Después de ese irresoluto y hosco episodio
en el que Fernando y Cristián habían prescindido de mi figura, las cosas se
tornaron aún más difíciles. Mi famélica apariencia que había dejado la
enfermedad que padecí (una severa infección de estómago que posteriormente supe
se trataba de una gastroenteritis) me hacía encerrarme en mis pensamientos como
mariposa en su capullo. Solo quería recuperar mi salud, ¡y no saber de nada
más! De hecho me aislé por completo de todas mis redes sociales, para darle
prioridad a lo que me aquejaba. Aunque les confieso que en esos momentos me
hicieron mucha falta esa cálidas charlas que Fernando (mi ex – nene) me
brindaba, o las cortas pero deliciosas platicas de Cristian, sin embargo ambos
habían perdido ya el interés hacia está servidora. Era una impotencia el no
saber porque…siempre he pensado en que nada es para siempre, pues hasta la vida
misma se va a terminar, pero me hubiera gustado una explicación aunque breve, ¡pero
precisa!; y no el desprecio cruel y certero de ignorarme.
Una herida más se sumaba a mí ya desgarrada
alma, y está derrota me dejaba un surco profundo en el corazón. No quisiera
acostumbrarme a esto, pero creo que en este ambiente no podré aspirar a nada
más. Se cerró la puerta tras de él, y nunca dijo al partir ni un adiós o ¡un
simple gracias! por lo que vivió aquí…ni siquiera agradecerte; ni siquiera
agradecerte me dejaste a mí…Fernando; quisiera decir que te odio ¡pero sabes
que no es cierto!; me apena que todo fuera así, ¡olvidaste todo al partir, y me duele la distancia que pusiste ante mí!,
que tristeza tan grande perder así tus besos, tus delicadas caricias, tu pasión
y tu forma de entregarte a mí…pero más triste fue haber dejado de mirar esos
ojos que me observaban acuciante y con lujuria.
¡Que hermosos recuerdos!, creo que no es
posible querer más, es por eso que me duele no haber escuchado de ti ¡ni
siquiera un adiós!. En fin…dejé que este capítulo se cerrara con la herida que
se pronunciaba en mi alma. A todo te acostumbras, de todo te repones, al principio
parece muy difícil, ¡hasta imposible!, pero el tiempo va cicatrizando las
heridas del alma. Con Cristián pensé que había sucedido algo similar, pero me
di cuenta de que estaba equivocada. Quizás esa obnubilación pasajera,
consecuencia de los últimos desafortunados eventos, no me permitía ver la
realidad con objetividad. En esos días también había recibido la invitación de
“mi vaquero” para compartir una deliciosa sesión de sexo; les confieso que
estaba tan ansiosa por sentir ese rico pene taladrando mis entrañas, pero
quería darle una lección. Sin maldad, pero ciertamente para que sepa que no
puede disponer de mi cuerpo con las exigencias a las que ya se estaba
acostumbrando, le puse un alto.
Me cito como siempre, y aparentemente bajo
las mismas condiciones y términos en las que hemos estado de acuerdo. Realmente
no le confirme la cita por falta de ganas sino, que la última vez modifico de
manera unilateral varios de los puntos en lo que habíamos estado de acuerdo. De
principio su trato ya no era el mismo, lo sentí distante e indiferente, con
mucha prisa y tratándome siempre como objeto. Supe además, que esas exigencias
no podían rebasar el respeto que ya habíamos ganado. Además de algunos
detallitos que me fueron incomodando, desde querer inhibir parcialmente lo que
soy, hasta decirme que “le apretaban los condones”…los olvida, usa los que yo
traigo de emergencia, ¡no me los repone! y
todavía tiene el cinismo de decirme “me aprietan”. El negarle una nueva
cita, fue para hacerlo recapacitar; creo que me dolió muchísimo más que a él
negarle el acceso a mi cuerpo, pues yo contaba ya los latidos agitados que nos
dejaría aquella cita de sexo y pasión, pero era necesario dejarle bien claro
los puntos sobre la mesa.
Y fue así como tuve que negarle el acceso a
mi cama. Supe que le molesto mucho esa decisión, no me lo dijo tal cual, pero
percibí su molestia al proponerle una nueva cita, sacándome la vuelta con
pretextos infantiles. Estoy esperando a que recapacite, y confió en que con los
años que ostenta, comprenda que no me puede tratar como un simple objeto. Y si
no recapacita… ¡ni modo!, lo que yo le ofrezco no lo reúne otra persona, y lo
que él me daba (solo su cuerpo) yo si lo puedo encontrar fácilmente a la vuelta
de la esquina. Así que de momento me encontraba sola otra vez…solo el aire recorría
mi humanidad, y las frías paredes de mi
habitación seguían siendo testigos mudos y fieles de estos fracasos.
¡No todo estaba perdido!... justo en esos
mensajes estaba uno de Cristian;…para serles sincera me había propuesto a no
leerlo más, ni hacerle caso por el descuido que había tenido conmigo los
últimos meses. Sin embargo el chico se ha portado excelentemente bien, ninguna
queja de las citas que hemos compartido, salvo pequeños tropiezos que no fueron
más que mal entendidos y que en su momento aclaramos. Aún con el fracaso a
cuestas de Fernando, sigue en pie mi corazón, y germina en esta tierra la
semilla de ilusión, hoy me alumbra un nuevo sol. Así que sin más, me tome unos
minutos para saber que decía el mensaje de Cristián. Cabe mencionar que él, fue
de los pocos chicos que estuvieron al pendiente de mi enfermedad (apoyo moral)
comentándome, y estando pendiente siempre. Precisamente por esos pequeños
detalles, decidí acceder muy cordialmente a una nueva cita.
Muchos pensarán que soy la típica chica que
dice “el que sigue”, pero también dicen que “la mula no era arisca”; esas
constantes decepciones y el hecho de que me usen y me dejen como objeto
desechable, ha hecho que ya no me sienta mal, y sobretodo saber que el mundo no
gira sobre ellos. No es ser mala onda ni mucho menos, solo es saber darle la
vuelta a la página de manera civilizada. Tampoco soy la típica chica que está
de rogona o dolida despotricando, lo que paso en su momento que bien, ¡que rico
que lo disfrutamos!, pero eso de acumular rencores, definitivamente no lo
concibo ni va conmigo, por el contrario como lo he dicho siempre, espero que
todos mis ex – amantes estén rodeados por gente que sepa apreciar su existencia
¡como nadie!.
Estaba muy segura de que pronto rompería
esa mala racha que me perseguía a últimas fechas hablando de citas, sin embargo
no sabía que un fracaso más estaba a punto de sumarse a mi lista. Y es que la
última cita también fue atípica y no concluyo de manera satisfactoria. Se
trataba de un mensaje de un chico desconocido, que unas semanas antes de que me
escribiera Cristián, se puso en contacto con está servidora, con el fin de
enredarse en mis sábanas. Desde ese primer mensaje, ¡me atrapo completamente!,
como si se tratará de un imán sexual, el leer esas fantasías y perversiones
hacían que mi colita se lubricará, y mi ano se dilatará. Era sensacional leer a
este chico, que sin conocerlo del todo ya estaba dándole fecha para una cita. Y
es que por lo mismo de mi enfermedad, no me di cuenta que ya tenía algunas
semanas comentando mis fotos y escribiéndome “inbox”, pero la madurez que hay
en ese chico, definitivamente lo demostró, antes durante y después del
encuentro, hizo lo que no cualquiera haría, espero a que me recuperara, sin
exigencias ni presiones.
De verdad que el erotismo y sexualidad que
brotaban en cada mensaje era insuperable, la mayoría piensa que con una imagen
de un pene, una va a caer redondita; nenes no sean tontos una chica travesti o
transexual también tiene pene, a veces hasta más grande que la de ustedes, no
desperdicien su tiempo con esas tonterías, eso déjenlo para los animales que no
pueden hablar y tienen que comunicarse de otra manera, nosotros tenemos dedos
para escribir, boca para hablar y lengua para degustar, pero sobretodo cerebro
¡úsenlo y sean más creativos! Por eso justamente accedí a una cita en menos de
dos semanas. Esa manera de abordarme y sobretodo coincidir en muchos aspectos,
no solo sexuales, configuraron un encuentro que prometía ser un estallido de
emociones.
He de confesar que el chico exagero en
algunos aspectos, ya que me comento que me compraría muchos atuendos para
complementar los que tengo, y que me apoyaría con ropita, zapatos etc. cosa que
no me desagradaba del todo, pero sé que a veces solo lo dicen para que “aflojes”
rápido (de hecho parece que se está poniendo de moda ofrecer ropita, lo MALO ES NO CUMPLIR). Yo accedí por su forma de ser, no por lo que prometía, aunque el
insistió y yo le dije que estaba de acuerdo, así que le di fecha para el tan
anhelado encuentro. Si por lo menos sabía hacer la mitad de lo que decía en sus
mensajes….¡estaría en el paraíso!. No sé si se los he comentado pero me atraen
mucho los chicos lujuriosos, calientes….creo que al final me identifico porque
yo soy igual, ¡una hembra en brama en la cama!
Eligió el atuendo de colegiala de
secundaría, pues ambos coincidimos en que sería muy rico recrear la escena de
“la escuelita”. Una escena fantástica en la que la alumna, tenía la mala
fortuna de reprobar la materia de este lujurioso profesor, que de vez en vez le
miraba las piernas a Samara; era tan obvio su comportamiento que ella se daba
cuenta, y como esta chica es muy pícara, cruzaba las piernas de manera
desafiante, haciendo que el profesor ¡sudara!…él, miraba para otro lado, pero cuando
dirigía su vista a Samara nuevamente, ella tomaba su paleta “tutsi pop” llevándola
a esa deliciosa boquita de cereza, y de manera insistente y lasciva la chupaba para azuzarlo más. Cabe mencionar
que ese decano además de morboso, era muy estricto e influyente, y su poder le
daba la pauta a intervenir en las decisiones de los demás profesores.
Samara estaba metida en un auténtico
problema, sus papás ya le habían advertido que de reprobar una materia más, la
enviarían a un colegio de “señoritas” en la que prácticamente estaría aislada
del mundo por el resto de la secundaria y podría ser que de la misma
preparatoria. El profesor llamo a Samara y le entregó su boleta de
calificaciones, la pobrecita de Samara no podía creer lo que miraba en ese
escueto y frío papel…¡era el fin!
La mayoría de sus compañeritos estaban muy felices, pues a ellos las llevarían de excursión para premiar sus logros, pero Samara…Samarita tendría que ir a un colegio de señoritas. Samara tenía un plan algo atrevido y temerario, ¡no se podía quedar con las manos cruzadas! definitivamente. Así que espero el momento justo para quedarse a solas con “el profe”. Samara alzó la voz y le dijo al maestro -¿me puedo acercar a su escritorio?- el maestro con una esbozaste y maléfica sonrisa le contestó –adelante-. Samara se incorporó y caminó de manera cadenciosa hacia él.
La mayoría de sus compañeritos estaban muy felices, pues a ellos las llevarían de excursión para premiar sus logros, pero Samara…Samarita tendría que ir a un colegio de señoritas. Samara tenía un plan algo atrevido y temerario, ¡no se podía quedar con las manos cruzadas! definitivamente. Así que espero el momento justo para quedarse a solas con “el profe”. Samara alzó la voz y le dijo al maestro -¿me puedo acercar a su escritorio?- el maestro con una esbozaste y maléfica sonrisa le contestó –adelante-. Samara se incorporó y caminó de manera cadenciosa hacia él.
“Accidentalmente” una de las plumas que
llevaba en sus libretas, cayó de manera estrepitosa hacia él piso. El corazón
del decano palpitaba a mil, Samara lo podía percibir…y para rematar tan
candente escena, se agacho a levantar esa pluma importándole poco que su
faldita corta dejara entre ver sus encantos. Los segundos se detuvieron… la
mirada del profesor fue certera y libidinosa, como lobo a su presa la observo sin
disimulo. Era imposible no mirar esas piernas tan bien formadas y juveniles,
ese calzoncito blanco que invitaba al deseo…Con prisa, el profesor se levantó y
se acomidió a levantar las libretas que se le habían resbalado a Samara por
levantar aquella insignificante pluma. Embelesado, el profesor contemplaba
aquel cuerpo de sirena; si sus ojos emanaran fuego, aquel salón de clases se
hubiera pulverizado.
Involuntariamente, roso su pantorrilla al estar ayudándole;…la sensación ¡fue exquisita!, se pudo dar cuenta de que Samara traía puestas unas hermosas medias de color natural que, hacían que sus piernas lucieran exquisitas. Intercambiaron miradas, se miraban como dos enamorados bajo el embrujo de esa tarde tropical. Solo mirándose se decían cosas que sentían sin necesidad de hablar. Un fuerte viento que se filtró por una de las ventanas, nos hizo despertar de ese sueño compartido y nos aterrizó a la realidad. -¿Y bien señorita, que es eso tan urgente que no puede esperar hasta mañana?- respondió el profesor ansioso por saber mi respuesta. Haciendo gestos de niña mimada le susurre al oído, al mismo tiempo que introducía mi lengua diciéndole: –“ayúdeme por favor”-. Casi al borde del estallido estaba la bragueta de su pantalón, me pude dar cuenta cuando me acerque a suplicarle por ayuda. Le confesé que si reprobaba una materia más, sería mi final; que mis padres ya me tenían anunciado un castigo ejemplar a mis constantes faltas en la escuela.
Que estaba dispuesta a COLA-borar con él, pues yo sabía bien que además de ayudarme con su materia, me podría apoyar con los demás maestros para que me dejaran un trabajo extra y poder salvar el año escolar. El “profe” se quedó pensando, sudaba y no paraba de mirarme las piernas… ¡uf! –exclamó- es algo difícil lo que me pides, pues estas en una situación muy complicada, ¿lo sabes verdad? –inquiriéndome-. Lo sé perfectamente, y créame que si no fuera tan grave el asunto, no me atrevería a molestarlo, de verdad no tengo salida, ¡solo usted puede ayudarme!…interrumpiéndome abruptamente me dijo ¿qué ofreces?...
Involuntariamente, roso su pantorrilla al estar ayudándole;…la sensación ¡fue exquisita!, se pudo dar cuenta de que Samara traía puestas unas hermosas medias de color natural que, hacían que sus piernas lucieran exquisitas. Intercambiaron miradas, se miraban como dos enamorados bajo el embrujo de esa tarde tropical. Solo mirándose se decían cosas que sentían sin necesidad de hablar. Un fuerte viento que se filtró por una de las ventanas, nos hizo despertar de ese sueño compartido y nos aterrizó a la realidad. -¿Y bien señorita, que es eso tan urgente que no puede esperar hasta mañana?- respondió el profesor ansioso por saber mi respuesta. Haciendo gestos de niña mimada le susurre al oído, al mismo tiempo que introducía mi lengua diciéndole: –“ayúdeme por favor”-. Casi al borde del estallido estaba la bragueta de su pantalón, me pude dar cuenta cuando me acerque a suplicarle por ayuda. Le confesé que si reprobaba una materia más, sería mi final; que mis padres ya me tenían anunciado un castigo ejemplar a mis constantes faltas en la escuela.
Que estaba dispuesta a COLA-borar con él, pues yo sabía bien que además de ayudarme con su materia, me podría apoyar con los demás maestros para que me dejaran un trabajo extra y poder salvar el año escolar. El “profe” se quedó pensando, sudaba y no paraba de mirarme las piernas… ¡uf! –exclamó- es algo difícil lo que me pides, pues estas en una situación muy complicada, ¿lo sabes verdad? –inquiriéndome-. Lo sé perfectamente, y créame que si no fuera tan grave el asunto, no me atrevería a molestarlo, de verdad no tengo salida, ¡solo usted puede ayudarme!…interrumpiéndome abruptamente me dijo ¿qué ofreces?...
Bien sabía que el decano pediría algo a
cambio, (sobre todo lo que buscaba de mí) y yo tenía ya bien orquestado mi
plan. Así que me senté en la banca contigua del salón de clases, subí mi falda
dejando ver parte de mis deliciosos muslos, y parte de mi calzoncito que ya estaba mojado. Y
apenas con un hilo de voz le dije –lo que usted me pida profesor, ¡lo que usted
me pida!, como se lo dije en un principio, cuente con mi COLA-boración sincera (haciendo énfasis y pausa en la palabra COLA). Era muy difícil que el
profesor no aceptara tan deliciosa propuesta. Su silencio me invitó a seguir
hablando –qué le parece si yo accedo a todos sus deseos más íntimos, a cambió
de aprobar su materia y de una pequeña ayudadita para que mis calificaciones mejoren.
Seré su puta toda una tarde, que digo una tarde, ¡todo un día completo para que
haga de mí lo que le plazca!, ¿no le gustaría tener estos zapatitos en sus
hombros, acariciar este suave cuerpo y recorrer con sus labios mi intimidad? -se lo decía mientras me movia cadenciosamente-.
Al estar incitándolo, su lengua recorría
sus labios, no me decía aún que si pero, sus señas me confirmaban que estaba por
aceptar. ¡Está bien!...pero las reglas las pongo yo –enfatizó-. De principio, quiero
que te portes como toda una puta, te voy a poner una cogida que nadie te ha
puesto, ya tenía tiempo imaginando abrir esas hermosas piernas para meter mi
pene hasta el fondo y que supliques por más. Se incorporó y empezó a
manosearme… ¡pero eso de que serás mi puta una sola vez no me basta!... ¡serás
mi puta cuando a mí se me antoje, y cuántas veces quiera!, -me lo decía mientras se arrodillaba-, estarás para
complacer mis caprichos, -me lo decía mientras apretaba mis nalgas y besaba mis
piernas-.
Como niño con juguete nuevo, no paraba de
manosearme…¡que ricas se te ven esas medias!. Era de verdad mala suerte que por
las prisas, no llevará las calcetas que son la cerecita en el pastel, y disculpándome
por semejante descuido, le ofrecí mí culo para que hiciera de él lo que
quisiera. ¡Tienes modales de niña, pero eres toda una puta! –exclamó- mientras
hacía mi tanga a un lado para insertar su lengua. Saliéndonos un poco de la
fantasía me comento: ¡te ves divina!....tus fotos se quedan cortas con lo que
veo, estás riquísima…de verdad que no lo puedo creer estar aquí contigo,
viéndote y disfrutándote de esta manera…woww increíble.
Estuvimos charlando acerca de nuestros
gustos y de cómo poco a poco fuimos haciendo que la fantasía de colegiala fuera
una realidad tangible. Después de esa breve pausa, el parecía el alumno y yo la
maestra, no terminaba de comprender la realidad. Estaba sumamente sorprendido
por mi figura, tanto que no paraba de acariciarme las piernas, mirarme de
manera lasciva y decirme que estaba buenísima. Era un chico algo pasado
de peso, pero sus charlas me dejaban mojando el calzón. Un poco torpe en su
manera de actuar, tal vez por los nervios….llego un momento en el que tuve que
tomar la iniciativa, pues el chico solo me contemplaba y no pasaba del manoseo y de meterme la lengua.
Y así después de darme una deliciosa mamada de culo, tocaba mi turno para complacerlo. Fue algo difícil el sexo oral, estaba tan nervioso que su pene no irrigaba suficiente sangre para mantenerse erecto. Y pues bien, tuve que ayudarle un poco con mi boquita y manos para “levantarle el ánimo”. Así estuvimos un rato, se recostó y disfrutaba de la deliciosa maniobra que le brindaba. Tuve que hacer una pequeña pausa para ir al baño, pues ya había pasado cerca de hora y media y ya me andaba de la “pis”. Entre al baño y justo en ese preciso momento escuche que sonaba su celular. No lo oí responder, quizás solo era un mensaje de texto. Terminé de orinar, y me lave las manos. Me dirigí a la cama para terminar la deliciosa felación, pero algo inesperado…¡algo que nunca me ha sucedido en ninguna otra cita se hizo presente!
Y así después de darme una deliciosa mamada de culo, tocaba mi turno para complacerlo. Fue algo difícil el sexo oral, estaba tan nervioso que su pene no irrigaba suficiente sangre para mantenerse erecto. Y pues bien, tuve que ayudarle un poco con mi boquita y manos para “levantarle el ánimo”. Así estuvimos un rato, se recostó y disfrutaba de la deliciosa maniobra que le brindaba. Tuve que hacer una pequeña pausa para ir al baño, pues ya había pasado cerca de hora y media y ya me andaba de la “pis”. Entre al baño y justo en ese preciso momento escuche que sonaba su celular. No lo oí responder, quizás solo era un mensaje de texto. Terminé de orinar, y me lave las manos. Me dirigí a la cama para terminar la deliciosa felación, pero algo inesperado…¡algo que nunca me ha sucedido en ninguna otra cita se hizo presente!
Su cara y actitud definitivamente ya eran
otras….¡no puede ser! – me decía angustiado-. Tembloroso y algo nervioso, me
dijo que justo antes de llegar a nuestra cita, había sonado su teléfono, pero
que no había tomado importancia pues quería que la tarde fuera de nosotros y lo
había puesto en "vibrador”. Sin embargo, un presentimiento había hecho que
mientras yo estaba en el baño, el tomará su celular y revisara los mensajes. Y
desafortunadamente eran malas noticias…de hecho por ese mensaje ya no pudimos
concluir la sesión de sexo. Bien dicen que las cosas pasan por algo, con esto
no estoy diciendo que me alegrará de la noticia, por supuesto que no, pero si
les soy sincera, las expectativas eran MUCHAS
y lo que estaba viviendo en esa habitación no me tenía satisfecha.
Prácticamente yo le estaba dando vida a toda la fantasía de la colegiala, y el
de manera autómata solo seguía el “guion” por intuición, no era lo que yo esperaba
cuando me escribía.
¡Caray!…esto se complicaba demasiado, sin
embargo tampoco fui indiferente ante su dolor, y lo abrace tratando de
consolarlo, aunque ciertamente en la pérdida de un ser querido no hay palabra,
hecho o situación que mitigue el dolor. Tomó su ropa y se empezó a vestir, y justamente con esa noticia, se
despedía de la cita, hecho que comprendí perfectamente pues, nadie en su sano
juicio pretendería terminar lo que estábamos haciendo. Lamentablemente me quede
con las ganas y para colmo no llevaba mi “consolador” pues, decía ¿para qué? si
me van a dar hasta por las orejas jaja…pero nunca pensé que algo así
estropearía por completo la cita. Me quede un ratito más en la habitación y
tuve que terminar yo sola, me masturbe para atemperar mis ganas de sexo. Me
quede mirando por la ventana lamentando que todo terminara así…
Tengo un videíto que me tome vestida de
colegiala que posteriormente les compartiré, está un poco borroso, por eso no
me he decidido a subirlo. Pero voy a tratar de recuperarlo para que vean cómo
iba ese día a la cita. Samarita se regresaba a su baúl…pero sus ganas se
quedaban en mi cuerpo, no sabía cómo aplacarlas. Bañarme con agua fría no sería
la respuesta, es como cuando tienes hambre…a fuerza tienes que comer para que
se te quite, y con el sexo pasa algo similar. Y justamente ahí aparece mi héroe
sin capa Cristián (que por cierto me aparece su perfil como bloqueado, Cristián
si lees esto que estoy segura que sí, ¡comunícate conmigo por favor!).
Y bueno…regresando al relato, Cristián me
incitó nuevamente a “pecar”, está vez fui yo quien eligió el atuendo color
blanco que estaba listo, pues de la cita que les comento con mi vaquero, él
quería verme con lencería blanca, y es lo que justamente traía en mi maleta.
Estuvimos charlando días antes del encuentro, él pensaba que yo ya no quería
saber de él y viceversa. Afortunadamente solo era solo una confusión y falta de
comunicación, pero ya estábamos alistándonos para otro encuentro muy rico. A
Cristián lo veía en las tardes por mis horarios laborales, sin embargo desde
que fui despedida de mi trabajo, ahora lo puedo ver también en las mañanas. Y
así pactamos el encuentro, para la mañana del lunes de la siguiente semana.
Estaba muy excitada por el futuro encuentro, a pesar de que ya me he encamado
con él en otras ocasiones, no pude evitar los nervios.
Aliste mis cosas y mi colita estaba ansiosa
por ser penetrada, tengo la costumbre de ir imaginando las cositas ricas que me
van a hacer, y creo que por eso mismo mi ano empieza a lubricar, no me lo van a
creer pero llego ¡mojadísima!. Además, tenía cerca de tres meses de no sentir
un miembro de carne atravesarme las entrañas, y creo que ya era más que justo
darle gusto al cuerpo. El camino se me hizo muy largo, estaba temerosa a
llegar tarde. Y es que no estoy muy lejos del lugar del encuentro, pero hay una
pequeña zona que regularmente la pasas en cinco minutos (en transporte), pero
cuando hay tráfico ¡hasta veinte minutos!. Quise sorrprenderlo, así que me decidí llevar un vestidito entallado de color blanco que en días anteriores había adquirido, sin embargo al estármelo probando no terminó de
convencerme, y gracias a que llevaba una muda de ropa de color negro, pude
optar por esa segunda opción. Aunque como siempre, la mejor opinión la tienen ustedes.
Aquí las fotos a ver qué opinan…¿vestido
negro o blanco?
Y bueno, solo llegue diez minutos después
de la hora pactada, estaba apenada pero ustedes los chicos nos entenderán, eso
de arreglarnos y quedar muy bellas para ustedes ¡toma tiempo! Estaba afuera del
hotel pero las miradas curiosas e inoportunas me pusieron nerviosa, ya no tengo
tanto temor de salir vestida pues como lo he dicho, soy chica tv de medio
tiempo, pero ya saben nunca falta el que te mire como “bicho raro” y te quiera
agredir, así que tome la decisión de esperar en el lobby del hotel. Pasaba media
hora después del tiempo acordado; en eso una llamada de Cristián me tomaba por
sorpresa… -Hola bonita- me decía algo preocupado. Al inició pensé que me
cancelaría la cita, pero Cristián a pesar de ser un chico joven, tiene un
criterio y una mentalidad sumamente madura, así que de inmediato recapacite y
dije ¡no!….no creo que Cristian me haga esto.
-Solo te marco para avisarte que llegare
una media hora después ya que el transporte viene muy lento- me decía apenado.
¡No te preocupes corazón, vente con calma que yo te espero! –le dije
emocionada-.
Ya estoy aquí en el lobby pero, descuida que yo te espero. Debo confesar
que ese tiempo en el lobby me parecieron años luz. Estuve viendo mi celular,
leyendo algunos artículos de internet. Como me llevo muy bien con el personal
del hotel (pues algunos ya me conocen) me ofrecieron un lugar en la recepción. La
verdad es que ya me había cansado de estar de pie y atinadamente una de mis
amigas que recién llegaba a cubrir turno, se apiado de mí.
En ese lapso estuve
viendo el ir y venir de muchas parejitas que al igual que yo consumarían su
amor en ese templo del placer. Paso más de la prorroga que Cristián me pidió.
Quiero aclarar que en las citas, máximo espero cuarenta minutos, por aquello de
los inconvenientes de esta gran Ciudad, para que no se vayan a confiar chicos
que me piden una cita, por favor ¡sean puntuales!, recuerden que entre más
tarde lleguen, menos tiempo tenemos para disfrutar. Con él hice una excepción,
pues ya tengo tiempo de conocerlo y sé que es muy formal, en las citas
anteriores había veces que él llegaba primero por lo que ahora me tocaba
corresponder.
Hubo un momento de silencio que me hizo
pensar que no llegaría…todas esas cosas que ya me había imaginado se estaban
esfumando con el tiempo que también se nos iba de las manos. ¡En fin! -me decía
resignada- ya tendré la cita con la que rompa está mala racha. Y justo unos
minutos después , volvió a sonar mi celular; ¡era Cristián otra vez!. Me
avisaba que estaba por llegar ¡que no me preocupara! Fue en ese preciso momento
en que mi alma regresaba a mi cuerpo, sintiéndome completamente aliviada. Y es
que no saben chicos, algunos se imaginan que solo es llegar y estar ahí pero,
como se los he dicho siempre, nosotras también gastamos cuando nos arreglamos
para ustedes, no crean que es casualidad, y menos obra de la caridad que
nosotras tengamos una buena ropita para modelarles.
Después de varios miniutos más de esperar, me estaba dando un poco de sueño...de repente ¡lo vi entrar!, y despertó mi piel…y fui
sensible a sus manos, imaginándome su forma tan sublime de querer. Nos dimos un
gran beso en la boca, y subimos al primer piso, donde ya nos esperaba aguardaba aquella habitación en el que nuestros cuerpos serían uno mismo. Hermoso como un sueño, sueño de amor…en solo un
momento me volvió a robar el alma. Sentí desfallecer en sus manos tan
varoniles, y esos besos me dejaban como tizón incandescente. Con ojos de hombre
bueno me enamoró y como león en celo me devoró. Por el tiempo que estaba en nuestra
contra, prácticamente tuvimos que poner en marcha el dicho de “a lo que te
truje Chencha”…
Abrazaba y acariciaba mi cuerpo, sus manos
inquietas recorrían mi piel dulcemente como la miel, me atrapaba con sus besos
llenos de pasión, mi vestido como cómplice se fue subiendo poco a poco dejándome
expuesta para que él hiciera de mi lo que quisiera . Solo él sabe cómo
despertar a esa hembra en celo que hay en mí… ¡soy tan feliz cuando me acaricia!,
cuando me abraza y me mira con esa lujuria que me excita. Él y yo en la
habitación, puedo oír como su corazón se aselará y para siempre se detiene en
mi reloj. Ya no importa nada más solo estar dónde él está, poco a poco y entre
suspiros desnudamos la ilusión, la magia de la vida…¡el misterio del amor!.
Sus
caricias no tenían frontera, toda mi piel ahora era territorio del amor. Sin
timidez, no perdí la oportunidad de besar sus labios, dejando volar mis ansias
sin temor…su presencia me produce este calor, que provoca la sed de amarlo, de
tocarlo para conquistarlo. Con premura hice a un lado mi tanga para que se
adentrara en mí ser, poniendo el condón en su pene y yo lubricante en mi ano. Miraba
en su sonrisa ese gesto de placer, sus ojos me miraban de manera retadora pero lujuriosamente.
Me encanta ser su mujer, sentirme plena y satisfecha en todos los sentidos.
Debo confesar que cuando estoy entre sus
brazos soy como mantequilla en el fuego, me derrito completamente y dejo que
haga de mi lo que le plazca. Sabes ¡me encanta que entre muy rápido! –me dijo
con la voz entre cortada-. A mí me fascina corazón, y entra muy rápido y sin inconvenientes
porque tú haces que me ponga a mil, me haces muy receptiva –le dije con una voz
muy cachonda-. Ahora que ya tengo más práctica me puedo dar el lujo de empezar
la relación sin que me dilaten, eso sí….el lubricante no puede faltar para
evitar alguna molestia o daño, se los recomiendo mucho. Cierro los ojos y me
entrego completamente al placer… ¡oh Dios! si la gloria existe en la tierra, el
sexo es el camino para llegar a ella.
Nos reflejábamos en el espejo de esa
habitación, la verdad tenía muchas ganas de pedirle una foto, pero me sentía
tan bien ensartada, que de solo escuchar el choque de sus huevos con mis nalgas
¡no me pude permitir interrumpir tan semejante escena!. Sus gemidos, mis
gemidos y ese choque me erizaban la piel…¡no te detengas por favor! –le dije
con un hilo de voz- dame rico papi, dame ¡ahh!...¿te gusta mi putita?- me
pregunto con voz de mando- bien sabe que cuando me penetra, tiene las riendas
de mi cuerpo, a pesar de su juventud me sabe llevar y como yo soy muy sumisa,
solo obedezco sus caprichos. Cristián estaba sudando, a decir verdad ahora si pensé
que chorros y chorros de leche saldrían por su glande, pues aquella vez iba más
estrecha que de costumbre, y por supuesto que lo noto.
Sin embargo tiene un pene de hierro, pedía
más y más….y yo ¡encantada!. Ahora me puso en la postura de “patitas arriba”. ¡Que
delicia!, es otra de las posiciones (después de la de perrito) que me fascina. Empezó
con una cabalgata suave, pero después de sentir mis paredes comprimiéndose, empezó
subir la intensidad, para dejar caer su peso una y otra vez. La humedad de su
frente escurría en mi cuerpo, mezclándose con mi propio sudor, exhalaba, gemía…¡ah!
que rico ¡qué buena estás nena!. Yo no paraba de gemir y de pedirle más…si hay
algo que no se evitar es su manera de insinuar…¡me vuelve loca!. Si hay algo
que me hace temblar como una hoja, es cuando estoy sintiendo su aliento vital.
Definitivamente valía la pena la espera, esto era justamente lo que yo
imaginaba. Aunque nuestro amor es casual, hay una conexión magnifica a la hora
del sexo, quizás porque tenemos una amistad maravillosa.
Después me puso boca abajo haciéndome suya
una vez más. Esas hora de sexo extenuante pero placentero, ¡quisiera que no
terminaran!. No cabe duda de que el enemigo sin sentimientos es el tiempo…¡ni modo! Ahora me tocaba hacer gozar a mi nene, y para no quedarme atrás Cristián se
puso boca arriba y yo me ensarté. Para que se den una idea de la postura, mis
pies quedaron en sus hombros, y haciendo como sentadillas, ahora fui yo quién
dejaba caer todo mi peso sobre él, Samara dominaba la escena sexual. No pude
evitar mirarlo a los ojos con mucha lujuria, le mostraba mi lengua recorriendo
mis labios, y de vez en vez mis ojos se quedaban en blanco, confesándole la
delicia que sentía al ser su mujer. Con Cristián nunca se acaba el amor, no sé
si es un “don” natural o si de alguna manera me hace “trampa”, hasta la fecha
es una incógnita que sigue sin resolver, no me importa mucho pues me hace gozar
ilimitadamente, solo es una cuestión de curiosidad.
En esa postura estuvimos un buen rato, me fascinaba
a pesar de que mis piernas ya estaban muy cansadas. Confieso que de no ser por
los ejercicios que hago diariamente, no podía aguantar tanto tiempo esas
posturas tan ricas, pero precisamente para no verme con limitantes, es que
ejercito y mantengo en forma mi cuerpo, para que todos ustedes lo puedan
disfrutar. Dejé que Cristián se recuperara pues él me pidió unos minutos para
retomar la cabalgata. Observe el condón y no había leche, tal parece que no
lograré vencer a ese pene de hierro pues por más que comprimo mis paredes
anales, y le hago unas deliciosas felaciones, nada parece vencer a ese estoico y
duro leño.
Pasaron solo algunos minutos para que
Cristián se volviera a encender, ya para ese momento también mi colita ya
estaba deseosa de ser penetrada otra vez. Para reavivar las cenizas que en ese
momento ya era un breve fuego, le empecé a mamar su pene, está lengua tan
juguetona que tengo no se puede detener, y empezó a juguetear deliciosamente
con su glande, mis manos pasaban por su abdomen y huevos, haciéndole ver
estrellitas. Ahora sé porque les gusta tanto el sexo oral a los
chicos, pues cuando me maman el culo yo también siento que estoy en el edén.
No cabe duda…Cristián es como el conejito
de las pilas (Duracell), dura y dura y duraaa jaja. Ahora me ayudaba a incorporarme
para darme duro otra vez. Y así fue como nos fuimos hasta el extremo de la
habitación, justo donde están las ventanas. Me agarre de los barandales de
hierro y el me tomo por la cintura, fijo certeramente su pene en la entrada de
mi ano, y de un empujón arremetió contra mí. Ese choque fue delicioso, me
agarre con fuerza pues supe que arremetería nuevamente y con más intensidad. Y no
estaba equivocada, una vez que su pene embono perfectamente con mi culo, no se
detuvo y empezó a cabalgarme con gran avidez, con desesperación y lujuria, devorándome
hasta el último rincón de mis entrañas. Sus manos se quedaban marcadas en mis
nalgas cuando me daba esas deliciosas nalgadas, y sus dedos hacían surco en mi
cintura. Aferrado a mis caderas, me penetraba sin piedad.
De vez en vez volteaba para besar esos
labios de fuego y observar esos ojos que incandescentes me deseaban. Sentía el
fuego de su aliento en mi espalda, libando cada parte de mí… ¡entregándonos
como nunca!; sus besos eran como dinamita pura en mi piel, y mis gritos y
gemidos solo lo alentaban a seguirme dando duro. Como una hoja en el aire, como
una rosa en el mar, bote mis sentidos, jugué en su piel y me hizo soñar, los
minutos pasaban… fui besando su piel y viví la locura de una tarde exquisita…que
calor hacía en aquella habitación, un calor infernal que solo pueden producirlo
dos cuerpos en éxtasis.
El momento se nos estaba escurriendo como
agua de las manos…yo le di un tiempo extra al encuentro, pero definitivamente
teníamos que parar. Por esos minutos tarde de Cristián, tuvimos que interrumpir
el encuentro. Y es que en cada cita siempre les digo hasta que hora tengo
disponibilidad, precisamente por eso y para no andar a las carreras es que pido
puntualidad. Yo sabía que mi nene podría aguantar mucho más por eso le anuncie
minutos antes que solo me quedaba poco tiempo. Me quede con ganas de ordeñar y
sentir esa deliciosa leche hirviendo y quemando mi piel, en mis nalgas, en mi
cara….¡en dónde fuera pero que me diera una probadita!. Pero mi nene es muy díscolo
y ¡me ha dejado con las ganas de probar aquel manjar que se ha reservado darme!
En fin…el tiempo haciendo lo que mejor
sabe; ir en contra de nosotros, le ponía punto final al delicioso encuentro,
dónde me dieron, ¡hasta para llevar! Aquí las fotos de como quedo mi colita,
aún abierta y que quede claro, solo por la limitante del tiempo pero también
estaba dispuesta ¡a dar más pelea!.
Nos despedimos con un delicioso beso
húmedo, un beso que como imán no permitía que nos separáramos, nuestros cuerpos aún pedían más de aquella fusión salvaje, pero él sabe
entender, y yo sé que habrá otra cita deliciosa en la que la imaginación ¡derribará
fronteras!…ya saben chicos CITAS COHERENTES, Y PROPUESTAS PARA ENCAMARSE CONMIGO, a través de Facebook y Twitter, que tengan ¡ricos orgasmos!, hasta el siguiente post.