No
cabe duda de que cuando se hacen, y planean bien las cosas…¡el resultado es
excelente!. Cuando digo hacer “las cosas bien” me refiero a saber lo mínimo de
la persona que pretende conocerte, tratarte o simplemente llevarte a la cama.
Últimamente me he encontrado con mensajes de chicos que creen que POR ESCRIBIR
UNA VEZ, me van a convencer inmediatamente para tener intimidad. Nuevamente lo
REITERO, no soy difícil (tampoco me gusta estar mensajeando por SEMANAS sin
llegar a nada), más sin embargo un SOLO mensaje no me dice nada, mi seguridad e
integridad están antes QUE TODO y eso incluye la calentura. Los tips siempre
están implícitos en mis relatos, ¡la actitud es de ustedes, pero la decisión al
final es y será: MÍA!.
Precisamente
por las actitudes de muchos chicos de Facebook, es que valoro MUCHO MÁS una
relación sólida y estable, como ya les he comentado en otros relatos, no creo
en la fidelidad, y no por falta de compromiso, si no por los vicios que se
derivan de una “relación” que conlleva ataduras, celos y malos entendidos; sin
embargo cuando encuentro a esa personita que me llena en todos los aspectos, mi
búsqueda se detiene, pues a pesar de que no comparto el término “compromiso” si
valoro y creo en la estabilidad, seguridad; y en la lealtad que me brinda a
quien sabe corresponder mi compañía y me trata como una dama.
Justamente
esto me pasa con Fer, que definitivamente…¡se adueñó de mi cuerpo, pero también
de mi mente y mis deseos más profundos!. Nuestro lenguaje corporal simplemente
es excitante. Descubrí un placer oculto, ¡que ni yo misma sabía que existía!, y
que solo él supo encontrar así; lentamente…con su lengua, boca y manos… ¡con
todo su cuerpo!, prácticamente me llevo al máximo grado del placer; fue como si
se hubiese sumergido en lo más inmerso de mi ser y encontrara esos secretos que
solo mi subconsciente conoce. Fue como haber descubierto la octava maravilla en
el océano más profundo del placer, me perdí en el mar de su piel.
La
primera cita me dejo prácticamente “enculada” y, aunque apenas era solo un
encuentro (pero ¡que encuentro!), mi cuerpo necesitaba más y más de él, como
una droga que se vuelve indispensable para existir. De esa primera cita se
desprende un pequeño vídeo que grabamos en la intimidad de la habitación y que tengo
de recuerdo, les confieso que no pude dejar de verlo, disfrutarlo y revivir
esas sensaciones en mi piel, mi deseo se encendió toda esa semana que precedió
a ese encuentro frenético al revivir aquellas imágenes tan deliciosas… esas
imágenes me erizaban la piel, excitaban mi ser y embriagaba mis sentidos. Discúlpenme
que no se los haya compartido pero, fue decisión de mi nene que esto quedará
como recuerdo entre él y yo.
Precisamente
por todo lo que viví aquella tarde del 19 de Septiembre con mi maestro sexual, es
que ya estaba ansiosa por la siguiente cita. No era fácil soportar la ansiedad,
y la lejanía, pero la paciencia ha sido por excelencia, una de mis virtudes. Al
parecer no fui la única que quedo maravillada con esa deliciosa experiencia,
antes de lo que me imaginaba mi nene me estaba incitando al placer y
yo…¡encantada!. Así que en cuanto me sugirió fecha para el siguiente encuentro,
casi al instante estaba saltando a su colchón, si por mi hubiera sido, me
hubiera entregado una vez más a él en cuanto me lo propuso. Nuevamente, alistábamos
planes para un segundo encuentro lleno de lujuria, sexo y pasión desenfrenados.
Teníamos planeado un encuentro con las condiciones similares a las de la
primera cita, solo que está vez sería entre semana, más sin embargo por cuestiones
laborales de ambos, tuvimos que aplazar por unos días más el sabor del placer. De
hecho si los tiempos hubieran empatado como nosotros deseábamos, habríamos
hecho el amor antes de que terminara Septiembre (dos veces en un mismo mes) ¡si
el amor!, no sexo…el sexo es para los animales, el amor para los amantes, saber
hacer el amor es todo un arte y Fernando es un maestro y por supuesto yo: su
aprendiz.
Nos
conformábamos momentáneamente con esas charlas cordiales, pero que de repente
suben de tono al recordar todas y cada una de aquellas imágenes de nuestros
cuerpos siendo uno mismo. Sus piropos, su forma de ser, su cuerpo, su mirada;
pero sobretodo la pasión que derrama sobre mi cuerpo cuando me hace suya, ¡me tiene
prendida de él como no tienen idea! En la medida de mis posibilidades trato de
corresponder a cada uno de sus detalles, caricias, quizás por eso le he
entregado no solo mi cuerpo, ¡también mis pensamientos! Estábamos a unos días
de vernos nuevamente, estaba muy ansiosa, porque llegara esa tarde pero,
lamentablemente la cita entre semana se nos salió de las manos, y es que ambos
tenemos la comprensión del otro cuando de trabajo se trata, (otro detalle que
me tiene a sus pies), así que para no estar presionados y disfrutar plenamente
del encuentro; acordamos que dejaríamos la cita para el siguiente sábado, ese fin de semana haríamos
realidad ¡todas nuestras fantasías!.
Está
vez todo fue diferente, los nervios se transformaron en deseo, la espera en pasión;
y los días como cómplices, se
fueron más rápido. Estaba tan ansiosa
por sentir su piel, probar nuevamente sus labios, sentir esas manos gruesas
(que me enloquecen) recorrer cada rincón de mi cuerpo, su lengua en mi boca, en
mi cuello y oídos… excitándome y devorándome despacio, pero con mucha lujuria.
Como
en cada encuentro dejo que mi chico en turno elija el atuendo con el que le
gustaría verme, Fer escogió el de la enfermera sexy. De último momento quede
inconforme con el disfraz, pues sentí que demerito un poco mis encantos, quizás
el cambio de peluca no me había sentado bien, me sentí algo incomoda conmigo
misma. Aun así trate de llevar a buen puerto la relación que estábamos por
disfrutar; ocultando esas pequeñas inseguridades. Tome unos minutos más del
tiempo acordado, pero el resultado le gusto a mi nene. La primera vez que
compartí intimidad con Fernando, me confeso que mis manos eran muy delicadas,
que unas uñas quedarían perfectas para complementar y resaltar aún más mi
feminidad. Precisamente por eso me tarde un poquito más, le quería dar la
sorpresa a mi nene, y sin decírselo, coloque unas bonitas uñas de acrílico en
mis manos. Ya en el punto acordado, lo recibió una bonita y sexy enfermera
ataviada ¡toda de blanco! (como dice la canción jajá), desde el uniforme, la
ropa interior, hasta las botas que combinaban y contrastaban perfectamente con mi
cuerpo. Lo que no terminaba de convencerme fue mi cambió de mi peluca, pero en
fin… ¡la espera por fin terminaba; estábamos por escribir una nueva aventura
¿la tinta? nuestra pasión, ¿el libro? ¡nuestros cuerpos!
Entramos
a la habitación para darnos un beso tierno y prolongado, sus manos acariciaban
mi cintura y mis nalgas delicadamente. “Una vuelta corazón por favor” –me pedía
mi nene- (se está volviendo tradición esto de modelarle mi conjunto, algo así
como mostrarle el menú para abrir más el apetito); su reacción fue inmediata,
sus ojos llenos de lujuria se postraban en mi cuerpo cual cazador esperando a
su presa, recuerdo su risa, sus ojos que hablaban, no saben disimular su deseo.
Tomo su celular y procedió a tomarme unos fotos de recuerdo. No soy una experta
en modelaje, pero si tengo la chispa de la sensualidad para calentar a mi nene.
Con movimientos cadenciosos y provocativos posaba para el lente de su cámara;
era ineludible disimular las ganas por hacernos el amor, nos mirábamos
fijamente, intercambiando miradas libidinosas; sus ojos se postraban en los
míos manifestándome su anhelo por hacerme suya… cada palabra, cada mirada
encendían la pasión. A pesar de que el día era frío y con un poco de lluvia, el
calor de nuestros cuerpos comenzaba a recorrer y a calentar toda la habitación.
“Como te lo dije por el feis nene….te voy a dejar sin gota de leche, así que
prepárate porque te voy a ordeñar ¡hasta la última gota!”, -le dije a Fernando-
con voz cachonda y para excitarlo-.
“Ponte
cómodo corazón” –le dije a mi nene-; acomodo sus cosas en la mesa, se acercó a
mí y con un ardiente beso sello mis labios. Sus besos me trasladan a otra
dimensión, me atrapan…justo en esos momentos quisiera que se detuviera el
tiempo por unos instantes. Para corresponderle, mi legua juguetona recorre su
boca que reaccionaba a mis estímulos, nuestras lenguas convergen, no hace falta
decir nada, el lenguaje de nuestros cuerpos
se hace presente.
Después
de la sesión fotográfica y de esos mágicos besos, el lenguaje de nuestros
cuerpos se convertiría en conexión de cuerpos. Desabroche el cierre frontal de
mi vestimenta y poco a poco fue resbalando por mi cuerpo hasta llegar a la
alfombra de la habitación, dejando al descubierto…¡mi cuerpo ataviado en
lencería blanca!. Por su parte, mi nene
se desnudaba apresuradamente, me acerque y me pare enfrente de él, me
miraba con liviandad y pasión. Me voltee para que me pudiera dar un rico
arrimón; con fuerza sus manos aprisionaban mi cintura, su lengua traviesa
llegaba hasta mi oído derecho haciéndome…¡suspirar!. Mi corazón palpitaba
rápidamente, mis gemidos alentaban a mi nene a continuar con sus caricias,
cerré los ojos y disfrute de la inmensidad de ese placer.
Nos
recostamos en la cama, besándonos e inundando nuestros cuerpos con caricias
incansables, Fernando me recorría la espalda y nalgas con delicadeza, de un
lado a otro y de arriba abajo, apretándome con ahínco. “Otra foto corazón por
favor” -me pedía mi nene-, y a mí que me encanta complacer cada uno de sus
deseos y caprichos le di gusto. Me postre en la cama y me acomode en varias
posiciones muy sugerentes, sus ojos proyectaban fuego, deseo y mucha pasión.
Provocándolo más, jugueteaba con mi lengua que lo invitaba a aventurarse en mi
cuerpo.
Ya
se me hizo costumbre llevar de ropa interior (pantaletas o tangas) dos a la
vez; ya sea una pantaleta o cachetero y una tanga debajo de esta, así que me
despoje de mi pantaleta blanca, dejando a la vista de Fernando el hilo dental
que cubría parcialmente mi colita. Me
arrodillo en el colchón, e hizo a un lado el hilo que bloqueaba la entrada a mi
cavidad anal. Inmediatamente coloco su lengua en mi entrada y con gran destreza
empezó a mamar mi culo; su deliciosa lengua sabe de mi debilidad y se aprovecha
de ella. Sentí como descargas eléctricas por todo el cuerpo que hacían
estremecerme casi sin control, con mis manos separé mis nalgas para que su
lengua entrara sin problemas, lo más profundo posible. Se incorporó y saco de
su mochila un yogurt de manzana que tomo entre sus manos, lo destapo y me
comento que no le había dado tiempo de desayunar, pero que eso ya no sería
problema pues ¡el desayuno estaba listo!. Tomo un poco de yogurt entre sus
manos y lo unto en la entrada de mi ano…esa sensación de frío resbalando por
mis paredes anales me fascino. Nuevamente coloco su boca en mi culo y empezó a
comérmelo después de aderezarlo. El placer se va acrecentando de manera
considerable, y es que su lengua me provoca tantas sensaciones que hacen que
pierda completamente mi voluntad. No hace falta que lo guíe, sabe bien lo que
mi cuerpo necesita, lee mis pensamientos, el lenguaje de nuestros cuerpos se
hace presente una vez más. No hay palabras, solo gemidos y suspiros que
terminan con el silencio de la habitación.
Me
puse de pie y deje que se sentará en la orilla de la cama, está vez Fernando probará
mi boca y mi lengua traviesa…¡en su miembro!. En el primer encuentro me propuse
hacerle una deliciosa felación hasta hacerlo sudar, sin embargo unos días antes
del encuentro, en la hora de la comida por accidente me mordí los labios, lo
que provoco que no intentáramos el sexo oral, y me quedará con las ganas, la
herida no era profunda, pero preservando mi salud y la de él, se lo comente y Fernando
muy comprensivo me dijo que no tenía problemas; así que para retribuirle y
agradecerle a la vez; en está ocasión mi boca estaba lista para darle un placer
con sabor a cereza.
En
ese momento una de sus manos se posó sobre su verga que ya estaba muy dura, la
observe, estaba deliciosamente firme, lista para introducirse en mi boquita. No
pude resistir más la tentación y la tome entre mis manos, la apreté varias
veces, la acariciaba…con mis uñas recorría lentamente sus huevos peludos; con
mis dos manos comencé a masturbarlo.
Postre
mi vista en el miembro erecto de mi nene, lo contemple con deseo, una vez más
rose con mis uñas sus huevos que para ese momento hervían, con delicadeza subí
hasta el glande. Con sutileza lo tome y lo puse en mi boca, suavemente baje
hasta sus huevos, con movimientos lentos pero constantes empecé a succionar su
pene, con mis manos masajeaba sus testículos mientras que mi lengua jugueteaba
con su glande “succ, succ, succ” se escuchaba mi boca al estar metiendo y
sacando su delicioso miembro de mi nene, ¡una y otra vez!, “lo haces muy rico
mami, que manera tan delicada de hacerlo nena” sus gestos y gemidos me
arengaban para seguir adelante. Y es que una chica travesti siempre tendrá,
aunque muy escondida, esa mi esencia masculina que hace que podamos saber con
precisión los puntos erógenos de nuestro hombre, así que continúe con esa
felación que estaba haciendo sudar a Fernando. Sinceramente, el secreto de una
felación exitosa es la práctica, en principio vas un poco a la aventura, pero
después de algunas sesiones empiezas a darte cuenta que hay movimientos, y sensaciones
que hacen que tu chico ¡se derrita de placer!
Para
mí, la felación es un arte. No se tiene que tomar a la ligera, puedes hacer
daño a tu pareja o quitarle las ganas de seguir si ve que se hace obligado y
sin ganas. Realmente me mojo y me empapo cuando veo a mi nene disfrutar, gemir
y poner los ojos en blanco; eso hace que yo me excite aún más.
Sus
gemidos me indicaban que la felación estaba siendo placentera, pero lo que
termino de confirmarme que le fascinaba, fue ese líquido pre-eyaculatorio,
sabor a sal que ya inundaba mi boca.
Creo
que no se vino en mi boca y no porque no haya querido, o porque no le haya dado
los motivos suficientes para hacerlo, pero justo cuando sintió que salía ese
líquido seminal, se incorporó y me dijo que me quería penetrar, me parece que
no se quería quedar con las ganas de coger mi colita, y a decir verdad yo
también quería sentirlo dentro de mí, así que se acostó boca arriba en la
cama yo me subí en él, introduje su pene
en mi cavidad e intentamos esa posición, pero su pene no entraba en un
principio, y para no dejar que la situación se enfriará, mejor me coloque en la
clásica postura de “perrito” para que se introdujera en mi ser.
Tomo
la punta de su pene y la coloco en la entrada de mi dilatado ano, suavemente la
metió y poco a poco… centímetro a centímetro fue entrando todo su tronco. Con
movimientos cadenciosos y lentos empezó a cabalgarme y empecé a escuchar otro
de los sonidos que me fascinan: el choque de sus huevos en mis nalgas. Sus
manos se aferraban a mi cuerpo con desesperación, mi cuerpo se rinde y se
entrega sin medida. La cabalgata va subiendo de intensidad igual que nuestra excitación;
me inclino lo más que puedo con la intención de que ni un centímetro de su delicioso
miembro se quedará sin recorrer hasta el último rincón de mis entrañas. Fernando
empieza a sentir las contracciones de mi colita y eso lo alienta a darme más
duro, para ese momento mi ano esta lo suficiente mente lubricado y dilatado,
así que su verga no tiene ningún problema para deslizarse por mis paredes
anales, mi esfínter aprieta su miembro cada que entra, no puedo más y empiezo a
gemir….¡hay si papi dame rico!... ¡sí!
que rico… mi nene…¡así!.
Descansa
un poco y aprovecho para moverme en círculos y despacio, con movimientos cachondos
hacia los lados; la ordeña va excelentemente bien, mejor de lo que pensaba,
ahora presiento que su verga está a punto de explotar. Inicia la cabalgata
nuevamente, está vez trato de incorporarme para besarlo en los labios, me
aprisiona contra él y me penetra con fuerza, me toma de la cintura y me deja ir
todo su miembro sin piedad, hace a un lado los cabellos de mi peluca y me besa deliciosamente
el cuello, el placer es ¡exquisito e inmejorable!
El
tiempo pasa y siento como ya es inevitable la descarga de leche, lo percibo y
empiezo a apretar y contraer mis paredes anales aún más, escucho ese “ahhh que
rico mami ahhh…¡sí!”; que me indica que mi nene está descargando todo su amor
en mi culo. Disfruto al ver su rostro y sus rictus de placer, aún dentro de mi
sigo aprisionando su miembro contra mi esfínter, como si no quisiera dejarlo
escapar. Tomamos unos minutos para disfrutar de ese delicioso clímax… cuando mi
nene se sale de mí, puedo observar el condón repleto de leche, poco falto para
que estallara de tanta presión, y como se lo había prometido le estaba sacando hasta la última gota de leche. Se fue al
sanitario a asearse y cuando regreso tuvimos una charla muy cordial. Platicamos
algunas situaciones de nuestra vida diaria que ya veníamos comentando por Facebook.
Brindamos con vodka por este segundo y delicioso encuentro que nos regalaba la
vida, felices nos abrazamos y nos acostamos en esa cama King size. Me puse de
espaldas para que me pudiera abrazar, me robo varios besos, y sus brazos
rodearon mi cintura, las palabras se terminaron y un silencio involuntario se
respiraba en toda la habitación… mi ser suspiraba.
Por
unos instantes se respiraba solo calma, cansados de amar yacíamos en las sabanas
de esa habitación que apenas hace unos minutos, había sido testigo de una
batalla cuerpo a cuerpo en la que el placer había triunfado nuevamente.
Disfrutando de esa paz y de la calidez de nuestros cuerpos, mis piernas se encontraron
con las suyas y se entrelazaron como nuestros destinos, fue muy rico sentir su
cuerpo ardiente detrás de mí; percibir su respiración, y porque no disfrutar de
ese silencio… ¿para qué decir palabras si nuestros cuerpos se comunicaban una
vez más a través de nuestro calor corporal?
No
imaginaba lo que estaba a punto de suceder…esos instantes de calma se
convertirían en fuego de pasión. Justamente como las cenizas que son el testigo
fiel de lo que fue una fogata ardiente, así se estaban reavivando nuestras
ganas. ¿la sensación?... ¡indescriptible! Sus manos recorrían mi espalda
delicadamente, bajaban hasta mis caderas y apretaban mis nalgas mientras, mis
manos acariciaban sus brazos y su rostro. Los besos en el cuello me excitan
demasiado y como si adivinara, hizo a un lado los cabellos de mi peluca
nuevamente para recorrer con sutileza, cada rincón de mi cuello. Sentí su
respiración, se estremecía, mi espalda era sellada por sus cálidos labios, y
esa sensación indescriptible de su lengua y boca sellando hasta el último
rincón de mi nuca.
Jamás,
había tenido la oportunidad de detentar tanto placer tan intenso en un solo
instante; y más aún, sin que haya una penetración de por medio, esas caricias
me fueron excitando a tal grado que me quemaba por dentro. El deseo transpiro
junto con el sudor por todos mis poros…¡como nunca!, no sé cuántos orgasmos
conseguí provocados por Fer, pero fueron los más profundos que jamás he tenido
(sin penetración). No quiero comparar pues no es mi idea, pero Fernando es el
único que ha descubierto ese placer que estaba oculto, inmerso en el mar de mis
deseos.
Perdí
la noción del tiempo, no sé por cuantos minutos estuve disfrutando de esa
sensación tan exquisita; sus caricias y besos fácilmente fulminaron mi razón, me
perdí entre sus brazos y deje que Fernando hiciera lo que quisiera de mí. Fer
empieza a hacer algo que pocos chicos hacen, y es mamar mis pequeños pero
firmes pechos, para ese momento mis pezones ya estaban erectos, mi nene los
toma entre sus manos y empieza a acariciarlos suavemente, con su lengua recorre
la aureola que es muy sensible, provoca a la hembra que vive dentro de mí, siento
sus dientes morder suavemente mis pezones que a su vez, son absorbidos por su
boca; involuntariamente empiezo a gemir,
mis quejidos lo incitan a seguir arduamente, mi piel vulnerable reacciona a sus estímulos .No
lo puedo evitar y me rindo a sus pies. Aunque ya pasaron unos días, al estar
escribiendo estas líneas se revive en mi piel esas cosquillas, esa electricidad
recorriendo mi ser, todas esas sensaciones que se quedarán para siempre en mi
mente y en mi cuerpo.
Empecé
a gemir de placer sin poder controlar mi cuerpo; los espasmos me sacuden, me
tiemblan las piernas…¡me encanta!. El clímax no cesa, su lengua sigue avivando
mis llamas; “me encanta corazón…ahh, soy
tuya… ¡que rico mi vida! –exclame con un hilo de voz, casi inaudible- como un
sollozo. ¡Qué momento tan perfecto, maravilloso y seductor!...sigo insistiendo
en que las mejores cosas de la vida no se compran ni se forzan. Fernando fue el
causante de esos múltiples y deliciosos orgasmos que acababa de experimentar, mi
esfínter anal se dilataba con cada espasmo de mí cuerpo, el jugo de mi placer sirvió
para lubricarme casi instantáneamente. No tuve que decir nada más…quizás fueron
mis gemidos, mis gestos de placer o siguiendo el lenguaje de nuestros cuerpos
mi nene supo que ya estaba lista para recibirlo de nuevo.
Nos
incorporamos, me puse otra vez en la postura de perrito, Fer se puso detrás de
mí y comenzó a juguetear con mi ano, que para ese momento ¡era un horno! Empecé
a sentir las caricias de sus dedos despacio, alrededor de mi esfínter; que me
acaricien en mi ano cuando estoy en esa postura y tan excitada… ¡me resulta muy
placentero!
Fernando
había dejado mi cuerpo tan caliente que ya ansiaba porque me hiciera suya
inmediatamente…mi nene noto mi calentura y se apresuró a saciarla. Coloco un
condón en su delicioso tronco que estaba listo para sumergirse en mi ser.
Sentí
toda la furia de su pasión al estar dentro de mí, está vez empezó con un ritmo
más acelerado, sentí su pene entrar y cuando entraba sentí su glande taladrar
hasta el último rincón de mis paredes anales. Era tal mi excitación que mi
calor corporal estaba a lo máximo (como cuando da calentura) pero esta vez era
por calentura de la buena jaja.
Sacó
su pene de mi ano, mis jugos mojaban mis muslos, empapados por el placer del
momento, y humedeció un poco su pene para acabar de lubricar mi ano. Apoyó su
pene durísimo sobre mí y empujó
suavemente. Sentí un poco de presión, pero relajada, como estaba mí esfínter
cedía en cada embestida y su pene entró en mi ano despacio pero
inexorablemente. Pensé que nunca llegaría al fondo pero al final lo consiguió.
Lo hizo despacio, con su pene muy lubricado de mis jugos, hasta llegar a
introducirlo del todo. Me tomo con sus manos aprisionando mi cintura para no
dejar ni un centímetro fuera….estaba tan dentro de mí, sentí que me llegaba a
partes de mi ano a las que jamás había llegado, y me sentí llena...¡plena y
satisfecha!
Yo
acaricio sus brazos con mis manos, como me tiene de perrito trato de doblarme
hacia arriba, sin separarme pues no quiero dejar de sentir esa sensación tan
constante y exquisita; y como puedo llego a sus labios, los beso y devoro su
lengua… me toma de la cintura, y me penetra con mucha pasión. Es una imagen
deliciosa, definitivamente exquisita la que veo al voltear al espejo que está a
nuestras espaldas. Mi cuerpo no puede
disimular y reacciona a todas y cada una de sus caricias,
Cierro
mis ojos y me entrego en cuerpo y alma a él…quisiera saber que tiene su cuerpo,
sus labios, su ser, ¡para hacerme presa de sus encantos! Que placer siento cuando
mi ano satisface su tronco viril, lo aprieto… casi como no queriéndose separarme
nunca de él, me muevo y el sigue mi ritmo…entra y sale a placer. Con la idea de
poder penetrar más mi culo, me toma de los hombros y me embiste sin piedad. Que
cogida, nunca habían convergido en un solo día ¡tantas emociones, tantas
sensaciones!. Comenzaba a besarme por la espalda para llegar al cuello y luego
a la boca, mientras le abría mis nalgas yo sentía su pene entrar y salir entrar
y salir; ¡rápidamente!, hundiéndose una y otra vez, vi como ese delicioso pedazo
de carne, entraba entre mis blancas nalgas para desaparecer, y solo quedar a la
vista sus huevos peludos. El sudor de su pecho mojaba mi espalda. Yo disfrutaba
como loca de su miembro, mientras me ahogaba con sus candentes besos. Permanecí
con los ojos cerrados por unos minutos, una sonrisa se dibujaba en mi rostro,
la habitación era una sala de gemidos, mis pujidos, sus jadeos…el placer que se
desbordaba por esas sábanas blancas como agua de río.
El
orgasmo estaba muy cerca, contraje mi culito al máximo para provocar que de
nuevo me llenara el recto con su deliciosa y caliente leche, sentí como las
paredes de mi ano empezaban a rendir el duro y erguido miembro de mi nene, aceleramos
el ritmo pues ya queríamos sentir una vez más de ese deleite inmediato que
brinda el clímax del placer. Mi colita tenía a mi nene como me gusta verlo,
sudando, bombeándome las entrañas, haciéndome suya ¡solo suya!, sus bolas rebotaban
sobre mis nalgas era algo salvaje y tierno a la vez, yo le decía papi dame,
dame, no pares por favor, ¡así papi!.
Sí…lo
tuve un rato más, mientras él me apretaba las nalgas yo seguí subiendo y
bajando de su verga, montándolo y moviéndome como puta, mientras él estaba
engolosinado y yo estaba enfebrecida, ¡qué rica cogida me estaba dando!... De
pronto aceleré mis movimientos y empecé a contraer mi colita, esto lo calentó
más y de pronto se vino dentro de mí, eyaculó abundantemente mientras me
apretaba las nalgas y la cintura provocando mi orgasmo, creo que lo pudo sentir
pues mis paredes se contraen más cuando sucede esto. Nos quedamos unos
segundos así en esa postura disfrutando
de ese elixir de placer…Cuando se salió de mí el condón estaba lleno de leche, a punto de escaparse del preservativo…¡que
rica leche para bañarme en ella!. Posteriormente
me dejé caer aturdida sobre él, sudorosa y jadeante, aunque quería que
me siguiera cogiendo
Descansando
un poco de esta tremenda cogida, recuperamos el aliento, el sudor de nuestros
cuerpos se combinaba en aquellas sábanas…¡qué rico es ser enculada!
Como
en todo bello cuento todo tiene un principio y un fin, y lamentablemente el
tiempo transcurría; las horas se nos escurrían como agua de las manos, sin
poder evitarlo, desgraciadamente la cita estaba llegando a su inexorable conclusión.
Estoy agotadísima, pero me has llenado riquísimo papi –le dije- esperaré
pacientemente la siguiente cita. Claro que te llamaré… ¡estás buenísima mami, coges
como muy rico, solo espero no encularme –me dijo- aunque en el encuentro hice
todo por encularlo, y cuando digo todo…¡es todo!, me entregue como nunca me
había entregado no un 100% un 200%. Orgullosa de lo que lograba mi ardiente
cuerpo y esperando que Fernando se encule conmigo, espero encontrar en él, al
amante de planta que tanto he buscado y obviamente espero ser el complemento
que Fer necesite para saciar todas y cada una de sus más bajas pasiones.
Fer
se despidió de mí prometiéndome una siguiente cita, este mes no lo he visto,
pues por motivos de trabajo tuvo que salir al extranjero, por esa razón también
la comunicación ha ido disminuyendo. Espero que se encuentre bien y si lees
este relato, necesito que me encules de nuevo, mi cuerpo te necesita….que tengan
¡ricos orgasmos!. Besitos y hasta el siguiente post.