Dicen que una imagen dice más que mil palabras, y en está
ocasión les quiero compartir un poco de lo que ha sido mi evolución, que hoy por
hoy no solo es física, sino mental, esto ya desde hace quince años de
travestismo, espero que les guste y que tengan…¡ricos orgasmos!.
¡Hola chicos y chicas que me favorecen con su visita! Les doy la más cordial bienvenida al blog de “Samara Arlenne”. En este espacio por y para ustedes, compartiré todos aquellos detalles, anécdotas, fotos, vídeos y consejos que forman parte de mi dualidad, en su máxima expresión. Espero que estos sencillos aportes, sean de su total agrado e interés, procuraré siempre tener una redacción amena, pulcra y sin faltas de ortografía en atención a su preferencia. Bienvenidos a mi blog…. ¡su blog!
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viernes, 30 de junio de 2017
jueves, 29 de junio de 2017
Samara...¡se queda! (Retro Blog)
Hace ya algunos años, conocí a este señor que rebasaba ya las
cinco décadas. Recuerdo que en aquella ocasión, publique un anuncio en este mar
gigantesco llamado “internet” con el fin de alguien escuchara mi “S.O.S.” pues prácticamente era un hecho que abandonaba DEFINITIVAMENTE
y PARA SIEMPRE, este bello y controvertido camino del travestismo, pero no iba
a dejar el ring de la vida sin dar pelea, así que lance un “ultimátum” al
destino, mismo que no solamente me respondería, me confirmaría que todo esto, a
pesar de sus altas y bajas, es para mí, ¡es lo mío! Poco me falto para llegar
al estribo y caer estrepitosamente; pero el destino me salvo, fue en el año 2013
cuando una prueba del destino, en lugar de claudicar, ¡me haría reafirmar!, y
aunque en principio y por malos entendidos no nos conocimos, este señor era muy
hábil pues, cuando me contacto en sus fotos se le apreciaba una barba muy
varonil, y estuvimos tan cerca, pero al final no se pudo concretar la cita, por
un detalle (una pequeña mentirilla de parte de él) que a veces son mentiras
piadosas, pero que no dejan de ser mentira, y eso detono mi negativa para
conocernos.
Semanas más tarde me escribe ese mismo señor, con otro nombre: “Ángel”
y con la barba rasurada, algunos cambios en su aspecto, pero no me engañaba, imagínense
que aún reconozco a mis ex compañeros del kínder y la primaria pese a que los
años que ya han pasado, y a todo lo que han cambiado; con más razón a este
madurito que apenas lo acababa de ver hace un par de días en fotos. Era el
mismo señor al que hace unos días le negaba una cita por lo que ya les comente.
Pero, es cierto que en esta vida nos merecemos una segunda oportunidad, pues a
veces caemos “sin querer o queriendo” o bien nos resbalamos, otras veces nos
empujan, y yo creo en la buena voluntad de las personas. Así que decidí darle
una segunda oportunidad, sin mencionarle que ya sabía quién era, quise dejar
ese detalle sin comentárselo, primeramente por humildad, nunca me he sentido superior a nadie como para que me ofreciera una disculpa por lo sucedido, me había mentido solamente no me había robado o vejado, además temí que si se lo comentaba se iba a retractar de
su decisión, y me deje llevar por el destino.
Y empecé a interactuar con él como si no lo conociera, él estaba
convencido de haberme persuadido, pero no, si lees esto quiero que sepas que me
di cuenta de quién eras, pero había algo en tus ojos, algo que me conquisto y
me hizo caer RENDIDA a tus pies. Lo que si no sabía, es que había encontrado
en él, a una persona que valía oro, y no lo digo por el lado económico, saben que eso no
me importa, tampoco el físico, me refiero a una persona de buenos sentimientos,
excelente amante y que compaginaba perfectamente con los tiempos y gustos de
Arlenne, para que se den una idea; era algo así como “un traje hecho a la
medida”.
Lamentablemente un día se fue de mi vida para JAMÁS regresar,
igual que con Fer… ¿las causas? siguen siendo una incógnita, que quizás conozca
hasta el último día de mí existir. Les comparto este relato tan lleno de
erotismo, pero también de ternura, de verdad que recordar a Ángel, ese señor
que era un verdadero Ángel para mí, es revivir bellos e icónicos momentos, con
el viví cosas maravillosas, inimaginables y deliciosas. Nos leemos mañana en el
tercer relato del mes, que tengan…¡ricos orgasmos!.
Después de esa cita nada fue igual. ¡Ahora sí! pelearía con uñas y dientes por defender a mi niña interna; con esto no quiero decir que saldría del closet, es un paso que aún no puedo dar, estoy anteponiendo a mi familia y amigos; ya que es como un juego de azar, se puede dar el caso de que me entiendan, pero también como sucede en estas situaciones, me arriesgo al rechazo y a perder mi estabilidad familiar y laboral, y mi idea no es quedarme sin el apoyo y cariño de los que más quiero. La diferencia es que está vez no dejaría que nada ni nadie interfiriera con mis sueños, anhelos y planes, y mucho menos a renunciar a mi esencia femenina que cada día brota con más fuerza.
Pensaba encontrar en “Rodolfo” un amante de planta; muchos de los que me
leen imaginan que ando de colchón en colchón, pero la verdad es que cuando
encuentro un amante que llena mis expectativas y complementa mi ser,
correspondo a este de una forma incondicional, sumisa y me entrego sin
inhibiciones. No creo en la fidelidad, pues este ambiente no se presta para
esos lujos, tampoco la exijo pues sería como una quimera, pero sí creo en la
lealtad y mi búsqueda termina cuando encuentro en la otra persona todo aquello
que busco: Discreción, respeto, amistad, y un buen sexo, es ahí cuando nace mi
lealtad con mi amante de turno.
Aunque fue muy tosco en su forma de hacer el sexo, estaba dispuesta a
seguirme sometiendo a su rudeza, a su falta de afecto y a su incipientes
“caricias”. A pesar de todo eso, me dio la seguridad para querer seguir con él,
pues su madurez emocional me convenció completamente de que era el indicado
para tener esas relaciones frecuentes de sexo desenfrenado, claro no lo niego,
su miembro de veinte centímetros me tenía vuelta loca.
Tras varios correos sin responder y pretextos en las pocas y breves
llamadas que portentosamente respondía, me canse de “rogarle” (como dice la
canción), y seguí con mi aventura llamada “se busca amante”.
Mi anuncio continuaba en la red y los mensajes de chicos que querían
“encamarme” eran asaces, pero en ese momento sufrí un descalabro emocional. Por
semanas creí que era la culpable de que Rodolfo no quisiera seguir
frecuentándome, ¿qué hice mal?, ¿qué deje de hacer?, ¿qué no hice?, me pasaron
un sinfín de interrogantes por mi mente culpabilizándome del fracaso de esa
relación, que así como llego se esfumo.
Tarde cerca de tres meses en recuperarme de este oscilo emocional, no
pude superar de manera inmediata “el fracaso”. Así que tratando de dejar todo
esto de lado, saque de ese sótano a Arlenne, la desempolve, la maquille, reviví
y de manera vehemente la incorporé a esta realidad vana.
No era prisa, ni urgencia por la que regresaba a esa búsqueda “del
amante de ocasión”, era la emoción, la adrenalina, esas maripositas que se
sienten en el estómago cuando estás concretando una cita, y mejor aun cuando
está se lleva a cabo.
Así que convencida de no dejarme derrotar por aquella relación que no
prospero (la llame así, deje de atribuírmela como fracaso, pues por mi parte
puse TODO lo que tenía a mi alcance, disposición, ganas, afecto, tiempo, etc.,
y dejé de preocuparme, culpabilizarme o reprocharme eso, y no prospero porque
para él solo fui su nalga de ocasión y ya; total…¡hombres hay muchos!,), me
dispuse a darme otra oportunidad, y porque no dársela también a un nuevo chico,
que quizás me apreciara con mis virtudes y defectos, yo no soy de las que
generalizan que “todos son iguales”, o que por ardida diga “malditos hombres”,
¡no!, ni todos somos iguales, y ni el rencor debe de durar para siempre, y si
es así pues peor para uno, porque quien paga las consecuencias de esos
malestares emocionales es uno mismo, ¡nadie más! lo mejor es darle vuelta a la
página y continuar, “no clavarse” como dicen hoy en día.
Un nuevo mensaje atrajo mis expectativas, está vez el señor que me
escribía me envolvió con sus palabras, me pareció tan sincero que estaba
convencida de que él sería mi futuro compañero de cama. Después de dos mensajes
intercambiamos correos, en uno de ellos me envió fotos de su persona (no era
muy atractivo, pero su barba lo hacía ver un hombre interesante) cálculo que
tenía entre 45 y 48 años, pensé si con palabras te sabe envolver, ya me imagino
que delicia ha de ser compartir intimidad. Así que dije está cita es la que
quiero. Me escribió un jueves por la tarde, yo le di respuesta el viernes en la
mañana. Les confieso que soy un poco desesperada (no lo he logrado superar,
pero ahí la llevo), cuando respondo mis mensajes me gustaría que me
respondieran a la brevedad posible, entonces paso el viernes, sábado y domingo,
revise mi correo el lunes temprano y ¡nada!, no tenía respuesta de ese
misterioso amante que deseaba cita con una servidora.
Entonces me desespere, y le escribí un correo reclamándole, ¿para qué me
contactaste si solo eres un curioso?, bien lo dije en mi anuncio “no curiosos, no
quita tiempos”, en fin me enoje mucho y despotrique; en resumen le dije que no
me volviera a escribir porque ni siquiera le iba a contestar.
Y así lo hice, ese mismo día que recibí su respuesta (en la tarde), ni
siquiera la leí, estaba tan enojada, que así como llegaban sus mensajes los
eliminaba, no me tome la molestia ni siquiera por error o curiosidad leer si
tuvo algún contratiempo o problema, creo que me vi algo intransigente e
inmadura.
Caí nuevamente en una desilusión, que pensé que jamás volvería a
concretar una cita como la primera, y deje de leer los mensajes de mi anuncio.
Me quería arrepentir y escribirle, ofrecerle una disculpa, pero mi ego fue más
grande. Pasaron otras tres semanas, y llevada por mi deseo, volví a leer los
mensajes de mi anuncio.
Coincidentemente me contacto un hombre de edad madura de nombre “Ángel”,
y digo coincidentemente porque escribía y se dirigía de manera muy similar a la
del señor de barba con el que estuve a punto de concretar esa cita, podía
apostar cien a uno, ¡que se trataba de él!. Deje que siguiera escribiéndome
esos mensajes, detenidamente lo analice y deduje que se trababa de él, no puede
haber dos personas IGUALES, no presumo pero les puedo decir que me he vuelto
una experta en analizar los mensajes de los chicos que me contactan, y mediante
su forma de escribir me puedo dar cuenta si son conflictivos o si son sinceros
y de verdad buscan una relación sin problemas.
Trato de ser muy cauteloso, inclusive me escribía con un mail distinto
del que me contacto en un inicio (pensó que no me daría cuenta), pero una cosa
es que sea joven y otra tonta, la primera no lo niego lo soy, la segunda ¡ni
tantito!. Y es que muchas veces creen que juventud es igual a inexperiencia y
por ende a que eres un tont@, y se equivocan, por lo menos en mi caso soy joven
pero madure desde muy temprana edad por golpes inexorables que da la vida, pero
esa “es otra historia”.
Volviendo a mi cita con “Ángel”, y para desenmascararlo se me ocurrió
una idea fantástica, le dije está bien, te voy a dar una cita pero necesito que
me envíes fotos. Lo puse contra la pared, pues como la primera vez me envió
fotos, dije a ver ahora que hace; por mentiroso lo puse en un verdadero dilema.
Cuando leí su respuesta me dio risa, y no por lo que me decía, no sé de donde
saco una foto de un chavo bien parecido, (pobrecito de verdad si quería una
cita conmigo pero sus mentiras estaban llegando a su fin), y ni modo me
arriesgue a que otra vez esto se quedará en planes pero dije ya basta de
mentiras. Jamás le mencione “tú ya me habías escrito y sé que eres el señor de
barba que me escribió hace unas semanas”, simplemente le dije: ¿de verdad eres
tú el de la foto?, no sé porque pero no te creo, así que voy a ser bien sincera
contigo, si a la cita no llega el chico de la foto…¡olvídate de mí!.
Esa misma tarde me escribe ofreciéndome disculpas y me dice: perdóname
niña, sé que no fui muy sincero contigo, y tienes toda la razón, no soy el de
la foto, y no te mande fotos mías por temor a que me rechaces (cuando mi anuncio
decía “NO IMPORTA EL FÍSICO”), ahora si te adjunto fotos mías, y mis sospechas
y conjeturas solo se confirmaban…¡efectivamente era él!, ese señor de la barba,
pero en su afán de acostarse conmigo, creo una nueva cuenta, me abordo como si
nunca lo hubiera hecho, y encima ¡se rasuro su barba! para que “no lo
reconociera”. Jamás se lo comente, pues no quise echar a perder su fantasía,
así que hice como si no sospechara nada, de verdad era un señor ¡que valía la
pena!, y está vez no estaba dispuesta a dejarlo ir. No les puedo comentar la
mecánica de mis citas, pues como se los repito es por seguridad mía y de quién
me contacta, solo les diré que ¡por fin pusimos fecha y hora del encuentro!.
Siempre que voy a concretar alguna cita, les doy a elegir el atuendo a mi
amante de turno, no sé si ya les platique pero tengo varios disfraces:
enfermera, secretaria, mucama o sirvienta, colegiala (pública y privada) y mi
nueva adquisición de policía.
Escogió el disfraz de “sirvienta” con lencería blanca, me arregle muy
bonita, pues quería causarle una excelente impresión. Me puse un baby doll
blanco de ligueros, medias blancas, mini tanga blanca, zapatos casuales negros
y el atuendo de mucama.
Está vez ya no estaba tan nerviosa, solo los nervios normales pero ya no
los desesperados de la primera cita, la lobita sexy que vive dentro de mí salió
para darle rienda suelta a las pasiones carnales.
A pesar de su edad, quien estaba más nervioso para mi sorpresa era él.
Me quería dar risa, pero el RESPETO es parte fundamental de mis relaciones, y
lo que pido ofrezco, así que lo hice sentir como en casa, rompí el hielo de
principio con una película pornográfica, para posteriormente “seducirlo”.
Estábamos viendo la película y platicando, pero el aún seguía muy nervioso,
solo me miraba de reojo, pero no se atrevía a tocarme. Lo más que llego a hacer
fue rosarme la rodilla con su mano izquierda, yo estaba más que caliente, lista
para la acción, así que dije ¡empecemos!.
Ahora fui yo quien tome la iniciativa y me puse de pie, apague el
televisor y seductoramente le dije: te gusta mi atuendo, camine delicadamente
hasta el tocador que estaba frente a la cama, le di la espalda y me “empine”,
le volvía a preguntar ¿te gusta papacito?, subí la minifalda del atuendo para
dejarle ver mis pompas y piernas, empecé a bailarle erótica y provocativamente.
Me puse frente a él y ahora si ya no lo pudo evitar, me empezó a toquetear y
manosear muy rico, empezó a besar mis pompas y a cachondearme.
A diferencia de mi primera cita, este señor era muy cariñoso, besucón y
muy cachondo, una vez que entro en calor dejo de lado su pena, y después manos
le hacían falta para acariciarme y manosearme, me gustaron sus besos húmedos y apasionados, y la manera tan tierna en que me
trato.
Sus palabras dulces, caricias y su forma de seducirme me llevaron a la
tierra del éxtasis, me sentía muy a gusto a pesar de que aún, no me penetraba.
Para corresponderle, baje sus calzones blancos de su cintura; para ese
momento su pene estaba muy erguido, no tenía un pene de campeonato, pero sí muy
grueso y rico…le empecé a sobar sus huevos delicadamente con mis dedos, (que
supiera que yo también lo podía llevar al clímax), y mi lengua empezó a hacer
de las suyas, empecé por recorrer su escroto con movimientos circulares,
posteriormente pase a insertar su pene en mi boca para darle una succionada
riquísima, mientras se la chupaba, mis manos inquietas acariciaban sus huevos
peludos. ¡Qué ricos gemidos!, entre más gemía, más me alentaba a seguir
chupándosela “ahh, si ahh que rico Vane, sigue, no pares mamita, ahh”.
Casi me vengo de escucharlo gemir, y estaba ahí sube y baja, sube y baja
con mi boquita inquieta, cuando me dice: para nena, ¡ya te quiero sentir!,
claro que si papacito. Coloque el condón en su pene, y un poco de lubricante
que suelo llevar para que la relación sea más placentera. En cuanto sintió mi
apretado ano, ya no pudo más…me dice “que rica estás mamacita, huy y que rico
aprietas”, estaba como niño con juguete nuevo.
Empecé con la posición de “mariposa” el abajo, y yo arriba con las
piernas abiertas, duro y dale, yo estaba tan ansiosa por sentirlo todo, que me
estaba metiendo muy duro y profundo, que inclusive él tuvo que decirme “más
despacio nena”, cuando regularmente la chica travesti es la que pide eso, así
que decidí ir más despacio. Intercambiamos posición, nos bésanos, acariciamos;
no estábamos teniendo sexo solamente, ¡hacíamos
el amor!.
Recuerdo como me miraba fijamente mientras me penetraba, cuando cerraba
sus ojos era señal de lo mucho que disfrutaba, yo por mi parte no paraba de
gemir diciéndole “si más papi, más así rico, no pares, dámelo todo ahh, ¡sí!.
Se vino tan deliciosamente, que aunque no me pude venir con él en ese
momento, su cara y gestos de satisfacción era un verdadero placer observarlo.
Estuvimos platicando otro rato, y como me quede con ganas de más,
nuevamente me empine frente a la cama, le digo que te pareció mi colita…que se
incorpora dándome un buen arrimón, y me dice “deliciosa mamita, deliciosa”, con
eso tuvimos para prendernos y ponernos bien “calientes” y ¡zas! ahí vamos otra
vez al colchón a echarnos un rapidín, coloque nuevamente el condón y que me
monta de perrito, luego de ladito, y aunque ya no aguanto mucho como la vez
primera, me puede venir al mismo tiempo que él se venía, y eso fue…¡delicioso!.
Creo que me faltarían adjetivos para describirles la forma en la que me
entrego a mi pareja en mis relaciones sexuales, tampoco me gusta hablar de más
simplemente lo que es, pero para que se den una idea, les voy a compartir la
carta que me escribió al siguiente día de habernos conocido y hacer el amor
placenteramente y dice:
GRACIAS VANESSA (Vanessa es uno de mis nombres que anteriormente
usaba)
Gracias por el amor y el tiempo que me dedicaste. Gracias por haberte convertido en mi isla, en ese pedacito de espacio en el que me sentí vivo y feliz.
Gracias por tus gestos siempre nobles. Gracias por aceptarme como soy, sin juzgarme. Gracias por creer en mí y guardarme un puesto en tu vida.
Gracias por tus caricias y besos. Gracias por reabrir la ventana de mi imaginación y de mi erotismo. Gracias por tu entrega apasionada y por todas las palabras que me dijiste en esos momentos de total entrega.
Gracias por los momentos de risa, y el mundo nos parecía absolutamente nuestro.
Para mí eres uno de los seres humanos más hermosos y auténticos que he tenido la oportunidad de conocer. Prométeme que nunca dejarás que nada ni nadie te convenza de lo contrario. Esta es mi manera de decirte hasta pronto, que siempre estaré para ti no importando las circunstancias ni el tiempo que pase entre nosotros, hasta pronto y algún día nos diremos "qué bueno volver a verte".
Y yo sé que será así porque creo en cada una de tus palabras y en todo lo que yo siento por ti. Es decir, que creo en el nosotros tal como la vida nos lo tenga reservado y por si acaso, cuando me vaya, en cada paso que dé estaré dejando huellas en el camino... Así sabrás por dónde ir y dónde encontrarme…En tres palabras: gracias por existir…
Gracias por el amor y el tiempo que me dedicaste. Gracias por haberte convertido en mi isla, en ese pedacito de espacio en el que me sentí vivo y feliz.
Gracias por tus gestos siempre nobles. Gracias por aceptarme como soy, sin juzgarme. Gracias por creer en mí y guardarme un puesto en tu vida.
Gracias por tus caricias y besos. Gracias por reabrir la ventana de mi imaginación y de mi erotismo. Gracias por tu entrega apasionada y por todas las palabras que me dijiste en esos momentos de total entrega.
Gracias por los momentos de risa, y el mundo nos parecía absolutamente nuestro.
Para mí eres uno de los seres humanos más hermosos y auténticos que he tenido la oportunidad de conocer. Prométeme que nunca dejarás que nada ni nadie te convenza de lo contrario. Esta es mi manera de decirte hasta pronto, que siempre estaré para ti no importando las circunstancias ni el tiempo que pase entre nosotros, hasta pronto y algún día nos diremos "qué bueno volver a verte".
Y yo sé que será así porque creo en cada una de tus palabras y en todo lo que yo siento por ti. Es decir, que creo en el nosotros tal como la vida nos lo tenga reservado y por si acaso, cuando me vaya, en cada paso que dé estaré dejando huellas en el camino... Así sabrás por dónde ir y dónde encontrarme…En tres palabras: gracias por existir…
Así finalizaba el correo que me escribía y como a la flor que se riega
para que no se seque, diariamente me escribía un poema que alegraba mi día. Hoy
en día las palabras bonitas no se valoran como deben ser, ni hay hombres que
tengan la virtud de saberlas decir, me envolvió su sentimiento y sinceridad,
ambos coincidimos en que nuestra soledad…¡había llegado a su fin!. Estaba muy
contenta con esa relación esporádica pero comprometida, valió la pena la
espera, pues ¡por fin había encontrado a mi compañero!, a mi cómplice, ¡a mi
complemento! Ángel…fuiste mi verdadero Ángel de la Guarda, dónde quiera que te
encuentres te deseo lo mejor de esta vida, deseo que nunca más vuelvas a estar
solo, y aunque ya no formo parte de tu vida, tu siempre formaras parte de la
mía, en una parte especial de mi ser.
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