosas para vender al otro día, y dije ahorita que estoy sol@ es cuando. 

Justo estoy atendiendo el pedido de la señora, que por lo mismo no me percaté que mi madre y hermana ya había llegado, y mi madre al escucharme hablar con mi "nueva voz" más que “chulearla", se sorprendió, pero de una manera diferente, no la normal de felicidad, más bien me pareció un regaño (o por lo menos eso percibí), me dice que voz tan ronca, pero en un tono “raro”, como si estuviese viendo y escuchando un marciano del espacio, fue un trauma que no pude superar, es como si a una niña de trece o catorce años, le dijeras huyy cómo te estás poniendo de chichona…¡Obvio!, ¿qué puedes esperar de una adolecente a esa edad?, lo normal… que su cuerpo esté cambiando, irremediablemente es algo que tarde o temprano pasará. 

No sé si ese día estaba de malas, si me quiso jugar una broma o simplemente fue un mero comentario sin el afán de ofender, pero por esa sensación de sentirme “raro” ante mi madre, decidí ya no hablar más con mi "nueva voz"” frente a ella. No me pregunten cómo se hizo esa “dislocación” de voz, pues ni yo misma sé. El chiste es que por temor a que me regañara o me volviera a inquirir de esa manera, empecé a hablar con mi voz de “niño”… otra vez, y no esa voz grave que viene aparejada con la adolescencia. 

Para evitar burlas en la secundaria, empecé a hablar con la voz grave, pues como les digo ya casi a todos les había cambiado, y ya se empezaban a burlar por mi “voz de niño” aunque en la secundaria les diré que de todo se burlan, hay veces que pienso que acuden chimpancés en lugar de adolecentes a las aulas, en fin que bueno que la secundaria no tiene segunda parte, si no ahora si renunciaba, o terminada por ponerle en su madre a más de uno incluyendo maestros por hijos de la chingada manchados, ahí está la respuesta al bulling, pónganles en su madre a esos pasaditos de lanza…¡no se dejen!.

Mi madre seguía pensando que en la preparatoria mi voz aún no cambiaba, y hasta el doctor fuimos a dar por ese “chistecito”, ya no deje que pasara a mayores pues justo me iban a practicar unos estudios para descartar un daño en la garganta, le dije que no quería hacerme los estudios, me dio miedo y le dije que mi voz ya había cambiado, que no se preocupara, pero nunca le confesé que ella de manera directa o indirecta influyo para que yo siguiera hablando como “niño”. 

Y así quedo… ya no la preocupe más por ese “problema”, pero la verdad es que me quede con esa voz (de niño) que ahora con mis ejercicios vocales ya se convirtió a voz de nena, y con mi voz (grave); en la actualidad tengo esa dualidad de voces derivado de esa situación. 

Como les comento ahora con trucos y  ejercicios que he visto y leído en el internet, he logrado hacer que mi voz salga desde la boca del estómago y no de la garganta, la he perfeccionado aún más al grado de tener una voz casi similar a la de una chica biológica, si me preguntaran de una escala de 10 a 100 ¿en cuál estoy? les contestaría que en un 90%, quien me escucha hablar se sorprende que hable muy parecido a una nena. 

Mi voz de chica no es muy gruesa, de repente tengo que subir un poquito el “volumen” es muy delicada, y no, no me cuesta nada de trabajo hacerla, y puedo pasar de una voz a otra sin ningún problema. En la plena adolecencia, seguido se me salían los típicos “gallos” tanto hablando con mi voz grave en secundaria, como hablando con voz de niño en casa. Ya no tengo esos clásicos problemas, y hoy en lugar de estar enfadado con mi madre por no permitir mi cambio de voz en su debido tiempo,¡le agradezco infinitamente! pues derivado de ello, es que hoy tengo una voz femenina que complementa mi imagen sexy. 

No sé si estén de acuerdo conmigo,  pero pienso que se llega a perder la magia (o por lo menos un poco de esta) cuando vez a una chica TV buenísima y de repente te saluda y parece que trae a Enrique Rocha en la garganta, por lo menos para mí el encanto se va a la basura. Anécdota rápida: estábamos en la prepa listos para salir a receso, afuera había un puestecito de comida, nos disponíamos a disfrutar de unos deliciosos sándwiches cuando, en el punto estaba una chica (ya después POR LA VOZ supe que era una chica travesti), pero en apariencia muchísimo mejor que una nena biológica, buenísima, preciosa, que figura, escultural, de minifalda y zapatillas altas que resaltaban aún más su belleza; me quedo corta con lo que les describo, de hecho uno de mis amigos la quiso “ligar” y cuando le pregunta la hora como pretexto para abordarla, ¡nooo!…parecía que le había contestado un señor de la central de abastos, con esa “vocesota” difícilmente podía pasar desapercibida, con decirles que no necesitaba un altavoz pues se escuchaba muy ronca y sumamente grave cuando hablaba… upss por lo menos para mí se terminó el momento mágico, a mi amigo le falto poco para salir corriendo de la impresión jaja, me dice tiene más “voz” que yo, y le digo, ¡no creo que solo eso! jaja,



¿Les confieso algo?...Me excita pensar que le gusto a los chicos, que los prendo cada que ven mis fotos y platican conmigo, creo que como a toda chica nos gusta que nos alimenten el ego de vez en cuando. En esa etapa de la secundaria, me excitaba que mi nene me dijera “que buena estás” o “que rico culo tienes”. 
Si hubiéramos tenido acceso al camasutra, les aseguro que nos lo hubiéramos chutado dos o tres veces; con el conocí el amor (aunque relativamente no tengamos idea de que es eso en la adolescencia), nos dejamos llevar más por la calentura y la pasión. La primera vez fue algo difícil, pero lo disfruté muchísimo… No sé si tenga sentido hacer una remembranza de lo que he hecho, pero la quiero hacer, tal vez, porque el recordarlo, a pesar de la gran culpa que me causaba, me produce mucho placer. 

Imaginaba que esto iba a ser como un cuento de hadas y que mi relación con este chico iría más allá de las sábanas, que yo sería su princesa y el mi rey, pero lamentablemente todo tiene un fin, si la vida misma se acaba, que un amor de secundaria no llegara a su fin. Me dio coraje que él no quisiera seguirme a la preparatoria donde yo pretendía seguir con mi preparación académica. El por su parte ya tenía planes de ir a una escuela militarizada, no sé quién habrá influido para su decisión, pues esta vez un par de nalgas (las mías) no pudieron hacer nada para convencerlo de lo contrario. Relativamente esa prepa, nos quedaba muchísimo mejor (tanto en distancia como en planes académicos), pero no... él ya tenía trazado su camino. Me sentí mal pero ahora que ya veo las cosas con objetividad y madurez, hizo bien pues solo estaba viendo por su futuro, en cambio yo estaba enculadisima… la calentura no me dejaba pensar en ese momento. Me enoje con él días antes de que terminara el tercer y último año de secundaria. Como no me quiso acompañar en esa nueva etapa de la vida, le deje de hablar cerca de dos semanas.


La verdad es que la secundaria para mí fue de las peores cosas que me pudieron pasar en la vida (con excepción de mi nene claro), pero si no fuera por él, ni me lleve bien con los malditos maestros y mucho menos con los retrogradas de mis compañeros, fue como una pesadilla y un verdadero calvario el día a día en la escuela.

Justo estábamos en la ceremonia de fin de cursos, y me parece que los demás después de la ceremonia (pinches hipócritas) harían un convivio de “despedida”, por supuesto yo no pensaba ir. De hecho solo me despedí de una compañera que fue muy buena onda conmigo, una chica que igual que yo desplazada por toda la bola de culeros que, por no tener el mismo cerebro de mosquito y NO ser la típica niña “tarada” cáeme bien, irremediablemente no embonaba con la estupidez de estos imbéciles (igual que una servidora) y por lo mismo como no la pelaban, había ocasiones que se juntaba con nosotros (con mi nene y yo).

Justo antes de salir PARA SIEMPRE de las instalaciones de la secundaria, me andaba de orinar. Me fui al baño por última vez, pero de reojo vi que alguien iba detrás de mí. Dije no puede ser, la última broma pesada antes de salir de la maldita secundaria no. 
Pensé: voy a dejar que el idiota que viene de tras de mí, se pase y ya cuando salga del baño, ingreso yo. Cuál fue mi sorpresa... ¡era mi nene!, me tomo de la mano y me metió al baño…cerró la puerta para que nadie entrara, y ya en el interior de este me ofreció disculpas y me dijo: -¡por favor no te vayas así!, la verdad es que me siento mal que terminen así las cosas, si tú quieres esto puede seguir (me dio su número de teléfono), en mi mente ya había asumido que lo que me decía era algo imposible pues la academia militarizada donde el estudiaría, era un tipo internado, y era una falacia pensar que “nada cambiaria”, pues solo lo dejarían “libre” los fines de semana, solo atine a decirle “no prometas nada que no cumplirás”, quieras que no nuestras vidas van a cambiar, le dije: me dio mucho gusto conocerte, la verdad es que eres un chico fantástico, encantador, caballeroso el príncipe que cualquier niña desearía tener a su lado, empezando por mí, pero esto ya no tiene marcha atrás, lo tome de la mano y le dije de verdad deseo que la vida te sonría siempre, que cumplas todas tus metas y que salgas siempre avante en todo lo que te propongas (con otras palabras claro, pues no tenía el lexico ni la coherencia que tengo para escribir en estos momentos). Lo tome de la cara y le di un beso largo y prolongado, tanto que ya no nos importó que alguien entrara de manera sorpresiva  y nos descubriera. 

Tuvimos suerte pues nadie entro, todos estaban derramando hipocresía en el patio central prometiéndose que  “siempre estaría ahí para cuando se necesitaran”, ¡bah! si en la vida diaria eran unos malditos chimpances irracionales, ya parece que por un fin de cursos sus miserables vidas ahora si serían “ejemplares”.

Dejamos los folders que traían nuestro certificado de secundaria, cerca del espejo del baño, y nos empezamos a besar, sin darme cuenta mis pantalones ya estaban abajo, me manoseaba y besaba riquísimo, pero le dije no ya no sigas por favor, no me hagas esto más difícil, aparte que tal si entra alguien y nos ve, ya por favor no prolongues esta agonía.

Me dijo al oído está bien te dejaré en paz con la condición de que me acompañes a mi casa una vez más…no sé (le dije) le comente a mi mamá que no iría a la fiesta de fin de cursos…pues dile (me dice) que siempre si fuiste, y te vas conmigo a mi casa, ¡ándale, no me digas que no mi vida!, no perdamos esa oportunidad, (no sé si me veía decidida a que no iba a ir con él) y fue cuando se puso de rodillas y me dice por favor te lo pido; le digo no, por favor levántate no hagas que me sienta mal (no me gusta que alguien se hinque pues para mi demuestra como si el otro fuera  “superior” y creo que superior solo Dios), le digo no levántate, estás haciendo que me sienta mal, además no ves que el suelo del baño está sucio. Lo tome de la mano y lo levante, y le dije está bien te acompaño, ya deja de cachondearme si no vas a hacer que terminemos haciéndolo aquí y no es mí idea eh, sonrió y me dijo: lo que tú digas mi princesa.

Me daba tristeza saber que quizás sería de las últimas veces que visitaba su casa con fines “sexuales” pero la verdad es que me sentía bien conmigo misma, no me arrepentía de nada, ni de la primera vez que me vestí para él, ni de que el haya sido el primer hombre en mi vida, estaba feliz de haber ido con él a “festejar” a su casa el fin de cursos. Le dije que si me dejaba hacer una llamada para avisarle a mi mama que “siempre si me quedaba a la dichosa fiesta”, lo que no sabía es que estaba en casa de mi amigo, y que me daría la mejor despedida de generación.

Su mamá le quiso hacer una pequeña comida con sus amigos más cercanos, para festejar la salida de la secu, pero él le comento que ya se había puesto de acuerdo conmigo para comer en mi casa. Lo que él hizo pensar a su mamá fue que el no estaría en su casa, (para que se quedara sola la casa) pues como ella trabajaba de enfermera, le dijo está bien (y coincidió o más bien fue plan con maña, pues él ya sabía que ese día iba a llegar tarde) pero que si él le comentaba que si quería que la comida fuera en casa de él (de mi nene), ella pediría permiso en su trabajo y llegaría más temprano para convivir con nosotros, entonces le dijo no, me voy a casa de él. Y así fue como tuvimos la casa sola, para nosotros dos toda la tarde-noche. Fue una despedida muy bonita y a la vez romántica, no sé cómo le hizo, si la compro, la pidió prestada o se la robo, la verdad es que de la emoción y lo excitada ya nunca supe, pero ahí en la cama estaba tendido: un baby doll rojo, de ligueros, con medias blancas, y mi blusita y minifalda que guardábamos en su cajita de zapatos justo debajo de su cama para que nadie la descubriera.

Me dice: quiero que te pongas esto amor, yo voy a la cocina a preparar una bebida en lo que tú te cambias. Parecía maratón, me puse la ropa más rápido que pronto, en su cuarto había un espejo que te permitía ver la mitad de tu cuerpo, y no es por presumirles pero me veía buenísima. Me volvió a prestar el perfume de su mamá y esta vez me puse un poco en mi delicado ano, para que cuando me lo estuviera chupando percibiera ¡lo rico que olía!.

Justo venía entrando con las bebidas, que se quedó con la boca abierta. Por poco y suelta los vasos de refresco cuando le digo ¡cuidado nene!, no vayas a ensuciar la cama, no -me dice-, perdón. Parecía que era la primera vez que me veía en ropa interior, la verdad es que si estaba muy bonita la lencería, en los ligueros traía unos bonitos y finos moños, y el liguero era de encaje, muy sexy resaltaba más la feminidad de mi cuerpo. 
Brindamos (con refresco), de la bolsa de su pantalón saco un encendedor, y prendió una vela aromática para poner ambiente, me sorprendió aún más pues debajo de su cama ocultaba una rosa envuelta en papel celofán, me dice -esta rosa es para la niña más tierna del mundo-, me derretían sus palabras, esa sensación de ternura combinada con el erotismo…olvide mi enojo y orgullo y me deje llevar, me envolvió entre sus cálidos brazos y sus besos cubrían todo mi cuerpo, el olorcito de la vela era bastante agradable, provocaban al amor.

Me puso en la típica postura de “perrito” y aunque su lengua de repente era un poco torpe, la verdad es que de las veces que atinaba a mi “chiquito” me puso muy caliente. Que rico es que te sepan dilatar de esa manera con la lengua, por lo menos a mí me hace muy receptiva, cuando un hombre sabe poner a punto de turrón a su chica de esa manera, el sexo anal es muy gratificante para ambos.

Saco su pene y empezó a rosarlo contra mi dilatado ano, ya para ese momento el ya traía la puntita de su glande mojadita con el líquido pre-eyaculatorio, antes de que insertara su pene en mi estrecho ano, le di unas succionada tan sabrosa, que opss, hice que se viniera en mi cara; fue tanta la emoción, que con sus dos manos me tomo fuerte la cara, y empezó a meter su miembro por mi boca, súmenle mi lengua juguetona, ya o pudo más estaba sudando, gimiendo, de repente me dice ahhh, me vengo mi amor, que saca su pene de mi boca y por más que no quiso salpicarme, zas sin querer me aventó todo su amor sobre mi cara. 

El muy bien sabía que no me gusta el sabor del semen, (habrá quien le guste pero la verdad a mí no, igual lo tengo en la lengua para jugar un rato con el pero después lo escupo porque no me agrada el sabor), precisamente por eso se salió de mi boca antes de eyacular, aunque le excito mucho que me quitara el semen de la cara con los dedos, y me los metiera a la boca, le prendió tanto, que así como estaba me dio un beso…le dije: ves que rico sabes, y nos reímos. 

Me limpie la cara, y si querer se me cayó el papel, estaba levantándolo del piso cuando siento su miembro en mis nalgas otra vez, nuevamente rígido, erecto, muy duro; me dice: nena está vez no te me escapas te voy a coger tu colita, y otra vez comenzó el juego de la seducción, empezó a lamer mi ano para dilatarlo, aunque a decir verdad ya mi colita pedía a gritos que la penetrara, fue tanta mi excitación, que fui yo quién le pedí, ¡por favor! ya no me hagas esperar más amor, métemela ya (casi le digo que era urgente jaja), y no le dije dos veces, que me pone “de ladito” y empieza a meter la puntita, consejo: empiecen suavecito, pues a pesar de que el ano ya está acostumbrado a que lo penetren, de principio hay que empezar despacio, ya una vez que entra el pene, con movimientos delicados entrar y salir, entrar y salir hasta que el ano esté muy dilatado y lubricado, empezarán a gozar de lo rico. Y así estábamos cogiendo, de repente detenía su marcha, y así como estaba de ladito yo me impulsaba hacia el para meterme su miembro, quería más, estaba insaciable... la verdad es que estaba muy caliente, sumamente excitada, me tomo de las caderas y me empino, ouch que rico, la primera embestida si me dolió (a pesar de la práctica) fue algo brusco, pero no me causo mayor molestia, después solo disfrute de esa deliciosa sesión de sexo y mucha pasión.

Hicimos el amor sin mentirles, cuatro veces…disfrute mucho su semen caliente dentro de mí, terminamos exhaustos, sudando pero muy satisfechos, nos olvidamos del tiempo y cabalgo en mis entrañas como nunca, dejamos a un lado el mundo, tanto que no nos dimos cuenta que ya eran las 10 de la noche, la calentura nos había sedado completamente.

Le digo me tengo que cambiar, si no, ya es noche…nos levantamos devolada, y a pesar del tiempo que teníamos encima nos metimos a bañar jaja (según yo tenía prisa), no fue un baño largo pero si estábamos besándonos, hasta que le digo ya, si no, me van a regañar. Nos salimos, nos vestimos y empezamos a arreglar todo, tendimos su cama, abrimos la ventana para que se saliera el olor de la vela y de nuestra sesión de sexo, deje el baby doll que me presto en esa cajita de zapatos junto con mi blusa y minifalda.

Como todo un caballero saco de su cajón cien pesos y me los dio para que tomara taxi y llegara lo más rápido posible a mi casa, le di un beso largo y prolongado, metí mi lengua en su boca y jugueteamos; ya me quería ir pero mis manos se aferraban a su espalda, la idea de dejarlo era muy difícil de afrontarla, quien diría que sería la última vez, pues  jamás volví a saber de él. 

Sé dónde vive, inclusive un día sin querer en el transporte me lo encontré, yo llevaba algo de prisa por lo que no pude detenerme a saludarlo, quedamos de encontrarnos un mes después pero las circunstancias no se dieron y jamás lo volví a ver. 


Me dio gusto estar en su cama por última vez, enredándome en sus sabanas blancas, que dejamos repletas de locura y de sexo, creo me hubiera arrepentido de no estar a su lado ese último día, por eso disfruten y tomen todas las oportunidades que el destino les lleva hasta la comodidad de su vida, no las desaprovechen quizás por una cosa u otra sea la ÚLTIMA VEZ.

lunes, 8 de septiembre de 2014

La siguiente cita...



Hola que tal chicos. Estoy de regreso con más relatos y anécdotas. Gracias por su preferencia, respecto a mi cuenta de you-tube, parece ser que ha sido reactivada para subir vídeos otra vez, aunque no me confió, voy a optar por tener una opción extra de tal manera que, sea independiente e inmune a los fastidiosos reportes de gente lastre y traumada que solo busca perjudicar.

Volviendo al tema, quién lo diría…ahora las tareas en equipo ¡eran mis favoritas!. En la secundaria tuve una maestra que odiosa y tirana como muchas, trato de evitar mi amistad con la de mi amigovio que después paso a ser mi amante de planta, la maldita quería evitar a toda consta que nos sentáramos juntos, que platicáramos…creo que ¡hasta que nos miraramos!...ahora que ya conozco de la maldad, pienso que yo le gustaba a la maestra y verme cerca de él la importunaba, percibía su molestia, pero no sabía que entre más insistía más nos aferrábamos y todo ello terminó por detonar en una pasión y deseo casi incontrolable, en lugar de distanciarnos cada vez nos acercaba más y más con esa chispa que encendía cada encuentro  de una manera muy particular.

La clase de historia fue un infierno para nosotros, si bien no tanto por la materia en sí, era por aquella pseudo maestra que se sentía omnipotente, y cada vez que podía nos humillaba y separaba del resto de la clase, no nos cambió de grupo por que afortunadamente los demás ya estaba llenos, pero si no ¡se hubiese dado el gusto de perjudicarnos la vida!, claro, como no éramos “barberos” ni teníamos empatía con su “maje-stad”, además de que no me “acercaba” a ella de otra manera, que poca madre tienen algunos maestros y maestras; como el alumno no tiene opción hay que aguantar la prepotencia de estos malditos.


Terminaba la clase y era un alivio total para nosotros, en las próximas materias ya podíamos sentarnos otra vez juntos, platicar y mirarnos como “novios”, (por supuesto discretamente), con aquella ternura y porque no, amor que brota de “la primera ilusión”. Aquello lo considere un amor puro, ese anhelo  que te despierta pasiones, sensaciones y locuras que poco falta para que se vuelva como una droga: adictiva.

Como ya lo había mencionado, para esa etapa mi madre ya no sospechaba nada, ni siquiera le pasaba por la mente que  su hijo, además de seguir usando medias, ahora ¡hasta tenía relaciones sexuales! en cada “tarea en equipo”, y lo mejor de todo, que su hijo era “la chica” en cada encuentro sexual. 


Les voy a contar de nuestra sexta cita (de tantas), que fue donde ya tenía un poquito más de práctica y el dolor en la penetración ya era menos. Para no levantar sospechas, empecé a platicarle a mi mamá que un maestro estaría evaluando los parciales mayoritariamente con “trabajos en equipo”, y que definitivamente no era negociable, que era de suma importancia ese detalle o, de lo contrario reprobaría la materia. Para mi madre (creo que para la mayoría) está la educación de sus hijos ante todo, y aunque no le gustaba la idea, no tuvo otra opción más que aceptar “las condiciones del maestro”, eso sí, tampoco abuse y no porque no quisiera, si no por lo mismo, cuando haces “travesuras” o algo inusual (y más en esto del travestismo) hay que hacerlo con mucha cautela y cuidado si es que queremos permanecer aún, en el anonimato.


Y así lo hacíamos, dos veces por  semana, descansado una o dos, de tal manera que no se viera muy obvio, aunque he de confesarles que de repente si nos ganaba la calentura y ¡hasta tres veces en una semana!, upss.

Después de tirar la ropa de nuestro primer encuentro sexual, por temor a ser descubiertos, en otra ocasión estábamos de compras en la extinta “Aurrera” y ese día me compro una minifalda tipo “mezclilla” con una blusa azul marino, sin escote (por aquello de que no tengo mucho busto). Lo único que nunca pudimos comprar fue lencería o ropa íntima, cada vez que la echábamos al carrito pretendiendo comprarla, siempre… ¡terminábamos por dejarla!, la pena hacía de las suyas y ¡zas! solo se quedaba en el intento, nos echábamos la pelotita, págala tú;… no tú, y llegando a la caja preferíamos dejarla en un anaquel antes de pasar por alguna vergüenza. 

Como soy de piel blanca, cuando me sonrojo se me nota devolada que hice algo “malo” por decirlo así, y creo eso nos hubiera delatado al estar en la caja pagando, por lo mismo ninguno de los dos  tomamos el riesgo. Al día de hoy les puedo decir que compro mi ropa sin ningún problema, ME VALE que de repente la encargada o encargado me vea con ojos de “¿es para ti?”, hay veces que si me da pena, pero ya no soy aquella chica tímida que se cohíbe, creo que esa gente se debería de preocupar por vender, y no estar de pinche chismoso o chismosa viendo para quien compras las cosas, aunque  ya saben, nunca falta un tarado o tarada que se te quede viendo con cara de pendejo como cuestionándote, malo fuera que no trajeras para pagar, ahí sí ni discuto; aún recuerdo el trabajo y peripecias por  las que tenía que pasar para conseguir ropa, lo que más coraje me daba, es que en la mayoría de las veces ¡si tenía el dinero!, pero la pena me vencía. Por ese “temor” deje ir una minifalda de leopardo muy bonita, un corssete rojo y varios pares de zapatos.


Volviendo al relato, no contaba con que el destino me regalaría otro haz que dejo justo debajo de mi manga en aquella ocasión ¡sí! logré asistir a la cita con  ropa íntima, un brassiere de color rojo (que aún conservo) medio desgastando de un lado, y una pantaleta color negra. El brassiere era una talla más chica que la que usaba mi madre, por lo que ¡me quedo magnifico!, daba la apariencia de que si tenía poquitas “chichis” por lo mismo de que me apretaba. No, no piensen mal, está vez no era ropa de mi madre, como lo prometí (aunque no se lo dije de viva voz, lo jure de corazón) jamás volví a usar o robar algún vestido o ropa íntima de ella, está vez fue algo fortuito.

Resulta que días atrás, mi tía se mudaría de casa, pues para ese entonces a su esposo le habían otorgado el tan anhelado crédito del “INFONAVIT”, estaban que no cabían de la felicidad pues en menos de dos semanas estarían estrenando casa, como me llevo muy bien (hasta le fecha) con ella, ahí estaba yo, de metiche viendo en que podía disque ayudar, aunque aparentemente ya todo estaba empacado. Había cajas que trasladarían a su nuevo hogar, otras más se quedarían en la azotea, pues como la casa era pequeña (típico de esas casas que parecen “ratoneras”), solo llevarían lo más indispensable. Y así estaba concentrada ayudando a empacar, cuando mi tía me dice, sube esas cajas a la azotea por favor, le dices a tu abuela que me deje guardarlas, una vez que yo me instale veré que hago con ellas. Y así lo hice una tras otra, eran cuatro cajas, subiendo con la tercera, por ir corriendo aunado a que no la agarre bien, sin querer que se me cae, inevitablemente terminó abriéndose, me sorprendí pues la mayoría de cajas que empacamos nosotros (entre mis primos y yo) llevaban ropa, trastes, y libros viejos, nunca sospeche que en esa tercera caja encontraría  algo que creo que no fue casualidad, insisto en que el destino es quien te lleva de la mano, hasta encontrarte con tu “verdadero yo”. 

¡Qué felicidad!, esa caja estaba repleta de ropa íntima, (y había de todo: ligueros medias, tangas, pantaletas, brassieres; mi tía en sus primeros años de matrimonio era muy sensual en su forma de vestir ya se imaginarán en la intimidad) me enteré después que su esposo además de la sorpresa de tener casa propia, le tenía preparado algo más, un guarda ropa que incluía ropa íntima, por eso en aquella ocasión, ella dejaba esa caja de lado, ya no le serviría más en esa nueva etapa, pues estaría estrenando prácticamente “todo” nuevo.
No cabía en alegría, es de esas situaciones que tienes tan presentes que parece que fueron ayer. Me hubiese gustado ver mi cara en el espejo, creo que sería igual a la de un niño en dulcería, que cosas había para escoger, ponerse y lo más importante sin remordimiento (claro además de conseguirlas sin dinero, porque en ese momento no tenía ni medio centavo partido por la mitad para comprar medias, menos ropa).

No sé si me tarde un poquito, hasta que mi tía me grito -¡estás bien!, escuche que se calló algo-, le contesté: si tía estoy bien, solo se me resbalaron unos trastes pero ya los estoy acomodando. No sabía cómo llevarme toda la ropa, pues si…¡si quería llevármela toda!. pero…¡creo que iba a ser más que evidente y nada discreto llegar con una caja repleta de ropa íntima a casa!, y la verdad pienso que  si me las hubiese podido ingeniar para meter todo eso, pero el cuarto compartido con mi hermana dejaba esa idea en humo que se llevaba el viento. Para mi mala suerte no pude hacer más, de tanto que había para escoger solo me lleve ese brassiere y la pantaleta, antes de retirarme de la ex casa de mi tía escondí en mis calzones las dos prendas para que no se vieran evidentes en las bolsas de mi pantalón.
Llegue a casa y las escondí muy bien, había una cajita de zapatos que mis hermanas tenían prohibido abrir, pues en una ocasión frente a mi madre les comente que ahí guardaría cosas de la escuela, y que si algo se me llegaba a perder le diría a mi papá. Y si me sirvió porque respetaron por mucho tiempo esa cajita “feliz” jaja. 


Regresando a la tarea en equipo, tome mis pantaletas y brassiere que recién había conseguido y me dispuse a trasladarme a la casa de mi amigo.
Cuando llegue mi nene ya tenía “mis cosas” listas, la minifalda y la blusa, que le doy la sorpresa:

¿Sabes qué?, en casa de mi tía están mudándose y al estar ayudando me encontré esto, (que le pongo en su nariz el bra y las panties), él con mirada seductora y libidinosa, los mordió y me dice muy caliente: ¡ya quiero vértelos puestos!. 

Como se excito mi chico al estarme encuerando, les platique que el bra era una talla menos de la que estaba acostumbrada a ponerme y que me apretaba, por lo que aparentaba que tenía senos pequeños, exactamente como de adolecente de secundaria.

Me dio una manoseada en las “bubis” que me puso los pezones muy muy duros, ya listos para ser mamados, chupados y apretados. Y así lo hizo, entre que no sabíamos, ya estábamos agarrando esa práctica, y poco a poco nos fuimos conociendo esos rinconcitos y las zonas erógenas de nuestro cuerpo que nos excitaba morder, chupar o acariciar.

Que delicia era sentir su lengua traviesa recorrer mi cuello, y mis “pechitos”, hizo que me mojara inmediatamente, me excitaba su mirada, creo que me cogía primero con la mirada, y después con su pene, me tenía a mil, siento que me prendía más rápido que boiler nuevo jaja.
Por mi parte (y después de ver en películas para posteriormente poner en práctica), ya se la chupaba con delicadeza y cuidado de no lastimarlo, jamás había visto a nadie mamar, ni en aquella ocasión que mi tío cogió a su esposa, yo lo hice como mi boca me dio a entender, y de acuerdo a lo que vi en las pelís XXX, al parecer lo hacía bien pues el gemía y sudaba, tanto que casi me dejaba ir el chorro de leche en la boquita.

Al fin primerizos, las relaciones sexuales que tuvimos fueron sin condón, (y es la primera y única vez que lo he hecho de esa forma por la situación de ser “vírgenes” -que en realidad la palabra correcta para el varón es “casto”-, en mi caso si aplicaba lo de virgen pues la chica soy yo); ya para esa cita el dolor era casi imperceptible, solo aparecía de repente cuando me embestía duro, pero en su mayoría el acto sexual era muy placentero para mí y para mi nene. Solo sabíamos dos posiciones: perrito y misionero, por la misma edad e inexperiencia, pero… ahh ¡como gozamos con esas dos!, ya me imagino si le enseñara el camasutra que he aprendido a lo largo de estos años que ha estado ausente en mi vida, me imagino que le hubieran salido “flamas” al colchón.

Fácil teníamos de dos a tres relaciones sexuales; por lo caliente la primera relación duraba 10 minutos, ya en la segunda y tercera duraba más para “venirse”, y eso me llenaba (aparte de leche jaja) de felicidad.


Terminaba con mi ano todo floreado, bien lleno de semen, y el con su pene bien erecto con la suculenta babita que le sale al pito después de coger. Me limpiaba muy bien el recto, pues no quería dejar “huellas” del encuentro, ya que mi mamá era quién me lavaba la ropa, y aunque no sería raro encontrar semen en la trusa de un puberto, si lo iba a ser que este estuviera de lado de las nalgas, así que limpiaba muy bien mi colita después de cada cogida,  mis mejillas se ruborizaban, parecía que usaba maquillaje, por el color de mi piel tengo esa tendencia, así que me esperaba hasta que se me quitaban las “chapitas” para irme a casa, nos despedíamos con deliciosos besos de lengua, y antes de retirarme me daba un arrimón muy rico, que estoy segura que si me quedaba, me volvía a coger duro, ¡ya déjame ir!, le decía…el me respondía ¡te la voy a dejar ir!;…me hacia reír, le digo ya déjame ir, si no ya no me van a dejar venir a las “tareas en equipo”, está bien… y con una buena nalgada, salía de su casa, con la idea de repetir la próxima semana.