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martes, 31 de mayo de 2016

¡El REENCUENTRO!



Para que les miento…la verdad es que me había hecho a la idea de que mi nene Fernando, ya no tenía interés en está servidora. Habían pasado ya bastantes meses después de aquel encuentro tan candente y frenético, para ser exactos cuatro largos y pesados meses  Me había acostumbrado a sus manos, a sus caricias, a esos mensajitos que aunque breves realmente me hacían el día. No había dejado de extrañarlo porque mi cariño es como un volcán, y ese fuego ya me estaba quemando el alma, sentirlo lejos me hacía mucho mal, quizás les suene extraño, pero la dependencia que mi cuerpo sentía por su presencia, era algo similar a respirar, sin él la vida ¡me sabía a sal! Desde que se fue se apagó mi sol, de un momento a otro mi mundo se estaba desquebrajando, primero fue la enfermedad de mi madre, posteriormente la ausencia involuntaria de mi nene y por último la amenaza de despido en la empresa donde todavía presto mis servicios.

Enero fue un mes muy pesado y no solo hablando de trabajo, a Dios gracias para esos momentos mi madre se recuperaba de su enfermedad, pero las tensiones cada vez eran mayores en la empresa; perdimos un contrato que, dio como resultado el despido de varios de mis hoy ex-compañeros. Esta nerviosa, triste…como barco a la deriva sin saber qué hacer. Me preocupaba mi status laboral, ya que aunque somos varias hermanas, yo soy la única que se hace cargo de la manutención y medicinas de mi señora madre. Todavía no tenía la certeza de mi permanencia en la empresa, y para colmo no tenía con quién compartir eso momentos, pues mi nene se encontraba en Sudamérica trabajando arduamente.

Por esa razón es que también me llegue a ausentar de mis redes sociales, este ajetreo momentáneo me traía vuelta loca. Precisamente por esa razón es que me quede sin propuestas, había semanas completas en las que no me conectaba, mis jornadas llegaron a ser de más de doce horas, prácticamente solo llegaba a bañarme, comer, dormir y al día siguiente repetir la misma rutina No suelo ausentarme más de dos días de mis redes sociales, cuando eso sucede regularmente les aviso para que no crean que los estoy ignorando.
No sé si para bien o para mal, pero el tiempo seguía avanzando, parecía imposible por todas las cosas que estaban sucediendo; por una parte quería que se detuviera el tiempo, pero por otra que avanzará, esa contrariedad de emociones me tenía harta. Regrese a principio de Febrero para reanudar contacto con ustedes a través de mis redes sociales, a mi regreso encontré muchos mensajes, comentarios, propuestas, lamentablemente el tiempo era muy poco para aventurarme a conocer a alguien, suelo ser muy cautelosa, pues lo que menos busco al relacionarme con alguien son problemas. Aún sin noticias de Fernando, me atreví a festejar el catorce de febrero ¡como nunca antes lo había celebrado!. No ahondaré en detalles pues este tema ya fue motivo de un relato, por lo que continuaré con lo que le atañe a esta aventura.

Concluyó el mes de Febrero favorablemente, aún con la esperanza de volver a ver a Fer, le escribí en Marzo. Quizás no lo noto pero era como un mensaje de “auxilio”, el embrujo de su mirada, y la dependencia de mi cuerpo a su presencia cada vez era más grande. Yo sabía que las condiciones para comunicarse conmigo eran diferentes y adversas a las que tenía en la oficina de México, sin embargo y por más que traté de justificar su ausencia, no me podía engañar a mí misma. Me gusta ser una chica diferente, para quién tiene el placer de conocerme, sabe que no soy nada complicada, que suelo ser extremadamente comprensiva, y que entiendo a la perfección que hay prioridades en esta vida, lógicamente y entre las más importantes está el trabajo. Sin embargo su abandono repentino me estaba causando un cierto malestar. Y es que siempre he dicho que por más ocupado que uno esté, siempre hay un pequeño receso en el que podemos escribir unas cuantas líneas, comprendo que hay periodos de trabajo extenuante, pues yo lo experimente a principios de año. No hacía falta que él me escribiera para justificarse pues, yo lo hacía antes que él. 

Esto se estaba convirtiendo ya en un círculo, escribir a la nada sin obtener una respuesta; y aun así me empecinaba a continuar con el ritual. No pude cambiar a Fernando por nadie más pues, no es tan simple como “un clavo saca a otro clavo”, además estoy consciente de que no hay personas que piensen igual, que quieran igual, que hagan el amor igual…no cabe duda que es verdad que la costumbre, es más fuerte que el amor (como dice la canción). Había ocasiones en las que ya no quería ni conectarme, pues su ausencia era un roble que seguía cargando a cuestas, sin embargo en esos meses hice una bonita amistad con algunos chicos que aunque todavía no tengo el gusto de conocerlos personalmente, me ayudaron a superar estas vicisitudes. 

Un día común como cualquier otro, me conecte para interactuar con mis seguidores a través de Facebook, había varios mensajes como siempre, pero hubo uno que capto mi atención por varios minutos. Si, ¡se trataba de Fernando!…este mensaje me tomo por sorpresa, por un momento creí ver la luz, pensé que sería el mensaje definitivo que marcara el fin a mi soledad. Esperaba que se mensaje finiquitara la búsqueda del amante que tanta falta me hacía. Sin embargo se comunicaba para decirme que el proyecto todavía se llevaría unas semanas más, que sería muy probable que ese tarde tomara el teléfono para hablarme y explicarme algunas cosas que no me podía decir por Facebook. 

Si bien no era un mensaje para una cita, renovaba los bríos de la esperanza que aún seguían vivos en mi piel, en mi cuerpo…y en mis pensamientos. Ya no pude conversar con mis seguidores como habitualmente lo acostumbro, pues empecé a divagar con esa plática cordial que tendría en la tarde. Según el mensaje de Fernando, me estaría llamando a las seis de la tarde. Salí un poco más temprano de lo habitual en el trabajo, para pasar por algunos enseres de limpieza, y me dirigí a casa de la abuela. 

¡Como siempre!... la abuela me recibió con esa tierna mirada  y un cálido beso de bienvenida. Después de la comida, espere pacientemente en la habitación su llamada; eran ya las seis con treinta y no había noticias de mi nene. Estuve tentada a conectarme a internet, pero me propuse fijar la atención y pensamientos de esa tarde para él ¡exclusivamente! El reloj marcaba las seis con cincuenta y cinco minutos, para ese momento estaba perdiendo la esperanza de que me marcara. Tome los enseres que había comprado y me dirigí al cuarto de lavado. Aproveche la ida a la casa de la abuela para lavar la ropita que usa Samara. Acomode mis cosas, y subí algo desilusionada, tanto que olvide mi celular en la cama de la habitación. 

Termine de lavar mi ropa, la metí a la secadora, y estaba lista para empacarla y llevarla al lugar de resguardo. Me olvide completamente de mi celular….y justamente cuando entre a la habitación me percaté de que estaba sonando, quizás ya llevaba varios minutos, avente mi mochila en la cama y corrí hacia él. ¡Era demasiado tarde!...cuando tome la llamada había colgado…¡era él…era mi nene!. Le regresé la llamada pero quizás pensó que por capricho no le pude contestar, lo que no sabe es que estaba lavando mi ropa, y como no llevaba mi celular conmigo, me fue imposible escucharlo. Le marque una vez más pero no tuve éxito. Me marché de casa de la abuela con una profunda tristeza, me sentí culpable, y me remordió la conciencia.

Me pase dando muchas vueltas en la cama antes de conciliar el sueño; mi lecho se convertía en una prisión y mi conciencia en el juez de hierro que sin piedad arremetía en mi contra. Me venció el cansancio y al final puede conciliar el sueño. Me dormí tan entrada la madrugada, que poco falto para que se me hiciera tarde Llegue a mi trabajo y lo primero que hice fue enviarle un mensaje disculpándome y explicándole el motivo, esperando encontrar una respuesta que mitigara un poco mi culpabilidad. Ya para la una de la tarde confiaba en que mi nene me escribiría para manifestarme su comprensión pero, no era así. Un frío silencio se hizo presente, y no solo esa tarde, por varios días, semanas…hasta que poco a poco me fui aburriendo de la rutina.

Fue una tarde de ese mismo mes de Marzo cuando cansada de auto justificarlo, de su ausencia, de esperar una cita que simplemente ¡no llegaba! me dispuse a escribirle una especie de “despedida” por Facebook. No era precisamente un “ultimátum” creo que ya le había escrito bastante como para dejar en claro mi postura, está vez era diferente, estaba decidida a ponerle fin a esta incertidumbre que no me conducía a ningún lado, me daba mucha pena y tristeza, más que escribirle una despedida, parecía una esquela de amor.
Sin embargo, la situación había llegado a un límite al que no estoy acostumbrada a rebasar, y aunque me dolía más a mí, no me quedo otro remedio. Tuve un arrepentimiento momentáneo pero… ¡ya no había marcha atrás!, el mensaje había sido enviado y al parecer las cosas terminarían definitivamente. No fue un mensaje arremetiendo en su contra, tampoco fui grosera, simplemente le hice saber que la situación era muy compleja y que no era justo para mí. 

Días después me di cuenta que lo había leído, lo confirme al observar la  típica “palomita” que aparece en los mensajes cuando ya fueron revisados, sin embargo no me contesto, no sé cómo lo tomo pero creo que se dio unos días para asimilar la situación. Jamás imagine que llegaríamos a tal extremo, sobre todo por esa velada tan deliciosa de Diciembre en las que nos “juramos” escribir mil relatos. Estaba triste, pero resignada. No es que no tenga sentimientos, ni que no me duela pero, la madurez y circunstancias de la vida me han hecho ser una mujer fuerte. Poco a poco fui retomando mi vida habitual, y estaba lista para cambiar de página, sin embargo un mensaje más de Fernando daría un cambio radical a nuestros destinos.

Sereno y comprendiendo mi postura, me escribió manifestándome su apoyo y comprensión, una vez más me hizo saber que su abandono era involuntario y fue directo, “quiero estar contigo, y espero que me des otra oportunidad, dame tiempo de que termine el mes de abril y te prometo que nos volveremos a ver”. No me quise hacer ilusiones del todo pues, sé que su trabajo en estos momentos es demandante, pero tampoco descartaba la idea. Le respondí diciéndole que estaba dispuesta a rescatar nuestra relación, que esperaría a que terminara Abril y ambos pactamos el acuerdo. No nos habíamos dado cuenta pero nos estaba haciendo falta COMUNICACIÓN, que a principio de nuestra relación era todo.
Fue como si el tiempo hubiese sido cómplice para que esta relación no terminara, ya que no tenía citas en puerta, las propuestas eran solo eso, propuestas que no terminaban de convencerme, y sin que me diera cuenta, estaban transcurriendo los últimos días de Abril. Aún no tenía la certeza de saber si esto iba a continuar, si funcionaría, pero el destino ya conspiraba una vez más ¡a mi favor!. Fernando regresaba momentáneamente a tierra azteca, en una especie de “receso” laboral, y de las primeras cosas que hizo fue avisarme de su llegada. No pude evitar esbozar una sonrisa…¡casi de oreja a oreja! al leer ese mensaje que ilumino mi rostro. Inmediatamente me puse a su disposición, no sabía cuántos días estaría en México, y no iba  a desaprovechar semejante oportunidad. Intercambiamos mensajes, y fue así como acordamos una cita para el jueves cinco de Mayo.

Es muy difícil para esta servidora, concretar una cita los días que se les denomina “feriados u oficiales” precisamente por eso que no me comprometo en esas fechas, pues hay muchas desventajas para mí, es difícil de explicarlo, habrá gente que me entienda, habrá quién no, me resulta difícil abordar este tema. En un día normal, es decir NO feriado sobretodo lunes o martes, me puedo escapar unas horas antes del trabajo, (no siempre) pero funciona. Puedo ir por mi ropa sin problemas, sin preocupaciones de horario, dispongo de mi tiempo, pues en casa piensan que sigo en el trabajo. Si bien no tengo a quién rendirle cuentas de mis actos, mi madre se preocupa (creo que como todas) por su hija. Y es que la encargada de hacerle saber a qué hora llego, si ya comí, si estoy enferma, etcétera, es mi tía con quién tiene una comunicación constante. 

No me molesta que se preocupen por mí, al contrario, pero precisamente por esos detallitos es que se me llega a complicar una salida en días “festivos”. Rento una pequeña habitación en casa de mi tía, vivo con ella más no dependo de ella, es un cuarto autónomo, sin embargo no me da la suficiente confianza como tener las pertenencias de Samara, mi tía sabe a qué hora llego, a qué hora me voy, prácticamente  todo porque no tengo una salida independiente. Entonces si ella llegará a detectar algún inconveniente sé que no se va a quedar callada, y eso indudablemente se lo haría saber a mi madre. No sé qué tipo de consecuencias traería, ¡no me las quiero ni imaginar!...no le tengo miedo a la verdad, le tengo miedo a la reacción que tendría mi madre, pues está enferma de la presión y sé que una noticia de esa magnitud no sería buena para su salud. 

Algunos me van a decir…salte de su casa y vete a rentar a otro lado…créame que lo eh pensado muchas veces, inclusive lo he intentado, pero uno propone y el destino dispone, hasta este momento esa es mi realidad. Aunado a eso, los días feriados los aprovecha mi tía para salir a pasear con mis primos y primas, hay veces que salimos todos juntos, otra veces más me encargan la casa, en fin…como se los digo son cositas sencillas pero que me complican mi salida.

Era como una especie de carrera con “obstáculos” que empezaba justamente en el momento en que mi nene me citaba en “día festivo”. Eso sí, a pesar de toda las dificultades, nunca me pasó por la cabeza la idea de renunciar o cambiar la fecha de la cita. Para no estar con las prisas, ese mismo día, me anticipe y acomode mis cosas para estar lista. No sé ni cómo le hice, pero logré salir de esa casa sin que me preguntaran a donde iba, con quién cuándo, dónde…uff!!. Argumente el primer pretexto que se me vino a la mente, y que justamente por eso llegaría tarde, así sin más explicaciones y de manera tajante me fui a encontrar con mi destino.

Mi cuerpo estaba en la tierra pero mis pensamientos en las nubes, tanto así que estuve a punto de olvidar mis cosas, unos segundos más y abordo el transporte sin lo más elemental ¡Samara!... ¡qué tonta! me dije a mi misma. Me apure y enseguida fui por el ajuar de Arlenne. Cuando llegue por mis cosas, mi amiga estaba por cerrar, la verdad me dio mucha pena que por mi culpa no se pudiera marchar a su casa a cuidar a su esposo….esa es otra de las cosas por las que no me preocupo en un día común. A pesar de todo y contra todo pronóstico, ya estaba en camino para encontrarme con Fernando, este chico que me ha enculado como no tienen idea.

El camino fue más rápido de lo de costumbre, quizás porque se trataba de un día festivo, relativamente llegue en minutos. Dispuse de un rico vestido gris con rayas ¡entalladísimo!, y de ropa interior un delicioso corsette tipo “leopardo” de lentejuelas, combinado con un liguero blanco, medias blancas y tanga del mismo color. Un atuendo verdaderamente exquisito, quería que cuando Fernando me observará, despertara el instinto de ese lobo en celo, y me devorara de un solo bocado. 

Ya estaba en el punto acordado y más que lista para recibir a Fernando con las piernas abiertas, perdón quise decir con los brazos abiertos….bueno para que me hago de la boca chiquita…no lo niego lo estaba esperando con las piernas abiertas, sumamente excitada e impaciente porque llegará. Tome mi celular y le marque para avisarle que ya lo estaba esperando, sin embargo mi rostro que hace apenas unos minutos tenía una sonrisa prominente, cambió por una cara larga y de preocupación. No lo pude evitar, e inclusive no lo creí. Volví a marcar pensando que estaba llamando a un número diferente pero efectivamente me decía el mismo mensaje “el número que usted marco ha cambiado, o se encuentra fuera del área de servicio”. Sentí una angustia y un vació en el estómago, ¡Fernando no me podía hacer algo así! pensé, es todo un caballero, sé que hay una confusión, y todo tiene una explicación.

Afortunadamente pude conectarme a una red cercana para enviarle un mensaje a través de Facebook, a grandes rasgos le dije que no podía comunicarme con él y le envié mi número telefónico, ¡que por favor me marcará!. Fue como una especie de “S.O.S”, quise tranquilizarme pero los nervios se estaban empezando a apoderar de mí ser, sobretodo porque la pila del celular se estaba terminando. Quería hacer muchas cosas, pero los nervios no me dejaban, hasta que por fin….mi celular estaba sonando, sin embargo era un número distinto, pero como autómata, tome la llamada. 

Quizás en esos meses cambio su número, perdió su celular o sucedió algo indudablemente, pero el alma me regresaba al cuerpo cuando dije “bueno” y del otro lado del teléfono me contestaba mi nene…¡si era él!, para decirme que estaba a unas cuadras de mí, que no me impacientara. Esas palabras me hicieron muy feliz, la mujer más feliz del universo. Nunca dude de la llegada de mi nene, pues al igual que esta servidora, estaba ansioso de verme,  sin embargo me causo cierta incertidumbre que su número cambiara. En fin, ya no tenía importancia ese detalle, pues la larga y tediosa espera llegaba a su fin… ¡ahí estaba Fernando!, no lo podía creer, parece que apenas ayer lo deje de ver, sentí mucha emoción, euforia, excitación,  y todos esos placeres que solo experimento a su lado.
Le di un delicioso beso en la boca, y él me correspondió como la primera vez…parecía la escena de un cuento de hadas… el, era él  rey y yo su reyna en el castillo del amor. Nos dimos un tierno abrazo, y nos volvimos a besar. Las caricias expresaron lo que con palabras no podíamos decir, y no por falta de ganas…era la emoción de ese delicioso encuentro. Sus inquietas manos no se hicieron esperar, y empezaron a recorrer mi humanidad, empezó por mi rostro, hombros, bajo por mi espalda hasta llegar a mis nalgas. ¡Dios! qué sensación tan exquisita…no cabe dudad que soy mantequilla entre sus manos. 

Adoptando el mejor ángulo y de manera desafiante, me coloque de espaldas para que me abrazara al ritmo de un rico arrimón. Es verdaderamente delicioso, excitante, mis nalgas notan de manera inmediata esa exquisita protuberancia que me hará gozar en unos momentos. No lo puedo resistir, mi mirada se desvía a su entrepierna, acerco mi mano para apretar semejante dotación, que para esos momentos se encuentra muy dura. Fernando tallaba su pantalón abultado contra mis nalgas, haciéndome caer presa del deseo inmediatamente. Mi colita caliente que para esos momentos ya lubricaba, estaba más que lista para recibirlo. Envuelta en tan incitante ambiente y luego de los besos y abrazos candentes, Fernando me despojaba de mi ropa con gran asiduidad; está vez no tuvimos la oportunidad de tomar esas fotos que se han vuelto ya una tradición en nuestras citas, el deseo que nuestros cuerpos sentían era más fuerte.

Estas son las úncias fotos que pude tomar:


 

Después de quitarme mi suéter, sus deliciosas manos subieron hasta mi vestido que con su ayuda, resbalaba por mi humanidad hasta caer impetuosamente en el piso de la habitación. Nuevamente se colocó de tras de mí y empezó a besarme el cuello, su lengua traviesa sabe bien que me derrito con esos besos, recorre mi espalda y eso me pone muy caliente, sus manos llegan hasta mis pequeños pechos, y con gran destreza los empieza a amasar. No lo puedo evitar…un gemido involuntario sale de mi ser, lo que provoca aún más el deseo de mi lobo feroz. Extasiada por aquellas caricias de fuego, me dirijo al espejo del cuarto y me apoyo contra la superficie, provocativamente me inclino, ofreciéndole mis nalgas. Como les comento, no hubo tiempo de tomar fotos, pero les describo que ropa interior llevaba: opte por un delicioso baby doll tipo “leopardo” de lentejuelas, combinado con un liguero blanco, medias y tanga del mismo color. No es por presumirles pero esa diminuta tanga blanca, era como el perfecto marco de un lienzo, de una obra de arte…hablara mi ego, pero la parte de mi cuerpo que más me gusta (y creo que a ustedes también) son mis nalgas. 

De prisa, mi nene se bajó el bóxer con fuerza dejando libre ese pedazo de carne del cual lo confieso, ¡me he vuelto adicta!. Es como si su pene fuera la perfecta medida para mi culo insaciable, sabe cómo recorrerme, saben de mis puntos sensible, si…¡estoy enculada!. Estaba por pedirle a gritos que me metiera su deliciosa verga de un empujón, pero me encanta la manera en que me lleva, eleva mi calentura hasta su punto máximo. Mi nene me toma por la cintura y me dirige hacia la cama, nuevamente me empina y me despoja de mi tanga cachetera, dejando solo esa diminuta y deliciosa tanguita blanca. Sus manos inquietas, hacen a un lado la tanga y su lengua se sumerge en mis entrañas, una corriente eléctrica paso por mi cuerpo cuando siento su lengua en mi colita dilatada,  comencé a gemir, es verdaderamente placentero y delicioso sentir su lengua hurgar en mi intimidad. Mi cuerpo comenzó a sentir esos espasmos involuntarios que me provoca su lengua, me sentí elevar al cielo, comencé a mover mis caderas a rotar mi colita contra su deliciosa lengua, entre gemidos y jadeos me sentí estallar.


Detuvo los embates de su lengua para colocarse cerca de mi cara, ofreciéndome su verga erguida, no espere más y la tome con mis dos manos y como una bebe que toma su mamila comencé a mamar ese delicioso pedazo de carne, mientras él me decía – así mami, así ¡que rico!, mis manos tomaban ese rico falo y mi lengua jugueteaba con su pene, pude sentir ese sabor salado del líquido pre seminal saliendo de su glande lo que me indicaba que estaba tan excitado como yo. Se lo mame durante unos minutos y después se situó entre mis piernas, coloco el condón en su pene, tome el lubricante y se lo di para que pusiera un poco, yo hice lo mismo con mi colita, puse un poco en la entrada de mi cavidad, y un poco más dentro de la misma. Comenzó a frotarlo contra mis paredes anales de arriba abajo. Esa forma de frotar su pene contra mi culo es una sensación electrizante, me encontraba al borde de la locura, y moví mis caderas buscando su verga.

Algo pasa conmigo cuando estoy con él, pues la dama de sencillos modales se convierte en la puta de esquina deseosa de sexo y caliente por que le llenen el culo de leche. Bien se lo dije antes de la cita, ¡te voy a dejar sin una gota de leche por estos meses en que no te he visto, prepárate porque mi colita viene por un litro…o más! Me encontraba en un momento de excitación que no me importaba nada, tomo uno de sus dedos y lo metió en mi culo, sentí su dedo hurgar en mi culo, al mismo tiempo que me decía ¡tienes un culo delicioso mami!
Después de sentir esa estrechez y humedad de mi colita, ya no se detuvo… era una bestia excitada al máximo. Sentí claramente como coloco su verga en la entrada de mi culo y comenzó a empujar penetrándome suavemente, pero con firmeza, sentí como su verga siguió avanzando dentro de mi cuerpo hasta que llego a lo más profundo de mí ser… ¿la sensación?: EXQUISITA. Su verga entro en mí  con fuerza, me sentí en el paraíso al ser poseída nuevamente por mi nene, nada me hace más feliz ¡que ser su mujer! La cabalgata se volvió más intensa comenzó a sacar y a meter su verga un par de ocasiones más y en un movimiento rápido, me ensarto toda su verga hasta que sentí sus huevos chocar con mis nalgas. No hay un sonido que disfrute más  que ese “Chac, chac, chac” definitivamente me enloquece, y ni que decir de la sensación, infinitamente placentera.

Me estaba dando una cogida de antología, esos meses que estuvimos sin probar esas miles del placer, y las ganas fueron la dinamita pura para explotar en esos instantes….esos deliciosos instantes, no se los niego, al estar escribiendo esas líneas no puedo evitar mojarme, mi colita lo siente…lo disfruta. Empiezo a gemir, tan profundamente que mi nene arrecia la cabalgata, me toma de las caderas y se inserta hasta el fondo de mi ser sin piedad, yo por mi parte me empino lo más que puedo con el fin de que no quede nada afuera, si fuera posible me gustaría que se metiera con todo y huevos, lo sé… ¡soy una golosa, pero me declaro adicta al sexo anal!

Mi cuerpo era un volcán ardiente, disfrutaba tanto de ese martilleo, el sexo con Fernando definitivamente es un manjar de Dioses. ¡Que rico  culo tienes mami! –me dijo Fernando con una voz cachonda pero entre cortada de tanto cogerme-  yo le respondí “tienes un pitote muy rico, vamos sigue cogiéndome, si, ahh que rico sigue… sigue no pares de hacerlo! papi”, apenas logre decir eso porque los jadeos y gemidos no me dejaban articular palabra. Mis caderas comenzaron rotar en un vaivén loco sobre ese delicioso falo además mis paredes anales se empezaron a contraer. Esto lo noto mi nene, me dijo “ah con que si eh”…y sin piedad arremetió contra mi culo con más fuerza y rapidez. Me estuvo cogiendo sin descanso, sin prisas, yo me empine lo más que pude para que entrara con todo, no quería que se desperdiciara ningún centímetro de ese rico pene, me lo estaba comiendo todo, ¡absolutamente todo!, no iba a perder la oportunidad de tener a mi nene y no aprovecharlo.  De pronto empecé a notar los jadeos de mi nene con más fervor,  sus gemidos me indicaron que estaba a punto de darme su leche.

Contraje mis paredes anales lo más que pude, esto con el fin de sacarle hasta la última gota de leche, me tomo de la cintura y me jalo hacia él. Comencé  a gemir al sentir ese taladro llegando a mis entrañas, ¡si papito así, dámelo rico…ahh! no pares ¡sí!, creo que mis gemidos y apretones lograron su objetivo pues inmediatamente termino la cabalgata, y me apretó contra él, como si quisiera meterse en mi ser, como si quisiera fundirse en mí. Con mis manos le tome su cabeza mientras le acariciaba el cabello, mi culo explotaba en un orgasmo colosal producto de esa deliciosa embestida. 

Quede desfallecida, agitada, sudorosa, pero muy feliz, de haber sido su mujer una vez más. Al momento de incorporarse pude notar un condón que estaba a punto de reventar, poco le falto para estallar de lo lleno que estaba. No sé cuántos días tenía mi nene de no coger, pero la verdad es que si llego con mucha energía me lo demostró con esa deliciosa cabalgata. Se fue al baño a limpiarse y yo hice lo propio también. Con un pequeño brindis (el con cerveza y yo con agua) platicamos un rato sobre lo que nos aconteció estos meses que estuvimos lejos uno del otro. Me la paso tan a gusto, tan bien a su lado que quisiera que las horas se fueran más lento cuando estoy con él. No solo es el magnífico sexo que tengo con Fernando (por algo me tiene enculada, ¡SI ENCULADA!) es esa convivencia, esos pequeños momentos en que me comparte un poco de su vida, y yo de la mía, es ese tiempo tan preciado que atesoro con mucho cariño en una parte especial de mi ser.

La charla se prolongó por varios minutos…me encanta ver su rostro, acariciar sus manos varoniles, mirar su cuerpo…no sé qué tiene pero me embruja. El solo sentir su mirada me hace sentir deseada, la chica travesti más feliz. Ya un poco repuestos, las cenizas se empezaron a avivar, entre besos, caricias e insinuaciones pícaras, nuestros cuerpos empiezan a sentir esa necesidad que solo el sexo puede calmar. Su rica lengua empieza a recorrer mi cuelo, me besa la boca; estoy impaciente por sentirlo de nuevo, pero dejo que me lleve por los senderos del amor, así despacio, rico…muy rico. Me toma de los hombros y me coloca frente al espejo. Pone otro condón en su delicioso pene, yo tomo un poco de lubricante y lo coloco en la entrada de mi ano, esto con el fin de que resbale sin problemas y se vaya hasta el fondo de mí ser. Sin dudarlo, se coloca detrás de mí, y tomándome de los hombros me ensarta deliciosamente. Es difícil describir con palabras esa sensación tan agradable, es como si una fuerte droga recorriera  mis venas; al instante mi ano empiezan a sentir el rigor de su pene 

Mientras, el me seguía acariciando y diciendo al oído cositas ricas, palabras soeces que me excitaban todavía más. “Me encanta como me aprietas mamita, estás tan estrecha que es imposible no darte toda mi leche” –me decía mi nene mientras me montaba con asiduidad-. Me encanta ver esa escena en el espejo, no hace falta ver una película tres equis, ni estar esperando a que la calentura llegue por sí sola, nuestro fuego es único y se aviva al estar uno frente al otro. Puedo sentir esa verga engordecer cuando está en mis entrañas, es como si tuviera una especie de imán porque mi colita no se quiere separar de él. Al contraer mis paredes anales, logro aumentar su placer, y por su puesto el mío, me encanta sentir sus huevos chocando y rebotando contra mis redondas nalgas, cada embestida empujaba con más fuerza, ensartando su verga sin el menor problema. Mis caderas se acostumbraron rápidamente a ese delicioso vaivén, estire mi mano y tome la suya, la apreté fuertemente y lo mire libidinosamente; “me encanta tu camote papito, dame más…mucho más” le dije con la voz entre cortada. El sudor resbalaba por nuestros cuerpos, escurría, mis gemidos alentaban a mi nene para darme su verga con mayor rapidez. Como poseídos por el sexo, estábamos cogiendo sin parar, solo de vez en vez volteábamos al espejo para mirar esa deliciosa escena tan pasional, digna de una película pornográfica. Sentí que su verga se hinchaba una vez más, quizás mi nene se quería venir deliciosamente, pero no, comenzó a empujar con más fuerza, sus gemidos me derretían, sus caricias me hacían perder la razón, y su pene…¡oh Dios su delicioso pene me estimula….mmm magnifico.

¿Quieren saber que pasó después?...¿cómo terminamos esa noche el reencuentro?, pues no dejen de leer la segunda parte de este delicioso relato que de solo describirlo, hizo que se me mojara mi colita, que tengan deliciosos orgasmos.

2 comentarios:

  1. eres una zorriya picarona te quiero mucho y escribeme no me tengas descuidada..comadre....

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  2. Muy excitante tu relato de reencuentro y que sexy rica lucias

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