El ritmo de mi ser, hacia que mi corazón palpitara con pasión
recordando aquellas escenas tan candentes que me hechizaban cada vez que
poseían mi mente. Mi cuerpo dependía más y más de su boca, de sus manos…de sus
caricias incansables. La divina magia de una tarde y la maravilla de la inspiración
de nuestros cuerpos, dieron como resultado la perfecta droga para mi cuerpo;
esos instantes, aquellos instantes que se me resbalaban de las manos como agua,
¡es inevitable!, el tiempo… ¡no se puede detener!
La vida seguía, tenía que seguir...hace poco menos de un mes que
nuestros cuerpos se rendían ante esa cita tan exquisita, ¡y yo quería más!.
Transcurría el fin de año y era obvio que nos veríamos para despedir y festejar
muy a nuestra manera y al calor de nuestros cuerpos, ese dos mil quince que
estaba por concluir. La cita nocturna fue todo un éxito, y el plan era
esencialmente ese, vernos nuevamente por la tarde-noche. Muchos chicos me
preguntan que por qué no los veo más tarde, o en la noche, y sencillamente es
porque tendría que ir hasta casa de la abuela a cambiarme a dejar la
“misteriosa mochila”, pues por obvias razones no la puedo llevar a mi casa o el
trabajo. Pero contando con el apoyo incondicional de mi nene, esto se vuelve
más fácil, no importa que tan tarde sea; él, siempre está dispuesto a llevarme,
sin pretextar absolutamente nada. Obviamente esto fue gracias a la confianza
mutua, al consenso en tiempo y lugar y a todos esos detalles que me vuelven
loca. No acostumbro a abordar cualquier vehículo, pero con mi nene todo,
absolutamente todo es distinto, me da la confianza de eso y mucho más, con el
no solo me siento bien, me siento segura.
Ese diciembre, mi nene se encontraba todavía en tierras extranjeras ganándose el pan de cada
día con el proyecto laboral que tiene encomendado, y yo mientras tanto que les
puedo decir…de compradora compulsiva, lo mismo a través de internet que en
aparadores del centro de la Ciudad de México gastando parte del merecido
aguinaldo que apenas hace unos días nos acababa de entregar la empresa a la que
presto mis servicios. Mi idea era darle una sorpresa a mi nene, comprar algo
diferente de los colores convencionales, ya tengo negro, rojo, blanco, (pensé)
lo ideal era comprar algo que me hiciera lucir perfectamente encamable, y que
mejor si era un color distinto de los que tengo en mi haber.
Mis pasos me llevaron hasta un aparador que exhibía un vestido
precioso, entallado de color rosa. Hasta ese momento no tenía entre mis cosas
algo de ese tono y me anime a adquirirlo. Era “strech” muy parecido a la licra,
enseguida me lo imagine puesto y ¡mejor aún!....modelándolo para Fernando. En
cuanto tuve oportunidad me lo puse, me vi en el espejo y el resultado fue
exactamente como lo esperaba… ¡magnificó! Pero no era suficiente para esta
compradora compulsiva y, decidí complementarlo con una deliciosa lencería del
mismo color. A través de mercado libre he adquirido el 40% de las cosas que
actualmente poseo, en unos clicks te evitas la mirada extraña de vendedores y
vendedoras que te ven como “bicho raro” sobre todo cuando compras lencería o
ropa de mujer, de verdad que sigo sin entender, ¿venden o juzgan?; ganan más
dinero con esa miradas morbosas y pre-juzgando a sus clientes…¿prefieren inhibir
la compra de un buen cliente por su estúpida doble moral? en fin, son
comportamientos de esta sociedad “moderna” que me resultan inexplicables.
Continuando con el relato, les platico…logre conseguir un precioso
baby doll de color rosa que incluía unas medias bonitas, pero compré otras que
contrastarían mucho mejor con el atuendo, y sobre todo con este cuerpecito
seductor que muchos sueñan con poseer. Se trataba de unas medias sexys con
listón rosa atrás, estuve pensando en adquirir unas zapatillas del mismo color,
pero la verdad es que tengo muy poco espacio para mis cosas, aparte se rumoraba
que en la empresa el mes de Enero sería un mes complicado y difícil (económicamente
hablando) y para ahorrar un poco preferí combinarlas con mis zapatillas transparentes
que contrastan perfectamente con cualquier color, además tenía rato sin
lucirlas.
Y así quedó conformado mi ajuar que cubriría y combinaría con mi
cuerpo sensual. Ya solo estaba en espera del mensaje de mi nene, para volvernos
a encontrar antes de que finalizara el año. A lo largo del mes estuvimos
intercambiando diversos mensajitos que elevaban nuestra temperatura; hasta que cierto
día leía lo que esperaba con ansiedad…¡Fernando me proponía nuevamente un
encuentro de pasión!. Las maripositas me revolotearon en mi pancita, me sentí
como la clásica colegiala de secundaria que
esperaba ansiosamente el receso para verse con su novio. No me había
sentido tan ilusionada desde hace tiempo, con esta energía tan positiva de la
que me lleno cuando sé que mi nene estará nuevamente dentro de mí, inyectándome
todo su amor. Ya tenía el plan perfecto, ya solo había algunos detallitos que
fuimos platicando y ajustando días subsecuentes. Solicite un permiso especial
para salir unas horas antes de concluir con mi jornada laboral, mi entonces
jefa me autorizo sin interrogarme, no soy la típica trabajadora que solicita
permisos por cualquier cosa, tampoco me distingo por faltar o ausentarme sin
motivos; así que sin chistar me dijo “toma el resto de la tarde para resolver
tus asuntos”.
Es raro que los viernes no haya tráfico, de hecho ya estaba
mentalizando una larga fila de autos en la carretera, y sí; efectivamente no
era la excepción, el tránsito de la carretera estaba muy pesado. Quise dormir
una siesta para matar un poco el tiempo que se vuelve aburrido viendo la carretera convertirse en un enorme
estacionamiento, aunado al intenso sol. Cerré los ojos y me concentre en la
cita, la idealice y no pude evitar mojarme. Es algo que constantemente me
sucede previo al encuentro, es tanta mi excitación, ¡que mi cuerpo reacciona!
No sé cuántos minutos más pasaron, el sol terminó por hacerme
ceder, y dormí…Desperté, ya faltaba poco para llegar, el camino se me hizo
eterno. Afortunadamente siempre tomo mis previsiones y salgo con suficiente
tiempo, por lo que estos inconvenientes no me representan problema. Al llegar tome
una ducha para que mi nene recibiera un cuerpo fresco, jovial y caliente, hasta
se me olvido lo pesado del tráfico cuando esa deliciosa agua recorría cada
parte de mi cuerpo, al salir estaba completamente relajada, pero con el deseo a
flor de piel. Me dispuse a ataviar mi cuerpo con esa lencería rosa que despertaría
los más íntimos deseos de mi nene. Me puse la lencería pero a decir verdad no
me gusto, estoy muy acostumbrada a que los baby dolls traigan las famosas
“varillas” en los costados y las copas, y este sencillamente no las traía; y es
que no solo me gustan por su comodidad, también porque delinean perfectamente
mi cuerpo. No llevaba lencería extra así que tuve que echar mano de lo que
tenía y seguir con esa misma energía para recibir a mi corazón, pues él no
tenía la culpa de mi mala elección.
Le marque para decirle que ya estaba más que lista para darle
rienda suelta a nuestros deseos y hacer realidad aquellas fantasías reprimidas.
Me dijo que estaba próximo a llegar, que en unos minutos estaría cubriendo de
besos toda mi humanidad. No fue fácil disimular esas ganas y esconder el deseo,
la verdad es que soy una chica muy caliente, me confieso adicta al sexo…¡al
sexo anal!. El sexo no solo es la culminación del deseo, para mi representa la
consumación de una relación feliz, de todas esas fantasías y de las horas que
pasan lentamente para volver a verlo. El solo ver sus ojos, me dejan ver ese
mundo en el que me gusta perderme, así lentamente una y otra vez, ese mundo en
el que Arlenne se realiza como mujer, y puede sentirse más libre que en ningún
lugar del universo.
Sonó mi teléfono una vez más, y para mi sorpresa se trataba ¡de
mi nene!, ¡mi corazón! estaba a unos cuantos metros de donde me encontraba y
plácidamente lo recibí. Con un delicioso y candente beso en los labios, me
prendí de él como un imán, sus ricas manos se deslizaron suavemente por mis
caderas hasta apretarlas. La sensación fue magnifica, sentí desmallarme en sus
brazos varoniles y calientes. La temperatura de mi cuerpo fue subiendo
súbitamente, estaba desesperada por volver a disfrutar de su ser, los abrazos y
toda clase de mimos no se hicieron esperar. En realidad, nuestra imaginación
había trabajado a lo largo del tiempo para poder disfrutar hasta el éxtasis.
Su mirada inmediatamente me embrujo, es un placer observar esos
ojos expresivos que se clavan profundamente en mi figura, esos ojos que me
erizan la piel y me hacen ceder. Brindamos con vodka, esa deliciosa bebida a la
cual me ha hecho adicta; claro, no tanto como su grata compañía. Esos momentos,
esos deliciosos momentos, ¡que daría por poder revivirlos!. Ese brindis, dio
paso a una deliciosa sesión de besos y caricias candentes; sencillamente me
deje llevar, ya no importaba la distancia, ni el tiempo, nos aislamos del mundo
y el amor nos aguardaba pacientemente en la cama. Comencé a besarlo, primero
muy suave, para luego hundir mi lengua dentro de su boca y moverla por el
paladar y lengua.
Como en cada cita, no puede faltar la ya tradicional sesión de
fotos, me dirigí hacia la mesita para que el lente de su cámara hiciera blanco
en mi humanidad. Tras varias poses sugerentes, modele el conjuntito que tenía
listo para mi nene.
Cada movimiento, cada gesto lo excitaba y le hacía saber que estaba ansiosa por
sentirlo dentro de mí.
No pudimos más y una lluvia de caricias invadió nuestros
cuerpos, sus besos me erizaban la piel, esa deliciosa sensación tan refrescante
y placentera de su lengua traviesa recorriendo los rincones de mi ser. La
espera terminaba, y aquellas escenas que eran un sueño en mi mente, por fin se
harían realidad. Sus deliciosas manos me despojaban de mi ropa, primero cayo mi
saco y poco a poco mi vestido que resbalaba por mi cuerpo. Nos desvestimos
invadidos por la lujuria, cerré mis ojos para disfrutar de tan inmenso placer.
¡Cuántos sueños se disfrutan en la juventud que nunca llegan a
materializarse!, por eso que en cada cita me entrego como si fuera la primera y
única, pues esas oportunidades que nos regala la vida se deben disfrutar con
todos los sentidos, sin prisas ni inhibiciones. La atracción por su cuerpo es
tan poderosa que me hace renunciar a la razón, resultaba por lo visto, una
aventura deliciosa y audaz, por la que bien vale la pena apostar todo.
Fernando me hace sentir una mujer deseada, su manera libidinosa
de mirarme y las palabras soeces que me dice terminan por despertar a la hembra
en celo que habita en mi interior. Él es el maestro, yo su alumna; él ordenaba,
yo obedecía. Desde el primer momento entendió que en el amor no existen los
territorios inexpugnables ni vedados. Por si fuera poco, Fernando me inclino
para abrir mi culo y hundir su rica lengua…sus dedos separan mis nalgas y su
lengua se sumerge cada vez más en mi ser, cierro los ojos y empiezo a gemir, es
inevitable. “Ahh si papi, así corazón no pares, sigue por favor” –dije- seguido
de un prolongado suspiro que delataba mi deseo. Me cambio de posición para que
su lengua se inmiscuyera todavía más, acepté cumplir todas las instrucciones
que me daba para alcanzar el máximo placer. Me fascinó, me excitó, al extremo
de que mi cuerpo empezó a reaccionar, sin importar que ésta fuera un gemido
sugerente y provocador, que lo hacía seguir con más ahínco. Poco me falto para
exigirle que me penetrara sin piedad, sentir tu deliciosa lengua húmeda hasta
lo más profundo. ... definitivamente me pone muy cachonda, no saben el placer
que experimento cada que me comen el culo de semejante manera, hasta llegar a
arrebatos desconocidos.
Fernando había preparado perfectamente el camino del amor, mi
culo estaba húmedo, caliente y preparado para recibir las más feroces
estocadas. Me empine para provocarlo aún más, si él estaba ansioso por hacerme
suya, yo estaba desesperada. Mientras mi nene colocaba el globito en su delicioso falo, yo me aplicaba
un poco de lubricante que a decir verdad, ya no hacía falta pues mi culo estaba
a punto de turrón. Me coloque en la clásica postura de perrito, y con el
mensaje implícito lo invite a montarme. Tomo mis caderas con asiduidad, puso la
punta de su pene en la entrada de mi ano, mi culito le daba la bienvenida con
esas deliciosas contracciones que vuelven loco a mi nene… ¡uff que rico!
–exclame- al sentirlo dentro de mí. La cadencia de su movimiento me deleitaba,
me derretía, esa deliciosa cabalgata suave y sensual que poco a poco va
subiendo de tono, las contracciones de
mi ano incitan a Fernando a seguir dándome ahora sin piedad. De repente escucho
ese sonido que me vuelve loca…¡sí!” es el “chac, chac, chac” de sus huevos
chocando con mis caderas. Me encanta sentir sus huevos peludos chocando y
rebotando contra mis nalgas, es fascinante lo que ven mis ojos en el espejo, a
ritmo de ese movimiento enfurecido que enloquece mi alma.
Un suspiro emana de mi cuerpo, no lo puedo evitar y empiezo a
gemir, Fernando se levanta para cambiar
de postura, ahora me vuelvo boca arriba; él me toma de las piernas y las abre
abruptamente colocando la punta de su pene en la entrada mi culo húmedo y caliente, tomo
su deliciosa verga y comenzó a
friccionarla contra la entrada de mi ano de arriba a
abajo, ya no pude esperar más y le dije ¡por favor ya no aguanto, quiero sentirte dentro de mí,
mira como tienes a mi colita!... entonces metió lentamente la cabeza
en mi húmeda y caliente
colita, esta vez entro fácilmente
por lo lubricada que estaba y comenzó
a penetrarme.
Primero lentamente y luego más fuerte, en ese momento Fernando se deslizaba rápidamente
dentro de mí, los gemidos no se
hicieron esperar e invadieron hasta el
último rincón de la suite, me detuve y me
coloque al borde de la cama para sentirlo con más fuerza. Pude sentir toda su
virilidad en esa postura, cabalgándome
desenfrenadamente y gimiendo
profundamente, Fernando taladraba mis paredes anales, mientras sudaba
extasiado, me encanta esa postura porque puedo apreciar el rostro del amor,
esos rictus y gestos de placer que me faltan adjetivos para describir.
Se inclinó y me tomo de los hombros, y con bastante fuerza, se
clavó hasta arrancarme un involuntario gemido. Mis quejidos lo alentaban a
seguirme dando duro y sin piedad, sin detenerse casi podía sentir como
traspasaba mi culo con ese frenético mete y saca, mete y saca que no parecía
tener fin. Cuando sentí que estaba cerca de acabar dentro de mí culo aumenté el
ritmo de mis contracciones, apretando su pene con fuerza, un delicioso
“ahhh….que rico” me indicaba que mi colita una vez más cumplía con su cometido.
Me encanta que Fernando se quede unos minutos más dentro de mí después de
terminar, sencillamente es delicioso disfrutar de sus gestos, de sus caricias,
de su cuerpo.
Poco a poco fuimos recuperando nuestras respiraciones, abrazados
nos besamos una vez más y entre caricias tiernas y provocativas caímos
rendidos. Ese intercambio carnal me dejaba completamente satisfecha. Fernando
se incorporó y fue al baño a asearse, mientras tanto mi cuerpo exhalaba un respiro profundo de aquella cabalgata salvaje
pero deliciosa. El momento que precedió a ese encuentro sencillamente fue
magnifico. Tomamos un breve descanso para que me compartiera parte de sus
vivencias en aquel país sudamericano, observe varias de sus fotos y vídeos, me
encanta su compañía porque no solo tenemos un entendimiento sexual y corporal,
esto va más allá. Por mi parte también le compartí cosas de mi vida diaria,
tanto del trabajo como de mi casa, ese pequeño descanso definitivamente fue
reconfortante; fue como la cerecita del pastel, creo que ambos ya merecíamos un
momento así. La noche era larga, no me preocupe terminar tarde pues mi nene me
dijo que me llevaría a casa de la abuela.
La pasión se hizo presente una vez más, y al calor de los besos revivieron
esas cenizas que aún ardían. Fernando se dirigió a mí, a la hembra sedienta de
sexo, su mirada lujuriosa me confesaba que deseaba vivir otro momento igual que
el de hace unos instantes. Bastaba verlo para comprobar la atracción feroz que
sentía por mi culo, la dulzura y la ternura con la brutalidad que encarnan la
mayoría de los hombres. Hice a un lado mi tanga para exhibirme ante su mirada
de fuego, para que él se regocijara con mis
carnes e hiciera lo que le viniera en gana con ellas.
Nos acomodamos en esa pequeña silla de la habitación, yo de
espaldas separando las piernas para que el me pudiera coger. La silla era un
poco dura por lo que echamos mano de las almohadas de la cama para ayudar en la
tarea. Fernando me tomo de los hombros y con sagacidad me enterró su miembro
profundamente, esta vez sin piedad y llegando hasta lo más recóndito de mis
entrañas. Me besaba la espalda y los hombros mientras yo me retorcía al
contacto de sus labios húmedos con mi piel.
Fernando me montaba deliciosamente, pude sentir toda la potencia
de un hombre devorando a su hembra. Yo le hacía pequeñas caricias, volteaba
para que observara mi cara de placer, gemía, pedía más…más… ¡que rico!. Fernando
me acariciaba, los brazos, hombros, cuello, mi cabellera hasta dar con mis pequeños pechos por cierto, pero plenos,
desafiantes y elocuentes. Por la misma postura en la que estábamos me fue
imposible devolverle en la misma cantidad los besos, arrumacos y los mimos,
solo lo veía a través del espejo y cuando me volteaba mirándolo a la cara para
que observara como me tenía embelesada, ¡enculada! .. ¡Qué gran maravilla sentirme
su mujer y tener la capacidad de despertar
esos instintos en un hombre!, ¡qué hermosa
la magia de la vida!, ¿no?
Fernando me dejaba caer abruptamente todo el peso de su cuerpo
en cada embestida, lo que impregnaba una sensación de placer extremo. No paraba
de jugar ni sorprenderme. La cabalgata subía de intensidad, mi colita estaba completamente
mojada, extasiada, mi cuerpo sudoroso
clamaba por más y más.
Mi nene me me tomo de la cintura apretándome hacia su cuerpo, e
impregno más tesón en su ritmo. Nos cambiamos a la cama para terminar esta obra
de arte, con las piernas, con los brazos, con el aliento, con la mirada y con nuestros
cuerpos hasta fundirnos en un solo ser. Fue delicioso sentir ese vaivén que
anunciaba la eyaculación de mi nene y con ello el orgasmo delicioso. Nos
sujetamos de lñas manos, sudamos, nos apretamos, como si fuera el último
suspiro, para descansar el sueño de los justos. Cuando Fernando empezó a
recuperar la respiración, me confesaba que quería hacerme suya de nuevo, pero
el ritmo de este encuentro hizo que en dos cabalgatas me terminará toda su
leche. Y es que se lo dije bien claro, trae leche suficiente porque estoy dispuesta
a ordeñarte hasta la última gota. Esas caricias todavía cimbran mi humanidad
como si fueran de ayer...como si se quisieran quedar como tinta indeleble en mi
cuerpo, ¡como un tatuaje! recordarlo es como invocar al pecado.
La celebración terminó antes de lo previsto, pero no el deseo.
Fernando se ofreció a llevarme hasta casa de la abuela, sin embargo al observar
el reloj, me percate que aún había transporte para llegar a mi destino, por lo
que le comente a Fer que no se preocupara, que todavía podía llegar sin contratiempos.
Yo hubiera querido estar con él toda la madrugada en aquella habitación de
hotel, el solo hecho de mencionarlo ¡me hace suspirar!...me hubiera encantado despertar
a su lado con el sol como testigo, abrazados, ¡besándonos! y claro, haciendo el
tradicional “mañanero, sin embargo algo me decía que le sería imposible, por lo
que ni siquiera se lo insinué. Fernando se arreglaba para despedirse, no sin
antes agradecer a la vida misma por haber cruzado nuestros caminos, nos miramos
a los ojos y prometimos muchas cosas.
Fernando me abrazo, bajó las manos y me tomo por las nalgas, como
hubiera querido que ese instante durara horas, pero el tiempo es así no
distingue ni perdona a nadie, se lleva todo lo que hay a su paso,
inexorablemente. Me dijo que en enero tal vez sería difícil otro encuentro pues
su trabajo le demandaría más tiempo del que había pensado. Le dije que no se
preocupara pues por mi parte también sería casi imposible vernos, pero que
seguiríamos en contacto. Nos deseamos una feliz navidad con un tierno y cálido
abrazo, y me dijo que este no era un adiós, sino un hasta luego. Antes de despedirse Fer me regalo un pequeño detalle, que si bien es humilde y sencillo, me lo obsequio con mucho cariño, se trata de este hermoso llavero que me trajo de tierras lejanas, les comparto la imágen.
Fernando salió y con él una pequeña parte que Samara le dio cuando nos conocimos. Tome mis cosas y me apresure antes de que se hiciera tarde. Llegue a la casa de la abuela, me cambie y tome una ducha. Le marque a Fernando para saber cómo había llegado y me dijo que bien, por lo que ya sin ese pendiente me dispuse a dormir.
Fernando salió y con él una pequeña parte que Samara le dio cuando nos conocimos. Tome mis cosas y me apresure antes de que se hiciera tarde. Llegue a la casa de la abuela, me cambie y tome una ducha. Le marque a Fernando para saber cómo había llegado y me dijo que bien, por lo que ya sin ese pendiente me dispuse a dormir.
El tiempo pasó y llegó el mes de Enero, muchos cambios drásticos
en el trabajo, lamentablemente la empresa para la que trabajo, perdió un jugoso
contrato de prestación de servicios, y digo lamentable porque varios de mis
compañeros a raíz de esa decisión, perdieron su trabajo. Yo estaba en la
tablita, pues cada semana corrían y corrían gente, me toco hacer las tareas
inclusive hasta de tres personas, por el pago de una, de repente me daban gratificaciones
pero a decir verdad el trabajo fue agotador, extenuante, casi de sol a sol,
tuve un horario de nueve de la mañana a nueve o diez de la noche de lunes a
viernes, trabajando inclusive los sábados, no el en mismo horario pero ese
ritmo de trabajo me hacía terminar rendida.
Me daba mis mañas para escribirle a Fer y saber cómo estaba,
hubo una ocasión en que me llamó pero, no pude atender la llamada. Desde ese
momento sentí que todo fue diferente. El mes de Enero así como llegó se fue,
¡devolada!, Fernando dejo de escribirme con la misma frecuencia que lo hacía
antes de ese pequeño incidente. Cada vez me daba más y más largas para una cita
argumentando que “su trabajo” era muy demandante y que no estaba en México. Precisamente
por eso el trece de Febrero decidí contratar al sexo servidor mulato del que
les hable en un relato anterior. Ya estaba algo cansada de sus pretextos; a él
le consta que soy una chica sumamente accesible, que me adapte a sus horarios y
necesidades, claro nadie me obligo pero cuando algo se quiere, se arriesga
todo, y yo se lo demostré. Terminó el mes de Febrero y de mi nene ni sus luces.
El mes de marzo comenzó y pensé que reconsideraría su postura pero me
equivoque. Dejó de escribirme, de conectarse, inclusive en su cumpleaños le escribí
a su muro de facebook para felicitarlo ¡y ni siquiera lo leyó!; sus mensajes dejaron de ser una
sorpresa para mí, antes me conectaba emocionada de leer algo de lo que me escribía,
pero poco a poco me fue acostumbrando a la soledad y a la frialdad de su
indiferencia.
Estamos en un pequeño "stand by" que el mismo me solicito, según lo que me dice a principios de Mayo se podría dar un reencuentro y de momento no me queda más remedio que esperar a que el tiempo haga lo suyo, soy muy paciente y comprensiva, solo espero que si ese encuentro se da, me lo recompense dandome una cogida marca Diablo que mucha falta me hace, que
tengan ricos orgasmos, hasta el siguiente post.
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