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lunes, 6 de octubre de 2014

Camino a Casa...


Se preguntaran ¿qué paso después de la secundaría? ¿existió otro compañero sexual después de mi nene?...lamentablemente: NO.
En la prepa todo fue distinto, aunque fue de mis mejores etapas en mi vida estudiantil, nunca hubo “nada” de nada con mis compañeros; y por el contrario, lo que si fue creciendo fue mi gusto por las medias, las tangas, en fin… toda la ropa de mujer.

Tuve que disimular muy bien y a detalle mi “chica interna” para no ser descubierta, sobretodo porque las amistades que hice no tenían afinidad con las chicas travestis o similares, y ni hablarles del tema. Ya saben, de repente ese tipo de personas que alguien les cae “mal”…¿porque?, ni ellas mismas saben, pero ni les menciones el tema porque se encabronan,  y así les pasaba a mis amigos de ese entonces, mi madurez y edad me hicieron más perspicaz para disimular también mis “gustos”.

El segundo año de la preparatoria fue mi primera prueba de fuego. Como en todo, las tentaciones estaban presentes y yo no iba a ser la excepción, pero como lo he dicho (y aunque suene repetitivo), el destino ya tiene trazado algo para todos nosotros. En diversas ocasiones tuve la oportunidad de tener una novia, y hasta llegar más allá (tener relaciones sexuales con una chica), pero por una cosa u otra, no paso ninguna de las dos, y vaya que estuvo muy cerca

Hay un dicho que dice que “el que busca encuentra”, solo que en ocasiones no es así. Recuerdo que tenía que presentar un examen extraordinario de cálculo diferencial, y desde que tengo uso de razón, nunca he sido diestra para las matemáticas, mucho menos para algo más complejo como el álgebra, o el cálculo diferencial ¿para qué diablos te van a servir en tu vida?...¡para nada!, pero son de esas malditas materias que únicamente sirven para fastidiar y rellenar en “plan de estudios”, salvo los que estén estudiando alguna ingeniería, chicos pónganse abusados porque a ustedes si les va a servir, los demás ni se preocupen, llévensela como yo, puro seis, jaja, el chiste era acreditar la materia para no reprobarla.


Irremediablemente paso lo que no quería que pasara, termine reprobando la materia y sé que fue mi culpa por falta de interés (aunque no del todo), se le sumo un pseudo maestro, que créanme que cuando se decide a ser un hijo de la chingada, se te mete como piedrita en el zapato, y para que te la saques, más fácil  tirar el maldito zapato, pero yo no estaba dispuesta a renunciar, y dije voy a hacer todo lo posible para que mi estancia en la preparatoria tenga el final deseado, y me propuse no darle el gusto a un güey que como no pudo realizarse en el campo de su elección, y por lo mismo, ahora desquita sus traumas con los demás, pobre infeliz que no le quedo de otra más que ser maestro, y ese trauma le pesa como no tienen idea, ¿conocen el castigo de “Sísifo”?, bueno pues más o menos así le pasa a este tipo inepto. No quisiera hablar mal de los maestros pero hay unos que como son el desperdicio de la vida, que no tuvieron  de otra más que estar en una aula, y vienen a salpicar de su miseria a los demás, no sé vale; me decían por ahí, si no te gusta tu trabajo…¡renuncia!, y así es (o debería de ser)  la gente no tiene la culpa de lo que a uno le pase en la vida, no hay que ser ogete y desquitar lo que otros nos hicieron con personas que ni al caso, ¡sí! lo digo por maestros mierdas y autoritarios que creen que su supremacía va más allá de las aulas, y ya que les llegan a partir su madre ahora pasan a ser “victimas”, no me chinguen.


Bueno el punto es que un amigo se ofreció para explicarnos las fórmulas y términos del cálculo diferencial, en conclusión, perdió su tiempo pues a pesar de que estuvimos cerca de cuatro horas repasando y haciendo ejercicios, (y de verdad que si estábamos poniendo atención), no comprendimos nada, y terminamos igual que al principio, ¡sin nada!. Este amigo vivía muy lejos, pero ni modo, todo por pasar la maldita materia tuvimos que ir hasta allá.

Salí algo tarde de su domicilio, me acompañaron hasta la base del transporte y me señalo cual pesero me dejaría cerca de mi casa. Aborde un autobús, y el viaje parecía monótono, igual que cualquier trayecto, perene tal vez, porque no estaba acostumbrada a salir tan lejos de mi casa, pero rutinario como cualquiera. Llevaba mi mochila en las piernas, a mi lado (de la ventanilla), venía un chico, más o menos de mi edad (si acaso dos o tres años más grande), la verdad es que mi suspicacia esa tarde me había abandonado, pues estaba hasta la madre de tanta algebra y cálculo diferencial, por lo que solo atine a pensar que “venía borracho” y no ¡cachondo! .

Llevaba cerca de 15 minutos que aborde el transporte, y mi compañero de asiento, empieza a deslizar su mano por su pierna izquierda, no se me hizo raro, pensé que iba a sacar algunas monedas, o su celular, creí que estaba por descender del camión.

Y pues nada…dejo su mano en su pierna izquierda; ya para ese momento algunos de sus dedos estaban sobre mi pierna derecha. Voltee a verlo, y eso hizo que volviera su mano completamente a su pierna, (como diciendo no pasa nada), puse mi vista hacia el frente, y metros más adelante… ¡otra vez!, que desliza su mano a su pierna, pero ahora sí quedó la mitad de su mano en su pierna, y la otra mitad en la mía. La verdad es que la adrenalina y excitación que estaba sintiendo en ese momento, evitaron que está vez lo volteara a ver, o que le dijera “oye quita tu mano”, para serles sincera, ¡me estaba gustando!, (no sé porque me prenden mucho estos juegos), suavemente deslizaba su dedo meñique en mi pierna, lo que si es que me daba un poco de pena, no con él, por la gente metiche que nunca falta y que venía en los asientos contiguos, el camión llevaba unas luces lúgubres, apenas se alcanzaba a ver, pero cuando alguien subía o descendía, las luces centrales iluminaban todo el pasillo.

Entonces para que los vecinos metiches de los asientos cercanos no vieran, se me ocurrió subir mi mochila que traía en las piernas, de tal manera que cubrieran su mano y él pudiera seguir con sus caricias, que después se convirtieron en “manoseada”. Como este chavo vio que lo tape con mi mochila para que siguiera “toqueteándome”,  ahora le siguió con más ahínco.

En otras ocasiones ya me habían acosado sexualmente (una mujer y un chico), la primera vez que me acoso un chico, posteriormente descubrí que era un “chico gay” (no confundir gay con travesti, transexual o bisexual por favor), igual empezó con su mano, tal cual me la estaba aplicando este chavo, solo que su mano quería tocar mi pene, y ahí fue cuando ya no me gusto, si terminé diciéndole ¡qué onda que te pasa!, me moleste, porque además de que no me gusta que me toquen “aquellito” porque siento que le resto feminidad a mi persona, no me agrada, en conclusión ¡no lo tolero!. Y con la chica igual (bueno no estaba tan chica, era una mujer madura de cuarenta, cuarenta y cinco  años aprox, y yo apenas un adolescente de dieciséis o diecisiete  años; empezó haciéndome plática, y después la misma técnica, poner su mano en su pierna para después pasarla discretamente a la mía, solo que ahí para serles sincera, me dio miedo, la chica ya me venía diciendo cositas más fuertes, y por lo mismo me baje antes, igual fui tonta, pero así sucedió, pensar en ¿qué hubiera pasado?, no lo sé…¡pues él hubiera no existe!.

Recapitulando, les platique de mis acosos, para que me comprendieran lo siguiente, este chavo que ya me venía toqueteando, por mi experiencia anterior, pensé que también me quería agarrar mi pene, dije no, falta que le di entrada y ahorita se lance, sobre “mi amigo”.

Y no, por el contrario ¡vaya sorpresa!, su mano ya estaba a media nalga (y conste que no iba vestida de chica les aclaro), iba de nene, inclusive traía mi uniforme de la escuela, ya me imagino si hubiera ido vestida de nena, me coge en el asiento del autobús valiendo madre lo demás jaja.

Y así estaba duro y dale, duro y dale, manoseándome como si yo fuera una nena, hasta que ya metió su mano completamente (por fuera, no dentro de mi pantalón), y hagan de cuenta que quede sentada prácticamente en su mano, sus dedos traviesos me hacían cosquillas en mi colita, ¡que rico!…el chico iba bien rojo de la cara, volteaba hacia la ventana como si el pillo, no me fuera “dedeando”.

Cuando se llegaban a prender las luces del pasillo, de repente la gente volteaba a “vernos” (malditos chismosos), terminó valiéndome madre, estaba sintiendo tan delicioso, que la verdad la calentura me cedo el pudor, y termine por “dejarme” manosear, y hasta dedear. Noté que el chico como que quería masturbarse, le gustaba lo que estaba agarrando, pero el camión iba lleno, no iba gente viajando de pie, el pasillo estaba libre, pero los asientos iban completos, entonces se conformó con agasajarme de esa manera. La verdad es que mi inexperiencia aunado al pudor del momento, no me dejó agarrarle la verga, apretársela, o sobársela para que sintiera también rico; el por su parte  me iba metiendo los dedos, casi quería romper mi pantalón para "introducirse" en mi ano, ya habían pasado cuarenta minutos más.

Me puse roja (de lo excitada que ya estaba), pero el chico se desesperó porque yo no tenía reacción, aunque era difícil,  les digo, camión lleno aunado a mi torpeza de adolescente para reaccionar, estaba perdida en mis pensamientos cachondos, que de repente quita su mano y me dice: “me das permiso” (que me quitara para que pudiera descender del autobús), ya no le contesté, solo me quite para que pudiera bajar.

Toco el timbre para descender, y no sé qué paso por mi cabeza, me puse de pie, y antes de que el autobús diera marcha de nuevo, le digo ¡bajan, bajan!, de prisa baje del autobús, vi que el chico se metió en una de las calles aledañas a la parada, y ahí iba yo…¡corriendo tras de él!.

La noche ya había caído, para esto serían como las diez con treinta, casi las once de la noche, por lo que la calle ya estaba obscura, y prácticamente semi-desierta. Solo se me ocurrió gritarle amigo, oye, oye…que voltea y me dice ¿qué onda?, ya sin pudor que le digo: oye que rica manoseada me diste…se me queda viendo con cara de asombro, le digo soy el chico que venía contigo en el autobús, ahh, (y se sonríe), ¿qué paso me dice?, le dije no te pude corresponder como yo quería, porque iba muy lleno el camión, pero aquí estoy para lo que gustes;… ¿enserio?, le digo…¡sí!.

Que me toma muy fuerte del brazo (después me dio miedo, pensé que me iba a asaltar, pero la calentura me gano, ni modo), porque me agarro con todas sus fuerzas y me llevo detrás de una camioneta grande que decía “fletes”, frente a nosotros estaba una casa de color café sin ventanas para mi fortuna, me aventó contra la camioneta, y me dice: se ve que traes un ollito bien rico, (seguía percibiendo que de algún momento a otro me quitaría mis cosas, pues fue muy brusco con ese “aventón”), dije tonta todo por bajarme a corretear a un tipo ¡que ni conozco!.

Días atrás un amigo de la prepa me “presumía” que ya había tenido sexo con su chica, y me dice ¿tú para cuándo?, le digo es que la verdad (como poniéndole de pretexto, que era por falta de condones), le dije la neta tengo miedo de que ella quede embarazada (que pues era falso, porque ni novia tenía, solo quise que me dejara de molestar, y que no pensara que era el único en el mundo que “ya había hecho el amor”), y como me da pena ir a la farmacia a comprarlos, me dice ¿es por eso?, ¡pendejo!, (me contestó), te ahogas en un vaso de agua, te voy a regalar el primero (les digo me lo regalo más manera de presunción que por  “ayudarme”).Para que ya no pongas eso de pretexto, me dice –después de que lo pruebes, hasta tu solito vas a ir por ellos-, le dije “gracias” (más a fuerzas  que de ganas), y puse el condón en mi cartera, paso por mis pensamientos: huy de aquí a que lo utilice, ¡más fácil que se me caduque!.

Y quién lo diría, la verdad es que si termino haciéndome un favor este menso al regalarme el condón. Retomando la anécdota, ya que estuve  muy cerca de ese chico, si note que tenía aliento alcohólico, quizás por eso se dejó llevar, y yo con mi calentura a mil, combinación explosiva.

Aunque para serles sincera, si estaba nerviosísima de que alguien pasara y nos viera, o la de malas, los pinches policías que no serán buenos para agarrar a los rateros, pero que tal para venadear a un par de calientes, ahí si hasta diez putas patrullas mandan a traer los muy “machitos”, pinches cobardes, cuando pasa algo verdaderamente grave, ellos son los primeros que salen corriendo, bola de putos ignorantes, y digo ignorantes, porque enseguida  te dicen “estás cometiendo un delito, como le vamos a hacer”, con ese lenguaje y forma de hablar que parece que les insertan un chip en el cerebro de chimpancé que hace que todos hablen y piensen “igualito”, cuando eso no es un delito, es una falta cívica, pónganse abusados para que no se dejen sorprender por estos ignorantes, que no son más que ampones con uniforme.

Y bueno afortunadamente no paso un “chupasangre de estos”, ni gente. Me sorprendí cuando vi al chico bajarse los pantalones y la trusa, y me dice de manera recia, “órale a mamar”…y que pone su pene en su mano, “abre la boca putita” –me dice- ya ni tiempo tuve de reaccionar, que me agacha, toma mi cabeza, y cuando vi, ya le estaba mamando su “cosa” a este chico.

Quité su miembro de mi boca, y le digo oye despacio, me está dando asco (como cuando te metes el dedo para vomitar), sentía más o menos esa repulsión, y me la metió otra vez en la boca pero esta vez dejo que yo hiciera el trabajo, le mamaba su miembro como se lo hacía a mi nene, le chupaba la cabecita, y con mis manos acariciaba sus peludos huevos, solo me decía “que bien se siente puta, que rico, síguele, síguele”, y volvía a subir su vista al cielo. Por mi parte de repente volteaba a ver a mis costados, según yo no había nadie, aunque de ratitos me sentía observada.

Le digo espera, creo que viene alguien, (me sentía incomoda por las circunstancias) y me dice yo vivo aquí a una cuadra, ¿qué onda putita, le entras o te vas a echar para atrás?, le dije no… vamos, pero un rato eh, que ese sea el trato;… “órales” me dice, camínale, y que me pone una nalgada.

Espérate, aquí es… nada más no hagas ruido que mi jefa está durmiendo (me dice), no te preocupes (le digo) no haré ruido.

Y así como delincuentes nocturnos, ingresamos a su casa sin hacer ruido, ya llegamos a su cuarto y me dice ahora si putita, vas a ver lo que es bueno, empínate que te quiero meter mi chorizo. Sonaba algo vulgar, pero dije ahora te friegas, tu querías venir y ni modo a afrontar las consecuencias. Me bajo el pantalón y me dio otra toqueteada, parecía que llevaba rato sin coger, me tocaba las nalgas, y sus dedos querían introducirse en mi ano, me quiso penetrar así y le dije espérame, traigo un condón, me dice no a mí no me gusta con condón…fue cuando ahora si ya saque el carácter y le dije ¡no!, entonces ¡ya no quiero nada!, ¡me largo!, que subo mis pantalones y lo empujo, quítate….como él estaba bien caliente me dice no…perdón, está bien ya dame el pinche condón…prendí la luz para ver que efectivamente se ponía el condón, dije no me la vaya a aplicar, y sí, lo saco de su bolsita y se lo puso, me dice ¿contenta putita?, le digo si ahora sí…me dice ven para acá, me bajo mi trusa y escupió saliva en mi ano, (por lo menos dentro de su borrachera si se acordó que debía de lubricarme) o igual a de ver pensado a la tercera ahora si me manda a la goma, y empezó a hacer las cosas “bien”.

Roso su pene contra mi ano, lo remojaba antes de meterlo y eso me prendió muchísimo, ya me lo iba a meter cuando le dije, espérame, yo lo meto y te voy diciendo si más fuerte o despacio, el solo me decía su típica frasecita “órales”. Y así puse la punta en la entrada y le digo despacito, despacito, pero como estaba briago, que me deja ir la embestida con todo, di un pequeño grito, y me dice cállate, que no ves que puedes despertar a mi jefa, le dije entonces, métemela despacio tonto, y ya empezó despacio, hasta que poco a poco mi “chiquito” fue lubricando y aceptado su miembro hasta el fondo.

Me puso las piernas hacia arriba y metió su pene en mi colita, quede con las piernas en sus hombros, y uff me la metió sin piedad, duro una y otra vez, entraba y salía entraba y salía, era muy rico escuchar como sus huevos chocaban con mis nalgas, lo único malo fue que no duro mucho, (se vino devolada y me quede con ganas), de repente se le sale un ¡que ricooo puta, que ricooo!, pero muy fuerte, y sin querer creo que despertó a su mamá.

Se escucharon ruidos en la recamara contigua, y me dice ¡ya valió madres!, no seas gacha putita, salte por la ventana ¿no?,... si me cachan me la van a hacer de jamón (no sé si era la primera vez que llevaba a un chico a coger a su casa, pero bien angustiado que estaba, y yo con tal de no ser descubierta y meterme en un auténtico desmadre, dije si, ya me voy, pásame mi mochila), y que me brinco, no estaba muy alto pero como el terreno estaba a desnivel, de afuera se veía como si tuviera dos pisos.

Me dice, después te marco “órales”, le dije si está bien (que ni yo le di mi número ni él el suyo solo cogimos rico y hasta ahí), me urgía salir para que no me cacharan, además de que ya era tarde, me fui corriendo sin voltear para atrás, hasta que llegue a la avenida a abordar el transporte para regresar a casa. 

Me subí a la combi, llegue a mi casa (algo roja de la cara), les digo que me delata mi carita roja cuando hago travesuras, y me dice mi madre: ¿y ahora que paso?, nada (le respondí), que había un buen de tráfico, y me quede dormid@, ya el camión me estaba llevando de regreso, me dice vete a lavar las manos para que vengas a cenar. Le digo prefiero darme un baño y después cenar… ¿sí?, y me dice está bien no te tardes porque se enfría.

Me fui directo al baño a masturbarme, la verdad que ese chico me dejo muy caliente, y fui a “desahogarme”,  me masturbaba y pensaba en cómo me puso boca arriba y arremetió contra mi culo riquísimo, si hubiera durado unos minutos más, todo hubiera sido ¡perfecto!.

Salí para cenar con ese pensamiento, sin buscar encontré, y que cogida tan rica, tenía cerca de un año, año y medio aproximadamente, sin hacer el amor, fue simplemente atípico, pero fantástico y rico... ¡muy rico!

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