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viernes, 25 de noviembre de 2016

A vísperas de las 55 mil visitas...MIL GRACIAS!!!!



Chicos...¿cómo están?, espero que muy bien. En está ocasión les traigo este pequeño vídeo, que tiene a bien hacerles saber mi agradecimiento infinito, este pequeño espacio que no es solo mío sino de todos ustedes, y que gracias a las constantes visitas y a su invaluable preferencia, ha llegado a las 55 mil visitas, convirtiéndose poco a poco en un sitio muy frecuentado. Es un enorme placer contar con su cariño, apoyo, y precisamente por ello es que cada día me esmero en presentar una figura más estilizada, contenidos más completos, en atención por supuesto, también a sus sugerencias. Les quiero mandar un abrazo y un beso enormes…¡mil gracias! y espero que no sea la última vez que visitan este espacio, pues saben que es por y para ustedes recordándoles que público dos “entradas por mes”, aunque si las visitas siguen creciendo, me comprometo a que sean tres entradas, ¿les late?, bueno chicos me despido, hasta la siguiente, cuídense mucho, les dejo besitos ricos y…¡que tengan ricos orgasmos!

domingo, 20 de noviembre de 2016

Hey!...Vaquero



No es raro que a últimas fechas, más y más hombres se sientan atraídos por la figura femenina que proyecta una chica travesti. Y es que como ya lo he mencionado en anteriores anécdotas; la mujer se confía, pues ella tuvo la fortuna de nacer mujer biológicamente hablando, sin embargo la rutina que es mala consejera, termina por atraparla convirtiéndola muy probablemente y de manera involuntaria, en la sombra de lo que fue. No soy quién para criticarlas ni pretendo hacerlo, por el contrario la figura de la mujer me merece TODO mi respeto, precisamente mi imagen se inspira en una dama, sería como escupir hacia arriba, el arremeter contra ellas.

Sin embargo la vista, lo que ve el hombre es muy importante, de ahí que se despierte ese libido e interés sexual. No se acostumbren a la rutina, siempre hay algo nuevo que experimentar, cosas por probar, fantasías por vivir, vale la pena arriesgarse, pues vida solo hay una. Es muy probable y quizás sea la causa del porque varios chicos (jóvenes, señores etc.)  se sienten tan atraídos por nosotras, ya que mientras en casa la mujer dejo de lado la sensualidad, nosotras la cultivamos día a día, colocando ese pequeño granito de arena que hace de nosotras unas chicas atractivas. Medias, tacones, lencería, y un vestido entalladísimo (o putivestido como le empiezan a decir a esos ricos vestidos hoy en día), son prendas que por ejemplo una servidora gusta de utilizar en sus encuentros sexuales, son ropas que si en una chica travesti lucen increíbles, en una mujer biológica se ostentarían de maravilla. Así que no tienen pretexto chicas, su sensualidad es inherente, su sexualidad opcional, ustedes deciden si alguno de sus maridos, novios o amantes cae en nuestras “garras”, o se ponen las pilas y agasajan a sus parejas como “Dios manda”.

Justamente eso sucedió hace unas semanas, un señor madurito cayó en mis “garras”…llego hasta mi cama y lo que sucedió, simplemente fue… ¡fantástico! No me culpen solo a mí de quitar esposos, porque cada quién es responsable de sus actos y en un engaño todos tenemos un poco de culpa, él por buscar a una chica sabiéndose comprometido, ella por descuidar la relación y yo por aceptarlo. Sin embargo y los chicos que me conocen, saben que no suelo preguntar ni meterme en la vida privada de mis amantes, yo confió en que todos los chicos que se acercan, se acercan de buena fe, pues ante todo siempre les menciono que no quiero problemas, y si ustedes saben disimular con sus esposas ¡yo no tengo inconvenientes! en compartir. 

Y así comenzaba esta aventura, con un mensaje vía “inbox” como los que me llegan últimamente a mi perfil de Facebook. Me abordo como cualquier chico que pretende una cita con final feliz, cuando charlaba con él priorizaba su conversación pues siempre había algo que me atrapaba, no sé si eran sus piropos, esos mensajitos que me dejaban caliente o su forma de ser, que aunque sencilla es cautivante. Confieso que sus conversaciones amenas hacían mi tarde más llevadera. 

Por su forma de conducirse, me pude percatar que no era la primera vez que él estaba con una chica travesti, y que además le fascinaba estar con nosotras, situación que me convenció de manera definitiva para compartir una deliciosa tarde con él. Le comente la mecánica para vernos, y estaba de acuerdo, sin embargo su trabajo no le permitía una libertad de horario, y por más que procuré adecuarme a sus tiempos, siempre nos quedábamos con el plan en las manos. Le iba a mencionar que si quería nos podíamos ver en otro hotel, pero aunque suene a que soy algo payasa, prefiero por seguridad no solo mía, también de mi amante en turno, vernos en el hotel que frecuento, donde además de que ya me conocen, me siento completamente a gusto en todos los sentidos. Así que para subsanar el inconveniente de manera provisional, decidimos citarnos en unos de estos clubes sociales, que se están poniendo de moda últimamente, “el Hotel Polo”, un lugar que es frecuentado en su mayoría por chicas travestis, y admiradores, por las fotos y comentarios se ve que hay un ambiente de fábula. 

Ya tenía todo preparado, de hecho días atrás había solicitado un permiso para retirarme temprano de la oficina, pero ya cuando las cosas no se van a dar, aunque ruegues y supliques, definitivamente no se van a dar y punto. Apresure mi paso a la salida del trabajo, camine si acaso cinco minutos cuando, el cielo se empezó a caer, esa lluvia inesperada me estaba arruinando los planes,  y todo se fue complicando. Aunado a eso el camión…¡el maldito camión que siempre pasa!, ni sus luces; ya habían pasado cuarenta minutos y pues nada, yo seguía como estatua, de pie y ya con el rostro desencajado. Empecé a desistir, y es que si te toca llegar en hora pico al metro de la Ciudad de México, ese se vuelve un manicomio combinado con un juego de futbol americano, ¡todo un caos!

Así que no tuve más remedio que regresarme, prácticamente perdí una hora con quince minutos; en un día normal estoy a la mitad del viaje, y está vez decline. No logré descifrar el mensaje del destino y ya no quise luchar contra él, estaba cansada, harta y comenzaba a sentir ese mal humor que deja la impotencia de no poder hacer nada. Me conecte a Facebook para avisarle a mi vaquero que me sería imposible llegar, estaba tan apenada con él, le ofrecí una disculpa pues yo había quedado de manera formal de vernos en “El Polo”. Cuando le escribí esas líneas, concluí que ya no querría saber nada de mí en lo consiguiente, sin embargo mi vaquero, comprendió la situación mejor de lo que yo pensaba, leí su mensaje y fue reconfortante saber que no estaba molesto, y que además me dejaba la posibilidad abierta para vernos en un fututo. 
Precisamente por eso es que a veces me decanto por chicos maduros, pues esa madurez mental es la que busco, un chavito de veinte, veinticinco años, me hubiera inquirido, además de no comprenderme y como sucede en estos casos me hubiera mandado por un tubo, situación que yo comprendería sin problemas, a lo que voy es qué pensaría que pongo “pretextos” para no tener la cita, y no es así, cuando yo pongo fecha para la cita, SIMPRE llego. Es por eso que cuando pretenden una cita conmigo, yo les digo que en Tacubaya, precisamente y para no quedarles mal, pues me es mucho más fácil que por ejemplo en el Centro Histórico o en Tlalpan, además claro es MUCHO más seguro. 

Y así pasaron varios días más, mi vaquero me seguía escribiendo, no se daría por vencido hasta tenerme ensartada en una cama de hotel. Y dicen que el que persevera, alcanza, y aunque deseaba asistir a una de esa reuniones del hotel polo, primeramente para conocer a Miguel  y segundo para vivir en carne propia el ambiente que hay en esos espacios y convivir con chicos y chicas afines al tema, la zona en donde laboraba, me impedía siquiera pensar…en la posibilidad. Estoy haciendo planes para que en el mes de Diciembre pueda asistir al hotel polo, nunca he visitado un club de estas características, y me da cierta curiosidad, entonces ya lo saben, por si alguno de ustedes quiere conocerme, sin trasladarse hasta Tacubaya, que mejor oportunidad.

Volviendo al tema…un obstáculo más se hizo presente, para esos momentos no falto el traumado que reportara mis fotos en Facebook, y pues como suele suceder en estos casos, estos malditos me bloquearon el acceso de manera temporal, para después hacerlo de forma permanente. Esos días deje de tener comunicación con mi vaquero, y por más que lo busque por toda la red, no tuve éxito. Su número telefónico se quedó en los mensajes que no tuve oportunidad de rescatar y lo busque como estaba en su perfil, pero ¡nada! parece que se había esfumado. No sabía que Miguel también me estaba buscando y fue el quién encontró mi nuevo perfil, afortunadamente me volvió a contactar y la propuesta seguía como al principio, ¡pasarla rico, coger y gozar! 

Ya teníamos un pre-plan que se confirmaría la semana siguiente, sin embargo un tercer obstáculo se haría presente otra vez, y es que parece que el destino está vez se empecino en bloquearnos el acceso al placer, pero ninguno de los dos estábamos dispuestos a rendirnos, ¡no!...ese encuentro valía la pena, no podíamos rendirnos tan fácil. Y es que justo en esa semana en las que ya teníamos prácticamente listo, ahora le tocó el turno a Miguel, le bloquearon la cuenta igual que a esta servidora, para después dejarlo inhabilitado. Me di a la tarea de buscar a Miguel con el seudónimo con el que se había dado de alta en esa red social, sin embargo me arrojaba otros datos. Pase cerca de una semana buscándolo, pero tristemente ¡no lo encontré!.

Gracias a las mismas sugerencias que te hace esta red social de doble moral, para agregar amistades, logre contactarlo, agendando ese mismo día la tan anhelada cita, ya no dejaríamos que pasara más tiempo, estábamos cansados de tanto rollo del destino, y ahora que estábamos a unos pasos de tenernos, no lo íbamos a desaprovechar. Tuve que cambiarme de nombre para evitar que esos inadaptados sociales me volvieran a encontrar y reportar y eso me ayudo momentáneamente a que no me encontraran esos adefesios, pero también me perjudico pues, me ha sido difícil dar con el paradero de chicos que también ya teníamos una cita en puerta, si leen esto contáctenme no sean malos búsquenme como “Pilar López López” (con acentos) o como Samara Arlenne TV’s.

Ya con el plan bien estructurado, tuvimos que sacrificar algo los dos para poder vernos, la sola idea de fusionar nuestros cuerpos, nos dejaba muy calientes. Ese sacrificio fue parte de nuestro tiempo laboral, y pues ni modo, no me arrepiento pues hay cosas y situaciones que se dan una vez, ¡no vuelven!... la decisión: tomarlo o dejarlo. Y sin pensarlo le comente, tu dime que día y hora nos vemos, eso sí le deje claro los términos que siempre le comento a cualquier chico que desea compartir mi cama. La moneda estaba en el aire, y ya solo teníamos  que esperar a que el tiempo hiciera lo propio. Esta vez no estaba tan nerviosa, mi sexto sentido me decía que no desconfiara, y me relaje. Lo que si no puedo evitar, es mojarme antes de llegar a la cita; pasan por mi mente diversas imágenes, como una película pornográfica de lo que me imagino que va a suceder, no saben cómo llega mi colita ¡lubricadisima! y lista para ser penetrada. Nos quedamos de vernos en la mañana, como siempre salí con tiempo, pero el tráfico es impredecible en esta Ciudad. De pronto, mi celular empezó a sonar, mire la pantalla y se trataba de mi Vaquero, quedamos de vernos a las diez con treinta, eran las diez de la mañana y él ya estaba listo, ¡esperándome para devorarse mi culo! Llegue un poco tarde de la hora acordada, no es mi estilo hacer esperar a mis amantes, pero hay cosas que definitivamente no están en mis manos. 
Tome mi celular y le marque…

Hola papi, ya llegue, dónde estás que no te veo –le pregunte-  Que gusto mami, estoy en el lobby del hotel, adentro esperándote –me dijo-.
Mis tacones anunciaban mi llegada, abrí la puerta y puede ver a Miguel esperando por mí, como el cazador aguardando por su presa, sin premura, paciente. Era como un sueño hecho realidad, confieso que me encanta que me miren así como me miró él: lascivamente, me desnudaba con la mirada, desbordaba pasión por los ojos que en ese momento, eran dos tizones candentes, de hecho note la erección que le provoco mí vestido corto. Caminamos rumbo a la habitación, note que sus ojos se posaban sobre mis nalgas que se movían con cadencia. Así iba vestida:











Pasamos, y ya dentro me tomo por la cintura, hizo a un lado mi cabello y deslizo sus labios en mi cuello. Mis nalgas sentían esa rica erección, me mordí los labios, mi piel se estremecía, gire mi cuerpo hacia él y nos dimos un beso húmedo, nuestras lenguas jugueteaban, sus manos traviesas se escurrieron hasta llegar a mis nalgas que, ya estaban esperando por él. Me quite el suéter de encaje, que suelo llevar a TODOS mis encuentros, no sé pero creo que ese suéter me da buena suerte, es como mi amuleto sexual jaja. Sus ojos resplandecientes se postraban en mi figura, un silencio momentáneo se apropió de la habitación. ¡Estás buenísima mamacita! -apenas balbuceaba-, pues no terminada de dar crédito a lo que tenía frente a él. 

Déjame tomarte unas fotos por favor, y accedí sin problemas, pues aunque no me lo había comentado, la propuesta no me era indiferente. 













Camine haciendo una deliciosa pasarela, movimientos sexys, cadenciosos y provocativos, Miguel ya no pudo más y se despojó de su bermuda, posteriormente de su trusa dejando al aire un miembro ¡delicioso y viril!, de solo verlo daban ganas de arrodillarse y rendirle pleitesía. Era un pene como pocos, firme, largo, y grueso, muy grueso…no me pregunten porque pero me encantan los penes gruesos. Me acerque a él y como alfarero comenzó a acariciar todo mi cuerpo, empezó a provocar y darle forma al amor. Me fascino ese previo al sexo, me encanta provocar y que me provoquen, el cachondeo es exquisito, definitivamente es el mejor aperitivo antes de la llegada del platillo fuerte: el sexo.

Sentí desvanecerme en sus brazos, mi libido estaba a tope. Me empino en la orilla de la cama, y empezó a meter su lengua en mi culo, ¡qué sensación!, ¡el dulce sabor del placer!, me hacía sudar, gemir, y casi rogarle para que no dejara de hacerlo. Tomo su pene entre sus manos y lo empezó a frotar en la entrada de mi culo. Por un momento recobré la conciencia, y pensé que me la metería sin preservativo, pero observe que el juego continuaba, y que no era su intención hacerlo sin condón, así que deje que solo frotara su pene contra mí ya dilatado ano, disfrutando de aquella sensación inigualable. 

Me deje llevar y cada cosa que me pedía lo hacía sin cuestionarlo, se recostó en la cama, pude percibir los latidos fuertes de su corazón, me acariciaba las piernas y las nalgas, todo muy suavemente con sus grandes y suaves manos; yo por mi parte llegué hasta su área genital. Tomé su pene ya erecto entre mis manos y lo llevé a mi boca. Comencé a chuparlo como una paleta, recorriendo todos los puntos sensibles, mi lengua subía y bajaba por su glande, provocándole espasmos de placer, gemía, se notaba que disfrutaba demasiado de esa riquísima felación. Tomó su cámara una vez más para documentar aquel encuentro exquisito. No presumo ser una experta, pero me dijo que era una buena mamadora. “Mami que rico lo haces, lo sabes mamar muy rico, sigue por favor, no te detengas, sigue, sigue” –me dijo con la voz entrecortada- y ofreciéndome su pene para continuar.  








Esos lengüetazos en su glande, a lo largo de su pene, entraba, salía...yo seguía admirando aquel pene de hierro, grueso, me lo metía completo de un bocado, acariciaba sus huevos con mis manos, ya no sabía que más hacer para encantar a ese rico pene…Miguel gemía, pedía más, no pude ver su rostro pues su cámara se interponía entre él y yo. Me llego a provocar cierta incomodidad su cámara pues no sé si fue mi imaginación, pero por momentos le daba más prioridad a su “filmación” que a mí, aunque por cortesía no se lo mencione. 


No le di importancia a la situación y continúe mamando su miembro, seguí disfrutando de su textura suave y firme, de su dureza, del sabor de sus "jugos",  chupar sus testículos, lengüetearlos... Sí lo confieso… ¡me ENCANTA la verga!, y si es gruesa ¡mejor!. El disfrutaba como niño con juguete nuevo, mientras se la chupaba, me confesaba que yo había sido su fantasía imposible, que se hacía “chaquetas” viendo mis vídeos en YouTube. Que me seguía desde mi etapa en la que me hacía llamar “Karla Ivonne”, pero que tras la repentina baja de mi canal (por tanto reporte que recibió de esos malnacidos que primero se sabrosean el contenido y después lo reportan ¡malditos!), me había perdido la pista, y que ahora que me había encontrado de nuevo, se había propuesto llegar hasta mi cama, y ¡hacerme su mujer!.
Ahí justamente me comento que le fascina coger travestis femeninas, pero que no le son indiferentes las mujeres, que era casado, pero que su mujer ya no le hacía caso. Cincuenta y dos años tiene mi Vaquero, aunque a decir verdad se ve de menos edad, la vida lo ha tratado muy bien pues, yo le calculaba unos cuarenta y cinco años. Cuando le dije mi edad (veintinueve) me dijo…eres una jovencita mi amor, apenas en la flor de tu edad. Y es que esto del tiempo es así, cuando los años te caen encima después de tantos y tantos juegos, por más que quieras ni te imaginas, que un día puedas besar el cielo, cuando sin buscarlo ni pretenderlo, algo te embarca rumbo a la locura, lo dejas todo nada te frena, lo que más sueñas es tener una aventura que te cambie los papeles, y descubrir lo que yo tengo. 

Y es justamente lo que mi Vaquero buscaba, una aventura que le inyectara juventud a su vida, que le reviviera el deseo y que lo pudiera expresar sin límites. Y es así como encontró en mi piel el deseo, sangre nueva, en mis piernas largas que hablan sin palabras, la manera de volcar su instinto pasional. Lo mire insinuándole mi deseo, provocadora, tomo mis labios, que para ese momento eran como cien labios rojos, en una sola boca. Se puso de tras mío, poniendo su sexo en mi culo, me hizo el cabello a un lado y me dijo “quítate el vestido”, escuchar su voz cerca de mi oído hizo que mis sentidos se cimbraran, mi cuerpo estaba ahí pero mi alma en el paraíso. Me ayudo a despojarme del vestido, aunque por las ansias lo hizo de manera torpe, “espera” –le dije- yo me quitaré el vestido. Y así lo hice poco a poco fue resbalando ese delicioso vestido por todo mi cuerpo, que hasta hace algunos minutos ataviaba mi humanidad. 

Estábamos a punto de tener una conexión sexual, sorprendente. No cabe duda de que cada encuentro es único e irrepetible, aunque sea la misma persona, los patrones no se repiten. Me inclino una vez más, está vez estaba dispuesto a penetrarme. Tome uno de los condones que había colocado en el tocador, extendí mi mano y se lo hice llegar. Miguel abrió rápidamente el condón y lo coloco en su pene que estaba firme con roble. Me sugirió la orilla de la cama, y yo estaba a sus órdenes, como autómata me dirigí apresuradamente, inclinándome; una vez más su cámara nos interrumpía, me contemplaba empinada, viendo como mi ano se abría y cerraba por la ansiedad de ser poseído, mientras él se masturbaba. 

Estuve a punto de decirle que ya dejara su “camarita” en paz, pero no iba a arruinar el momento por una simple incomodidad. Se acercó a mí, suspire, volteé hacia él, lo mire a los ojos y le dije “hazme tuya”. En ese preciso momento, me ensartaba la cabecita, poco a poquito, viendo que no me dolía y que cedía ante semejante placer, tomo su mano y encamino su pene hasta el fondo de mis entrañas. Sentí la primera estocada, suave, sin prisas, a eso le siguió un delicioso vaivén. La cabalgata apenas empezaba cuando me dice “espérame”…otra vez su cámara nos interrumpía,  y es que ahora si me estaba haciendo perder la concentración esa situación.

Me tuve que quedar como maniquí, inmóvil para complacer el capricho de mi vaquero. Solo porque es un chico muy agradable y con un rico pene, dije si no ya le hubiera dicho ¡hasta aquí!, aunque me quedará con ganas. Tomo su pene nuevamente entre sus manos y me lo ensartó con mucha pasión. Después de algunos minutos ¡por fin se decidió! (vaya), dejó su “dichosa” camarita y ahora si me “daría” (que rico) todo su cariño! La cabalgata subía de intensidad, mi cuerpo sudaba, gemía, y pedía más, no lo sé pero su pene “embono” perfectamente con mis paredes anales, yo por mi parte empecé a contraer mi esfínter, haciéndolo estrecho cuando el “entraba” y expandiéndolo cuando “salía”, no sé… pero eso vuelve loco a los chicos, y claro yo también siento ¡delicioso! cuando entra el glande y se clava en mis entrañas; eso no falla, suele dejar a mis amantes sin gota de leche. 

Imagínense todas esas contracciones y latidos que recorrían al pene de mi vaquero cuando se sumergía en mi ano estrecho, apretadito. Nuestros cuerpos empezaban a transpirar el placer que se resbalaba y se revolvía en esas sábanas, Miguel impregnaba ritmo a la cabalgata, coge justamente como me gusta, digo cada quién tiene su estilo pero me gusta que cuando llegaba hasta el fondo de mí, hiciera movimientos circulares y pequeñas embestidas, wow, me dejaba con la boca abierta….claro, también con las piernas abiertas, jaja. A Miguel le excitaba observar mis nalgas rebotando en su ser, teniendo como fiel testigo a esa tanguita negra de hilo dental, que cedió su paso para que esa ricura de pene entrara sin ningún problema, hasta el último rincón, esa combinación de caricias, sexo y palabras soeces hicieron de este encuentro ¡una verdadera ambrosía para nuestros sentidos.!

Para esos momentos ya no era dueña de mi conciencia, el deseo de amor, se había apoderado de mi mente y de mi ser. Miguel detiene la cabalgata, se acuesta boca arriba en la cama y me dicen: “ven, acércate”. Yo sabía lo que quería y me puse de espaldas, con mis dos manos abrí mis nalgas y dejé caer mi culo en su pene que aún seguía firme, me inserté de manera agresiva, sus huevos chocaban plácidamente con mis nalgas, estaba dispuesto a ordeñarlo. Con movimientos circulares y repetidos, comencé a devorar centímetro a centímetro ese delicioso falo de ensueño.
Al compartirles estos recuerdos ardientes no puedo evitar mojarme, y sentir esas cosquillitas en mi culo; ¡que rico!...Miguel me tomaba de las caderas, acariciaba mis  nalgas, yo misma le rogué para que me clavara su miembro hasta el fondo y complaciéndome, me clavo su verga de un golpe. Sentí como su verga empezaba a perder dureza, de hecho me encontraba tan concentrada en la cabalgata que no me percate que hace unos minutos, Miguel acababa de venirse, si no es porque su pene se sale de mi culo, ni cuenta me doy. Pude ver el condón bastante lleno, a punto de explotar, no sé cuántos días tenía que Miguel guardaba celosamente esa leche, ¡para mí!

Se incorporó para hacer la asepsia de su cuerpo y yo también hice lo mismo. Una vez terminada la encomienda, nos dispusimos a recostar nuestros cuerpos en ese colchón king-size de la habitación que ya esperaba por nosotros. Ahí pasamos algunos minutos platicando cosas de nuestras vidas, me encantan esos breves pero cálidos instantes, yo soy de las chicas que se interesa por la persona que está a mi lado, saber de sus problemas, de sus gustos, de sus caprichos, creo que ese nexo vuelve más cordial y espontanea la relación. Y así pasaron algunos minutos más, la verdad es que perdí la noción del tiempo, no quería ver el reloj, pues quizás si lo veía pensaría que le insinuaba la hora, y lo que menos quería es eso, por mí me hubiera quedado a ver el sol del día siguiente en sus brazos, pero lamentablemente esto no pudo ser.

Tomo su Tablet y me enseño la discografía que tiene de Vicente Fernández, pues como buen vaquero tiene todos… ¡si todos! los discos del ídolo de Huentitán, es fiel seguidor de este cantante, y vaya que me sorprendió, pues ahora todo es digital, ya casi nadie colecciona cosas físicas. También me enseño algunas imágenes ricas, tanto de sus compañeras de trabajo como de sus otras conquistas, es todo un Don Juan, y es que viéndolo desnudo no te puedes resistir a sus encantos, con razón chica que cae en sus manos, ya sea biológica o travesti, termina dándole las nalgas. Me daba gusto ser parte de aquella “colección”, ojalá que cuando comparta intimidad con alguna otra chica, le enseñe las fotos que nos tomamos aquel día para que vean que, también de este lado hay calidad jaja. Aquellas cenizas ardían nuevamente, para ese momento mi vaquero, ya estaba recuperado, y más que listo para volver a hacer suya mi colita que ansiosa, lo esperaba.

Nuevamente me empine dejándole ver mi culazo apretado, Miguel me tomo de la cintura, y colocando el condón en su miembro, me dejó ir una estocada sin piedad, sin anunciarla, me tomó del cuello y me besó, poniendo sus manos en mis nalgas. Volteamos al espejo para contemplar tan deliciosa escena, me encanta…es como ver una película porno, pero sabiendo que eres tú la protagonista. Subió sus manos y apretó mis pequeños pechos que para ese momento estaban duros como rocas; nos giramos hacia la cama y Miguel se hincó para meterme su lengua en mi culo, nuevamente mi vaquero se incorporó para penetrarme, despacito, de mi boca escaparon gemiditos insistentes, logró introducirse hasta el fondo de mi ser. 

Miguel estaba prendido de mi culo, pues se pudo dar cuenta que yo estaba apretadita. Me dijo “ponte en cuatro”, y yo con la avidez que me caracteriza a la hora de amar, me coloque en cuatro patas, dejando mí colita expuesta, indefensa, frente a él. Miguel comenzó con una cabalgata lenta, pero el placer desbordante que sentían nuestros cuerpos, hizo que prácticamente perdiera el control, comencé a experimentar una cabalgata apresurada, me tomaba de la cintura como queriéndose meter completamente, fusionarnos y ser uno mismo. Aunque aquella cogida de antología se volvió incontrolable, Miguel nunca me dejo de tratar como a una dama. Si nos detuvimos, fue solo para cambiar de posición, pues una vez más me pondría junto a la orilla de la cama para seguirme cogiendo con pasión.



Inmediatamente Miguel me clavó la cabeza de su pene en mi culo, no pude evitar exhalar un suspiro, que se convirtió en un gemido de placer. Mi vaquero se fue metiendo poco a poco, mientras con sus manos, separaba mis nalgas. En cada penetrada pude sentir cada centímetro de ese glande, deslizándose con gran velocidad por mi estrecho ano. Así estuvimos largo rato, él arremetiendo contra mi culo, y yo feliz de recibir ese camote que para ese momento ya se había metido hasta el último rincón de mí ser. 

Comencé a gemir, jadeaba como loba en celo; me gustaba voltear al espejo para ver a Miguel cogiéndome con mucha pasión, sentir su sexo dentro de mi culo me hacía estremecer de la cabeza a los pies, “dame con fuerza papi” –le dije- y sin repetírselo dos veces Miguel me complació. Tenía tiempo que no me sentía tan caliente, tan satisfecha, tan hembra. Mi vaquero me tomo una vez más y de un solo empujón metió todo su pene, tome las almohadas que estaban en la cama y las puse debajo de mi abdomen, me incliné lo más posible para que todo su pene se insertara, no quería que ningún centímetro de esta deliciosa herramienta se quedará fuera de mi ser.

¿Hay algo más rico y placentero que el sexo?...hasta el momento es lo más delicioso que mi cuerpo ha probado, quizás por eso me he vuelto una adicta al sexo, en especial al sexo anal. Cerré los ojos y dejé que el placer me elevará, me sentí estar en las nubes, Miguel se movía con una fuerza desenfrenada, ambos estábamos por terminar, mi vaquero seguía chocando sus huevos contra mis nalgas, con mucha facilidad y fuerza, no dejó de hacerlo, poseyó mi cuerpo hasta el último minuto. 

Pude sentir la explosión de su cuerpo al hacerme suya, sus jadeos, gemidos y caricias, me indicaban que mi culo, estaba haciendo ceder a ese gran pene, ¡oh Dios! que placer tan intenso experimente en esos momentos, y es que les confieso que mi culo, últimamente se ha vuelto muy sensible, y he aprendido a venirme sin necesidad de eyacular, si…aunque muchos de ustedes quizás no lo crean; es tan estimulante el sexo oral que mi vaquero me brindó, y posteriormente esa gran cogida que, ya he tenido orgasmos a través de mi ano, y esta no era la excepción, casi al mismo tiempo que mi vaquero se vaciaba, yo experimentaba ¡otro orgasmo anal! 

Todavía en esas últimas estocadas, pude sentir como su pene luchaba contra mi cálida y estrecha cavidad, claro también mi culo ya estaba completamente rendido, poco me falto para que me insertará también sus huevos. Miguel ya no pudo más, y sentí como sus manos se aferraba con gran  fuerza a mis caderas, mis contracciones anales no se hicieron esperar, y apretaban su miembro como una mano cuando aprieta un limón, para sacarle hasta la última gota de jugo, así estaba yo, mientras mi vaquero culminaba con aquella cogida tan deliciosa, yo también estaba haciendo lo propio, complaciendo a Miguel. 
Mi vaquero se incorporó para asearse, ¡que culo tan rico tienes mami!, me encantó… ¿y a tí? –Me dijo-, papi ¡me fascino!, quede muy satisfecha me encanto, ¿sabes?, disfrute mucho de tu pene, es grueso y embono perfectamente con mi culo, mmm quiero más –le dije-. Las horas seguían pasando, y de no ser porque la realidad nos reclamaba, creo que nos hubiéramos pasado todo el resto de la tarde cogiendo. Platicamos un ratito más y me comento que cuando trabajaba de repartidor, en diversas ocasiones le había tocado llevar botellas de agua a ese hotel, por lo que no le fue difícil ubicar el lugar donde dimos rienda suelta a nuestra pasión. Estuvimos viendo algunas fotos en su Tablet, me enseño la foto de una señora que según lo que él me cuenta, le paga su viaje hasta Guadalajara para que le haga el amor. Y quizás no exagere, pues a mí me fascino su pene, y su deliciosa forma de hacer el amor, yo porque no acostumbro  que el dinero se inmiscuya en mis relaciones, pero si no creo que le pagaría para que fuera mi amante de planta.

Nos vestimos, Miguel acomodo sus pertenecías y alistaba su salida de aquella habitación en la que aún se percibían las cenizas del placer. Nos despedimos con un tierno beso en los labios; ¡espero que no sea la última vez! –me dijo- yo espero lo mismo corazón –le dije-. Cerró la puerta y me dejo para que me cambiara, y como todavía quedaba un poco de tiempo, me quede acostada un rato más, conviviendo conmigo misma, saboreando todavía de esos instantes, tenía rato sin hacer el amor…y la llegada de Miguel y su forma de poseerme, hicieron que recordará lo fascinante que se siente ser una mujer….¿habrá otra cita?...¡no sé!, me quedo con lo que fue y si hay una cita más se las estaré compartiendo, por supuesto que si…¡que tengas ricos orgasmos!.